Cap.

 1      1|         descreídos no son más que cuatro pillos, que no tienen sobre
 2      1|         latina, grande, fría, con cuatro bóvedas altas. A lo largo
 3      1|     señoras y dos caballeros. Los cuatro tenían la cabeza echada
 4      1|       todo el día, pero de tres a cuatro y media siempre le tenían
 5      1|   marearle con una o dos miradas. Cuatro años hacía que no perdía
 6      1|           de la estación, pero de cuatro o cinco onzas -su precio
 7      2|          procesión de desagravios cuatro borrachos le habían dado
 8      2|          Arcipreste profanaba los cuatro lados de la cruz latina,
 9      2|           en el diecisiete. Tenía cuatro altares en el centro; las
10      3|        según sus vagos recuerdos, cuatro años. Veintitrés habían
11      4|  educación de aquella señorita de cuatro años exigía cuidados muy
12      4|          soñar todo eso desde los cuatro años. En el momento de perder
13      5|         azufre.~ ~ Un día, tres o cuatro después de enterrado su
14      5|      cabezas en la pared y tres o cuatro en el techo, y se diría
15      6|   vestíbulo se encontraban tres o cuatro pasillos convertidos en
16      6|           de los estuches.~ ~ Hay cuatro mesas en sendas esquinas
17      6|     repartir las cartas, y juegan cuatro, es la gallina de los huevos
18      6|        siempre en broma. Aquellos cuatro amigos, ligados por el seis
19      7|         Marquesito, Mesía y otros cuatro; que sí Foja, Joaquinito
20      8|           ciento dos..., tres..., cuatro... -y seguía marcando el
21      8|         convendría retirar tres o cuatro metros la catedral. Y él
22     10|         vez!~ ~ Siguió; dio tres, cuatro pasos más sin resolverse
23     11|              El cual paseó tres o cuatro minutos entre los libros
24     11|          que ha aprendido a decir cuatro palabras de consuelo a los
25     11|          los pecadores débiles, y cuatro palabras de terror a los
26     12|       aquel hogar honrado. Tenían cuatro hijas los Carraspique; todas
27     12|          a ningún padre que tenga cuatro hijas como cuatro soles,
28     12|           tenga cuatro hijas como cuatro soles, que las haga monjas
29     12|   desgracia de aquella casa.~ ~ -¡Cuatro hijas y dos ya monjas! Esto
30     12|          de Fortunato la ocupaban cuatro grandes cuidados: el culto
31     12|       tarde al paseo, daba tres o cuatro vueltas, y cuando ya se
32     13|        huerta y al patio mediante cuatro grandes ventanas rasgadas
33     13|           no una vez, sino tres o cuatro, dándole a entender claramente,
34     13|         de mala facha, tirado por cuatro caballos; era el que servía
35     14| vetustense; por invierno de dos a cuatro o cinco de la tarde, y en
36     14|   confesión de dos horas o tres o cuatro. «¡Sabría Dios cuántas serían
37     14|           golpes lentos; primero, cuatro agudos, después, otros graves,
38     14|           dos caballos y otro con cuatro con cascabeles... hace poco...~ ~ -
39     14|        oscuridad lejana; después, cuatro... Eran ellos, los dos coches...
40     15|           Paula llegar a la aldea cuatro hombres que conducían a
41     15|           adelantó; estudiaba por cuatro y trabajaba en los quehaceres
42     15|          una mina había levantado cuatro tablas para instalar una
43     15|      dormido como Teresa ahora, a cuatro pasos del Magistral.~ ~
44     16|     amores desgraciados; y tres o cuatro vejetes verdes del partido
45     16|         deploraba no haber nacido cuatro o cinco siglos antes... «
46     17|      nunca, pero tenía abonadas a cuatro sobrinas, tampoco les había
47     18|         busca de los otros, y los cuatro juntos se presentaron de
48     18|        con chal y sombrero; y los cuatro habían salido por la puerta
49     18|           vio encerrado entre las cuatro tablas de su confesonario,
50     19|          venido en el tren de las cuatro y media.~ ~ -Ya lo ves,
51     19|          disponía a narrar tres o cuatro adivinaciones suyas.~ ~ -
52     19|          meta aquí la pata...!~ ~ Cuatro días después, don Robustiano
53     20|           renta vivía con mujer y cuatro hijas casaderas.~ ~ Comía
54     20|          den todas.~ ~ Su mujer y cuatro hijas pensaban de muy distinta
55     20|      esperaban su amante esposa y cuatro hijas que le adoraban.~ ~
56     20|           de madera sostenida por cuatro pies de piedra, como las
57     21|   murmuración en el Casino, entre cuatro o cinco socios aburridos,
58     22|      polvo, las había vendido por cuatro cuartos a un comerciante
59     22|      actual sólo recordaba tres o cuatro entierros así.~ ~ El duelo
60     26|           Y yo, que tengo mujer y cuatro hijas!»~ ~ Se hizo misántropo.
61     26|          A bien morir».~ ~ De las cuatro hijas de don Pompeyo dos
62     28|           Chinto está allí, a los cuatro pasos... En casa de Chinto
63     28|          a la Regenta cada tres o cuatro días. A veces Ana y Quintanar,
64     28|    después de comer, a eso de las cuatro de la tarde, salían a la
65     28|     general; todos los que tenían cuatro cuartos, y muchos que no
66     29|        levantó, apuntó, disparó y cuatro tordos de agua cayeron heridos
67     29|        disparaba él uno solo y... cuatro... Sí, cuatro, allí estaban,
68     29|           solo y... cuatro... Sí, cuatro, allí estaban, sangrando
69     29|     sintió su pena con intensidad cuatro veces mayor. Todo lo veía
70     30|      negaba a sí mismo... Y a las cuatro no pudo resistir ya el frío
71     30|       pobre viuda encerrada entre cuatro paredes.~ ~ Obdulia Fandiño,
72     30|         por supuesto, cobrar esos cuatro cuartos no es vergonzoso...,
73     30|           idea inmóvil, eterna... Cuatro o cinco bultos negros llenaban
74     30|           iba quedando despejada. Cuatro o cinco bultos negros, todos
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