Cap.

 1      1|      partes, en un gran centro, en Madrid, en París, en Roma; pero
 2      1|            el hotel de la Paix, en Madrid, tabique en medio! Las miradas
 3      2|       atrás, había visto bailar en Madrid, con ocasión de cierto viaje
 4      2|            años Obdulita servía en Madrid a su prima Tarsila Fandiño,
 5      2|      Obdulia, ni de su prima la de Madrid, su modelo; se hablaba del
 6      3|         apareció el Teatro Real de Madrid y vio a don Álvaro Mesía,
 7      4|      Camila y Ana se trasladaron a Madrid y allí vivían parte del
 8      4|       muchacha se aburría mucho en Madrid. Mientras a su imaginación
 9      4|        frecuentaban. La pobreza en Madrid tiene que ser o resignada
10      4|          prevenida. Recordó que en Madrid dos estudiantes le habían
11      5|          la inocencia; creo que en Madrid tiene así los amantes -juntando
12      5|       tronado, que había vivido en Madrid mantenido por una poetisa
13      5|    orgullos paralelos.~ ~ Se fue a Madrid Mesía, a cepillar un poco
14      5|           tías por la carretera de Madrid. Encontraron el coche. Álvaro
15      5|           de Ana en cuanto llegó a Madrid.~ ~ -«¡Oh!, el convento,
16      5|     invierno, o en la carretera de Madrid, orlada de altos álamos
17      6|            siempre que un papel de Madrid decía «Lo de Vestusta» era
18      6|         costumbre de trasnochar en Madrid, otros elegantes y calaveras
19      6|       todos los actores cómicos de Madrid, donde acababa de licenciarse
20      6|         adquirida positivamente en Madrid, y muy a su costa.~ ~ -Quiero
21      6|        duda que los chicos sólo en Madrid se despabilaban. Caro cuesta,
22      6|          lo que acaso fuera. Si en Madrid era uno de tantos, en Vetusta
23      7|         Ronzal encargaba la ropa a Madrid; por cada traje le pedían
24      7|           Mesía iba muchas veces a Madrid y al extranjero. Aunque
25      7|            venía en las camisas de Madrid, atraía los ojos del diputado
26      7|           la entendía su sastre de Madrid, que le tomaba en serio,
27      7|       barras. En París, y hasta en Madrid, se ama a las señoras casadas
28      7|            señora del personaje de Madrid era de las que exigían años.
29      8|          habían casado y vivían en Madrid; Emma, la segunda, había
30      8|             que había aprendido en Madrid de su prima Tarsila a premiar
31      8|        habían aprendido los dos en Madrid. Los matrimonios deben aburrirse
32      9|     perpendicular, la carretera de Madrid.~ ~ -Por ahí no -dijo el
33      9|       sabes? Ha venido un actor de Madrid, Perales, muy amigo mío,
34     10|            que ella había visto en Madrid anunciadas en faroles verdes
35     10|       sietemesino que estudiaba en Madrid, había dicho que el teatro
36     11|            a Dupanloup cobarde. En Madrid había llamado mucho la atención
37     11|             admiré a los fieles en Madrid, deslumbro a los vetustenses
38     12|            gran prueba: el viaje a Madrid. Allí se ven las fieras
39     12|         templo con los ojos bajos; Madrid ir de museo en museo rompiéndose
40     12|            de esos que estudian en Madrid y vuelven podridos, estaba
41     12|        ayer venía en La Caridad de Madrid, una correspondencia de
42     13|        formas de sus congéneres de Madrid.~ ~ La Marquesa tendida
43     13|         mozo: «¡Si éste se fuera a Madrid haría carrera..., con esa
44     13|           que vivió y la corrió en Madrid. Además, ¡olía tan bien
45     13|          el servicio del correo en Madrid desde la Central a las Estaciones.
46     13|            de Nauplia, la fonda de Madrid, los vestidos de la prima
47     16|        visto en algunos teatros de Madrid. Las mamás desengañadas
48     16|           seguir la corriente. «En Madrid y en el extranjero, esto
49     16|       congregados habían vivido en Madrid algún tiempo y todavía imitaban
50     16|          comedia muy aplaudidos en Madrid, en el palco de Ronzal se
51     16|           los de fuera. Eso de que Madrid se quisiera imponer en todo,
52     16|           siguiendo la moda que en Madrid empezaba entonces; pero
53     18|        orden. ¿Por qué no se iba a Madrid con un acta en el bolsillo?~ ~
54     18|        hombre político. Lo de ir a Madrid lo dejaba para más adelante.
55     18|            de vecindad. ¿Cómo ir a Madrid sin vencer a aquella mujer?
56     20|      escribía en los periódicos de Madrid y venía a Vetusta, su patria,
57     21|           Mesía a tomar el tren de Madrid, el correo, el que sube... ¿
58     21|           el tren que subía, el de Madrid, toma el que baja, da órdenes
59     21|          que son esas señoronas de Madrid. Y eso que ésta tiene fama
60     24|      acababa de hacerse un frac en Madrid.~ ~ -Porque este año el
61     24|        pasar gran parte del año en Madrid, y las niñas (de veintiséis
62     24|           había querido seguirla a Madrid». Esta era en resumen la
63     24|              Por qué no seguirla a Madrid?~ ~ »Y Álvaro me contestó
64     26| convencerse de que un periódico de Madrid no le publicaría los versos
65     30|       siguiente tomaría el tren de Madrid. Parece ser que Quintanar
66     30|          después tomaba el tren de Madrid, tres días más tarde de
67     30|         don Álvaro explicaba desde Madrid su desaparición y su silencio.~ ~
68     30|         juntarse en otra parte, en Madrid, por ejemplo?» Todo era
69     30|       Mesía había huido y vivía en Madrid... Ya se hablaba de sus
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