Cap.

 1      2|  pensará ese ángel de bondad? -gritaba don Cayetano, asustado de
 2      3|       los despertó una voz que gritaba desde la orilla de Colondres.
 3      3|           Absurdo!, ¡absurdo! -gritaba don Víctor -, jamás se hizo
 4      4|     nunca navegados.~ ~ Germán gritaba:~ ~ -¡Orza!... ¡a babor,
 5      4|        El arte no tiene sexo! -gritaba -. Vean ustedes, yo entrego
 6      5|        monja. Su conciencia le gritaba que no era aquél el sacrificio
 7      5|        Sala de lo Criminal que gritaba porque un testigo cruzaba
 8      6|        su dignidad, y entonces gritaba el del Ayuntamiento:~ ~ -¡
 9      6|        En la mesa de enfrente, gritaba un señor que había sido
10      6|       dependiente.~ ~ -¡Señor -gritaba el conserje -, si hoy es
11      6|       un rotin, y blandiéndolo gritaba:~ ~ -¡Y conste que yo sostendré
12      8|       trabajar todo el mundo! -gritaba Visita chupándose los dedos
13      9|        vestido con blusa azul, gritaba:~ ~ -¡La mato!, ¡la mato!
14     12|         Sálvamelo, sálvamelo! -gritaba la madre, de rodillas, cerrando
15     12|      yo no !, ¡si yo no ! -gritaba el Obispo desesperado, temiendo
16     12|  disimuladas.~ ~ -Pero, señor -gritaba el ama de llaves, doña Úrsula,
17     12|      de todos! ¡Era Dios...!», gritaba Fortunato horrorizado, con
18     12| reconoció la voz de Visita que gritaba:~ ~ -¡Pues no señor!, no
19     13|     canónigo.~ ~ -¡Señor mío! -gritaba Ripamilán, mientras disolvía
20     13|    ojillos como dos abalorios, gritaba:~ ~ -¡Fuera ese iconoclasta! ¡
21     13|      usted, no se mueva usted -gritaba don Víctor, haciendo aspavientos
22     13|      Obdulia no se movía, pero gritaba sin cesar.~ ~ -No grites,
23     13|        que venga Bautista...! -gritaba Obdulia recordando la fuerza
24     14|        era higienista público, gritaba en todas partes:~ ~ -¡Pues
25     14|   Rediós!, ¿qué son natillas? -gritaba poniendo la mano delante
26     15|       abuelo y como su padre», gritaba el licenciado cada vez que
27     17|       los Santos.~ ~ Ripamilán gritaba:~ ~ -Señor mío, los deberes
28     19|    estos cumplidos.~ ~ -Señor -gritaba él -, yo no sirvo para eso;
29     20| episcopal enseñaba los puños y gritaba entre suspiros y sollozos: «¡
30     20|   Pompeyo, tiene usted razón! -gritaba un perdido al despedirse
31     20|  discordia, en todas partes se gritaba: «¿Cómo se entiende?, ¿van
32     20|               Hombre, eso no! -gritaba el chantre -, ella está
33     21| enfurecía, pero sin dar voces, gritaba con timbre apagado y gutural:~ ~ -¡
34     21|        Teresina, el chocolate -gritaba alegre, frotándose las manos.~ ~
35     22|      de risa. Somoza, furioso, gritaba; y se oía: colapso..., flegmasía...,
36     22|             Oh, en este siglo -gritaba Foja en el Casino -, en
37     22|      entraña..., mojigata...! -gritaba desde su alcoba el borracho
38     23|        aleluya!, ¡aleluya!, le gritaba el corazón a ella... Y el
39     23|    repente, cambiaba de aire y gritaba:~ ~ ~ ~La casa del señor
40     23|       pecadora de pensamiento, gritaba desde el fondo de las entrañas,
41     23|  atender a doña Petronila, que gritaba:~ ~ -Vamos, listo, listo...
42     24|   arrastraban fuera del salón. Gritaba la Marquesa, reía a carcajadas
43     24|     Escandaloso, escandaloso! -gritaba.~ ~ Las de la Deuda Flotante
44     24|   fuera.~ ~ -¿Quién está ahí? -gritaba Ronzal con su alabada energía.~ ~ -
45     25| sofisma de la tentación que le gritaba en los oídos: al fin don
46     25|      brazos del otro. Mentira, gritaba la honradez. Ni del uno
47     25|       severa y algo pedantesca gritaba después de todo aquello: «
48     27|        voz del ex-regente, que gritaba:~ ~ -¡Pero muchacha, que
49     27|       el casero.~ ~ El Marqués gritaba desde la galería del primer
50     28|           Adónde van ustedes? -gritaba la Marquesa desde el belvedere
51     28|             Esto es un telar! -gritaba, y se envolvía en los hilos
52     28|     subido al bosque?» No, no, gritaba el presentimiento. Y razonaba
53     28|   castigue usted a ese animal -gritaba don Fermín al cochero -.
54     28|    deseo ardiente, brutal, que gritaba: «¡Hoy, hoy, ahora, aquí,
55     29|     recordar ahora que en vano gritaba «¡Petra!», sentía una extraña
56     29|      le arrastraba consigo; le gritaba: muévete; haz algo, tu deber;
57     29| miserable, soy un miserable!», gritaba por dentro Quintanar mientras
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