Cap.

 1      1|           Este don Custodio era un enemigo doméstico, un beneficiado
 2      2|          de Mourelo el más cordial enemigo que tenía el Provisor. Precisamente
 3      2|          menos no se lo comiera su enemigo. Adulaba a Glocester y le
 4      4|            solas se desquitaba. El enemigo era más fuerte, pero a ella
 5      6|            políticos; malicioso, y enemigo de los curas, porque así
 6      6|           por qué? -interrumpió el enemigo del clero -. ¡El secreto
 7      6|   sacrificios que le costaba aquel enemigo.~ ~ Joaquinito, encarnado
 8      6|     republicanitos tenían en él un enemigo formidable. Un día de San
 9      7|            victorias de amor de su enemigo.~ ~ Él, Ronzal, también
10      8|    propuesto de buen grado. Era el enemigo natural de don Saturnino
11      8|     Trabuco, su admirador y mortal enemigo.~ ~ -¿Has confesado?~ ~ -
12      9|          limpios. Para un perezoso enemigo de la ropa limpia y del
13     10|         como el Cid, ahuyentaba al enemigo después de muerta acaso;
14     10|    bloqueadas, y acababa de ver al enemigo asomar por una brecha. Si
15     10|      placeres desconocidos, era un enemigo digno de ella. Prefería
16     11|            a maldecir de su mortal enemigo el Provisor -. ¡El mundo
17     11|           aquello de «¿Quién es tu enemigo? El de tu oficio». Usted
18     11|          de la usura; ¿quién es tu enemigo?~ ~ -Poco a poco, señor
19     11|      explique por qué he de ser yo enemigo personal del Provisor. ¿
20     11|            Aquel don Álvaro era un enemigo de su hijo. Lo sabía ella».
21     11|            don Fermín le tenía por enemigo, por más que varias veces
22     11|           sutiles que le tendía un enemigo, ¿quién le libraba de ellas?
23     12|    Precisamente siempre había sido enemigo de las Arcadias eclesiásticas
24     13| sentimientos y tendió la mano a su enemigo, acompañando la acción con
25     13|          era dignidad! ¡Siempre el enemigo triunfante...! Pero ya las
26     13|          don Álvaro pudiera ser el enemigo tentador de la Regenta;
27     13|         protector, el otro como un enemigo de su honra, pero amante
28     14|     pensando por las calles -. Era enemigo de dar nombres a las cosas,
29     16|           masa inerte en poder del enemigo? Al despertar de sus pesadillas
30     17|            que yo, en general, soy enemigo de las preocupaciones que
31     18|       suficiente para salir con el enemigo al campo? Porque aquél era
32     18|         campo? Porque aquél era el enemigo, sí, don Fermín volvía a
33     20|          donde todas las noches el enemigo implacable del Magistral
34     20|       hubiera declarado demagogo y enemigo de la religión del Estado.~ ~
35     20|           llegue, que la ruina del enemigo común sea un hecho. Porque,
36     20|          para librar a Vetusta del enemigo general, tramaban la ruina
37     21|            muchos que atribuían al enemigo.~ ~ Don Fermín, a las once,
38     21|           lo había jurado. Pero el enemigo era fuerte, mucho más de
39     22|      simoníaco y lascivo y sórdido enemigo de la Iglesia que, apoderado
40     22|           el fuego contra el común enemigo. Todos ardían en el santo
41     22|         Pero lo que no dudó ningún enemigo del Provisor fue que la
42     22|          muy de tarde en tarde, al enemigo, al Magistral; pero como
43     22|           demonio, era el poderoso enemigo de Jesús. No había más remedio
44     22|       intentar un ataque contra el enemigo.~ ~ -¿Conque está arriba
45     22|            y me sobro.~ ~ Entró el enemigo; y aunque venía de paz y
46     22|      recoger rumores y a espiar al enemigo. El cual se presentaba amenazador
47     22|       Pompeyo al oído de cualquier enemigo del Provisor que venía a
48     23|           elegante, pero estaba el enemigo muy hermoso, muy hermoso... «
49     23|         ella? Pensar, pensar en el enemigo, gozar con recuerdos vitandos...
50     24|            sus dedos entre los del enemigo tentador... Debajo de la
51     25|     inferior, don Fermín miró a su enemigo con asombro y con una expresión
52     25|        quería un refugio, todo era enemigo. «Su madre, su madre del
53     27|           la victoria, humillar al enemigo...; ahora veía ella claro;
54     29|         cuando salía de caza aquel enemigo mortal del chocolate, y
55     29|         por donde había saltado su enemigo. No se veía a nadie. Quintanar
56     30|           las lágrimas al ver a su enemigo. En aquel instante hubiera
57     30|          manos extendidas hacia el enemigo, que el terror le decía
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