Cap.

 1      3|          mandaba los vestidos y el dinero y todo. Pero él no podía
 2      5|    confiaban en el prestigio de su dinero. Se buscaría por consiguiente
 3      5|          En su casa había muy poco dinero y allí se contentaba con
 4      7|           a las que le costaban su dinero. Su literatura se había
 5      8|           de ser anticuario por su dinero; pero le costaba mucha plata
 6      8| aficionados, que no tienen más que dinero y credulidad; ¡esto es truquage,
 7      8|     golosina, cualquier cosa menos dinero. Creía, o mejor, fingía
 8      8|            lo que se necesitaba. «¿Dinero? Deje usted, ahí tengo yo
 9     11|          los más ricos. Para tener dinero, tenerlo. Doña Paula esconde
10     11|          del Provisor. ¿Reparto yo dinero por las aldeas al treinta
11     11|           treinta por ciento? Y el dinero que yo presto ¿procede de
12     11|            se había embriagado, el dinero que había perdido al juego,
13     11|            si yo echase a volar mi dinero...! Pero mi dinero es de
14     11|        volar mi dinero...! Pero mi dinero es de mi madre, y además
15     12|     Carraspique, comprado por poco dinero en la quiebra de un noble
16     12|           que si él fuese rico, su dinero sería de San Pedro y de
17     12|    limosnas se le iba casi todo el dinero que le daba el gobierno
18     12|          de Tamaza, que reclama el dinero de las misas de San Gregorio
19     12|        allí la eterna cuestión del dinero; espolios, vacantes, medias
20     12|         preces, ni por qué costaba dinero el sacar licencias de cualquier
21     12|            religioso; daba todo el dinero que se le pedía para el
22     12|            ella misma, sino por su dinero, de donde resultaba una
23     15|            capital, una fábrica de dinero. Ella le había hecho hombre
24     15|      prados frescos y floridos. El dinero estaba en las entrañas de
25     15|        aprendiendo lo que valía el dinero por la gran pena con que
26     15|           de rico y despreciaba el dinero con gran prosopopeya. «¡
27     15|          blasfemias y el ruido del dinero, estudiaba en las noches
28     15|        consagrar sus cuidados y su dinero y su influencia al hijo
29     15|               Allí lo serio era el dinero. Las cuentas siempre ajustadas,
30     15|            trataban los asuntos de dinero, y al respeto supersticioso
31     15|         bien os oigo repartiros mi dinero, ladrones; ese oro es mío;
32     15|            del cerero... ¡Venga mi dinero, señora doña Paula... venga
33     15|      señora doña Paula... venga mi dinero, caballero De Pas, o somos
34     15|        somos caballeros o no... mi dinero es mío! ¿Digo, me parece? ¡
35     15|         antes que estaban contando dinero... pero desde la calle no
36     15|           de paz... pues bien, ese dinero es mío...~ ~ Se irguió don
37     15|              ahí están contando mi dinero.~ ~ -Ea, ea, don Santos,
38     16|       lujuria que le costaba mucho dinero, por su arte para descubrir
39     16|             ahora todo lo puede el dinero, el talento, el valor, etc.,
40     18|       estaba en un apuro, no tenía dinero para pagar una cuenta de
41     18|             y ofreció anticipar el dinero después de humillar cien
42     21|         recoger intereses de mucho dinero esparcido por aquellas montañas.
43     22|       pobre don Santos ya no tiene dinero ni para emborracharse, ya
44     22|        recogiendo velas, es decir, dinero; realizando cuanto podía,
45     22|           otro tiempo había pedido dinero prestado don Santos, tenía
46     29|         propicia para servirle por dinero, sintió más y más haber
47     30|      rehusar cien veces, aceptó el dinero triste de la viudez y en
48     30|               pero no lo es... Ese dinero es suyo».~ ~ Así vivía Ana.~ ~
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