Cap.

 1      2|            como una maza, al señor Arcediano don Restituto Mourelo. En
 2      2|       nadie le llamaba Mourelo, ni Arcediano, sino Glocester. Era un
 3      2|          cerraduras. Encontraba el Arcediano, sin haber leído a Darwin,
 4      2|          exclamó:~ ~ -¡Ahí está el Arcediano!~ ~ La frase hizo fortuna
 5      2|         escándalo de los oídos. El Arcediano rió sin ganas.~ ~ La historia
 6      2|         perifollo nuevo -añadió el Arcediano -; y no sé de dónde los
 7      2|     maquiavelismo más refinado del Arcediano consistía en mantener en
 8      2|            lo dijo a Glocester. El Arcediano aspiraba a esta sucesión
 9      2|           la jerarquía indicaba al Arcediano. Se trataba, pues, de un
10      2|     palabra, con permiso del señor Arcediano..., es decir, no es una
11      2|            y del maquiavelismo del Arcediano con salidas de tono, indirectas
12      2|        menos que a la Regenta!» El Arcediano vio un mundo de intrigas
13     11|        decía Glocester, el ilustre Arcediano, que había notado sus paseos -, ¿
14     11|            aquel escándalo».~ ~ El arcediano y el beneficiado vieron
15     11|          regiones celestes.~ ~ -El Arcediano y don Custodio -prosiguió -
16     11|            Respeto? Dios lo dé. El Arcediano querría confesar a la de
17     12|            aborrecía Glocester, el Arcediano, que no lo había leído tampoco.
18     12|          gusto con los chistes del Arcediano, el diplomático señor Mourelo,
19     12| Carraspique!, y tutti contenti. El Arcediano no es el cura que hay aquí
20     12|         Glocester, el maquiavélico Arcediano, «opinaba que el Obispo -
21     12|           tiempo que Glocester, el Arcediano, no se explicaba por qué
22     12|       sermón de viernes el sinuoso Arcediano. Ya lo anunciaba él muchos
23     12|        caballo de batalla tenía el Arcediano: el paganismo, la antigua
24     12| Territorial, que el señor Mourelo, Arcediano, había estado a mayor altura
25     12|            señoras que ayudaban al Arcediano en su conspiración contra
26     13|          Marquesa y a los pies del Arcediano, sentada en un taburete
27     13|      cabeza y llamaba señor mío al Arcediano.~ ~ Glocester defendía el
28     13|            grandes ojos negros. El Arcediano se quedó con el abanico
29     13|          que ya no eran más que el Arcediano y dos pollos vetustenses
30     13|            momento de silencio. El Arcediano se dio un minuto de prórroga
31     14|            se paseaba en medio del Arcediano, el ilustre Glocester, y
32     14|          apearse aquí...~ ~ -Señor Arcediano, permítame usted decirle
33     15|          en la honra? Pues mira al Arcediano, torcido y todo, las da
34     15|         causa horror. El bando del Arcediano y del beneficiado había
35     17|       murmuraría; don Custodio, el Arcediano, todos sus enemigos se burlarían,
36     17|             su contendiente era el Arcediano, el señor Mourelo, que con
37     20|         Glocester, el maquiavélico Arcediano, hablaba al oído de los
38     20|       fuera eso lo peor! -decía el Arcediano.~ ~ Y entonces comenzaba
39     20|        entendido en secreto con el Arcediano, don Custodio y otros enemigos
40     22|            de Termasaltas el señor Arcediano don Restituto Mourelo, dispuesto
41     22|           Palacio; eran amigos del Arcediano, del implacable Mourelo,
42     23|        acompañaban al canónigo. El Arcediano, en cuanto calló el órgano,
43     23|      cuanto terminó el presuntuoso Arcediano, soltó el trapo, abrió todos
44     23|            águila de hierro.~ ~ El Arcediano, en la escalera del púlpito,
45     25|        alegría el alma torcida del Arcediano. Aquella mirada quería decir «
46     26|            no parecía, llamaron al Arcediano, a don Custodio, al cura
47     26|            no consiguió más que el Arcediano. De don Custodio no hay