Cap.

 1      1|            llegado a los treinta y cinco años y la codicia del poder
 2      1|           descarnado. Sin embargo, cinco minutos llevaba don Saturnino
 3      1|         estación, pero de cuatro o cinco onzas -su precio en La Habana -
 4      4|      Carlos Ozores a los treinta y cinco años con una humilde modista
 5      4|            en su ternura; aquellos cinco versos despertaron en el
 6      5|           que rebasara de aquellos cinco pies y varias pulgadas de
 7      6|         necesidades; tiene mujer y cinco hijos; se ayuda con el tresillo;
 8      6|     llevaba el periódico. Aquellos cinco céntimos que ahorraba de
 9      6|            que hacemos estaba allí cinco minutos, y salía triunfante.
10      6|            no podía temer a más de cinco o seis rivales importadores
11      6|            Y repetía lo de terreno cinco o seis veces para que el
12      7|          se ha hecho millonario en cinco o seis años que lleva de
13      8|          bandeja con una moneda de cinco duros, regalar platos de
14      8|          ya cerca de los treinta y cinco aún era un torbellino, una
15      9|       venir arrastrando monedas de cinco duros con la carita del
16     10|       tertulia de la Marquesa cada cinco o seis días, al Espolón
17     11| descuidarse ahora, a los treinta y cinco años! Entonces, en la época
18     12|       fraternal.~ ~ Tenía escritos cinco libros, que primero se vendían
19     12|           que el P. Secchi y otros cinco o seis jesuitas, con lo
20     14|         invierno de dos a cuatro o cinco de la tarde, y en verano
21     14|            de largo, y que tendría cinco varas escasas de ancho.~ ~ «-
22     15|            acordó de sus treinta y cinco años, de la vida estéril
23     16|  retrocedía, y tres veces leyó los cinco primeros versos, sin saber
24     16|           no haber nacido cuatro o cinco siglos antes... «Tal vez
25     16|      tendrá usted en la capilla de cinco a cinco y media. No necesitará
26     16|           en la capilla de cinco a cinco y media. No necesitará usted
27     18|         bien, Ana, después de leer cinco minutos, había arrojado
28     19|            bajo las pisadas de las cinco o seis parejas que lo medían
29     20|           cocido y principio; cada cinco años se hacía una levita,
30     21|         sentaba casi nunca. Estaba cinco minutos en el gabinete,
31     21|      probando, como tres y dos son cinco, que en el mundo nunca hay
32     21|          el Casino, entre cuatro o cinco socios aburridos, que iban
33     23|            los dos. Ana se levantó cinco minutos después. Sin necesidad
34     24|      bailar, el diputado ponía los cinco sentidos en no equivocarse,
35     25|            ya llevaba ganados unos cinco mil reales - que como el
36     26|        señores, algunos carlistas, cinco o seis concejales, con traje
37     27|           lo habías notado? Espera cinco minutos y oirás las campanadas...
38     27|            1...~ ~ Llueve, son las cinco de la tarde y ha llovido
39     27|           No los temo. Poco más de cinco semanas han pasado y ya
40     28|          que hubiera querido estar cinco estados bajo tierra.~ ~
41     28|         Mesía, por disimular, pasó cinco días en Palomares, después
42     30|            pasos, pudiendo avanzar cinco cada cual. Valía apuntar
43     30|          cazador!»~ ~ Mesía avanzó cinco pasos y apuntó. En aquel
44     30|        inmóvil, eterna... Cuatro o cinco bultos negros llenaban la
45     30|       quedando despejada. Cuatro o cinco bultos negros, todos absueltos,
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