Cap.

 1      1|           estimaba sobre todas su ciencia de Vetusta. La conocía palmo
 2      2|     justas incruentas, de la gaya ciencia, le llamaba con un dedo,
 3      4|            daba a entender que la ciencia de educar no esperaba nada
 4      6|      Estado, debiéndolo todo a la ciencia de los estuches.~ ~ Hay
 5      6|        doble, hubieran vendido la ciencia, la justicia y las obras
 6      8|         ilustres del arte y de la ciencia; no de otro modo que la
 7     12|         punto a letras, las de su ciencia inclusive, don Robustiano
 8     12|           sacrosanto nombre de la ciencia, como si llamase al comisario
 9     12|      comisario de policía.~ ~ «La ciencia manda esto; la ciencia ordena
10     12|         La ciencia manda esto; la ciencia ordena lo otro».~ ~ Y no
11     12|         de replicar.~ ~ Aparte la ciencia, que no era su terreno propio,
12     12|          distingo en nombre de la ciencia. Yo, Somoza, no puedo esperar
13     12|         nada bueno; yo, hombre de ciencia, necesito declarar, primero:
14     12|           poner los medios que la ciencia aconseja... Señor Magistral,
15     12|     Querrá usted saber más que la ciencia? Ya le he dicho a usted
16     12|           dicho a usted lo que la ciencia opina; segundo: que es un
17     12|     estuvieran reconocidos por la ciencia. La higiene pública prescribe...~ ~
18     12|         mi paciencia. Resumen: la ciencia ofrece la salud de Rosita
19     12|           mucha teología, pero su ciencia predilecta consistía en
20     12|      jurisconsultos, a hombres de ciencia, señor mío, y hay que tentarse
21     13|         Magistral. Lo que sabía a ciencia cierta era que en don Fermín
22     13|         más. Orgulloso de aquella ciencia, Mesía generalizaba y creía
23     15|      bebiendo en los libros de la ciencia que le había de hacer señor;
24     15|    obligado a enseñarle a ella su ciencia. Leía y escribía. En la
25     17|           profesaban a la sagrada ciencia un respeto singular, que
26     18|           luciendo su talento, su ciencia y su elegancia natural y
27     19|           es. No, no es grave; la ciencia no puede decir que es grave...,
28     19| Visitación..., que la aturde. ¡La ciencia prohíbe terminantemente
29     20|    conclusión categórica... Si su ciencia de usted, después de tanta
30     20|        que esa duda, ¡guárdese la ciencia de los libros en donde quiera,
31     20|      Álvaro de transfusiones. «La ciencia había adelantado mucho en
32     20|      Mucho!, ¡mucho!, ¡oh, sí, la ciencia!, ¡mucho...!, ¡la transfusión...!, ¡
33     21|         mantillas, según él, esta ciencia), le asustaba también; y
34     22|  Robustiano al corro y hablaba la ciencia:~ ~ -Yo no acuso a nadie,
35     22|           Yo no acuso a nadie, la ciencia no acusa a nadie; otra es
36     22|    ustedes no comprendan esto, la ciencia declara que la privación
37     22|       quiera el señor Todd, ni la ciencia, ni santa ciencia, tienen
38     22|           ni la ciencia, ni santa ciencia, tienen derecho para calumniar
39     22|          estoy yo conforme con la ciencia y con el señor Somoza, su
40     22|           sobra y me basta con la ciencia que es, en definitiva, mi
41     22|    miliciano, yo soy el hombre de ciencia y usted es un doceañista
42     22|           Robustiano, o sea de la ciencia, le hacía volver la atención
43     26|           señor Guimarán; pero la ciencia no podía menos de declarar
44     26|         convicciones de hombre de ciencia, como tenía dicho, podía
45     26|          lo cual era extraño a la ciencia médica como tal y sin más».~ ~
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