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Cap.
1 1| belleza muda y perenne, era obra del siglo diez y seis, 2 1| que señalaba al cielo; no era una de esas torres cuya 3 1| aprietan demasiado el corsé; era maciza sin perder nada de 4 1| botella de champaña. Mejor era contemplarla en clara noche 5 1| privilegios.~ ~ Bismarck era de oficio delantero de diligencia, 6 1| delantero de diligencia, era de la tralla, según en Vetusta 7 1| Bismarck negó lo de la pintura. Era que don Custodio tenía envidia. 8 1| y dinidad (creía que lo era el Magistral) en vez de 9 1| sentao en su coche, que era como una butaca, y lo llevaban 10 1| miraron estupefactos. ¿Quién era el osado?~ ~ -¿Será Chiripa? - 11 1| apareció por escotillón; era el de don Fermín de Pas, 12 1| poderoso, y para él don Fermín era un personaje de los más 13 1| mismo ¡dar cada puntapié! No era más que Bismarck, un delantero, 14 1| y los admiraba. ¡Aquello era señorío! ¡Ni una mancha! 15 1| fueran de Obispo; y el zapato era de esmerada labor y piel 16 1| alzacuello y de las medias. No era pintura, ni el color de 17 1| ni pregonero del alcohol; era el rojo que brota en las 18 1| de rapé, lo más notable era la suavidad de liquen; pero 19 1| resplandor punzante, que era una sorpresa desagradable, 20 1| corrección ni dignidad, también era sobrada de carne hacia el 21 1| excesivo fruto. Aquella nariz era la obra muerta en aquel 22 1| escrito en griego, porque no era fácil leer y traducir lo 23 1| Indudablemente aquello era un cañón chico, suficiente 24 1| insignificante como él. No; era un fusil porque el Magistral 25 1| del catalejo. Celedonio era un monaguillo de mundo, 26 1| en subir a las alturas. Era montañés, y por instinto 27 1| provincia, cuya capital era Vetusta, abundaban por todas 28 1| pulmones. Llegar a lo más alto era un triunfo voluptuoso para 29 1| del Provisor, sabía que era de poderosa atracción; desde 30 1| de la ciudad.~ ~ Vetusta era su pasión y su presa. Mientras 31 1| presencia de la heroica ciudad era gula; hacía su anatomía, 32 1| Y bastante resignación era contentarse, por ahora, 33 1| el camino; lo importante era seguir andando. Pero estos 34 1| años y la codicia del poder era más fuerte y menos idealista; 35 1| lo necesitaba más cerca; era el hambre que no espera, 36 1| punto concreto y tangible, era mucho más intensa; la energía 37 1| en toda la diócesis. Él era el amo del amo. Tenía al 38 1| En tales días el Provisor era un huracán eclesiástico, 39 1| aborrecía principalmente porque era Magistral desde los treinta.~ ~ 40 1| Fermín contemplaba la ciudad. Era una presa que le disputaban, 41 1| habían de arrancarle? No, era suyo. Lo había ganado en 42 1| hecho él? Conquistar. Cuando era su ambición de joven la 43 1| Pero otras veces, las más, era el recuerdo de sus sueños 44 1| de sus deseos más locos. Era una especie de placer material, 45 1| y tenía mucho de pueril, era el consuelo de su alma en 46 1| los puertos de Tarsa ¡y era él, el mismo que ahora mandaba 47 1| ciudad se llamaba Vetusta, era mucho mayor que San Gil 48 1| veía Magistral: lo presente era la realidad del sueño de 49 1| y corrales. La Encimada era el barrio noble y el barrio 50 1| apiñados. El buen vetustente era de la Encimada. Algunos 51 1| pretensiones por lo menos, era triste, casi miserable, 52 1| parte del barrio. Verdad era que San Vicente estaba convertido 53 1| y en cuanto a San Benito era lóbrega prisión de mal seguros 54 1| delincuentes. Todo esto era triste; pero el Magistral, 55 1| de la Encimada. No sólo era la iglesia quien podía desperezarse 56 1| tapar con una capa de cal; y era de ver cómo aquellas casuchas, 57 1| sobre todos. La Encimada era su imperio natural, la metrópoli 58 1| reparaciones de ultratumba. No era que allí no tuviera ninguna 59 1| la fe católica arraigaba, era con robustas raíces, como 60 1| Magistral. No, aquel humo no era de incienso, subía a lo 61 1| rey Bermudo en persona, era el más perito en la materia 62 1| pared maestra demostraba que era todo un monumento. No cabe 63 1| lo mudéjar. Para él todo era mudéjar o si no románico, 64 1| confesonario, sumido en tinieblas. Era la capilla del Magistral. 65 1| parecían una humedad fría. Era el rostro el de un anémico; 66 1| aturdido en dirección al coro. Era gruesecillo, adamado, tenía 67 1| beneficio. Este don Custodio era un enemigo doméstico, un 68 1| hábito del Carmen.~ ~ No era una señorita; debía de ser 69 1| y entró en la sacristía. Era una capilla en forma de 70 1| provincia, creía ser -y esto era verdad - el hombre más fino 71 1| fino y cortés de España. No era clérigo, sino anfibio. En 72 1| lo menos, según Frígilis. Era el arqueólogo bajo, traía 73 1| hubiera lisonjeado no poco. No era viejo: «La edad de Nuestro 74 1| se sabe por qué entonces era cuando mejor se conocía 75 1| perpetuos restriñimientos. Era una sonrisa llena de arrugas, 76 1| Lo de parecer clérigo no era sino muy a su pesar. Él 77 1| quedar convertida en sotana era todo uno. Siempre parecía 78 1| pasión por la arqueología era un sentimiento de la clase 79 1| mismas comezones de que él era víctima, ya no vaciló en 80 1| todos empeñados en que era un cartujo! Esto le desesperaba. 81 1| gentes supieran! ¿Quién era un embozado que de noche, 82 1| solitaria a tales horas? Pues era don Saturnino Bermúdez, 83 1| Transformada, a tomo por Vetusta. Era él, que salía disfrazado 84 1| adentros. Su enternecimiento era eminentemente piadoso, sobre 85 1| otro hombre; y entonces era el imaginar aventuras románticas, 86 1| de amores en París, que era el país de sus ensueños, 87 1| dimes y diretes en que todo era espiritualismo y, a lo sumo, 88 1| grandes esponjas. Tal vez era la limpieza, esa gran virtud 89 1| el espíritu no envejecía: era el estómago, el pícaro estómago 90 1| Por qué no soñar? ¿Qué era aquello? O. F. decían dos 91 1| todo Vetusta lo sabía, era una mujer despreocupada, 92 1| despreocupada, tal vez demasiado; era una original... Entonces... 93 1| de doña Obdulia.~ ~ Tal era el personaje que explicaba 94 1| primer ermitaño; el pintor era un vetustense del siglo 95 1| diccionario para saber qué era pátina.~ ~ En aquel momento 96 1| desde el momento de entrar. Era el olor del billete, el 97 1| al anticuario, cuyo ideal era juntar así los olores místicos 98 1| del Magistral, de quien era hija de confesión, por más 99 1| los nervios a don Fermín; era un escándalo andando. No 100 1| mientras la dama no se movía; era negra, de raso. Pero lo 101 1| raso. Pero lo peor de todo era una coraza de seda escarlata 102 1| siempre. Su autoridad, que era absoluta casi, no conseguía 103 1| entre amigos y enemigos. Era menester que una persona 104 1| irreprochables. La urbanidad era un dogma para el Magistral 105 1| inutilidad, mientras que Bermúdez era una crónica viva de las 106 1| particular mientras no la movían, era lo más subversivo del traje 107 1| modo al cuerpo, que lo que era falda parecía apretado calzón 108 1| apagar sus fuegos interiores, era alimento de la combustión 109 1| la capilla del Panteón. Era ancha, oscura, fría, de 110 1| parte interior la oscuridad era absoluta. Del lado de la 111 2| Pero a un extraño no le era fácil conocer esta falta 112 2| esplendorosa de la viudita.~ ~ Era don Cayetano un viejecillo 113 2| más, visto en su sombra. Era anguloso y puntiagudo, usaba 114 2| la cabeza un telescopio; era miope y corregía el defecto 115 2| jarras, y si la conversación era de asunto teológico o canónico, 116 2| corral con frecuencia. Aunque era don Cayetano canónigo y 117 2| primero. Muchos no sabían que era de otra provincia. Además 118 2| secular de don Cayetano. No era eso. Su culto a la dama 119 2| exigencias del sexo. La mujer era el sujeto poético, como 120 2| el Arcipreste, que no lo era entonces, sobrenadó con 121 2| maliciosos que fueran. No era don Cayetano uno de tantos 122 2| pero en punto a poesía era preciso confesar que la 123 2| siempre, le ponían triste. «No era liberal ni carlista. Era 124 2| era liberal ni carlista. Era un sacerdote». La juventud 125 2| cual daba a entender, y era verdad, que él tenía los 126 2| él, en otra parte. Y no era de estos días el ser don 127 2| que un boquirroto. Y ésta era la traducción libre del 128 2| decir al Arcipreste. No era De Pas de los que solían 129 2| otro.~ ~ El Arcipreste no era de los que menos murmuraban. 130 2| Arcediano, sino Glocester. Era un poco torcido del hombro 131 2| como este defecto incurable era un obstáculo a las pretensiones 132 2| maquiavelismo canónico que era lo que más le importaba. 133 2| engañaba al mundo entero. Sí, era cierto que don Restituto 134 2| cubiletes de prestidigitador, y era un hipócrita que fingía 135 2| viuda en la corte, porque era muy amiga del célebre obispo 136 2| amaba porque, según él, era el único hombre superior 137 2| de la catedral. El Obispo era un bendito, Glocester un 138 2| dando a entender que aquello era posible, pero importaba 139 2| tampoco dejaba el puesto». Era el de Mourelo el más cordial 140 2| Custodio el beneficiado era su lugarteniente. Éste le 141 2| Regenta, muy principal señora, era esposa de don Víctor Quintanar, 142 2| El sucesor de Quintanar era soltero y no hubo conflicto; 143 2| ella. La Regenta en Vetusta era ya para siempre la de Quintanar 144 2| cual. Entretanto la Regenta era la de Ozores. La cual siempre 145 2| mejor, sucesión inter vivos, era muy codiciada en el cabildo 146 2| tabernas, cafés y congresos, era el Arcipreste el confesor 147 2| se iba con pies de plomo era preferido. Sin embargo, 148 2| Ripamilán al de don Fermín. Esto era ya una gollería. Pero, ¡ 149 2| penitenciarias, como lo era sin duda la digna y virtuosa 150 2| que una de aquellas damas era la Regenta en persona.~ ~ 151 2| había que contar; el Deán era un viejo que no hacía más 152 2| clamar al Obispo, porque éste era esclavo de don Fermín». 153 2| lados de la cruz latina, que era sacristía, con el relato 154 2| de las principales, como era la Regenta, quería hacerse 155 2| para el Magistral. Aquél era uno y por eso la capilla 156 2| había avisado? El suceso era bastante solemne y había 157 2| preliminares más ceremoniosos. ¿Era orgullo? ¿Era que aquella 158 2| ceremoniosos. ¿Era orgullo? ¿Era que aquella señora pensaba 159 2| favorecerle con su visita?... ¿Era humildad? ¿Era que con una 160 2| visita?... ¿Era humildad? ¿Era que con una delicadeza y 161 2| malintencionados».~ ~ «No era él un don Custodio, ignorante 162 2| confesarla, si a eso venía, como era de suponer.~ ~ -¿Pero qué 163 2| está allí una señora...~ ~ Era inútil. Entraba en aquel 164 2| última capilla de este lado era la de Santa Clementina. 165 2| la de Santa Clementina. Era grande, construida siglos 166 2| Estaba conforme, aquello era una profanación. ¡Qué pesadez 167 2| mentir; hablaba de veras; era verdad lo del rey Veremundo 168 2| qué le importaba a él, que era un compromisario!~ ~ La 169 3| social.~ ~ Doña Ana Ozores no era de ninguna cofradía. Pagaba 170 3| señor don Víctor Quintanar era Regente de Vetusta, el Magistral 171 3| manos delante de los ojos. Era aquélla su manera de experimentar 172 3| vista. Quedó tranquila. No era nada. Lo mejor sería no 173 3| servía para tanto. Mejor era acostarse. El examen de 174 3| acostada. Entró en la alcoba. Era grande, de altos artesones, 175 3| Qué mujer esta Anita!~ ~ »Era limpia, no se podía negar, 176 3| como el armiño; esto al fin era un mérito... y una pulla 177 3| confesar que el juego de cama era digno de una princesa. ¡ 178 3| blandura de los colchones era todo lo maternal con que 179 3| llenos de luz y de caricias. Era el caso que ella tenía una 180 3| también, figurándose que era la almohada el seno de su 181 3| había partido en dos, una era la de aquel angelillo que 182 3| saltaba del lecho a oscuras era más enérgica que esta Anita 183 3| tiempos lejanos. Cuando era niña, pero ya confesaba, 184 3| arrullaba como para adormecerla; era el rumor de la corriente.~ ~ 185 3| mamá también.~ ~ -¿Cómo era una mamá?~ ~ Germán lo explicaba 186 3| papá que la quería mucho y era el que mandaba los vestidos 187 3| toma, ahí tienes eso.~ ~ Era su merienda que llevaba 188 3| había sido mi criado, y yo era de Colondres, que está al 189 3| de lo que se acordaba no era de las palabras mismas, 190 3| Después se habían dormido. Ya era de día cuando los despertó 191 3| la orilla de Colondres. Era el barquero que veía su 192 3| muchos moros; pero la cuerda era muy fuerte. No pudieron 193 3| respiración de la Regenta era fuerte, frecuente; su nariz 194 3| desconsuelo...~ ~ Ya no era mala, ya sentía como ella 195 3| nimbo de luz en torno. Aquél era el sujeto del sacrificio, 196 3| Mala hora, sin duda, era aquélla.~ ~ Pero la casualidad 197 3| acercándose al lecho.~ ~ «Era el ataque, aunque no estaba 198 3| padecía la infeliz, pero no era nada».~ ~ -No pienses en 199 3| desorden de su traje, que no era traje, pues se componía 200 3| blancas, toda vez que la chica era rubia azafranada...~ ~ Con 201 3| optimismo.~ ~ «¡Qué solícita era Petra!, y su Víctor, ¡qué 202 3| hermoso, no cabía duda. Verdad era que sus cincuenta y tantos 203 3| tranquilo.~ ~ «No importaba. Era un capricho. No lo conocía 204 3| adiós cacería... Y Frígilis era inexorable en esta materia. 205 3| mirada; «le conocía bien; era muy aragonés. ¡Y cómo se 206 3| extremo del caserón, que era caliente porque estaba al 207 3| sobre la mesa de noche. Era un tomo de mucho bulto. « 208 3| tiempo en que se sabía lo que era honor y mantenerlo. Según 209 3| en el discreteo de lo que era amor y no lo era, le llegaba 210 3| lo que era amor y no lo era, le llegaba autor alguno 211 3| tirada de versos, porque ni era poeta ni quería calentarse 212 3| sus planes matar a nadie; era un espadachín lírico. Pero 213 3| ejercicios por el estilo. Pero no era jactancioso. Estimaba en 214 3| sabía de ella. Lo principal era tener aquella sublime idea 215 3| redondillas y hasta sonetos. Él era pacífico; nunca había pegado 216 3| tres ladridos lejanos. «¡Era Frígilis!»~ ~ Doña Ana tardó 217 3| Vetusta, decir la Regenta era decir la perfecta casada. 218 3| adivinar una pasión que era un crimen.~ ~ Verdad era 219 3| era un crimen.~ ~ Verdad era que en estos últimos meses, 220 3| algo imprudente, él que era la prudencia misma, y sólo 221 3| y echó a andar delante. Era un señor ni alto ni bajo, 222 3| al cuello. Lo demás todo era utensilios y atributos de 223 4| La familia de los Ozores era una de las más antiguas 224 4| más antiguas de Vetusta. Era el tal apellido de muchos 225 4| Don Carlos, padre de Ana, era el primogénito de un segundón 226 4| El palacio de los Ozores era de don Carlos; sus hermanas 227 4| providencial de la modista no era motivo suficiente para hacer 228 4| de la dignidad, si, como era de presumir, la conducta 229 4| filosóficos; y de resultas era un hombre que ya no creía 230 4| No hay que pensar que era tonto don Carlos, sino un 231 4| la literatura con ardor y era, por entonces, todo lo romántico 232 4| el carácter de don Carlos era obra de su tiempo. No le 233 4| No le faltaba talento, era apasionado y se asimilaba 234 4| mismo. De todas maneras, era simpático.~ ~ De sus defectos 235 4| para uso de las familias. Era, en fin, una hipocritona 236 4| sexo, su pasión principal era la lujuria, satisfecha a 237 4| bienes le importaba poco. No era todo desprendimiento; vagamente 238 4| el sueño de su inocencia. Era Iriarte, el amante de doña 239 4| sabía que su difunta esposa era una humilde modista, y ella, 240 4| casado por compromiso, que era un hombre que se casaba 241 4| amorosa. Por aquella época era él casi sansimoniano. Emigró 242 4| fuertemente. El palo seco era doña Camila. El encierro 243 4| sus novelas de entonces era una madre. A los seis años 244 4| negro clavado en la cabeza; era la reina mora; su madre, 245 4| jardín rodeado por el mar; y era un contento. La historia 246 4| de mula, o viceversa. No era eso. La niña quería ir a 247 4| que tripulaban y entonces era cuando se creían bogando 248 4| tiburón!~ ~ Pero tampoco era aquello lo que quería Anita; 249 4| la aventura de los niños. Era de tal índole la maldad 250 4| cumplía su deber. Loreto era una aldea, y como doña Camila 251 4| las tías de Vetusta.~ ~ «¡Era el último porrazo! ¡El nombre 252 4| deshonrado!, porque al fin Ozores era la niña, aunque indigna».~ ~ 253 4| don Carlos, porque el caso era apurado. No le contaba el 254 4| sabía cómo había sido, ni era decente referir a un padre 255 4| Carlos nada más que esto: que era preciso llevar consigo a 256 4| habíale hecho poco daño, era una de tantas injusticias 257 4| aya; quiso saber lo que era aquel pecado de que la acusaban, 258 4| una gran injusticia que era la ley del mundo, porque 259 4| hacer traición nunca.~ ~ Ya era así cuando su padre volvió 260 4| había dicho que la niña era un peligro para el honor 261 4| España no había salvación. Era un pueblo gastado. América 262 4| tomar el sol».~ ~ Él sí era pobre, y más cada día, pero 263 4| demócrata. Otros decían que era un símbolo del sol y los 264 4| aquel librepensador que era su padre. ¡Con qué tristeza 265 4| temerarios! Y su mismo papá, esto era lo peor, y había que pensarlo 266 4| también, su querido papá que era un hombre de talento, capaz 267 4| se desquitaba. El enemigo era más fuerte, pero a ella 268 4| arte de coser y planchar; era una asignatura de adorno 269 4| de madre. María Santísima era la Madre de Dios, en efecto; 270 4| Misterio de la Encarnación era como la lluvia de oro de 271 4| elemental manda que se tape, era lo que ocultaba don Carlos 272 4| todo. El romántico Ozores era clásico después de su viaje 273 4| quién lo diría? Lo mejor era huir del hombre. No quería 274 4| como si no tuviera sexo. Era aquélla una educación neutra. 275 4| mundo y condenarlo tal como era, se vio pronto en apurada 276 4| cartulina amarilla; creyó que era una de aquellas novelas 277 4| San Agustín?~ ~ Don Carlos era un librepensador que no 278 4| decía. Pero San Agustín era una de las pocas excepciones. 279 4| otro lado. Aquello sí que era nuevo. Toda la Mitología 280 4| nuevo. Toda la Mitología era una locura, según el santo. 281 4| que ella no contestaba. Era su única aventura, después 282 4| que llegaban a las nubes. Era, como en la infancia, un 283 4| Carlos que el cristianismo era una importación de la Bactriana.~ ~ 284 4| sus disputas de la aldea era poco escrupuloso en los 285 4| capellán no sabía lo que era la Bactriana; y así le parecía 286 4| Ozores?~ ~ «El capellán no era un San Agustín -pensaba 287 4| creer en Jehová Eloïm, que era un déspota, un dictador, 288 4| un polaco.~ ~ «¡Su padre era maniqueo! Buenos ponía a 289 4| Valiente mequetrefe era el señor Chateaubriand - 290 4| obras porque el estilo no era malo». Se hablaba muy mal 291 4| de Reina de los Cielos, era una Madre, la de los afligidos. 292 4| por el monte.~ ~ Verdad era que de algún tiempo a aquella 293 4| pinos que ella conocía bien; era una obra que días antes 294 4| que otras veces. La cuesta era ardua, el camino como de 295 4| divisó un punto; sabía que era un santuario. Allí estaba 296 4| templo. La puesta del sol era una apoteosis. Las velas 297 4| hondonada de los pinos. Era una cañada entre dos lomas 298 5| la provincia de Vetusta. Era por consiguiente una gran 299 5| joven en peligro de muerte. Era una fiebre nerviosa; una 300 5| catástrofe. Su enfermedad era melancólica; sentía tristezas 301 5| palacio de Vetusta. Aquél era el último resto de su herencia. 302 5| contestar. Estaba sola y era absurdo. El doctor dijo 303 5| de don Carlos, que además era un aturdido en materia de 304 5| aunque fuese extraviado, era una casa de aldea muy pintada, 305 5| el médico de la casa, que era comedido y no llamaba las 306 5| Glocester -; sí señor, su madre era una perdida, corriente; 307 5| empleaban en pagar visitas. Esta era la ocupación a que daban 308 5| la religión, porque éste era un timbre de su nobleza, 309 5| corazón el culto principal era el de la clase, y si hubieran 310 5| se entendía en Vetusta, era la ley por que se gobernaba 311 5| cosas la sobrinita? Esta era la cuestión. Las miradas 312 5| Robustiano dijo que eso era.~ ~ Una tarde, tal vez creyendo 313 5| sé qué amoríos?~ ~ -Todo era inocencia, decían los bobalicones 314 5| se negó, se aseguró que era una calumnia...~ ~ -¡A mí, 315 5| cuanto a la moral, tampoco era el caso grave, porque en 316 5| ser guapa.~ ~ -Creo que era algo raquítica, por lo menos 317 5| ella quería utilizar, si era posible, la hermosura de 318 5| pues lo traían de raza. Sí, era preciso darle bien de comer, 319 5| ella. La única esperanza era un americano. Los indianos 320 5| un americano. Lo primero era que la chica sanase y engordase.~ ~ 321 5| médico dijo que el comer bien era ya oportuno, ella, con lágrimas 322 5| que ha de ir al mercado. Era preciso devorar, aunque 323 5| tristeza que aquella fe suya era demasiado vaga; creía mucho 324 5| su vanidad; pero al fin era un tormento. Todo lo que 325 5| sentimiento eran religiosos? ¿O era que en la vanidad, en el 326 5| cabeza; que el estómago era una máquina parada, y el 327 5| que ardía todo lo que ella era por dentro. El pensar sin 328 5| hamaca en los diminutivos. Era el indiano que veían en 329 5| las tías.~ ~ Doña Águeda era muy buena cocinera; conocía 330 5| longanizas de la plaza. Era muy amigo de doña Anuncia 331 5| nobleza vetustense. La verdad era que el tipo aristocrático 332 5| votó por unanimidad que era hermosísima. La plebe opinaba 333 5| nobleza, y la clase media era de igual parecer. En poco 334 5| el Paseo de Verano, y, si era posible, la sobrina de las 335 5| las estatuas. No sabían si era un Fidias o un Praxíteles, 336 5| Praxíteles, pero sí que era una real moza; un bijou, 337 5| republicanismo del padre, todo: era un perdón general. Ana era 338 5| era un perdón general. Ana era de la clase; la honraba 339 5| envidiaban mucho a Anita, porque era pobre. Para ellas la hermosura 340 5| Para ellas la hermosura era cosa secundaria; daban más 341 5| Dentro de la nobleza no era probable que se casara. 342 5| se casaría con un noble; era preciso abdicar, dejarla 343 5| equilibrio o ten con ten era un poco embarazosa, y más 344 5| convinieron las hermanas en que era indispensable dar instrucciones 345 5| folletín de Las Novedades. (Era liberal en materia de folletines).~ ~ - 346 5| aquellos caballeritos.~ ~ No era esto lo que quería decir. 347 5| dos hermanas se miraron. Era llegada la ocasión de explicar 348 5| Águeda la belleza de Ana era uno de los mejores embutidos; 349 5| picaba de esbelta, porque era delgada.~ ~ Al ventilar 350 5| concluyendo con la protesta de que era hija tanta sabiduría de 351 5| la deliciosa pereza que era casi el único placer en 352 5| justicia de aquellas alabanzas. Era verdad, era hermosa. Comprendía 353 5| aquellas alabanzas. Era verdad, era hermosa. Comprendía aquellos 354 5| Vetusta. Pero ¿el amor?, ¿era aquello el amor? No, eso 355 5| su resignación aparente era por dentro un pesimismo 356 5| todos, pero estaba debajo, era la vencida. Además su miseria, 357 5| su pensamiento principal era librar a sus tías de aquella 358 5| señorita: la literatura. Era éste el único vicio grave 359 5| de aguardiente. Aquello era una cosa hombruna, un vicio 360 5| Si sabría ella lo que era el mundo! En cuanto a la 361 5| En cuanto a la sobrinita, era indudable que había que 362 5| firmemente que su marido era un idiota. «¡A qué llamarán 363 5| relativas de la marquesa, era unánime la opinión: la literata 364 5| la opinión: la literata era un absurdo viviente.~ ~ « 365 5| ante su desdén supremo. Era demasiado crédula en cuanto 366 5| acabaron por confesar que Ana era una excepción; o calculaba 367 5| más que sus mismas tías, o era una virtud efectiva.~ ~ -«¡ 368 5| declararon lo mismo: «Ana era invulnerable».~ ~ -Esperará 369 5| Y pensaba:~ ~ -«Ése era de los menos malos. Parecía 370 5| Parecía más distinguido; y no era pesado; tenía cierta dignidad..., 371 5| tenía cierta dignidad..., era comedido..., frío con elegancia..., 372 5| convento, el convento; ése era su recurso más natural y 373 5| El candidato de Ripamilán era un magistrado, natural de 374 5| con los ojos. Don Tomás era una de las pocas personas 375 5| saludarlas. Aquel señor era Quintanar; el magistrado. 376 5| no estaba mal conservado. Era muy pulcro de traje y de 377 5| de aspecto simpático.~ ~ «Era un forastero, palabra de 378 5| que hay que ver.~ ~ Esto era todo lo que las tías sabían 379 5| que le pasaba por dentro era don Tomás Crespo, libre, 380 5| inclusive la de no tenerlas, que era de las más tontas.~ ~ Ana 381 5| Pero entretanto Vetusta era su cárcel, la necia rutina, 382 5| las beatas, todo aquello era más fuerte que ella; no 383 5| de sueños.~ ~ Pero Crespo era una excepción, un amigo 384 5| quería decir frágiles. Tal era la divisa de don Tomás: 385 5| manía de perdonarlo todo.~ ~ Era sagaz para buscar el bien 386 5| venir a parar en que Anita era la mejor muchacha de Vetusta.~ ~ 387 5| al señor Quintanar.~ ~ «Era el único novio digno de 388 5| No se teñía las canas, era sencillo, aunque en el lenguaje 389 5| que su vocación religiosa era falsa, que ella no servía 390 5| amiguita de que su piedad, si era suficiente para una mujer 391 5| conciencia le gritaba que no era aquél el sacrificio que 392 5| podía hacer. El claustro era probablemente lo mismo que 393 5| lo mismo que Vetusta; no era con Jesús con quien iba 394 5| antojo.~ ~ Se confesaba que era virtuosa, en cuanto no se 395 5| ningún trapicheo; pero esto era poco para creerse con vocación 396 5| niña. El nuevo pretendiente era el americano deseado y temido, 397 5| le dijeron que aquélla era la hermosura del pueblo 398 5| decisivo en tu existencia. (Era el estilo de La Etelvina). 399 5| esposa, si su ardiente deseo era cumplido. Contaba con su 400 5| de Isabel la Católica...! Era mucha tentación.~ ~ Frígilis 401 5| otros días.~ ~ La justicia era respetada con un terror 402 5| ámbitos de la Plaza Nueva: era un adiós triste de verdad, 403 5| adiós triste de verdad, era la despedida de la maravilla 404 5| de Sala le preguntaba si era él por su ventura el primer 405 5| dicho doña Anuncia - porque era pobre; pero ella les tomaba 406 5| Tal vez, aunque no era seguro, ni mucho menos, 407 5| Y ahora estaba casada. Era un crimen, pero un crimen 408 5| otros hombres. Don Víctor era la muralla de la China de 409 5| hombre que tenía al lado, era un delito. Todo había concluido... 410 6| Encimada, adiós Casino. Era un aristócrata.~ ~ Generalmente 411 6| cerca de una mesa de pino. Era costumbre inveterada que 412 6| o salían. Pero desde que era de la Junta Ronzal, que 413 6| tomarse por un saludo; si era un individuo de la Junta 414 6| cosa de medio palmo, si era Ronzal se levantaban un 415 6| reinar el silencio, y si era posible también en la sala 416 6| culto extraño. Entrar allí era para los vetustenses como 417 6| eran unos chambones, no era esto más que un pretexto 418 6| con una perfección que ya era famosa. No faltaban los 419 6| tiempo. El cuarto jugador era cualquiera. En las otras 420 6| también servía de biblioteca, era estrecho y no muy largo. 421 6| del hurto de periódicos era de las difíciles que tenían 422 6| ejercer una gran vigilancia. Era inútil. Don Frutos Redondo, 423 6| que desaparecía también, y era más caro, se tomó la resolución 424 6| al gabinete de lectura, era un caballero apoplético, 425 6| primer periódico del mundo. Era un derecho que nadie le 426 6| inglés. Otro lector asiduo era un joven opositor a Fiscalías 427 6| Gaceta sin dejar una subasta. Era un Alcubilla en un tomo: 428 6| Madrid decía «Lo de Vestusta» era cosa de él. Al día siguiente 429 6| resultaba que «Lo de Vetusta» no era nada. Así se había hecho 430 6| Corresponsal» dudaba de la guerra: era cosa de los bolsistas acaso; 431 6| desengaño más en el alma. Era que «no se lo habían publicado». 432 6| Otro lector constante era un vejete semi-idiota que 433 6| desmoronarse el edificio... No era eso. Era que los señores 434 6| edificio... No era eso. Era que los señores del billar 435 6| las mazas de los tacos. Era proverbial el ingenioso 436 6| conserjería.~ ~ Entonces era cuando entraba don Amadeo 437 6| y salía triunfante. No era un ladrón, era un bibliófilo. 438 6| triunfante. No era un ladrón, era un bibliófilo. La llave 439 6| bibliófilo. La llave de Bedoya era la que el conserje había 440 6| había perdido. Don Amadeo era el don Saturnino Bermúdez 441 6| ésta a la Horticultura. Era un especialista en las enfermedades 442 6| sabía de ellos, y Bedoya era de esa clase de eruditos 443 6| del tiempo de Noé, si no era suyo. Así como Bermúdez 444 6| polvo por el polvo, Bedoya era más subjetivo, como él decía, 445 6| de Simancas. ¿Cómo? Ése era su orgullo. Así es que Bedoya, 446 6| pero el cuarto del crimen era el lugar donde se reunían 447 6| de... que casó con... que era hermana de...~ ~ Y como 448 6| invierno actual siempre era más frío que todos los que 449 6| había sido alcalde liberal y era usurero con todos los sistemas 450 6| rincón oscuro.~ ~ «Aquello era demasiado».~ ~ «Se podía 451 6| pero tocar a la Regenta! Era un imprudente aquel sietemesino, 452 6| aquel año y su propósito era casarse cuanto antes con 453 6| habilidades flamencas. No era tonto, pero la esclavitud 454 6| acaso fuera. Si en Madrid era uno de tantos, en Vetusta 455 6| por lo muy familiar que era el trato de Paco y de Mesía, 456 6| murmuraciones y sostuvo que era cursi aquel respeto y admiración 457 6| iba a parar, ni de quién era, pero lo usaba siempre que 458 6| puerta del postigo...~ «-Era preciso acabar con las preocupaciones 459 6| poco pálido.~ ~ En efecto, era Ronzal.~ ~ Pepe Ronzal - 460 6| Trabuco, no se sabe por qué - era natural de Pernueces, una 461 6| en negocios de quintas. Era muy decidido partidario 462 6| pertenece a esta historia.~ ~ Era alto, grueso y no mal formado; 463 6| monte, daba escalofríos.~ ~ Era de buen color moreno y tenía 464 6| había adelantado a su tiempo era en los pantalones, porque 465 6| el conserje. Ronzal, que era ya de la Junta, quiso arrojar 466 6| provincia».~ ~ Hipócrates era el maestro de Platón, maestro 467 6| llamarse el Cristo, porque era un rotin, y blandiéndolo 468 6| de cosas remotas, y así, era su fuerte la política exterior. 469 7| eran amigos suyos. Joaquín era uña y carne del Marquesito - 470 7| amigo de usted el Provisor, era hoy la víctima.~ ~ Ronzal 471 7| Comprendió que el tener razón era allí lo de menos. A Ronzal 472 7| había embrollado y esto era lo que más le irritaba siempre, 473 7| asechanzas de un galán, que no era el señor Ronzal...»~ ~ - 474 7| fogoso Ronzal. No cabía duda, era la carcajada de Mesía. Estaba 475 7| discreción.~ ~ Don Álvaro Mesía era más alto que Ronzal y mucho 476 7| y al extranjero. Aunque era de Vetusta, no tenía el 477 7| confesarse inferior a éste que era su bello ideal. Ante su 478 7| el Presidente del Casino era todo un hombre de novela 479 7| adquirido de mala fe.~ ~ Ronzal era reaccionario dentro de la 480 7| Mandaban los de Ronzal, éste era diputado de la comisión 481 7| quedaba en la sombra; no era Mesía de la casa, tenía 482 7| propagandista de la leyenda de que era Mesía el héroe; y aquella 483 7| héroe; y aquella leyenda era muy útil, para muchas cosas. 484 7| empleaba estas reticencias era Foja.~ ~ -El señor Magistral - 485 7| discutió si el Magistral lo era. Dijeron que no Ronzal, 486 7| verdadero pecado del Provisor era la simonía».~ ~ El Marquesito, 487 7| sobre todo; por lo demás era un sabio; acaso el único 488 7| conozco a su hija desde que era así -media vara - protesto 489 7| pausa. El ex-alcalde no era un Joaquinito Orgaz.~ ~ 490 7| la libertad de comercio era lo esencial. La libertad 491 7| libertad del interés. Todavía era más usurero que clerófobo.~ ~ 492 7| sabía su papel. Su propósito era agradar a don Álvaro, por 493 7| así. Ahora verían quién era más bruto. Guiñaba los ojos 494 7| pensativo. Aquel silencio era de esos que preceden a confidencias 495 7| íntimos.~ ~ Aquella amistad era como la de un padre joven 496 7| tales propósitos. Y así era el Marquesito original, 497 7| compraba en su tierra. Nadie era sastre en su patria. En 498 7| la exageración adocenada. Era blanco, sonrosado, pero 499 7| atormentaba y consultaba con Mesía era ésta:~ ~ -¿Debo casarme 500 7| pero otras veces, y esto era lo que él prefería, vencían 501 7| usados. Y Paco, por ser quien era el otro, los tomaba de buen 502 7| Tanto le admiraba.~ ~ Paco era de mediana estatura y cogido 503 7| parecía bajo, porque Mesía era más alto que el buen mozo 504 7| vicio fácil y corriente.~ ~ Era muy capaz de un sentimentalismo 505 7| comedias; comprendía que era ridículo buscarlo y se declaraba 506 7| insinuante, corrosiva, era el incentivo más a propósito. 507 7| del amor dosimétrico, que era la más alta idealidad a 508 7| Marquesito.~ ~ «Sí, todo aquello era puro. Se trataba de una 509 7| los Vegallana y la Regenta era íntima. Paco jamás había 510 7| mucho; lo poco expansiva que era ella con Paco lo había sido 511 7| quería conseguir algo, no era posible prescindir de Paquito. 512 7| principio. La casa de Paco era un terreno neutral; el lugar 513 7| de estas cosas? Tan mujer era la Regenta como las demás; ¿ 514 7| hombre hermoso, como él lo era sin duda, con tales ideas 515 7| no creo en ellas». Esta era su divisa.~ ~ Para lo que 516 7| la virtud de la Regenta era, bien lo conocía él, para 517 7| contando a su amiguito.~ ~ «Él era, ante todo, un hombre político; 518 7| el medro personal». Este era su dogma hacía más de seis 519 7| los baños de Palomares. Era otra virtud. Una virtud 520 7| minar aquella fortaleza. ¡Era todo un plan! Esperaba en 521 7| del personaje de Madrid era de las que exigían años. 522 7| adelantos en la carrera, y esto era lo principal en Mesía, el 523 7| rival no le parecía temible, era muy ridículo coincidir con 524 7| otras de muy buen humor. ¡Era chusco! ¡Él, rival de Trifón! 525 7| bastante preparado. Aquello era el corazón de la Regenta.~ ~ 526 7| clase de asuntos. Vetusta era un pueblo primitivo. Dígalo 527 7| con Anita Ozores. Verdad era que en aquellos dos años 528 7| amador de su gentileza. Esto era lo que él quería saber a 529 7| de mala manera, porque él era ante todo un hombre político - 530 7| lecturas parecido a Mesía; era éste una Margarita Gautier 531 7| capaz de redimirse por amor. Era necesario redimirle, ayudarle 532 7| lo que había notado... no era gran cosa. Pero ¡bah!, con 533 7| oyeron grandes carcajadas... Era en la cocina. Era la carcajada 534 7| carcajadas... Era en la cocina. Era la carcajada eterna de Visita.~ ~ -¡ 535 7| todos los hombres...!~ «¡Era Obdulia! ¡Obdulia! Luego 536 8| El marqués de Vegallana era en Vetusta el jefe del partido 537 8| siempre un favorito que era el jefe verdadero. El favorito 538 8| verdadero. El favorito actual era (¡oh, escándalo del juego 539 8| empleos y hasta prebendas. Así era el turno pacífico en Vetusta, 540 8| intrigas de politiquilla.~ ~ Era cacique honorario; el cacique 541 8| derecha, Mesía. Don Álvaro era al Marqués en política lo 542 8| Y todo lo que alababan era obra del otro, de Mesía.~ ~ 543 8| clase; pero su temperamento era de liberal». Tenía grandes « 544 8| positivo y directo que prestaba era el de agente electoral. 545 8| afectaba una llaneza que era el encanto de las almas 546 8| propuesto de buen grado. Era el enemigo natural de don 547 8| los maridos. Ella sí que era liberal. Muy devota, pero 548 8| aristocracia de ahora podía hacer era divertirse. ¿No podía imitar 549 8| estaban maltratados y lo que era peor, desde el punto de 550 8| contestaba que la moda moderna era lo confortable y la libertad. 551 8| anarquía de los muebles era completa, pero todos eran 552 8| confidentes, taburetes, todo era una conjuración de la pereza; 553 8| pistilos de rosas amarillas, era una muda anacreóntica, acompañada 554 8| no había teatro, y esto era muy frecuente en Vetusta, 555 8| tambor de marina.~ ~ No era tambor, pero quería dar 556 8| Los demás se quejaban. Era una injusticia.~ ~ -«¿Para 557 8| aludiendo a su marido.~ ~ No era muy escrupuloso el Marqués 558 8| ella, había desaparecido. Era el único consuelo de tanta 559 8| personaje de ellas siempre era Paquito. Cuando estaba sereno, 560 8| Pero lo que salía más veces era asunto para la crónica escandalosa. 561 8| calientes, sostenían que la casa era lo peor.~ ~ Sin embargo, 562 8| relajado las costumbres y ya no era un círculo tan estrecho 563 8| el de la clase, aún no era para todos el entrar en 564 8| aunque es cierto que no era esto frecuente, ni el canónigo 565 8| Marquesa y de su tertulia era Mesía.~ ~ «Pero a aquel 566 8| doncella de la casa.~ ~ Su Paco era torpe, no sabía...~ «-¡Es 567 8| casa..., pregunta a Mesía». Era su madre quien había iniciado 568 8| casa». En el despacho todo era de roble mate; nada, absolutamente 569 8| de notoria antigüedad.~ ~ Era lo único que al capitán 570 8| amistad. ¡Pero si su cocina era infernal! La chimenea devolvía 571 8| las cuerdas al aire. Aquél era el vestuario de los actores 572 8| franqueza y trato sencillísimo era en casa de los demás. Allí 573 8| los treinta y cinco aún era un torbellino, una cascada 574 8| Cármenes el poeta. Lo que era una catarata de mala crianza, 575 8| cascada, torbellino, todo lo era con cuenta y razón. Su aturdimiento 576 8| y razón. Su aturdimiento era obra de un estudio profundo 577 8| una urraca...~ ~ Y sí que era una urraca, como que así 578 8| Donde hacía estragos era en los comestibles.~ ~ Llegaba 579 8| postres para meses. Su esposo era un humilde empleado del 580 8| aquel decente pasar que era indispensable para continuar 581 8| nobleza?~ ~ Cuando Visitación era soltera, se dijo -¡de quién 582 8| cierto nada. Como ella era algo ligera..., como no 583 8| partes - pero nada más. Era insoportable con su alegría 584 8| o cual descuidillo...~ ~ Era alta, delgada, rubia, graciosa, 585 8| qué negarlo? Pero sólo él. Era viuda y jamás recordaba 586 8| la viuda de Alvarito; «¡era su único pasado!».~ ~ Aquella 587 8| estaban guapas las dos: era preciso confesarlo. Por 588 8| y a más de la renta, que era baja, por consistir el lujo 589 8| de una hoguera portátil, era el mismo que ahora estaba 590 8| limones, manzanas y heno, que era el blando lecho de la fruta.~ ~ 591 8| sobre mesas y arcones; era digno de la despensa; y 592 8| comedor desde lejos, pues no era un cocinero vulgar, égida 593 8| fuego y atento a la mesa. No era viejo. Tenía cuarenta años 594 8| vestía de señorito.~ ~ Colás era un pinche de vocación decidida, 595 8| dejar lo principal, que era la comida de sus amos, colaboraba 596 8| conseguido más que su dimisión. Era su lenguaje. Leía muchos 597 8| él la mano en el asunto y era cosa hecha.~ ~ Obdulia, 598 8| facultades culinarias; otro era su destino. La cocina y 599 8| coma.~ ~ Por lo demás, él era socialista, pero en otras 600 8| remota a veces. El fogón era un dios y él su Pontífice 601 8| dormitorio en lo que hoy era despensa. Sabía el Marquesito 602 8| los placeres más refinados era «una sesión» alegre con 603 8| las mismas condiciones y era mucho más antiguo. ¡Pero 604 8| presencia jamás un deseo carnal. Era intratable aquel don Álvaro. 605 8| aquel don Álvaro. También lo era el Obispo. Y, sin embargo, 606 8| a los cocineros. Visita era la que todavía encontraba 607 8| Todos sabían que aquél era el vicio de doña Visita.~ ~ 608 8| tocador para tales casos. Era la habitación donde había 609 8| los dedos dentro del agua. Era un placer muy picante, según 610 8| algo y no sabía qué. No era cosa de comer de fijo, porque 611 8| al fin rió a carcajadas. «Era chusco, en efecto». Se había 612 8| no sabía explicarme..., y era eso.~ ~ Y como le pareciera 613 8| viuda por aquella tarde.~ ~ Era lo que llamaba ella saborear 614 8| pelo de un rubio oscuro era rizoso y caía en mechones 615 8| ella y tantas otras. Visita era amiga de Ana desde que ésta 616 8| Hasta el modo de llamarla era tonto. ¡La Regenta! ¿Por 617 8| la prosa de la vida que era bien difícil; pero algún 618 8| precipitar lo que en su concepto era necesario. No creía a nadie 619 8| hubiese por su parte amor; era un capricho fuerte arraigado 620 8| que había sido su amante y era su camarada, todas las turgencias 621 8| comparación tiene!~ ~ La cita era sabia y oportuna. Visitación 622 8| Álvaro enterado de lo que era aquella otra, ¡y no había 623 8| Quien ahora tragaba saliva era el Presidente del Casino, 624 8| fuera como la suya, que no era devoción.~ ~ -Ana, cuando 625 8| Nadie pasaba por la calle. Era de las más desiertas; crecía 626 8| piedras. Aquel silencio era el que llamaba solemne y 627 8| de azúcar en la boca.~ ~ Era su sistema. Se prohibía 628 8| reconocieron al momento. Era la Regenta. Venía de negro, 629 8| mejillas sonrosadas, y ella era pálida; también parecía 630 8| indiferencia que le irritaba. Era como si le hubiera dicho: 631 8| pronto, aquella afabilidad era desprecio. ¿Qué había pasado 632 8| la catedral? ¿Qué hombre era aquel don Fermín que en 633 9| resplandores. La calle del Águila era una pendiente rápida que 634 9| la había visto así. ¿Qué era de aquella frialdad habitual, 635 9| más de veinticinco años; era rubia de color de azafrán, 636 9| muchas casas principales. Era buena para todo, y se aburría 637 9| parecían de estuco. Don Víctor era un viejo tal vez amigo de 638 9| le comprometían. El ama era muy callada, muy cavilosa; 639 9| confianza de la Regenta. Era solícita, discreta, y fingía 640 9| del poniente. El camino era estrecho, pero igual y firme; 641 9| La doncella de Ana era amiga de llegar en sus cálculos 642 9| Magistral en el confesonario no era como la que usaba en el 643 9| pepita de oro. La elocuencia era aquello, hablar así, que 644 9| diciendo lo que en sustancia era esto: «No debía ella acudir 645 9| enfermedades viejas y descuidadas era querer sanar de veras. De 646 9| una fórmula: confesar no era eso. Era indispensable escoger 647 9| fórmula: confesar no era eso. Era indispensable escoger con 648 9| pero, una vez escogido, era preciso considerarle como 649 9| considerarle como lo que era en efecto, padre espiritual, 650 9| parecerse a los pájaros.~ ~ «Era un buen señor Ripamilán; 651 9| seguida: le había dicho que era un temperamento especial, 652 9| que tener en cuenta. Esto era completamente nuevo».~ ~ 653 9| Y qué elevación! ¿Qué era la virtud? ¿Qué era la santidad? 654 9| Qué era la virtud? ¿Qué era la santidad? Aquello había 655 9| sido lo mejor. La virtud era la belleza del alma, la 656 9| día siguiente el esfuerzo era menos costoso y su eficacia 657 9| la inercia del bien, esto era mecánico (así lo había dicho 658 9| estable del alma. Además, era una alegría; un buen día 659 9| de que ella se quejaba, era nostalgia de la virtud a 660 9| por su patria. La virtud era cuestión de arte, de habilidad. 661 9| por el ascetismo; éste era un medio muy santo, pero 662 9| veneno para los débiles, era purga para los fuertes. 663 9| Magistral no había dicho si él era tan fuerte como todo eso, 664 9| quería mirarlo de frente. Era inclinación. Nada de disfrazar 665 9| qué, puesto que ella le era fiel de hecho y de voluntad 666 9| otro día la comunión. Éste era el mejor plan. La resolución 667 9| dio una alegría de niña; era como un día de asueto. Podía 668 9| recibir al Señor dignamente. Era una prórroga; un respiro. 669 9| puramente y que tal vez era la alborada del día esplendoroso 670 9| Magistral? ¡Quién sabe! ¿Por qué era ella, aunque digna de otro 671 9| Vetusta? El lugar de la escena era lo de menos; la variedad, 672 9| baladí, obsesión estúpida que era casi un dolor, absorbía 673 9| le supo a malicia lo que era una equivocación.~ ~ Cuando 674 9| llamaba El boulevard, o lo que era en rigor, Calle del Triunfo 675 9| aquella acera en paseo donde era difícil andar sin pararse 676 9| tertulios de Vegallana. Era la fuerza de los talleres 677 9| pero la indignación fingida era mayor cuando un levita se 678 9| iguales por el traje, que era bastante descuidado. Aunque 679 9| siquiera notaban, pero que era moleslo, triste; un olor 680 9| peinadas algunas. El estrépito era infernal; todos hablaban 681 9| carros y coches sin cesar; era la hora del correo y aquél 682 9| Esto decían ellas y ellos. Era una alabanza espontánea, 683 9| mira que es la Regenta!~ ~ Era popular su hermosura.~ ~ 684 9| decían los pollastres que era un arcángel; iba contenta. 685 9| placer del amor; del amor que era, por lo visto, una necesidad 686 9| Así miraban los celos! Era una belleza infernal, sin 687 9| cortesía exagerada, que era una de sus maneras de hacer 688 9| la primer mirada que no era ya la mujer distraída de 689 9| vez el ataque.~ ~ «¿Qué era aquello, Señor, qué era 690 9| era aquello, Señor, qué era aquello?» ¿Por qué en día 691 9| un contacto pegajoso. No era el Magistral. Era don Álvaro, 692 9| pegajoso. No era el Magistral. Era don Álvaro, que venía a 693 9| eléctrica de amor. La cuestión era que la máquina estuviese 694 9| máquina estuviese preparada. Era fatuo hasta ese extremo, 695 9| creía hombre de talento -«él era principalmente un político» -; 696 9| sí mismo que todo esto no era nada comparado con el prestigio 697 9| antigua. Esta Cerbatana era Ecbátana, pero él la llamaba 698 9| a qué ciudad se refería. Era una que tenía muchas murallas 699 9| otra que conocía también. Era un sabio.~ ~ -Yo he leído - 700 9| Además, don Álvaro era profundamente materialista 701 9| Como en él lo principal era el político, transigía con 702 9| exposición, que lo chic era el creer como el carbonero. 703 9| Sport y catolicismo, ésta era la moda que continuaba imperando. 704 9| es claro que lo de creer era decir que se creía. Él no 705 9| debilidad». Sin embargo, bueno era ilustrarse, fundar en algo 706 9| contrario. Flammarion no era chic. También leyó a Moleschott 707 9| pero se iba al grano: todo era masa gris; corriente, lo 708 9| él quería. Lo principal era que no hubiese infierno. 709 9| bien el poeta, pero aquello era muy largo. Ya no veía más 710 9| átomos, y su buena figura era un feliz conjunto de moléculas 711 9| llegado el mismo Paco, que era buen católico, según Mesía. 712 9| católico, según Mesía. Aquello era para él solo, mientras estaba 713 9| El materialismo de Mesía era fácil de entender. Lo explicaba 714 9| parecieron imprudentes. ¿Era ella quien las había pronunciado? 715 9| entre ellos, que en rigor no era nada que mereciese comentarios? ¿ 716 9| Que no se fijaba en ella! ¿Era coquetería vulgar o algo 717 9| sordomudos. Pero esto mismo era inoportuno. Era demasiado 718 9| esto mismo era inoportuno. Era demasiado negar, era negar 719 9| inoportuno. Era demasiado negar, era negar la evidencia.~ ~ Don 720 9| tratándose de otras mujeres, era la mejor arma contra la 721 9| del ojo -¡ay!, ¡sí, esto era lo cierto, con el rabillo! -, ¿ 722 9| decir, nada; pero la nada era su dote de amor. ¡Mas renunciar 723 9| la tentación misma! Esto era demasiado. La tentación 724 9| demasiado. La tentación era suya, su único placer. ¡ 725 9| No, no; la tentación era suya, su placer el único! ¿ 726 9| confesor que le decía que era tan fácil la virtud! Sí, 727 9| tan fácil la virtud! Sí, era fácil, bien lo sabía ella, 728 9| Don Álvaro, que si no era tan buen político como se 729 9| una flor insípida, y no era una desfachatez. Podía tomarse 730 9| Ya sabía a qué atenerse; era aquél. Por lo menos aquél 731 9| aquél. Por lo menos aquél era uno. El Marquesito la había 732 10| dando a entender que no era responsable de aquella terquedad.~ ~ « 733 10| la hornilla, descubierta, era un agujero de tristeza.~ ~ 734 10| vete.~ ~ «Después de todo, era una tontería haber dado 735 10| qué no había de comulgar? ¿Era ella una beata con escrúpulos 736 10| mujer más presuntuosa. ¿Era esto pecar? Nada tenía ella 737 10| de malos pensamientos, era un martirio. Un martirio 738 10| destierro. «Pero, ¡ay!, era una desterrada que no tenía 739 10| provecho; pero de todas maneras era una aventura estúpida. La 740 10| venía aquello? También ella era bien necia. Tenía miedo 741 10| Pero aquel don Víctor era tan bueno, tan caballero! 742 10| y aparte la fe jurada, era una villanía, una ingratitud 743 10| de estorbos. Pero ya no era cosa de volverse atrás. 744 10| trampa en que había caído.~ ~ Era una máquina que, según Frígilis 745 10| aplicación del artefacto.~ ~ Era necesario que el hocico 746 10| La fuerza del resorte no era suficiente para matar al 747 10| Por fortuna, Quintanar era correccionalista; quería 748 10| sus adentros! ¿Qué marido era aquel que cazaba con trampa 749 10| hermosa noche! Pero, ¿quién era ella para admirar la noche 750 10| de su esposa. Su marido era botánico, ornitólogo, floricultor, 751 10| que a su mujer. ¿Y quién era Frígilis? Un loco; simpático 752 10| manzanos y creía que todo era uno y lo mismo, y pretendía 753 10| y pretendía que el caso era «adaptarse al medio». Un 754 10| qué asco! Aquel Herodes era el Pílades de su marido. 755 10| bastaba, no podía más; aquello era la gota de agua que hace 756 10| como si fuera el monte! ¡No era esto el colmo de lo ridículo!»~ ~ 757 10| su error. «¡Ella sí que era ridícula! ¡Irritarse de 758 10| malicia... ¡Lo que aquello era y lo que podía haber sido...! 759 10| de hijos. Don Víctor no era pesado, eso es verdad. Se 760 10| de los dolores poéticos; era un dolor vergonzoso, como 761 10| pensaba?, y otra cosa no era confesarlo».~ ~ «Y la juventud 762 10| invirtieron; Ana vio que la luna era la que corría a caer en 763 10| tinieblas».~ ~ «Lo mismo era ella; como la luna, corría 764 10| nocturnas del cielo, y la luna era ella, y la nube la vejez, 765 10| gran puerta de hierro que era la entrada del Parque por 766 10| calle o por su cerebro.~ ~ Era don Álvaro, en efecto. Estaba 767 10| triunfos? ¡Yo y la ocasión! Era una de sus divisas. ¡Oh!, 768 10| su debido tiempo. El caso era que, por casualidad, estuviese 769 10| casas, ni aceras ni faroles; era una calle porque la llamaban 770 10| que él llamaba así, porque era como una adivinación instantánea, 771 10| saltar la verja, aunque era poco menos que imposible; 772 10| No, no saldría; la nube era inmensa y muy espesa; tardaría 773 10| pensó seriamente Ana, que no era supersticiosa.~ ~ Tenía 774 10| infestarse.~ ~ «¡Qué fácil era el crimen! Aquella puerta... 775 10| placeres desconocidos, era un enemigo digno de ella. 776 10| la prosa, la fatigaban; era una guerra en un subterráneo 777 10| perfume de amor..., esto era algo, esto era digno de 778 10| esto era algo, esto era digno de ella. Lucharía».~ ~ 779 10| las máquinas infernales, era el deber; y el Magistral 780 10| misteriosa de Ana -porque era una enfermedad, estaba seguro - 781 10| días, que en las tablas era poco natural el verso, que 782 10| para los dramas de la época era mejor la prosa. ¡Imbécil!, ¡ 783 10| fijó en un velador, que era Carvajal, y ya iba a concederle 784 11| XI -~ ~ El Magistral era gran madrugador. Su vida 785 11| trabajo abrumador; además, era un clérigo de mundo; recibía 786 11| comer. Uno de sus secretos era que «el Magistral merecía 787 11| convinieron en que aquello era demasiado fuerte:~ ~ -¡Hombre, 788 11| de ladrones caballerosos era muy generoso, y robaba con 789 11| Barinaga olía a aguardiente. Era el olor de su bilis.~ ~ 790 11| perspicaz y disimulado, era el segundo organista de 791 11| aficionados a Talía o quien fuese. Era un presbítero joven, chato, 792 11| meditabundo.~ ~ Una cosa era lo que debiera estar pensando 793 11| confesonario...!» «¿Qué mujer era aquélla? ¿Había en Vetusta 794 11| El pobre don Cayetano era hombre de algún talento 795 11| de esto, que conocía que era orgullo. Aprensiones. No 796 11| de Vetusta subterránea: era la ciudad oculta de las 797 11| para los pecados ajenos era portentosa.~ ~ Hasta de 798 11| a su manera. La Encimada era toda suya; la Colonia la 799 11| veces, en las casas donde era recibido como amigo de confianza, 800 11| importaba ni comprendía, acaso era el único que estaba en el 801 11| despreciaba a los vetustenses. «Era aquello un montón de basura». 802 11| descubierto en su propia heredad. Era suyo, bien suyo; ¿quién 803 11| de la realidad. Sí, sí, era aquello algo nuevo, algo 804 11| parecía ser el mismo. ¿No era algo por el estilo lo que 805 11| de un siglo que se ríe. Era como estar en el circo entre 806 11| partidario de la declaración. «Era el valor, la voluntad enérgica, 807 11| arcas. ¿No quedábamos en que era yo una lumbrera? ¿No se 808 11| hermosura femenina. La palidez era de un tono suave, delicado, 809 11| los ojos y la dulzura que era como un perfume elocuente 810 11| elocuente de todo el cuerpo.~ ~ Era la doncella de doña Paula, 811 11| En casa el Magistral era el señorito. Así le nombraba 812 11| delante de los criados y era el tratamiento que ellos 813 11| la castidad de ella, que era viuda, y la de su hijo, 814 11| viuda, y la de su hijo, que era sacerdote, se tenían por 815 11| crecería para la malicia». Éste era un dogma en aquella casa. 816 11| expresión de piedad que allí era la librea.~ ~ -¿Y madre?~ ~ - 817 11| él solía decir misa; que era un señor cura. ¿La tenía? ¿ 818 11| joven devota, alemana, si le era fiel la memoria. De todas 819 11| siquiera de un Abelardo; era la verdad severa, noble, 820 11| Edad Media... y sueco? Él era el Magistral de Vetusta, 821 11| acero, de una fuerza inútil. Era muy blanco y fino el cutis, 822 11| pesos de muchas libras; era un Hércules. Un día de revolución 823 11| a los fusiles de chispa. Era uno de los que al murmurar 824 11| Magistral la reconoció. Era una joven que se había obstinado 825 11| para que no le importunase. Era de las infelices que creen 826 11| de falso arrepentimiento. Era hermosa, incitante; pero 827 11| Usía mismo esta carta, que era urgente y los criados podrían 828 11| imaginación decir a la Regenta que era poco edificante la conducta 829 11| aquella muchacha. Pero todo era prematuro. Por ahora se 830 11| vestía como una percha. Era doña Paula, la madre del 831 11| sucio y lustroso; la frente era estrecha y huesuda, pálida, 832 11| altanería, contestó:~ ~ -Era un recado para el señor 833 11| dominio sobre sí mismo, que era una de sus mayores fuerzas; 834 11| los nervios. Pero su madre era como era.~ ~ Doña Paula 835 11| Pero su madre era como era.~ ~ Doña Paula se sentó 836 11| codos sobre la mesa, que era de las llamadas de ministro, 837 11| la otra vez.~ ~ -Aquélla era una... mujer perdida.~ ~ - 838 11| el alma, pero a su juicio era un dolor necesario, porque 839 11| omnipotencia de la mujer. Ella era buen ejemplo. No temía que 840 11| prestigio de su Fermín, que era el instrumento de que ella, 841 11| estrujar el Obispado. Fermín era la ambición, el ansia de 842 11| había en su aldea; su hijo era la fuerza, la viga y la 843 11| cayendo poco a poco; ella era el tornillo que apretaba; 844 11| espiga entraba en la tuerca, era lo natural. «Era mecánico», 845 11| tuerca, era lo natural. «Era mecánico», como decía don 846 11| pensaba el tornillo. «Su hijo era joven todavía, podían seducírselo, 847 11| de lo que se murmuraba. Era amiga de algunas beatas 848 11| otras. «Aquel don Álvaro era un enemigo de su hijo. Lo 849 11| hijo. «Aquel don Álvaro era otro buen mozo, listo también, 850 11| gracias a las mujeres; era el jefe de un partido, el 851 11| a tanto. «Al fin su hijo era un sacerdote y ella era 852 11| era un sacerdote y ella era cristiana».~ ~ Preguntar 853 11| contra quién.~ ~ «Aquel era su tirano: un tirano consentido, 854 11| El instinto de doña Paula era superior a todos los raciocinios. 855 11| libraba de ellas? Su madre. Era su égida. Sí, ella primero 856 11| que todo. Su despotismo era la salvación; aquel yugo, 857 11| que lo mejor de su alma era su cariño y su respeto filial. 858 11| necesitaba recordar esto: que era un buen hijo, humilde, dócil... 859 11| hombre. ¡Él que con los demás era un hombre que solía convertirse 860 11| una rebelión en el alma. Era una injusticia aquella sospecha 861 11| toda Vetusta, y en efecto era un ángel. Él sí que no merecía 862 11| se le achacaba... pero ¿era todo calumnia? Oh, si la 863 11| la Regenta supiese quién era él, no le confiaría los 864 11| Aquella elocuencia de ayer era falsa, no me salía del alma, 865 11| entonces recordó que su madre era quien le empujaba a todos 866 11| los colores al rostro.~ ~ «Era su madre la que atesoraba; 867 11| espontáneamente hacía en él estragos era la ambición de dominar; 868 11| de dominar; pero esto ¿no era noble en el fondo? y ¿no 869 11| noble en el fondo? y ¿no era justo al cabo? ¿No merecía 870 11| ella también y decirle cuál era su ambición, ella, que tenía 871 11| saludaba.~ ~ Este fingimiento era en él segunda naturaleza. 872 12| Francisco de Asís Carraspique era uno de los individuos más 873 12| pecuniarios en tiempo oportuno. Era político porque se le había 874 12| distinguía por sus millones. Era el mayor contribuyente que 875 12| sincera, profunda, ciega, era en él toda una virtud; pero 876 12| confesaba con el Magistral. Éste era el pontífice infalible en 877 12| parentesco.~ ~ El salón era rectangular, muy espacioso, 878 12| misma. El único mueble nuevo era un piano de cola de Erard.~ ~ 879 12| entre dientes.~ ~ El médico era alto, fornido, de luenga 880 12| su buena posición social. Era una hermosa figura que se 881 12| todavía. Don Robustiano era el médico de la nobleza 882 12| pero había ganado mucho. Era un médico de mundo, un doctor 883 12| Años atrás, para él todo era flato; ahora todo era cuestión 884 12| todo era flato; ahora todo era cuestión de nervios. Curaba 885 12| ver..., etcétera».~ ~ Esta era una frase sacramental; pero 886 12| asustar con griego y latín. No era pedante, pero cuando le 887 12| Aparte la ciencia, que no era su terreno propio, don Robustiano 888 12| Panurgo, sin saber qué ganado era aquél, como no sabía otras 889 12| materia? ¿Sabía Somoza que era él y nadie más el cura oculto, 890 12| culpa suya; su naturaleza era fuerte; en su constitución 891 12| sobre una columna, pero no era una columna... de este orden; 892 12| columna... de este orden; no era un estercolero.~ ~ Doña 893 12| que hacer caso de Somoza; era un sectario. Ciertamente, 894 12| provisional de las Salesas no era buena vivienda, estaba situado 895 12| lo de menos. Lo principal era mirar si había escándalo 896 12| convento de las Salesas era un matadero; que la religión 897 12| dirían tantas cosas! No, no era posible tomar todavía ninguna 898 12| Este implícito convenio era una imposición de la conciencia, 899 12| Magistral venía a desahuciarlo. «Era un impío».~ ~ -¿Un impío 900 12| que asomara.~ ~ La lágrima era de agradecimiento. «El Magistral 901 12| y don Francisco de Asís era un millonario que educaba 902 12| que vendría de lejos. «Era mucho, sí; pero si los buenos 903 12| Fermín no decía que la virtud era fácil.~ ~ Era poco menos 904 12| la virtud era fácil.~ ~ Era poco menos que imposible. 905 12| el estilo terrorista no era menos dulce que cuando sus 906 12| llamaban «La Corralada». Era el palacio un apéndice de 907 12| escalera cuyo primer tramo era de piedra y los demás de 908 12| sus visitas particulares. Era un rectángulo de treinta 909 12| rendía homenaje al sofá; era de moqueta y representaba 910 12| encarnadas, verdes y azules. Era el gusto de S. I. De las 911 12| de Pontifical. Cuando yo era párroco de las Veguellinas, 912 12| y silbaban en el coro y era una delicia oírlos».~ ~ 913 12| delicia oírlos».~ ~ Fortunato era un santo alegre que no podía 914 12| que el Obispo -pero éste era su secreto - no estaba a 915 12| Obispos».~ ~ Esta opinión era la más corriente entre el 916 12| diócesis. Esto, según unos, era la perdición del clero y 917 12| Camoirán no tenía voluntad.~ ~ Era cierto que había aceptado 918 12| eclesiástico. El Magistral era sin duda el hombre de más 919 12| doña Paula, cuando su hijo era un humilde seminarista, 920 12| cuanto al zapatero, que era de los más humildes, aguzaba 921 12| los fieles. Su elocuencia era espontánea, ardiente; improvisaba; 922 12| ardiente; improvisaba; era un orador verdadero, valía 923 12| La caridad en sus labios era la necesidad suprema, la 924 12| que no entendía aquello. Era demasiado florido». Para 925 12| El actual regente -que no era Quintanar - había dicho, 926 12| La musa de Glocester era la ironía. Aquel viernes 927 12| El regente -que no era Quintanar - con el entrecejo 928 12| que creía sinceramente que era un disparate la idolatría.~ ~ «- 929 12| verdadero predicador de Vetusta era el Magistral».~ ~ Pronto 930 12| se decía algo por rutina, era imposible que idea contraria 931 12| crucifixión de Cristo.~ ~ Era en la parroquia de San Isidro, 932 12| el rostro de Jesús... «¡Y era un Dios! ¡El Dios único, 933 12| el nuestro, el de todos! ¡Era Dios...!», gritaba Fortunato 934 12| había perdido. «Aquello era sacar el Cristo». El púlpito 935 12| el Cristo». El púlpito no era aquello. Glocester, desde 936 12| cómico!»~ ~ El Magistral no era cómico, ni trágico, ni épico. « 937 12| Saturnino Bermúdez. La verdad era que De Pas no tenía en su 938 12| En cierta época, cuando era joven, al pensar en estas 939 12| tenía él en qué pensar». Era un iconoclasta para sus 940 12| desgraciados están locos!»~ ~ No era su afán pintar a los enemigos 941 12| Magistral en la cátedra era demostrar «matemáticamente» 942 12| tales momentos su elocuencia era sincera; cuando traía entre 943 12| ronca... Pero, ¡ay!, esto era perderse. Su público no 944 12| De Pas volvía a ser quien era, se erguía, doblaba las 945 12| la utilidad. La salvación era un negocio, el gran negocio 946 12| herejes. Y también aquello era mecánico, también lo demostraba 947 12| resultaba siempre que lo peor era para él.~ ~ Su estudio más 948 12| Su estudio más acabado era el del joven que se entrega 949 12| de ella en sus adentros era éste:~ ~ «¡Guarda Pablo!»~ ~ «¡ 950 12| antes que en el púlpito. ¡Era tan soso! Y tenía la manga 951 12| decía casi lo mismo. Además, era demasiado madrugador y ni 952 12| si eran amas o criadas. «Era demasiado hacer el apóstol». 953 12| creciente de Vetusta.~ ~ Así era el buen Fortunato Camoirán, 954 12| primera tagarnina.~ ~ «¿Qué era aquello?», quería decir 955 12| caballero las acompañaba! Esto era nuevo».~ ~ Cosas de Visitación. 956 12| que no comulgaba jamás.~ ~ Era el círculo algo como una 957 12| Custodio el beneficiado, que era -a tanto había llegado - 958 12| agregarse a todo. Actualmente era la tesorera de las protectrices.~ ~ 959 12| papá y lo bienquista que era la joven en Palacio.~ ~ «- 960 12| no me puede ver...»~ ~ Y era verdad; el Magistral despreciaba 961 12| grandísima cualquier cosa. Era de las pocas señoras que 962 12| la había fundado un ateo, era enemiga de la Iglesia...»~ ~ - 963 12| fingía no notarlo. Esta era una de las maneras que usaba 964 12| a los dos pasos. Primero era su mal humor. Un mal humor 965 12| ocultárselo a sí mismo?, era poco edificante... Aquel 966 12| intelectual del vicario era nada enfrente de la grandeza 967 12| grandeza moral del Obispo. Él era la única persona que sabía 968 12| el alzacuello del clérigo era blanco y estaba manchado 969 12| señaló a su compañero, que era un buen mozo, moreno, de 970 12| pecado de solicitación no era de los más feos y que se 971 12| del Provisor, que nunca era más erudito que al echar 972 12| triste, tísico probablemente. Era un primo del Magistral que 973 12| puerta...~ ~ -¿Se puede?~ ~ «¡Era Carraspique!» Adelante, 974 12| despacho ni mucho menos; era grande, fría, sucia; el 975 12| a veces no contestaban. Era una oficina como otra cualquiera 976 12| curia eclesiástica. Ella era el general invisible que 977 12| cotidianas batallas; el Magistral era su instrumento inteligente.~ ~ 978 12| general de Vetusta? ¿No era él un curial que se hacía 979 12| fallidas?»~ ~ «Sí, sí; eso era él; y no había que hacerse 980 12| día que salir de Palacio era salir de una cueva. De tanto 981 12| azulada también. Aquello era la alegría, la vida. «¡Capellanías, 982 12| pájaros.~ ~ El hotel de Páez era el primero de los seis que 983 12| flanqueándola por la parte del Sur. Era un gran cubo que parecía 984 12| alfombra de su despacho. No era el bueno de don Francisco 985 12| delante tocante al rumbo» y él era el único vetustense que 986 12| Creía firmemente que Dios era una invención de los curas; 987 12| convenciendo de que la religión era un freno para el socialismo 988 12| allí buen tono.~ ~ Olvido era una joven delgada, pálida, 989 12| Consistía en figurarse que ella era como el rey Midas del amor, 990 12| invariable. «El amor no era su dote»; no creía en el 991 12| el arte por el arte: ella era la que más riqueza ostentaba 992 12| divertía a las señoritas. «Era una gran proporción» en 993 12| espera un príncipe ruso» era la frase consagrada. Cuando 994 12| delgada, fría, seca, no era más que el camino que conducía 995 12| ambiente natural... que era aquél... El Magistral al 996 12| marquesa de Vegallana, «era un cura muy presentable».~ ~ 997 12| marqués de Vegallana, que era un enano vestido con librea 998 12| no vi nada...~ ~ Esta voz era la de Ana Ozores.~ ~ Al 999 13| la causa del orden, que era el señor alcalde.~ ~ Los 1000 13| le venía ancho y corto. Era de alpaca muy clara.~ ~