Cap.

 1      1|       blancura duradera.~ ~ Don Saturnino Bermúdez, que juraba tener
 2      1|       por utilidad pública, don Saturnino ponía el grito en el cielo
 3      1|      cabe duda que el señor don Saturnino, siquiera fuese por bien
 4      1|       cinco minutos llevaba don Saturnino Bermúdez empleados en explicar
 5      1|       casi todos los días a don Saturnino en semejante ocupación.
 6      1|       otras de la Encimada. Don Saturnino estaba muy ocupado todo
 7      1|      etc.; es decir, que si don Saturnino fuera tan atrevido que se
 8      1|  primero faltaba el sol que don Saturnino a misa de ocho; pero esta
 9      1|       tales horas? Pues era don Saturnino Bermúdez, doctor en teología,
10      1|     otro cuadro que alababa don Saturnino.~ ~ Dieron vuelta a toda
11      1|   sabiduría y elocuencia de don Saturnino.~ ~ Dentro de una cripta
12      2|        medio de la capilla, don Saturnino sudando copiosamente, cubierta
13      2|   plateresca que este señor don Saturnino?»~ ~ Se le pasó por la imaginación
14      5| rectificaba el joven y ya sabio Saturnino Bermúdez, que sabía lo que
15      6|  perdido. Don Amadeo era el don Saturnino Bermúdez de tropa. Había
16      6|        ocasión el mismísimo don Saturnino Bermúdez escribió su gacetilla
17      6|        mentir que exagerar. Don Saturnino Bermúdez había recibido
18      7|            Pues tu rival es don Saturnino Bermúdez, el descendiente
19      7| sabihondo ese...~ ~ -¡Ah!, ¿don Saturnino? Pues tampoco fue a casa.
20      8|       el enemigo natural de don Saturnino Bermúdez en materia de monumentos
21      8|  abultadas y menudas, que a don Saturnino se le antojaban impúdicas.
22      8|      Antes había olvidado a don Saturnino, que yacía en «el lecho
23      8|    salvaje! La trataba como don Saturnino, antes de atreverse; con
24      8|     solemne y aristocrático don Saturnino.~ ~ Los que estaban detrás,
25      9|       lo menos así lo llama don Saturnino, hay además el atractivo
26     11|  conocerlo, hablaba muy mal don Saturnino Bermúdez, cuando estaba
27     12|     lugares comunes», según don Saturnino Bermúdez. La verdad era
28     13|         parecía de veinte), don Saturnino Bermúdez y el señor de Quintanar;
29     13|      Paco habían escondido. Don Saturnino Bermúdez, pálido y ojeroso,
30     13|          se dejó llevar por don Saturnino hasta el salón.~ ~ Los señores
31     13|        Ripamilán, Álvaro Mesía, Saturnino Bermúdez, Joaquín Orgaz,
32     13|  Magistral y Joaquín Orgaz; don Saturnino Bermúdez entre doña Petronila
33     13|        hasta la muerte, era don Saturnino Bermúdez. Después de la
34     13|         sonriente y pálido, don Saturnino Bermúdez, como a una vara
35     13|   humilde y ridícula, vio a don Saturnino en cuclillas, inmóvil, olvidado
36     18|   sentimental -decía ella a don Saturnino Bermúdez, que la oía con
37     20|       familia portuguesa; y don Saturnino Bermúdez, el arqueólogo
38     24|        Rudesinda, que según don Saturnino Bermúdez era una belleza
39     24| cazadora. «¡No faltaba más!»~ ~ Saturnino Bermúdez, que tenía frac,
40     24|         ser siempre -le decía a Saturnino, que estaba decidido a emborracharse
41     24|        en la espalda.~ ~ Cuando Saturnino volvió en sí, la de Vegallana
42     29|     scortum, como las llama don Saturnino.~ ~ -Pero ¿por qué ha de
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