Cap.

 1      1|         amiguita Obdulia Fandiño, viuda de Pomares. ¡Qué emoción!
 2      1|         Pas; los adoradores de la viuda lo sabían y le envidiaban.
 3      1|     estaba afable y cortés con la viuda, porque en este punto no
 4      1| subversivo del traje en cuanto la viuda echaba a andar. Ajustábase
 5      2|           que llevaba esta señora viuda en la corte, porque era
 6      3|       Vetusta no había tigres; la viuda no podía exigir a sus amantes
 7      7|        verdad -observó Mesía - la viuda está apetitosa en tales
 8      8|        negarlo? Pero sólo él. Era viuda y jamás recordaba al difunto;
 9      8|  recordaba al difunto; parecía la viuda de Alvarito; «¡era su único
10      8|         que triunfaba.~ ~ Para la viuda, uno de los placeres más
11      8|           dijo Obdulia. Paco y la viuda se lavaron juntos las manos
12      8|           difunta. Los pies de la viuda se movían oscilando como
13      8|     enamorar de todo corazón a la viuda por aquella tarde.~ ~ Era
14      8|            anda, tonta! -gritó la viuda mientras devoraba a la Regenta
15     11|         castidad de ella, que era viuda, y la de su hijo, que era
16     13|  presidente del Ayuntamiento y la viuda del marqués de Corujedo
17     13|            darían el estanco a la viuda. «¡Primero que todo eran
18     13|         Bermúdez, enamorado de la viuda, rabiar en silencio. A Quintanar
19     13|   alegrarle los sentidos. Pero la viuda, después de consagrar un
20     13|        insistía en galantear a la viuda, fingiendo no ver lo del
21     13|     católica. Era la de Rianzares viuda de un antiguo intendente
22     13|     munificencia y su castidad de viuda.~ ~ No reconocía entre todo
23     13|           se baje usted -gritó la viuda con espanto.~ ~ -¿Cómo que
24     13|         había hecho por ella». La viuda, sin embargo, insistió en
25     13|           una mano de Obdulia, la viuda eternamente agradecida.
26     15|      gloria el artillero, pero su viuda se encontró abrumada de
27     23|            y en la nuca sentía la viuda el aliento de Pepe Ronzal,
28     23|        tenía un cachet. Y para la viuda las cosas con cachet eran
29     26|      buenos o malos católicos. La viuda y las huérfanas recibían
30     26|           llegarápreguntaba la viuda, lamiéndose los labios,
31     30|          difunta de aquella pobre viuda encerrada entre cuatro paredes.~ ~
32     30|        adulaban y mimaban!»~ ~ La viuda de Quintanar resolvió seguir
33     30|       mismo techo que cobija a la viuda infiel de su mejor amigo
34     30|           molesta, amenazaba a la viuda si no solicitaba sus derechos
35     30|       presentó la primera paga de viuda.~ ~ Y era tal la necesidad,
36     30|      inminente, visitó menos a la viuda.~ ~ Servanda y Anselmo eran
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