Cap.

 1      3|          y no oye la señal de don Tomás (Frígilis)... Como es tan
 2      3|       ladridos... ya sabes... don Tomás...~ ~ -Sí, ya . Descuide
 3      3|        señor. En cuanto ladre don Tomás iré a llamarle. ¿No hay
 4      5|     tardes se encontraban con don Tomás Crespo, el íntimo de la
 5      5|           comía con los ojos. Don Tomás era una de las pocas personas
 6      5|     miraba de lejos, mientras don Tomás se detenía a saludarlas.
 7      5|         pasaba por dentro era don Tomás Crespo, libre, decía él,
 8      5|        tomos como casas.~ ~ A don Tomás le llamaban Frígilis, porque
 9      5|          Tal era la divisa de don Tomás: la fragilidad humana.~ ~
10      5|          Deje usted la flora, don Tomás.~ ~ -Tiene usted razón,
11     16|               se lo tengo dicho a Tomás Crespo muchas veces...,
12     17|           noche! Usted sueña, don Tomás.~ ~ -¡Ira de Dios! De noche
13     17|      entiende usted de modas, don Tomás... ¿Pues no dice que es
14     18| dictatorial, aunque ilustrado, de Tomás Crespo, aquel pedazo de
15     18|          clara, acompañado de don Tomás Crespo, el del tapabocas;
16     19|           cuero; detrás venía don Tomás Crespo, Frígilis, con sombrero
17     19|            Se llevó la perdiz don Tomás?~ ~ Anselmo registró las
18     19|           personas en casa de don Tomás, y le pides de mi parte,
19     19|           insignificante como don Tomás Crespo, a quien él creía
20     21|           doncella:~ ~ -¿Anda don Tomás por la huerta?~ ~ Si Frígilis
21     21|         lo negase el sarraceno de Tomás». Quintanar contaba con
22     21|      razones tendrá.~ ~ -Yo creo, Tomás, aquí para inter nos...,
23     29|      Víctor. Llegó a quejarse don Tomás de que sus ladridos no siempre
24     29|           mismo, antes que llegue Tomás, o ya no la mato hoy...~ ~
25     29|           plan, y consultaría con Tomás y le mandaría a desafiar
26     29|            Por lo pronto seguir a Tomás a la estación. Y callar.
27     29|     diablo. Él estaba pensando en Tomás Kempis. Sí, Kempis, a quien
28     29|           de toda iniciativa.~ ~ -Tomás, necesito que me aconsejes.
29     30|         hacer.~ ~ -Pero confiesa, Tomás, que todo eso se dice mejor
30     30|          como todas las noches... Tomás debía comprender que aquello
31     30|          de los Ozores, vio a don Tomás Crespo desaparecer por la
32     30|           ciegos -. Por Dios, don Tomás, no me atormenten, no me
33     30|       enfermedad de su amiga, don Tomás Crespo, desconfiando del
34     30|               Eso no, eso no, don Tomás; primero morir de hambre!~ ~
Best viewed with any browser at 800x600 or 768x1024 on Tablet PC
IntraText® (VA2) - Some rights reserved by EuloTech SRL - 1996-2010. Content in this page is licensed under a Creative Commons License