Cap.

 1      1|        lejos, verdes todos, con cien matices.~ ~ Empezaba el
 2      1|        una ciudad inmensa, como cien veces el lugar de Tarsa,
 3      5|     Chateaubriand y después con cien nombres, todo grandeza,
 4      7|    Bermúdez, el descendiente de cien reyes, ya sabes, mi primo,
 5      8|        olores excitantes de las cien esencias que la Marquesa
 6      8|   adorado Paco, le había puesto cien veces por modelo la habilidad
 7      8|         porque había probado de cien golosinas y hasta algo de
 8     11|    hubiera deseado a su madre a cien leguas. No podía ocultar
 9     11|       por eso hay que andar con cien ojos... Hay que aparentar
10     12|      trato es jovial, franco; a cien leguas de toda gazmoñería.~ ~ -¡
11     12|         de su señora madre; con cien nombres de la disciplina,
12     15|         mujer!~ ~ -¡Señora!~ ~ -Cien veces, mil veces peor que
13     15|  rodeada de castaños y acacias, cien pasos más abajo de la iglesia.
14     17|     tiempo.~ ~ -Sí, tiene usted cien veces razón -decía ella -;
15     18|        los nervios; las repetía cien veces, para fijar en ellas
16     18|      dinero después de humillar cien veces al buen pastor que
17     19|       carcajadas, a pasar una y cien veces por angosto agujero
18     19|        lo que usted me prometió cien veces después... Pero no,
19     20|         hueco porque después de cien mil ensayos ridículos aclimató
20     20|         creerse descendiente de cien orangutanes; sonreía como
21     20|       pero tenía manoseadas las cien primeras páginas y llenas
22     22|       especie de tributo de las cien doncellas.~ ~ El Magistral
23     22|          sublime, le levantaría cien codos sobre todas aquellas
24     22| lámparas y candeleros con otros cien objetos del culto; muere
25     26|      habían atraído así, ni con cien leguas, la atención y la
26     27|          se lo he dicho a usted cien veces; lo que tenía se curaba
27     27|      Ripamilán que había metido cien rayos en la casa.~ ~ El
28     28|       dificultad las espinas de cien plantas ariscas que le cerraban
29     29|     había sido su amante ni con cien leguas, y de que a ella,
30     29|       él. Y no le pesaba, no... cien muertes, cien muertes para
31     29|     pesaba, no... cien muertes, cien muertes para los infames. ¿
32     30|      escrito y lo rasgó todo en cien pedazos. Volvió a pasear
33     30|          me lo has prometido de cien maneras; tu don Víctor no
34     30|     después de llorar y rehusar cien veces, aceptó el dinero
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