1-1000 | 1001-1833
     Cap.

   1      1|             Custodio el beneficiao a don Pedro el campanero el otro
   2      1|          campanero el otro día: «Ese don Fermín tié más orgullo que
   3      1|           Fermín tié más orgullo que don Rodrigo en la horca», y
   4      1|              Rodrigo en la horca», y don Pedro se reía; y verás,
   5      1|       después, cuando ya había pasao don Fermín: «¡Anda, anda, buen
   6      1|            lo de la pintura. Era que don Custodio tenía envidia.
   7      1|       campanero, el de verdad, vamos don Pedro... ¡ay Dios! entonces
   8      1|            por escotillón; era el de don Fermín de Pas, Magistral
   9      1|             todo poderoso, y para él don Fermín era un personaje
  10      1|            ondulantes movimientos de don Anacleto, familiar del Obispo -
  11      1|         apearse de la ventana. Aquel don Fermín que allá abajo en
  12      1|            osado mirar cara a cara a don Fermín, le hubieran visto,
  13      1|            los recreos solitarios de don Fermín de Pas consistía
  14      1|             tanto que el beneficiado don Custodio le aborrecía principalmente
  15      1|      Magistral desde los treinta.~ ~ Don Fermín contemplaba la ciudad.
  16      1|           chisporroteaba en su alma, don Fermín encontraba estrecho
  17      1|          injusticia distributiva que don Fermín tenía debajo de sus
  18      1|            como se dice ahora. Páez, don Frutos Redondo, los Jacas,
  19      1|            resultado, y no desconfía don Fermín de llevar la luz
  20      1|     consienten blancura duradera.~ ~ Don Saturnino Bermúdez, que
  21      1|          solar por utilidad pública, don Saturnino ponía el grito
  22      1|            No cabe duda que el señor don Saturnino, siquiera fuese
  23      1|            del Norte, la más oscura, don Fermín distinguió dos señoras
  24      1|        capilla mayor estaba cerrada. Don Fermín, que iba a la sacristía,
  25      1|             por los perros, el señor don Custodio el beneficiado,
  26      1|              ojos. Humilló los suyos don Custodio y pasó cabizbajo,
  27      1|         propia de su beneficio. Este don Custodio era un enemigo
  28      1|              beneficiado soñaba para don Fermín más grandezas que
  29      1|       todavía del calor y el olor de don Custodio.~ ~ El Magistral
  30      1|       embargo, cinco minutos llevaba don Saturnino Bermúdez empleados
  31      1|     encontraba casi todos los días a don Saturnino en semejante ocupación.
  32      1|              y otras de la Encimada. Don Saturnino estaba muy ocupado
  33      1|               etc.; es decir, que si don Saturnino fuera tan atrevido
  34      1|              en las leyes naturales, don Saturno -así le llamaban -,
  35      1|         asombro que vestir la prenda don Saturno y quedar convertida
  36      1|      acendrado idealismo. En efecto, don Saturno se enamoró de una
  37      1|            hacía caso de los ojos de don Saturno ni entendía las
  38      1|         Bermúdez:~ ~ -No  cómo ese don Saturno puede saber tanto:
  39      1|           primero faltaba el sol que don Saturnino a misa de ocho;
  40      1|              a tales horas? Pues era don Saturnino Bermúdez, doctor
  41      1|           éxtasis de los místicos! Y don Saturno apretando el paso
  42      1|              convertía poco a poco a don Saturno en otro hombre;
  43      1|                A la mañana siguiente don Saturno despertaba malhumorado,
  44      1|          hombre. ¡Y que le dijeran a don Saturno que la materia no
  45      1|               Saturno». Saturno, sin don.~ ~ Una noche en la tertulia
  46      1|           inteligente... etc., etcDon Saturno se puso colorado
  47      1|              se acercaba a saludar a don Saturno; reconoció a Obdulia
  48      1|           por el sabio.~ ~ -El señor don Fermín de Pas, Magistral
  49      1|           perladas, como las llamaba don Saturno, llenaron el ambiente,
  50      1|            varias veces entregarla a don Custodio, hambriento de
  51      1|            le crispaba los nervios a don Fermín; era un escándalo
  52      1|      estallar! Todo esto encantaba a don Saturno mientras irritaba
  53      1|            mí se me conquista como a don Saturno?»~ ~ A pesar de
  54      1|            pies, aplastada, para que don Fermín no usase con ella
  55      1|               Afortunadamente, según don Fermín, nada les serviría
  56      1|         antigüedades vetustenses.~ ~ Don Saturno estiró las cejas
  57      1|           manteo. De éste se despojó don Fermín, después de acercarse
  58      1|              otro cuadro que alababa don Saturnino.~ ~ Dieron vuelta
  59      1|            poder contenerse.~ ~ Miró don Saturno con sonrisa de lástima
  60      1|            que tal se le antojaban a don Saturno, quien los había
  61      1|           centuria los señores reyes don... -y pronunció los nombres
  62      1|            sabiduría y elocuencia de don Saturnino.~ ~ Dentro de
  63      1|         Después de la enumeración de don Saturno, hubo un silencio
  64      1|            un chillido y se agarró a don Saturno, que, patrocinado
  65      2|      Magistral, el ilustrísimo señor don Cayetano Ripamilán, aragonés,
  66      2|   esplendorosa de la viudita.~ ~ Era don Cayetano un viejecillo de
  67      2|             alas muy recogidas, a lo don Basilio, y como lo echaba
  68      2|           con frecuencia. Aunque era don Cayetano canónigo y tenía
  69      2|             ilustrísimo, sino por el don inapreciable de poeta bucólico
  70      2|             castidad casi secular de don Cayetano. No era eso. Su
  71      2|         cuando se quiso excomulgar a don Pompeyo Guimarán, personaje
  72      2|            Pastor de Bílbilis, o sea don Cayetano Ripamilán? El romanticismo
  73      2|        maliciosos que fueran. No era don Cayetano uno de tantos canónigos
  74      2|             era de estos días el ser don Cayetano muy honesto en
  75      2|           nadie notaba, sentíalo aún don Cayetano.~ ~ El Magistral
  76      2|             maza, al señor Arcediano don Restituto Mourelo. En el
  77      2|           torcido del hombro derecho don Restituto -por lo demás
  78      2|           entero. Sí, era cierto que don Restituto disfrutaba de
  79      2|            Glocester fue en adelante don Restituto Mourelo para toda
  80      2|           presente y ausente. Cuando don Cayetano volvía la espalda,
  81      2|               interrumpió triunfante don Cayetano -. Me ha dicho
  82      2|              para hablar a solas con don Cayetano. Sufría sus impertinencias
  83      2|           entusiástico partidario de don Fermín en las luchas del
  84      2|           interés, muchos por miedo; don Cayetano, incapaz de temer
  85      2|          menos.~ ~ -La verdad es que don Fermín es muy buen mozo,
  86      2|    prepararle una caída que ni la de don Rodrigo Calderón. Vastísimos
  87      2|           hasta máquinas infernales. Don Custodio el beneficiado
  88      2|      principal señora, era esposa de don Víctor Quintanar, Regente
  89      2|            sido hija de confesión de don Cayetano, pero éste, que
  90      2|              por no dar un desaire a don Cayetano, y algunas por
  91      2|             sacudirse las moscas.~ ~ Don Custodio, joven ardentísimo
  92      2|      confesonario de Ripamilán al de don Fermín. Esto era ya una
  93      2|                oh escándalo!, ahora (don Custodio lo había averiguado
  94      2|              y hermosísima esposa de don Víctor Quintanar. ¡Y don
  95      2|             don Víctor Quintanar. ¡Y don Custodio sentía la alegórica
  96      2|          aquella tarde no se sentaba don Fermín. Había vuelto a pasar,
  97      2|           porque éste era esclavo de don Fermín». Esta opinión de
  98      2|             de Glocester la aprobaba don Custodio; no tenía el beneficiado
  99      2|                  Puede ser -contestó don Custodio, subrayando las
 100      2|              el Magistral para oír a don Cayetano, en vez de correr
 101      2|            habían venido sin avisar? Don Cayetano debía de saberlo.
 102      2|             cuyos secretos envidiaba don Custodio; allí esperaban
 103      2|  malintencionados».~ ~ «No era él un don Custodio, ignorante de lo
 104      2|      retiraba del confesonario. Pero don Cayetano nada le había dicho.
 105      2|             maldiciones sin duda.~ ~ Don Cayetano contuvo su verbosidad,
 106      2|                  Ah, pícara memoria! Don Fermín, una palabra, con
 107      2|            ángel de bondad? -gritaba don Cayetano, asustado de veras.~ ~ -
 108      2|              Y qué decían? -preguntó don Cayetano.~ ~ -Doña Ana callaba.
 109      2|                Al Espolón!~ ~ -¡Pero don Cayetano!~ ~ -Es cuestión
 110      2|                  Ellos; la viudita y don Saturno; reconozco el chirrido
 111      2|              En medio de la capilla, don Saturnino sudando copiosamente,
 112      2|           escuadra y se figuraba que don Saturno apestaba a brea.
 113      2|            plateresca que este señor don Saturnino?»~ ~ Se le pasó
 114      2|             cortés señora de pueblo. Don Saturno reanudó su discurso.
 115      2|          malhaya el dignísimo Obispo don García Madrejón que consintió
 116      2|          aire una carcajada, que oyó don Cayetano desde fuera. Don
 117      2|            don Cayetano desde fuera. Don Saturno, cortado y sospechando
 118      2|            la calle todos juntos.~ ~ Don Saturno se apresuró a despedirse.
 119      3|          propaganda. Cuando el señor don Víctor Quintanar era Regente
 120      3|            por qué, cuando se jubiló don Víctor, y por fin cesaron
 121      3|             fin cesaron las visitas. Don Víctor y don Fermín se hablaban
 122      3|            las visitas. Don Víctor y don Fermín se hablaban algunas
 123      3|            Pas tenían un aislador en don Víctor; por su conducto
 124      3|          menos ella no lo recordaba. Don Cayetano, que sabía esto,
 125      3|            toda, como se la figuraba don Saturno poco antes de dormirse,
 126      3|         pensando, sin saber cómo, en don Álvaro Mesía, presidente
 127      3|        Teatro Real de Madrid y vio a don Álvaro Mesía, el presidente
 128      3|           vez se presentó el esbelto don Álvaro, pero de gabán blanco
 129      3|        anegar el mundo. La imagen de don Álvaro también fue desvaneciéndose,
 130      3|              y familiar figura de su don Víctor Quintanar con un
 131      3|           del sacrificio, como diría don Cayetano. Ana Ozores depositó
 132      3|             tienes, hija mía? -gritó don Víctor acercándose al lecho.~ ~ «
 133      3|        necesitaba, tila y azahar.~ ~ Don Víctor se tranquilizó. «
 134      3|           háblame, siéntate aquí.~ ~ Don Víctor se sentó sobre la
 135      3|            que fueron las cuales por don Víctor exclamó éste:~ ~ -¿
 136      3|         Volvió Petra con la tila.~ ~ Don Víctor observó que la muchacha
 137      3|             que fueran encantos, que don Víctor no entraba en tales
 138      3|              en la taza.~ ~ ¡Pero si don Víctor no creía en los nervios! ¡
 139      3|                 Que sí, que sí...~ ~ Don Víctor tomó tila y acto
 140      3|       recibió en los labios el beso. Don Víctor se puso un poco encarnado;
 141      3|              eso, muchacha -contestó don Víctor.~ ~ «¡Qué desfachatez!
 142      3|          duerme y no oye la señal de don Tomás (Frígilis)... Como
 143      3|              ladridos... ya sabes... don Tomás...~ ~ -Sí, ya .
 144      3|               señor. En cuanto ladre don Tomás iré a llamarle. ¿No
 145      3|             espalda no muy cubierta. Don Víctor levantó entonces
 146      3|         puerta del cuarto de Petra y don Víctor emprendió de nuevo
 147      3|        murmullos de desaprobación, y don Víctor se alejó por no ser
 148      3|         Equilibrado el ánimo, volvió don Víctor al amor de las sábanas.~ ~
 149      3|           este propósito solía decir don Víctor, recordando su magistratura:~ ~ -
 150      3|        maridos ultrajados, el divino don Pedro había discurrido como
 151      3|           Lope el mérito que tenían, don Víctor nada encontraba como
 152      3|         Absurdo!, ¡absurdo! -gritaba don Víctor -, jamás se hizo
 153      3|        irresponsable.~ ~ Leía, pues, don Víctor a Calderón, sin cansarse,
 154      3|              lo decía... Aquel mismo don Álvaro que tenía fama de
 155      3|             convertir en carámbano a don Álvaro Mesía, mientras él
 156      3|           del tocador de la Regenta, don Víctor, pálido y ojeroso,
 157      3|            como los de un Nemrod.~ ~ Don Víctor, al llegar a la puerta
 158      4|            de tan ilustre linaje.~ ~ Don Carlos, padre de Ana, era
 159      4|        segundón del conde de Ozores. Don Carlos tuvo dos hermanas,
 160      4|                 Loco de amor se casó don Carlos Ozores a los treinta
 161      4|             pensaban las hermanas de don Carlos allá en su caserón
 162      4|         palacio de los Ozores era de don Carlos; sus hermanas se
 163      4|           que no se derrumbara.~ ~ A don Carlos le dolió mucho que
 164      4|              las paces con el infame don Carlos ni para enterarse
 165      4|            se corrió por Vetusta que don Carlos se había hecho masón,
 166      4|           necesitaba comentarios.~ ~ Don Carlos, en efecto, se había
 167      4|             tenía poco de tranquila. Don Carlos se dedicó a filósofo
 168      4|             que pensar que era tonto don Carlos, sino un buen matemático,
 169      4|     contradictorio en el carácter de don Carlos era obra de su tiempo.
 170      4|              la muerte de su esposa, don Carlos volvió a pensar en
 171      4|            mal uso. Esto lo ignoraba don Carlos, que admitió el aya
 172      4|     profanación.~ ~ Tuvo que emigrar don Carlos, y Ana quedó en poder
 173      4|             niña y el aya escribió a don Carlos que un su amigo,
 174      4|              las nuevas haciendas de don Carlos se fueron Anita,
 175      4|            había procurado seducir a don Carlos; sabía que su difunta
 176      4|            de la italiana. Creyó que don Carlos se había casado por
 177      4|     complicado sistema de seducción, don Carlos no echó de ver siquiera
 178      4|            hermana mayor, escribió a don Carlos, porque el caso era
 179      4|         pormenores. Se le escribió a don Carlos nada más que esto:
 180      4|              el honor de los Ozores. Don Carlos entonces no podía
 181      4|            extranjero se había hecho don Carlos más filósofo y menos
 182      4|         vulgo?~ ~ En este particular don Carlos aprobaba el criterio
 183      4|            tape, era lo que ocultaba don Carlos a su hija. Todo lo
 184      4|             trabajase en el alambre, don Carlos pondría una red debajo,
 185      4|            qui mal y pense! -repetía don Carlos, y lo otro de -:
 186      4|               y gracias a ella, no a don Carlos, aquel inoportuno
 187      4|      facilitaban las circunstancias. Don Carlos no tenía más amistad
 188      4|              no tenía amigas. Además don Carlos la trataba como si
 189      4|            ella. Entre doña Camila y don Carlos habían ajado las
 190      4|              Erario a los filósofos, don Carlos, que no se ocupaba
 191      4|              del aya, que visitaba a don Carlos y miraba a la niña
 192      4|        recoger los frutos.~ ~ Cuando don Carlos decidió vivir en
 193      4|               el orgullo legítimo de don Carlos.~ ~ Un día de sol,
 194      4|              el catálogo escrito por don Carlos.~ ~ Vio un tomo en
 195      4|           hacía allí San Agustín?~ ~ Don Carlos era un librepensador
 196      4|           leyó las primeras páginas. Don Carlos no estaba en casa.
 197      4|             la biblioteca, discutían don Carlos, un clérigo de Loreto
 198      4|             el mismo instante juraba don Carlos que el cristianismo
 199      4|       grandes verdades sin saberlo». Don Carlos en aquel momento
 200      4|           señor Chateaubriand -según don Carlos -. Él tenía sus obras
 201      4|             ella misma oraciones.~ ~ Don Carlos tenía también el
 202      4|             A mí no me la dan -decía don Carlos guiñando un ojo -;
 203      4|            poesías «A la Virgen».~ ~ Don Carlos le permitía pasear
 204      5|              acompañaron en su viaje don Cayetano Ripamilán, canónigo
 205      5|              Ozores.~ ~ Había muerto don Carlos de repente, de noche,
 206      5|           Vetusta.~ ~ Doña Anuncia y don Cayetano encontraron a la
 207      5|              que empleaba el doctor. Don Cayetano podía oírlo todo,
 208      5|               la muerte repentina de don Carlos olía un poco a azufre.~ ~
 209      5|              la situación apurada de don Carlos, que además era un
 210      5|              a merecerles la hija de don Carlos y de la modista italiana
 211      5|         mujeres.~ ~ Glocester, o sea don Restituto Mourelo, canónigo
 212      5|           médico de la aristocracia, don Robustiano, que asistía
 213      5|         tertulia acoger a la hija de don Carlos como una Ozores,
 214      5|             efecto de la enfermedad. Don Robustiano dijo que eso
 215      5|            llevó a casa la imagen de don Álvaro entre ceja y ceja.~ ~
 216      5|             mes ya no se acordaba de don Álvaro; ni don Álvaro de
 217      5|           acordaba de don Álvaro; ni don Álvaro de Ana en cuanto
 218      5|           diecinueve años y el señor don Víctor Quintanar pasaba
 219      5|            conservado. Ana suplicó a don Cayetano que nada dijese
 220      5|            tardes se encontraban con don Tomás Crespo, el íntimo
 221      5|            se la comía con los ojos. Don Tomás era una de las pocas
 222      5|            miraba de lejos, mientras don Tomás se detenía a saludarlas.
 223      5|              y les presentó al señor don Víctor Quintanar, magistrado.
 224      5|            Anuncia ofreció la casa a don Víctor. Éste pensaba que
 225      5|             le pasaba por dentro era don Tomás Crespo, libre, decía
 226      5|            en tomos como casas.~ ~ A don Tomás le llamaban Frígilis,
 227      5|       frágiles. Tal era la divisa de don Tomás: la fragilidad humana.~ ~
 228      5|        espirituales.~ ~ -Mire usted, don Víctor -le decía a su amigo -,
 229      5|                 Deje usted la flora, don Tomás.~ ~ -Tiene usted razón,
 230      5|     condiciones que había impuesto a don Cayetano; no sabrían nada
 231      5|            no sabrían nada las tías. Don Víctor aceptó aquella manera
 232      5|           hablar como Sancho Ortiz o don Gutierre Alfonso.~ ~ Pero
 233      5|              Pues si tampoco amaba a don Víctor, tampoco debía casarse
 234      5|      confesaba Anita que le agradaba don Víctor? Sí. Pues cada día
 235      5|          amor acaba desesperada».~ ~ Don Cayetano, que sabía ponerse
 236      5|          americano deseado y temido, don Frutos Redondo, procedente
 237      5|            de gusto cuando sepas que don Frutos Redondo, el más rico
 238      5|      Frígilis.~ ~ Y al día siguiente don Víctor Quintanar, de tiros
 239      5|             rebaños en la Almunia de don Godino. Nunca hubiera sido
 240      5|        Anuncia quedó deslumbrada... ¡Don Godino... mediocritas...
 241      5|           Frígilis había advertido a don Víctor, al ponerle la cruz
 242      5|          vieja estaba fascinada.~ ~ «Don Frutos -pensaba ella - había
 243      5|            boda loca.~ ~ La hizo.~ ~ Don Frutos se volvió a Matanzas,
 244      5|            que había visto marchar a don Álvaro Mesía por el mismo
 245      5|              de las tías -contestaba don Víctor.~ ~ -¡Bah, bah! Ya
 246      5|            Será usted la Regenta.~ ~ Don Cayetano quiso también subir
 247      5|        pésame por la muerte civil de don Carlos.~ ~ -Y ella va contenta -
 248      5|    diligencia.~ ~ Y partió el coche. Don Víctor oprimía entre las
 249      5|          digno de poseerla que aquel don Víctor, a pesar de sus cuarenta
 250      5|        pensando Ana -. Que lo dijera don Frutos Redondo... Pero además, ¿
 251      5|             pensar en otros hombres. Don Víctor era la muralla de
 252      5|             Ana los ojos y miró a su don Víctor, que a la luz de
 253      6|             palmo entero y si pasaba don Álvaro Mesía, presidente
 254      6|            entrañas de la tierra.~ ~ Don Pompeyo Guimarán, un filósofo
 255      6|              Espolón. A su lado está don Matías el procurador: juega
 256      6|              oro del Procurador y de don Basilio. Le van matando,
 257      6|           para cenar de mala manera. Don Basilio y el Procurador
 258      6|            miedosos como palomas.~ ~ Don Basilio aseguraba que el
 259      6|              vigilancia. Era inútil. Don Frutos Redondo, el más rico
 260      6|          Entonces era cuando entraba don Amadeo Bedoya, capitán de
 261      6|              conserje había perdido. Don Amadeo era el don Saturnino
 262      6|           perdido. Don Amadeo era el don Saturnino Bermúdez de tropa.
 263      6|             una ocasión el mismísimo don Saturnino Bermúdez escribió
 264      6|             pasear? Por eso proponía don Pompeyo Guimarán, el filósofo,
 265      6|           Antes mentir que exagerar. Don Saturnino Bermúdez había
 266      6|              entrar en la capilla de don Fermín y a don Fermín salir
 267      6|            capilla de don Fermín y a don Fermín salir sin saludar
 268      6|            el Arcipreste, el célebre don Cayetano, ha rogado a Anita
 269      7|           Además, Ronzal aborrecía a don Álvaro Mesía y a cuantos
 270      7|              éste el amigo íntimo de don Álvaro.~ ~ -Buenas tardes,
 271      7|             en la dirección moral de don Fermín... ¡Je, je...!~ ~
 272      7|           Pero ¿qué señora?~ ~ -Ésa, don Joaquinito, ésa; y de mí
 273      7|            la noticia -. Y ese señor don Juan Tenorio puede llamar
 274      7|          Orgaz, padre.~ ~ -Y eso del don Juan Tenorio vaya usted
 275      7|      ronzalesco). No parece sino que don Alvarito se come los niños
 276      7|         acompañaban Paco Vegallana y don Frutos Redondo. Llegaron
 277      7|              por pura discreción.~ ~ Don Álvaro Mesía era más alto
 278      7|         político, si se exceptuaba a don Álvaro. Trabuco tenía que
 279      7|              en cuanto a la fama que don Álvaro gozaba de audaz e
 280      7|               y sin embargo, entraba don Álvaro en la Diputación,
 281      7|              quitaban el sombrero, y don Álvaro para aquí, y don
 282      7|              don Álvaro para aquí, y don Álvaro para allá; y no había
 283      7|          allá; y no había alcalde de don Álvaro que no viese aprobadas
 284      7|          hablar con sus amigos aquel don Álvaro de una manera singular
 285      7|          conocía las víctimas que el don Juan de Vetusta iba haciendo,
 286      7|          decir y cuándo lo diría.~ ~ Don Álvaro notó que su presencia
 287      7|      explicar la palabreja.~ ~ Según don Álvaro, la ambición y la
 288      7|              soy amigo de corazón de don Manuel, y conozco a su hija
 289      7|          supeditada a la voluntad de don Fermín; que no se casa ni
 290      7|          quiere hacerla monja, y que don Manuel autoriza esto, y...~ ~ -
 291      7|            juro que es verdad, señor don Álvaro -gritó Foja.~ ~ -¿
 292      7|              propósito era agradar a don Álvaro, por causas que él
 293      7|            seguro de la presencia de don Álvaro.~ ~ -El pueblo -continuó
 294      7|            propósito de sabios -dijo don Frutos Redondo, el americano,
 295      7|         aplastar al de Pernueces.~ ~ Don Frutos se bañaba en agua
 296      7|        búsquela usted sin h -exclamó don Frutos, ya muy serio, queriendo
 297      7|            casa pone avena con h.~ ~ Don Frutos iba a protestar,
 298      7|             arreglan estas cosas.~ ~ Don Frutos abrió la boca.~ ~
 299      7|         manda; y usted tiene razón y don Frutos confunde la avena
 300      7|          donde hizo su fortuna...~ ~ Don Frutos se dio por satisfecho.
 301      7|             los del corro a costa de don Frutos. ¡Raro desprendimiento
 302      7|         energía; ¡y ahora delante de don Álvaro! Aceptó la cena y
 303      7|            se prometió espiarlos.~ ~ Don Álvaro Mesía, Paco Vegallana
 304      7|          Marquesito comprendió que a don Álvaro le estorbaba Orgaz.~ ~ -
 305      7|              Sabía positivamente que don Álvaro había sido amante
 306      7|             no.~ ~ -Pues tu rival es don Saturnino Bermúdez, el descendiente
 307      7|             quería ver a Obdulia y a don Saturno juntos, en casa,
 308      7|          sabihondo ese...~ ~ -¡Ah!, ¿don Saturnino? Pues tampoco
 309      7|              amigo de vez en cuando. Don Álvaro iba pensativo. Aquel
 310      7|          tanto como su intimidad con don Álvaro. Cuarenta años y
 311      7|             algunos conatos de ello, don Álvaro le había hecho comprender
 312      7|         confidencia que esperaba.~ ~ Don Álvaro se encogió de hombros.~ ~ -
 313      7|           Quién?~ ~ -Anita. ¡Bah!~ ~ Don Álvaro sonrió, mirando con
 314      7|         recorrer calles y plazuelas, don Álvaro hizo sentir al otro
 315      7|              consentía en hablar con don Álvaro a solas, ¿dónde podía
 316      7|         esperar los acontecimientos. Don Álvaro lo sabía por larga
 317      7|               Bien lo había conocido don Álvaro, y aunque el rival
 318      7|              sólo podía descifrarlas don Álvaro, dueño de la clave.
 319      7|              eran dotes positivas de don Álvaro en tales asuntos.
 320      7|         perder ahora», había pensado don Álvaro. «La devoción sería
 321      7|        cancerbero más respetable que don Víctor Quintanar, mi buen
 322      7|          tanto y tan bien como decía don Álvaro, nada de más haría
 323      7|        grande contemplaba ahora a su don Álvaro! Mucho más grande
 324      7|             moda, hubiera sabido que don Álvaro no hacía más que
 325      7|           costa.~ ~ «Y que perdonase don Víctor Quintanar, incapaz
 326      8|         pacífico!), ni más ni menos, don Álvaro Mesía, el jefe del
 327      8|          blancos que por los negros, don Álvaro cuidaba de los negocios
 328      8|            mandaban los del Marqués, don Álvaro repartía estanquillos,
 329      8|              su mano derecha, Mesía. Don Álvaro era al Marqués en
 330      8|               El Marqués agradecía a don Álvaro su abnegación, y
 331      8|            Era el enemigo natural de don Saturnino Bermúdez en materia
 332      8|           abultadas y menudas, que a don Saturnino se le antojaban
 333      8|              Video meliora, le decía don Saturno sin que Paco le
 334      8|              Aquella Arcadia la veía don Álvaro con ojos acariciadores;
 335      8|          bromas. Las confidencias de don Álvaro le habían enternecido,
 336      8|          Visita acababa de comer.~ ~ Don Álvaro en el seno de la
 337      8|               Antes había olvidado a don Saturnino, que yacía en «
 338      8|            semejantes recuerdos para don Álvaro. En cuanto a Paquito,
 339      8|             salvaje! La trataba como don Saturnino, antes de atreverse;
 340      8|         carnal. Era intratable aquel don Álvaro. También lo era el
 341      8|              frente. Hablaban ella y don Álvaro como hermanos cariñosos.
 342      8|            conquista más. Comprendía don Álvaro que Visitación quería
 343      8|        descubierto algún interés por don Álvaro en su amiga y en
 344      8|              amor... Ese estúpido de don Víctor con sus pájaros y
 345      8|       oportuna. Visitación suponía a don Álvaro enterado de lo que
 346      8|       Alvarico, no te quepa duda.~ ~ Don Álvaro sintió un profundo
 347      8|             novedades... ingrata?~ ~ Don Álvaro acercó su rostro
 348      8|              solemne y aristocrático don Saturnino.~ ~ Los que estaban
 349      8|            Obdulia y Paco, no veían; don Álvaro estaba seguro. Se
 350      8|            un paso atrás, huyendo de don Álvaro.~ ~ -¡Loca...!, ¡
 351      8|      catedral? ¿Qué hombre era aquel don Fermín que en una sola conferencia
 352      9|          criados parecían de estuco. Don Víctor era un viejo tal
 353      9|             Arcipreste, que tenía el don de parecerse a los pájaros.~ ~ «
 354      9|              Cuándo le había hablado don Cayetano de si tenía ella
 355      9|          halagado mucho el notar que don Fermín le hablaba como a
 356      9|             nada de su inclinación a don Álvaro! «Sí, inclinación.
 357      9|              sido poner en berlina a don Víctor sin por qué ni para
 358      9|                   El señorito Paco y don Álvaro.~ ~ Petra notó que
 359      9|                Ya no podían escapar. Don Álvaro y Paco estaban delante
 360      9|           tales despilfarros de gas. Don Álvaro veía a la Regenta
 361      9|              a lo menos así lo llama don Saturnino, hay además el
 362      9|             No era el Magistral. Era don Álvaro, que venía a su lado
 363      9|             deslumbrantes de gas.~ ~ Don Álvaro opinaba lo contrario,
 364      9|                  Yo he leído -añadía don Álvaro en casos tales -
 365      9|              de Trabuco).~ ~ Además, don Álvaro era profundamente
 366      9|     metafísica, le iba mucho mejor a don Álvaro.~ ~ Al recordar una
 367      9|              epicureísmo solía decir don Álvaro con una llama en
 368      9|        pasaban por ciertas cosas.~ ~ Don Álvaro iba al lado de Ana
 369      9|            verbigracia. No decía que don Paquito estuviera en tal
 370      9|         mucho en Vetusta, Ana -decía don Álvaro.~ ~ Buscaba en vano
 371      9|         hombres; ¡pero ella, Ana!~ ~ Don Álvaro se vio en un apuro. ¿
 372      9|           era negar la evidencia.~ ~ Don Álvaro temía aventurar mucho
 373      9|         consumaría el sacrificio, su don Víctor y nada más, es decir,
 374      9|            ella más aborrecía...»~ ~ Don Álvaro, que si no era tan
 375      9|             en la sombra, buscando a don Álvaro que había retrocedido
 376      9|          Regenta.~ ~ «Es mía», pensó don Álvaro con deleite superior
 377      9|              es decir, un estreno de don Pedro Calderón de la Barca,
 378      9|            oscuro». Escuchó. Oyó que don Álvaro se despedía con una
 379     10|            acompañaba a su madre.~ ~ Don Víctor inclinó la cabeza
 380     10|          vestimos, te peinamos...~ ~ Don Víctor instó también.~ ~ -
 381     10|              una religión! -advirtió don Víctor consultando el reloj,
 382     10|          empezar, cedió y se llevó a don Víctor, que hizo algunos
 383     10|              No vas otras noches?~ ~ Don Víctor insistió otro poco
 384     10|          Nada tenía ella que ver con don Álvaro. Podía él estar todo
 385     10|           otra vez, y en Valladolid; don Víctor siempre con ella; ¿
 386     10|             si se hubiera casado con don Frutos Redondo? Acaso le
 387     10|             sido infiel. ¡Pero aquel don Víctor era tan bueno, tan
 388     10|            ingratitud engañarle. Con don Frutos hubiera sido tal
 389     10|             tan brutal, tan grosero! Don Álvaro entonces la hubiera
 390     10|              Mesía». Ana contempló a don Frutos, el mísero tendido
 391     10|         hubiera sido yo, me despedía don Víctor... ¡Ay, señora!,
 392     10|        aquello. Estaba furiosa. «¡Su don Víctor! ¡Aquel idiota! Sí,
 393     10|          compadecían. Nada de hijos. Don Víctor no era pesado, eso
 394     10|             la Regenta que conoció a don Álvaro, aunque la aparición
 395     10|             o por su cerebro.~ ~ Era don Álvaro, en efecto. Estaba
 396     10|        suerte, a la chance que decía don Álvaro, gran parte de sus
 397     10|          Parque. Sí, sentía ella que don Álvaro se infiltraba, se
 398     10|         digno de ella. Lucharía».~ ~ Don Víctor volvió del teatro
 399     10|            de fidelidad conyugal. Su don Víctor, a pesar de las máquinas
 400     10|            supremos para idealizar a don Víctor que traía el lazo
 401     10|             en el palco la Marquesa, don Robustiano y yo. El doctor
 402     10|                     Programa! -gritó don Víctor -: al teatro dos
 403     10|             catedral cuando predique don Fermín y repiquen gordo. ¡
 404     10|             sus partes. La Marquesa, don Robustiano y Paquito me
 405     10|            estoy cayendo.~ ~ Bostezó don Víctor y salió del gabinete
 406     10|              de dos traidores...?» ~ Don Víctor se fijó en un velador,
 407     10|            quién se me toma a mí?~ ~ Don Víctor alborotaba pocas
 408     10|             Si debías qué? -preguntó don Víctor con expresión de
 409     10|           boca, y bajó la cabeza.~ ~ Don Víctor miraba a todos con
 410     11|           conocerlo, hablaba muy mal don Saturnino Bermúdez, cuando
 411     11|           nadie sirve para todo».~ ~ Don Fermín escribía a la luz
 412     11|           probables. Entonces vestía don Fermín un cómodo, flamante
 413     11|              El mundo entero! -gritó don Santos Barinaga, que siempre
 414     11|          hablaré!~ ~ -Bah, bah, bah, don Santos; usted no puede ser
 415     11|           confesión! ¡Dato precioso! Don Cayetano confiesa que don
 416     11|            Don Cayetano confiesa que don Santos y don Fermín son
 417     11|            confiesa que don Santos y don Fermín son enemigos porque
 418     11|          señor Barinaga, al bueno de don Santos, se le haya metido
 419     11|            que dice.~ ~ -Oiga usted, don Cayetano; ni la edad, ni
 420     11|         honra del Magistral? Pues si don Santos le maldice porque
 421     11|                Con usted no va nada, don Cayetano o don Fuguillas;
 422     11|              va nada, don Cayetano o don Fuguillas; usted podrá ser
 423     11|           Todos los presentes, menos don Santos, convinieron en que
 424     11|           Hombre, un Candelas...!~ ~ Don Santos Barinaga gritó:~ ~ -
 425     11|              el olor de su bilis.~ ~ Don Cayetano se encogió de hombros
 426     11|            apellidaba Campillo.~ ~ A don Fermín no le importaba mucho
 427     11|           sabido antes?»~ ~ El pobre don Cayetano era hombre de algún
 428     11|             la de aquella señora?~ ~ Don Fermín no perdonaba al Arcipreste
 429     11|             dejarle aquel tesoro.~ ~ Don Cayetano le había hablado
 430     11|          seriedad de la Regenta.~ ~ -Don Fermín -le había dicho -,
 431     11|        sospeche. En fin, usted verá. Don Víctor es como Dios le hizo.
 432     11|           con él -aquí volvió a reír don Cayetano - lo mejor será
 433     11|        entiendan!» En esta frase que don Cayetano había dicho sin
 434     11|        asomos de malicia, encontraba don Fermín motivo para meditar
 435     11|           canónigos del tertulín.~ ~ Don Custodio, el beneficiado,
 436     11|          allí, siempre lo mismo.~ ~ -Don Custodio -le decía Glocester,
 437     11|             hablado de tantas cosas! Don Fermín estaba satisfecho
 438     11|          proveer a su Iglesia...»~ ~ Don Fermín soltó la pluma y
 439     11|           podía hablar de tal cosa. «Don Fermín continuaba siendo
 440     11|            de lavado y planchado.~ ~ Don Fermín volvió a sentarse
 441     11|              de rosa. Por consejo de don Robustiano, el médico, De
 442     11|          aquella hazaña, ni el mismo don Santos Barinaga que andaba
 443     11|        desnudo de la cintura arriba, don Fermín se acordaba de sus
 444     11|             señorito.~ ~ -¿A mí...? -don Fermín encogió los hombros -. ¿
 445     11|           mía. Agradezco su celo.~ ~ Don Fermín estaba pensando que
 446     11|           Una carta?~ ~ -Sí, ésa.~ ~ Don Fermín hubiera deseado a
 447     11|             antojado al espantajo de don Cayetano encajarte ahora
 448     11|         celestes.~ ~ -El Arcediano y don Custodio -prosiguió - hicieron
 449     11|            el cántaro a la fuente... Don Fortunato es una malva,
 450     11|        calumnian, estás perdido.~ ~ -Don Fortunato no se mueve sin
 451     11|              Glocester...?~ ~ -Sí, y don Custodio.~ ~ -Y a usted, ¿
 452     11|            mil perrerías? Glocester, don Custodio, Foja, don Santos
 453     11|       Glocester, don Custodio, Foja, don Santos y el mismísimo don
 454     11|            don Santos y el mismísimo don Álvaro Mesía, con toda su
 455     11|        compraran a ti las nuevas; si don Santos se arruina por culpa
 456     11|              Salomón.~ ~ La madre de don Fermín creía en la omnipotencia
 457     11|            Era mecánico», como decía don Fermín explicando religión. «
 458     11|           Casino dos días antes: que don Álvaro estaba enamorado
 459     11|          como a tantas otras. «Aquel don Álvaro era un enemigo de
 460     11|             sabía ella». Ni el mismo don Fermín le tenía por enemigo,
 461     11|           poderío de su hijo. «Aquel don Álvaro era otro buen mozo,
 462     11|         Regenta, aquella santa, y el don Alvarito, se entendieran
 463     11|                   Adiós, madre -dijo don Fermín cuando doña Paula
 464     11|         segunda naturaleza. Tenía el don de estar hablando con mucho
 465     12|                             XII -~ ~ Don Francisco de Asís Carraspique
 466     12|             soberanía subrepticia de don Carlos VII. Su religiosidad (
 467     12|              disgustos para el mismo don Francisco de Asís, para
 468     12|             su primera confesión con don Fermín; habían sido educadas
 469     12|          convento que había escogido don Fermín; y las dos primeras
 470     12|            de la señora.~ ~ -Sí, ya, don Robustiano: ¿pues qué hay,
 471     12|             Erard.~ ~ Llegó al salón don Robustiano y salió Fulgencia
 472     12|              con buen éxito todavía. Don Robustiano era el médico
 473     12|             de su ciencia inclusive, don Robustiano no podía alzar
 474     12|            no era su terreno propio, don Robustiano podía apostar
 475     12|           talento.~ ~ -¡Oh, mi señor don Fermín!, cuánto bueno...
 476     12|             ilustrada.~ ~ -¿Qué hay, don Robustiano? ¿Viene usted
 477     12|        nombre ni en las mejillas.~ ~ Don Robustiano se acercó al
 478     12|             usted... ¿A que mi señor don Fermín no aconseja a ningún
 479     12|              monjas ni frailes. Pero don Robustiano repetía lo de
 480     12|        libros: le faltaba tiempo.~ ~ Don Fermín pensaba: «¿Serán
 481     12|              que ha de consistir?~ ~ Don Robustiano hablaba casi
 482     12|            Verá usted el sistema.~ ~ Don Robustiano se sentó, y prosiguió
 483     12|            es muy graciosa, mi señor don Fermín. ¿Recuerda usted
 484     12|            valor para ir en persona. Don Fermín prometió ir aquel
 485     12|            sido matarla».~ ~ Después don Fermín consideró la cuestión
 486     12|              a Sor Teresa...»~ -¡Sí, don Fermín, por Dios! -exclamó
 487     12|           decir Carraspique.~ ~ -Sí; don Francisco, mi amigo; pero
 488     12|             de ingresos disminuía; y don Francisco de Asís era un
 489     12|           religioso... comparado con don Pompeyo Guimarán el ateo.
 490     12|               Daría usted una hija a don Álvaro?~ ~ -¡Antes muerta!~ ~ -
 491     12|     suponiéndole cargado de oro!»~ ~ Don Fermín, antes de salir de
 492     12|           eso y a mucho más.~ ~ Allí don Fermín no decía que la virtud
 493     12|              Doña Lucía encontraba a don Fermín algo flojo aquella
 494     12|         arengas.~ ~ «Aquel idiota de don Robustiano le había puesto
 495     12|        detenerse.~ ~ -¿Dónde estará, don Anacleto?~ ~ -Creo que tiene
 496     12|                      Qué señoras?~ ~ Don Anacleto encogió los hombros
 497     12|            mucha gracia y sonrió.~ ~ Don Fermín vaciló un momento,
 498     12|                 El Ilustrísimo Señor don Fortunato Camoirán, Obispo
 499     12|           poco las amonestaciones de don Fermín para que Fortunato
 500     12|           gozo yo mirándoos a ti y a don Custodio y al primo del
 501     12|              lugares comunes», según don Saturnino Bermúdez. La verdad
 502     12|           reyes».~ ~ Los sermones de don Fermín tenían por asunto
 503     12|        figuraba a las apasionadas de don Fermín que el imprudente
 504     12|              presidente fue el señor don Pompeyo Guimarán, que de
 505     12|          rima revelaban el estilo de don Custodio el beneficiado,
 506     12|     abandonados». Con la dimisión de don Pompeyo y la feliz idea
 507     12|         Visita confesaba a veces con don Fermín, a pesar de los desaires
 508     12|              la historia suya, la de don Fermín..., que..., ¿para
 509     12|           abrochado en el cogote.~ ~ Don Carlos Peláez, notario eclesiástico
 510     12|            caso, de una puñada. Notó don Fermín que Contracayes estaba
 511     12|             la cuestión espinosa.~ ~ Don Fermín, recordando de repente
 512     12|          notario, que, a espaldas de don Fermín, le guiñó un ojo.~ ~ -
 513     12|              Aquí veo una tarjeta de don Saturno Bermúdez. ¿A qué
 514     12|            no hagamos caso del pobre don Segundo, el cura de Tamaza,
 515     12|       Gregorio que le ha hecho decir don Saturno...~ ~ -Y que no
 516     12|           las ricas frutas que Páez, don Frutos Redondo y demás Vespucios
 517     12|         despacho. No era el bueno de don Francisco el más rico americano
 518     12|           algunos millones más tenía don Frutos, pero al Vespucio
 519     12|          Vespucio de las Águilas «ni don Frutos ni San Frutos ni
 520     12|               Papá, eso es cursi»; y don Francisco abominaba de aquello
 521     12|       encontró. Se entendieron. Para don Fermín aquella muchacha
 522     12|             el camino que conducía a don Francisco, que empleaba
 523     12|             palio, según la frase de don Francisco.~ ~ Pisando aquellas
 524     12|            cura muy presentable».~ ~ Don Francisco Páez y su hija
 525     12|          Páez y su hija suplicaron a don Fermín que comiera con ellos;
 526     12|             para doblar la misa para don Anselmo.~ ~ -Agradézcaselo
 527     13|              el capellán de la casa, don Aniceto, tres damas nobles,
 528     13|              que parecía de veinte), don Saturnino Bermúdez y el
 529     13|              Quintanar; la Regenta y don Álvaro Mesía presenciaban
 530     13|             y Paco habían escondido. Don Saturnino Bermúdez, pálido
 531     13|     marqueses al señor Magistral.~ ~ Don Fermín miró de soslayo a
 532     13|             soslayo a la Regenta y a don Álvaro que hablaban en la
 533     13|         mejillas, se dejó llevar por don Saturnino hasta el salón.~ ~
 534     13|        Ripamilán estrechó la mano de don Fermín con cariño efusivo;
 535     13|       ex-regente -, me alegro de que don Fermín coma con nosotros,
 536     13|  prestaríamos..., ya ves... el pobre don Víctor...~ ~ -¡Ya se ve...!
 537     13|            le asedia y le prefiere a don Saturno, al mitrado y a
 538     13|              Anita. Quería meterle a don Álvaro por los ojos, y después
 539     13|    cornamenta inverosímil. Ocupábase don Víctor en abrochar un botón
 540     13|        guantes, el botón del cuello, don Víctor comenzó a darle cuenta
 541     13|            la carta que poco después don Fermín leía delante de su
 542     13|             llevarle. «-¡Nada, nada! Don Víctor estaba dispuesto
 543     13|            primero que vio Ana fue a don Álvaro.~ ~ Tuvo miedo de
 544     13|      Quintanar estrechaba la mano de don Álvaro con cariñosa efusión.
 545     13|     amenazaba ser íntima y duradera. Don Álvaro tenía para Quintanar
 546     13|            de dominarse, de tratar a don Álvaro como a todos, sin
 547     13|           este terreno de prueba.~ ~ Don Álvaro se guardó de aludir
 548     13|              llave, por lo menos.~ ~ Don Álvaro habló mucho y bien,
 549     13|            extraña situación. Cuando don Álvaro callaba, ella volvía
 550     13|             consentidas por ella.~ ~ Don Víctor era poco más alto
 551     13|           era poco más alto que Ana; don Álvaro tenía que inclinarse
 552     13|           pulquérrimo del buen mozo. Don Álvaro al moverse con alguna
 553     13|        mirarle.~ ~ -Hola, hola -dijo don Víctor que entraba dando
 554     13|       Magistral, más noble de formas don Álvaro, más inteligente
 555     13|            facciones el elegante.~ ~ Don Álvaro ya miraba al Provisor
 556     13|           Provisor no sospechaba que don Álvaro pudiera ser el enemigo
 557     13|      distraídos de los demás, sintió don Fermín un malestar que fue
 558     13|            ciencia cierta era que en don Fermín estaba la salvación,
 559     13|              francamente criminal de don Álvaro, entregándose a don
 560     13|           don Álvaro, entregándose a don Fermín, quería desafiar
 561     13|     ordenanza.~ ~ Pero al conversar, don Fermín no tenía inconveniente
 562     13|        señoras si había testigos.~ ~ Don Álvaro vio que mientras
 563     13|          donde podía y cuando podía. Don Álvaro, que sabía presentarse
 564     13|              del confesonario, sabía don Álvaro flaquezas cómicas
 565     13|   institución «cuyo carácter sagrado don Álvaro no discutía...» delante
 566     13|            es cumplir la voluntad de don Víctor, y hasta adelantarse
 567     13|             siguiente, muy temprano, don Fermín esperaría en su capilla
 568     13|            se acercó, y como oyera a don Fermín repetir que era higiénico
 569     13|           tarde.~ ~ -¡Absurdo! -dijo don Fermín -; esta tarde al
 570     13|              medallón, el retrato de don Jaime Balmes, sin que se
 571     13|         Rianzares, y a la izquierda, don Víctor Quintanar. Los demás
 572     13|            Regenta entre Ripamilán y don Álvaro; Obdulia entre el
 573     13|           Magistral y Joaquín Orgaz; don Saturnino Bermúdez entre
 574     13|           capellán de los Vegallana. Don Víctor tenía a su izquierda
 575     13|        Víctor tenía a su izquierda a don Robustiano Somoza, el rozagante
 576     13|       acalorado con su querido amigo don Víctor, en pie, moviendo
 577     13|           muy jóvenes; y obligaron a don Víctor a chocar las copas.~ ~
 578     13|           Todo aquello era broma; ni don Víctor era hoy más liberal
 579     13|          Marquesa, para hacerse oír; don Álvaro los observaba entonces,
 580     13|              pimientos, señora.~ ~ Y don Álvaro agradecía a Visitación
 581     13|          triste hasta la muerte, era don Saturnino Bermúdez. Después
 582     13|             El Magistral, Ripamilán, don Víctor, don Álvaro, el Marqués
 583     13|               Ripamilán, don Víctor, don Álvaro, el Marqués y el
 584     13|             serios, pero Ripamilán y don Víctor daban a todo debate
 585     13|               Bravo, paisano! -gritó don Víctor, en pie, con una
 586     13|              A fe de Somoza, que sin don Víctor ataca a mi primo
 587     13|                Bien, bien! -gritaron don Víctor y Edelmira, que cogidos
 588     13|       empeñado en ceñir las canas de don Víctor con una corona de
 589     13|              gran parte del recinto. Don Víctor, Paco y Edelmira
 590     13|             lejos entre los árboles. Don Álvaro daba el brazo a la
 591     13|     conventos y proteger la causa de Don Carlos, mientras estuvo
 592     13|              ayudó, pero fue inútil. Don Fermín se había propuesto
 593     13|            la Regenta, y ya empezaba don Fermín a sospechar si tendría
 594     13|    propósitos non sanctos el célebre don Juan de Vetusta.~ ~ La Marquesa,
 595     13|              De qué se trata?~ ~ -De don Fermín que no quiere venir
 596     13|        quiere venir al Vivero.~ ~ El don Fermín, que ya tenía las
 597     13|      cualquiera y lo vieron De Pas y don Álvaro, sincera expresión
 598     13|          Marquesa.~ ~ Por el alma de don Álvaro pasó una emoción
 599     13|              entre tanta blandura. A don Fermín le asustó la impresión
 600     13|             encontró con los ojos de don Álvaro; fue una mirada que
 601     13|        pensaban en ella, era seguro; don Fermín como un amigo protector,
 602     13|            sí, ya estaba convencida, don Álvaro no quería vencerla
 603     13|       encontrarla soltera. En rigor, don Víctor era un respetable
 604     13|              además, si no fuera por don Víctor, el Magistral no
 605     13|             No había que olvidar que don Fermín no la quería ni la
 606     13|            querer para sí, sino para don Víctor».~ ~ Cuando Ana se
 607     13|            columpio! -dijo el médico don Robustiano.~ ~ Era un columpio
 608     13|       cuclillas, sonriente y pálido, don Saturnino Bermúdez, como
 609     13|              se mueva usted -gritaba don Víctor, haciendo aspavientos
 610     13|    geométricos.~ ~ El caso es que ni don Víctor, ni Paco, ni Orgaz
 611     13|          caigo de miedo.~ ~ Entonces don Álvaro, a quien Ana había
 612     13|            con usted nada -respondió don Álvaro..., ya arrepentido
 613     13|            voz baja, ronca y furiosa don Álvaro, que de buena gana
 614     13|             Allí debe de haber...~ ~ Don Álvaro dio el tercer empujón...
 615     13|            humilde y ridícula, vio a don Saturnino en cuclillas,
 616     13|          Cómo que no? -rugió furioso don Álvaro -. ¿Quiere usted
 617     13|                Paco tomó en brazos a don Saturno y le sacó del cajón
 618     13|            poco por lo visto, porque don Álvaro no movió el pesado
 619     13|         bastante carne, pero blanda. Don Álvaro disimuló difícilmente
 620     13|              razón esta señora -dijo don Víctor -, igualdad ante
 621     13|    precauciones, no se veía nada.~ ~ Don Víctor y Ripamilán se columpiaron
 622     13|             sol, y él la defendía de don Álvaro. «Si este señor viniera
 623     13|          éste quisiera venir...!» ~ -Don Fermín -le dijo, cerca ya
 624     13|            que le hablaba siempre -. Don Fermín, ¿por qué no viene
 625     13|            podía hacer el cadete; si don Álvaro quería buscar el
 626     13|         antiguo nombre. Allí se apeó don Fermín entre lamentos de
 627     13|              los canónigos menos con don Fermín.~ ~ Y hasta se propasó
 628     13|            Vegallana era intimar con don Víctor y su esposa, ya lo
 629     14|              de invierno al Espolón. Don Robustiano Somoza, que ante
 630     14|         Glocester, y del beneficiado don Custodio, el más almibarado
 631     14|             ya! Aquel Glocester y su don Custodio habrían tenido
 632     14|              arrugar los párpados, a don Fermín le hacía sonreír;
 633     14|              menos. Se emparejaron y don Fermín siguió como si estuviera
 634     14|            Se dejaría echar al pozo? Don Fermín estaba en ascuas. ¿
 635     14|                   Hola, ¿eres tú?~ ~ Don Fermín se sentó en un sofá.
 636     14|                   Qué has bebido?~ ~ Don Fermín irguió la cabeza
 637     14|              dispersaron. Quedó solo don Fermín con un murciélago
 638     14|            cercana, todo callaba.~ ~ Don Fermín no era aficionado
 639     14|             lugar de Ripamilán vio a don Víctor de Quintanar, y en
 640     14|             doña Petronila...! Luego don Álvaro y ella venían juntos... ¡
 641     14|                 Ahora callan! -pensó don Fermín -. ¡Peor, mucho peor!»~ ~
 642     14|               qué escándalo!», pensó don Fermín, que seguía inmóvil.~ ~
 643     14|             balcón no quedaba nadie; don Fermín salió del portal
 644     15|              y entró en el despacho. Don Fermín la miró entonces,
 645     15|         teatro. Junto al cubierto de don Fermín había un palillero,
 646     15|          ella misma.~ ~ Pidió azúcar don Fermín para echarlo en el
 647     15|                   Por qué? -preguntó don Fermín, que acababa de oír
 648     15|              le tiran de la levita a don Saturno, porque ésas cobran
 649     15|         traición no había sido suya. Don Fortunato Camoirán no era
 650     15|            Medrados estamos!», pensó don Fermín al dar en idea tan
 651     15|               desde que el mísero de don Santos Barinaga se había
 652     15|           niño se había acostumbrado don Fermín a la seriedad religiosa
 653     15|            culto plutónico. El mismo don Fermín, las veces que presenciaba
 654     15|         acera, ya por el arroyo. Era don Santos Barinaga, que volvía
 655     15|              bajo. El violín calló y don Santos dio media vuelta,
 656     15|              Cruz Roja no respondía, don Santos, dirigiéndose a su
 657     15|        sereno, aquel Pepe, conoció a don Santos y se acercó sin acelerar
 658     15|              dijo con voz grave:~ ~ -Don Santos, ya es hora de acostarse; ¿
 659     15|                 me ha arruinado... y don Custodio me roba el amor
 660     15|          este anciano...?~ ~ -Vamos, don Santos, vamos a casa...~ ~ -
 661     15|           Pero no hay que alborotar, don Santos; porque ya se han
 662     15|           hora y siguió adelante.~ ~ Don Santos le convidaba a veces
 663     15|            adentros su víctima...~ ~ Don Santos volvió a su monólogo,
 664     15|            todo, señor apagaluces... don Simón el Mago... Torquemada...
 665     15|             la barandilla para ver a don Santos.~ ~ «¿Oirá algo?
 666     15|        dinero es mío...~ ~ Se irguió don Santos; volvió a descargar
 667     15|         abajo esa puerta!~ ~ -¡Señor don Santos, a la cama! -dijo
 668     15|      contando mi dinero.~ ~ -Ea, ea, don Santos, basta de desatinos.~ ~
 669     15|          mundo entero menos de aquel don Santos Barinaga que le había
 670     15|             embriaguez lastimosa.~ ~ Don Fermín estaba como aterrado,
 671     15|            sus desfallecimientos!~ ~ Don Santos y el sereno llegaron,
 672     15|           cerró con estrépito. Entró don Santos en la tienda, que
 673     15|              ofidiana, confesaba con don Custodio y trataba a su
 674     15|             la situación del infeliz don Santos para combatir al
 675     15|            dirían los partidarios de don Fermín -, todo lo gasta
 676     15|             son iguales; lo que dice don Pompeyo Guimarán: el mal
 677     15|            el mártir era él.~ ~ Como don Santos había sospechado,
 678     15|             días antes a los pies de don Custodio junto a un confesonario
 679     15|                 Pisando quedo, entró don Fermín en su alcoba.~ ~
 680     15|               oía aquellos gritos de don Santos:~ ~ «¡Ladrón... ladrón...
 681     16|             había tomado café y anís don Víctor, que ya estaba en
 682     16|             a Vetusta, a sus tías, a don Víctor, a Frígilis, y concluyó
 683     16|        pasiva que no pudieron vencer don Víctor y la del Banco.~ ~
 684     16|       Paquito le ayudaba, el bendito don Víctor ayudaba también sin
 685     16|              impecable, en brazos de don Álvaro; y también le gustaba
 686     16|             también le gustaba ver a don Álvaro humillado ahora,
 687     16|              primer ocasión oportuna don Álvaro se había hecho ofrecer
 688     16|              voluntad en demostrar a don Álvaro que no le temía.
 689     16|          lejos, vista a sangre fría. Don Álvaro había notado que
 690     16|            Banco. Se lo decía ella a don Álvaro:~ ~ -Mira, chico,
 691     16|           todo».~ ~ «Además -pensaba don Álvaro -, el día que yo
 692     16|             Vivero, a solas con Ana, don Álvaro se había sentido
 693     16|            creo!»~ ~ Lo que no sabía don Álvaro, aunque por ciertos
 694     16|            la Regenta reconcilió con don Fermín, antes de comulgar,
 695     16|              Ana, ella no amaba a su don Víctor como una mujer debe
 696     16|             soñaba con un hombre...» Don Fermín se revolvía en la
 697     16|              ella se había quejado a don Fermín, y que éste, citando
 698     16|               la arrogante figura de don Álvaro Mesía, jinete en
 699     16|           que en ella producía la de don Álvaro. Hablaron del caballo,
 700     16|            comprendían al jinete.~ ~ Don Álvaro estaba pasmado, y
 701     16|        imprudencia en hablar así con don Álvaro, en mirarle con deleite
 702     16|        palabra de amor, es claro; ni don Álvaro se había permitido
 703     16|             todo; ella conocía que a don Álvaro le estaba quemando
 704     16|             nerviosa, vio aparecer a don Álvaro como un náufrago
 705     16|             deleite dentro de sí.~ ~ Don Álvaro no recordaba siquiera
 706     16|             y no como se lo figuraba don Álvaro, que mientras hablaba
 707     16|           Gran satisfacción fue para don Víctor Quintanar, que volvía
 708     16|              simpático y caballeroso don Álvaro, a quien él iba cobrando
 709     16|         Ripamilán y Vegallana, ya es don Álvaro el vecino a quien
 710     16|            con el viento~ ~ ~ ~-dijo don Víctor, que manifestaba
 711     16|               A propósito de teatro, don Álvaro, ¿conque esta noche
 712     16|          buen Perales nos da por fin Don Juan Tenorio...? Algunos
 713     16|       tradición..., la costumbre... -don Víctor habló largo y tendido
 714     16|            disertación académica.~ ~ Don Álvaro aprovechó la primera
 715     16|        obligase a su esposa a ver el Don Juan.~ ~ -Calle usted, hombre...,
 716     16|            imperdonable!~ ~ Aunque a don Álvaro el drama de Zorrilla
 717     16|         decía que era mucho mejor el Don Juan de Molière (que no
 718     16|             caballero la aventura de don Juan con doña Inés de Pantoja. «
 719     16|            nuestro teatro moderno. A don Álvaro se le antojaba muy
 720     16|              expediente de sujetar a don Luis y meterse en casa de
 721     16|            de éstas, lo mismo él que don Juan, sabían proceder con
 722     16|             unió sus ruegos a los de don Víctor para obligar a doña
 723     16|              si llegaría a dominar a don Víctor por medio de su esposa,
 724     16|       malicia. Desde la aparición de don Álvaro en la plaza, el humor
 725     16|            existiese; de aquello que don Víctor llamaba los nervios,
 726     16|              asesorado por el doctor don Robustiano Somoza, y que
 727     16|         Había cedido a los ruegos de don Álvaro y de don Víctor sin
 728     16|            ruegos de don Álvaro y de don Víctor sin saber cómo; temiendo
 729     16|            ni compromisos de los que don Víctor tanto gustaba ver
 730     16|              cuales el principal era don Frutos Redondo, sin duda
 731     16|            Redondo, sin duda alguna. Don Frutos no perdía función;
 732     16|              veo la tostada!», decía don Frutos, que había aprendido
 733     16|         partes quería sacar provecho don Frutos, y prueba de ello
 734     16|            eso? Nada».~ ~ A pesar de don Frutos y sus altercados
 735     16|       crítica dramática, la bolsa de don Álvaro, que así se llamaba
 736     16|        virtud de mujer nacida -salvo don Frutos, que conservaba frescas
 737     16|     conquistador serio del bando era don Álvaro y todos le envidiaban
 738     16|            cambio los de la bolsa de don Álvaro saludaban a los Vegallana;
 739     16|            Trabuco. En aquel momento don Juan Tenorio arrancaba la
 740     16|        porque la inaudita demasía de don Juan había producido buen
 741     16|             ceñía su figura esbelta. Don Víctor estaba enamorado
 742     16|            correspondencia.~ ~ ~ ~ Y don Víctor le reputaba excelentísimo
 743     16|         mujer fuera otra. En general don Víctor envidiaba a todo
 744     16|              ademanes y la figura de don Juan y se acercó a ella
 745     16|             qué paraba la apuesta de don Juan y Mejía.~ ~ En el primer
 746     16|               En el primer entreacto don Álvaro no se movió de su
 747     16|             Empezó el segundo acto y don Álvaro notó que por aquella
 748     16|        sentir el valor artístico del don Juan emprendedor, loco,
 749     16|             de Ciutti, las trazas de don Juan; la arrogancia de Mejía;
 750     16|           transportada a la época de don Juan, que se figuraba como
 751     16|              soñada -ella colocaba a don Juan Tenorio en la Edad
 752     16|          expresión..., frío... Hasta don Álvaro parecíale entonces
 753     16|            labios secos. La carta de don Juan escondida en el libro
 754     16|      profesado ocho años hacía..., y don Juan..., ¡don Juan, aquel
 755     16|            hacía..., y don Juan..., ¡don Juan, aquel Mesía que también
 756     16|             acto tercero y el cuarto don Álvaro vino al palco de
 757     16|             conversación general.~ ~ Don Víctor había salido a los
 758     16|                Ana, sin dar tiempo a don Álvaro para buscar buena
 759     16|             sin miga», según aseguró don Frutos en el palco de la
 760     16|       entusiasmo de Ana. ¡Hablar del Don Juan Tenorio como si se
 761     16|        tratase de un estreno! ¡Si el Don Juan de Zorrilla ya sólo
 762     16|         distinción según lo entendía don Álvaro, y así procuró aquella
 763     16|            casos, fue lo que valió a don Álvaro aquella noche. También
 764     16|            en la boca, y sonriendo a don Álvaro, le dijo:~ ~ -¡Ahora,
 765     16|           estaba allí disputando con don Frutos, que insistía en
 766     16|               que insistía en que el Don Juan Tenorio carecía de
 767     16|            de la miga suficiente.~ ~ Don Álvaro permaneció junto
 768     16|     convergencia del cabello. Dudaba don Álvaro si debía en aquella
 769     16|          parecían ridículas al cabo, don Álvaro resistió el vehemente
 770     16|         carbón encendido, y mientras don Juan, de rodillas ante doña
 771     16|              caería en los brazos de don Juan loca de amor? No lo
 772     16|          cuerpo que era propiedad de don Víctor sin duda alguna.
 773     16|             lo lejos... La quinta de don Juan, la barca debajo del
 774     16|               Doña Inés decía:~ ~ ~ ~Don Juan, don Juan, yo lo imploro~ ~ ~ ~
 775     16|          Inés decía:~ ~ ~ ~Don Juan, don Juan, yo lo imploro~ ~ ~ ~
 776     16|              Regenta nadie las notó. Don Álvaro sólo observó que
 777     16|         Edelmira.~ ~ El altercado de don Juan y el Comendador hizo
 778     16|               el pistoletazo con que don Juan saldaba sus cuentas
 779     16|            la luz de un relámpago, a don Víctor vestido de terciopelo
 780     16|             sangre, boca arriba, y a don Álvaro con una pistola en
 781     16|                Edelmira se quedó con don Víctor y Paco.~ ~ -Yo llevaré
 782     16|           que la retiró asustada.~ ~ Don Álvaro se volvió al palco
 783     16|         Marqués a dar conversación a don Víctor. Eran panes prestados:
 784     16|      dominios.~ ~ -Mire usted -decía don Víctor, a quien ya escuchaba
 785     16|             ya escuchaba con interés don Álvaro -, mire usted, yo
 786     16|         suelta.~ ~ (-¡Animal! -pensó don Álvaro.)~ ~ -Y en cuanto
 787     16|                   usted recuerda?~ ~ Don Álvaro no recordaba, pero
 788     16|         figura vulgar y bonachona de don Víctor. Pero le vio entre
 789     16|             soñado aquella noche con don Álvaro. Durmió profundamente.~ ~
 790     16|          sola, desde la aparición de don Álvaro a caballo, había
 791     16|              en ella la presencia de don Víctor, lo despertaba la
 792     16|              despertaba la imagen de don Fermín... Ahora se creía
 793     16|             más fuerte, y escribió a don Fermín una carta muy dulce
 794     16|             el señor se enterase.~ ~ Don Víctor ya había manifestado
 795     16|              a la audacia amorosa de don Álvaro; no le pesaba de
 796     16|           pesaba de engañar al pobre don Víctor, porque le reservaba
 797     16|              era digno de ella! Para don Víctor había que guardar
 798     17|           Ana esperaba con temor que don Fermín abordase el motivo
 799     17|            pero la gente murmuraría; don Custodio, el Arcediano,
 800     17|            no quería en presencia de don Fermín sostener su tesis
 801     17|           nunca de cosas altas.~ ~ A don Fermín le bastó lo que oyó
 802     17|             su cita, el mal humor de don Fermín rayó en ira y necesitó
 803     17|             libre.~ ~ El silencio de don Fermín y su mirada a las
 804     17|                  Hay varias razones: don Víctor, que, según usted
 805     17|         todos.~ ~ -Además -prosiguió don Fermín -, hay señoras que
 806     17|            quiso oponerse al bendito don Fermín en nada.~ ~ -Señor,
 807     17|           estrecha cuando asisten al Don Juan Tenorio en vez de rezar
 808     17|              agitada de su amiga.~ ~ Don Fermín continuó tranquilo:~ ~ -
 809     17|                 Pues bien -prosiguió don Fermín -, nosotros necesitamos
 810     17|     puramente ocasional; no habló de don Álvaro ni del caballo blanco.~ ~ -
 811     17|        profunda piedad con motivo de don Juan Tenorio.~ ~ «Ana decía
 812     17|              Inés, caer en brazos de don Juan... ya veía el Magistral
 813     17|           palabra de la presencia de don Álvaro en el palco de Anita)
 814     17|         deseos del ama y de su amigo don Fermín. «¿No le habían hecho
 815     17|          necesidad de que lo supiera don Víctor? ¿Pues qué necesidad
 816     17|            ama.~ ~ -Bien; vete.~ ~ Y don Víctor se puso a atacar
 817     17|             le arrancaba el bueno de don Juan Tenorio...~ ~ -A los
 818     17|               No le haría gracia que don Víctor los encontrase a
 819     17|         volviéndose al Magistral.~ ~ Don Fermín contestó:~ ~ -Con
 820     17|          principal y salió al portal don Fermín. En la puerta se
 821     17|            adiós.~ ~ -Buenas noches, don Fermín.~ ~ Esto lo dijo
 822     17|          hacer cualquier ruido.~ ~ «¡Don Fermín! -pensó el Magistral -. ¿
 823     17|                Por qué me llama ésta don Fermín? ¿Qué se habrá figurado?
 824     17|             dicho... que estaba aquí don Fermín.~ ~ -¿Quién?~ ~ -
 825     17|              Fermín.~ ~ -¿Quién?~ ~ -Don Fermín.~ ~ -¡Ah! Bien, bien... ¿
 826     17|          planes la rubia lúbrica.~ ~ Don Víctor Quintanar se presentó
 827     17|               De noche! Usted sueña, don Tomás.~ ~ -¡Ira de Dios!
 828     17|             entiende usted de modas, don Tomás... ¿Pues no dice que
 829     18|           estas excursiones lejanas, don Víctor contaba con el beneplácito
 830     18|           las marismas de Palomares, don Víctor solía echar de menos
 831     18|        tenido un carácter dominante, don Víctor se hubiese visto
 832     18|               volver a sus ensueños, don Víctor que había prometido
 833     18|          guisa de buhoneros.~ ~ Pero don Víctor comprendió que el
 834     18|            sentimental -decía ella a don Saturnino Bermúdez, que
 835     18|            alarde de ello.~ ~ -Es el don de lágrimas, de que habla
 836     18|             según frase picaresca de don Cayetano Ripamilán, siempre
 837     18|              impuesto suavemente por don Fermín a su querida amiga.
 838     18|             penitentes; pero ya veía don Fermín que era preciso volver
 839     18|          idolatría disimulada, según don Fermín. No, él no se dejaba
 840     18|               Poca gracia le hacía a don Fermín esta retórica a lo
 841     18|            horas, de día y de noche. Don Víctor no paraba en casa.
 842     18|             posturas interinas a que don Víctor emprendiese el estudio
 843     18|           pensaba Ana sin querer. Su don Víctor, a quien en principio
 844     18|              semejante hombre. Salía don Víctor dejando tras sí las
 845     18|        miserable; diga lo que quiera don Fermín, para volar hacen
 846     18|           tan lejos que la imagen de don Álvaro volvía a presentarse
 847     18|       comprendía él que su ídolo, su don Álvaro, tardase tanto en
 848     18|              a su casa..., y eso que don Víctor nunca está, siempre
 849     18|              le recibía si no estaba don Víctor en casa. Quintanar,
 850     18|        costumbres haría el dignísimo don Álvaro! Pero ya que las
 851     18|          estas preguntas lisonjeras, don Álvaro inclinaba la cabeza
 852     18|             ministros...~ ~ -¡Oh..., don Víctor..., no crea usted
 853     18|             como usted... Subiría mi don Álvaro como la espuma.~ ~
 854     18|              como la espuma.~ ~ Pero don Álvaro suspiraba y volvía
 855     18|            más, sobre todo a Visita. Don Álvaro no hablaba de este
 856     18|           dirán los Marqueses!~ ~ Si don Álvaro perdía la esperanza,
 857     18|            religión y depresivo para don Fermín; era, de otro modo,
 858     18|       celosía con un golpe violento. Don Fermín bajaba del campanario,
 859     18|          hombres, Mesía y Quintanar. Don Álvaro había estrechado
 860     18|             por estar viéndolos él!» Don Víctor había desaparecido
 861     18|           había vuelto a presentarse don Víctor, el tonto de don
 862     18|              don Víctor, el tonto de don Víctor, con sombrero bajo
 863     18|        cazadora clara, acompañado de don Tomás Crespo, el del tapabocas;
 864     18|              y blancas del canónigo. Don Víctor levantaba la cabeza,
 865     18|             Iban al campo!~ ~ Cuando don Fermín se vio encerrado
 866     18|            era aquélla? Necedades de don Víctor; había levantado
 867     18|            aquél era el enemigo, sí, don Fermín volvía a sospecharlo.
 868     18|            Encontró en el trascoro a don Custodio y no le contestó
 869     18|             de esta carne, como dice don Robustiano, estoy enferma;
 870     18|             aunque fuera a nado. Sí, don Fermín, yo seré cualquier
 871     18|               Callaron y se miraron. Don Fermín, sin pensar en contenerse,
 872     19|                             XIX -~ ~ Don Robustiano Somoza, en cuanto
 873     19|            que postró en cama, según don Robustiano, a la Regenta,
 874     19|              de que solía ser objeto don Víctor, pero aquel día,
 875     19|            Recetó: censuró también a don Víctor por su intempestiva
 876     19|            cuarto entró en la alcoba don Víctor, chorreando pájaros
 877     19|      cinturón de cuero; detrás venía don Tomás Crespo, Frígilis,
 878     19|             del marido. El bigote de don Víctor parecía una escoba
 879     19|           por las puntas.~ ~ También don Víctor opinó que «aquello
 880     19|              todo. La verdad era que don Víctor había querido volver
 881     19|    cualquiera... ¿Se llevó la perdiz don Tomás?~ ~ Anselmo registró
 882     19|               te personas en casa de don Tomás, y le pides de mi
 883     19|         fiebre incipiente.~ ~ Volvió don Víctor y la sonrisa dulce,
 884     19|        entonces y sólo entonces pudo don Víctor disponerse a dormir.~ ~
 885     19|              podían ser veneno (para don Víctor el veneno, a pesar
 886     19|     aglomeraron en la imaginación de don Víctor, que escupió bilis
 887     19|            tiene?, ¿hay gravedad?~ ~ Don Víctor con las manos cruzadas,
 888     19|             muy bajo -. ¿Qué hay?~ ~ Don Robustiano le miró con desprecio,
 889     19|             Eso pronto se pregunta»; don Robustiano no sabía lo que
 890     19|                 Cuatro días después, don Robustiano mandaba en su
 891     19|           insípidos, desabridos, que don Víctor enfriaba a soplos,
 892     19|           que ella era quien era. Si don Víctor hablaba a su lado,
 893     19|          humildes de la vida animal; don Víctor, que no se fiaba
 894     19|         última zarzuela, encantaba a don Víctor, que llevaba la conversación
 895     19|          autor de todo». Y respiraba don Víctor las auras de abril
 896     19|           ella y unos pantalones que don Víctor dejara allí; sin
 897     19|           pesar de la prohibición de don Víctor, vino el retroceso,
 898     19|           agasajada, y a su lado iba don Álvaro Mesía, enamorado,
 899     19|              gozo la Regenta.~ ~ Así don Álvaro; no sería jamás suya,
 900     19|       recurrió a la ciega amistad de don Víctor. En el Casino se
 901     19|            de todos sus rincones.~ ~ Don Víctor llegó a creer que
 902     19|              consultar con el amigo. Don Álvaro sufría el tormento
 903     19|       historia de sus aventuras».~ ~ Don Víctor se paraba, soltaba
 904     19|         dedos y tardo de ingenio. -Y don Víctor, parándose otra vez,
 905     19|            otra vez, casi al oído de don Álvaro, añadía -: Diré la
 906     19|             de Frígilis que asomaba; don Víctor encontraba cierta
 907     19|           infidelidad incipiente.~ ~ Don Álvaro callaba y oía. Sólo
 908     19|             oía. Sólo cuando trataba don Víctor de su buena puntería
 909     19|              tan insignificante como don Tomás Crespo, a quien él
 910     19|            Mesía, callando, seguía a don Víctor.~ ~ Una intuición
 911     19|        llevándoselo a casa. ¿Por qué don Álvaro había de tener gusto
 912     19|      conciencia. Lo que no consentía don Álvaro era que se pasase
 913     19|         bicho que le era simpático a don Álvaro era un pavo real
 914     19|          disertaba.~ ~ -Bueno -decía don Víctor -, pues pasaremos
 915     19|            arcas y armarios guardaba don Víctor con el cariño de
 916     19|               No había que temer..., don Víctor no domaba fieras;
 917     19|           despreciaba ni aborrecía a don Álvaro, a pesar de que sus
 918     19|            abusar de la confianza de don Víctor. «Pero ¿y si no quería? ¿
 919     19|              Al sentir cerca de sí a don Álvaro, segura de que no
 920     19|         responder de la prudencia de don Álvaro. «Pero, ¿no estaba
 921     19|          fundamento, tal vez robar a don Víctor para siempre la paz
 922     19|        cuanto veía un rayo de sol, a don Víctor se le antojaba aprovechar
 923     19|           cara esposa, Frígilis... y don Álvaro. El pobre Ripamilán
 924     19|           señores de castillos, a lo don Quijote, se despertaba en
 925     19|           intempestivo de Quintanar. Don Víctor creía que en el campo,
 926     19|             el cuarto de luna (que a don Víctor le parecía la plegadera
 927     19|         necesario, se emparejaba con don Víctor, que tal vez se permitía
 928     19|              A veces hablaba con Ana don Álvaro y Ana contestaba
 929     19|       Quintanar era un martirio».~ ~ Don Álvaro sudaba de congoja.
 930     19|            Álvaro sudaba de congoja. Don Víctor se le colgaba del
 931     19|              moña de un torero...~ ~ Don Álvaro, al llegar a la Rinconada,
 932     19|      mientras dejaba pasar delante a don Víctor, que traía llavín,
 933     19|              sí misma. Ni permitía a don Álvaro acercarse, alentar
 934     19|           ella la acompañaba, porque don Víctor se negaba a perder
 935     19|             círculos, el Magistral y don Álvaro, y a veces uno y
 936     19|       triunfo.~ ~ -Esta mujer -decía don Álvaro - es peor que Troya.~ ~ «
 937     19|              la enfermedad», pensaba don Fermín.~ ~ Ana veía en los
 938     19|            vería el Magistral. Y él, don Fermín, sería su maestro
 939     20|                              XX -~ ~ Don Pompeyo Guimarán, presidente
 940     20|             de familia portuguesa; y don Saturnino Bermúdez, el arqueólogo
 941     20|              cráneo, aseguraba que a don Pompeyo le quedaba mucho
 942     20|              más bien en el abdomen. Don Pompeyo no decía que sí
 943     20|         Además, ¿qué le importaban a don Pompeyo estos accidentes
 944     20|              A esto hubiera objetado don Pompeyo, si no despreciara
 945     20|               hubiera contestado que don Leandro Lobezno, el obispo
 946     20|              tío a quien heredara el don Leandro. Pero no, don Pompeyo
 947     20|             el don Leandro. Pero no, don Pompeyo no contestaba. Él
 948     20|         porque, en verdad sea dicho, don Pompeyo Guimarán no creía
 949     20|               Era público y notorio. Don Pompeyo era el ateo de Vetusta. «¡
 950     20|             eso sí, pero el único. Y don Pompeyo sentía remordimientos
 951     20|           seriamente en excomulgar a don Pompeyo. Éste recibió la
 952     20|          hogar tranquilo. La casa de don Pompeyo se convirtió en
 953     20|               y sin necesidad de que don Pompeyo se retractase de
 954     20|          regla sin excepción», decía don Frutos el americano. «La
 955     20|       sacerdote, y entonces el mismo don Pompeyo tenía que ponerse
 956     20|             Ronzal será inmortal, si don Frutos prefiere el aniquilamiento
 957     20|            qué importa lo que quiera don Frutos ni lo que prefiera
 958     20|           dentro los del tresillo; y don Pompeyo bajaba la voz, y
 959     20|           seria que las teologías de don Pompeyo, más práctica, más
 960     20|                objetaba el americano don Frutos, en voz baja también,
 961     20|             cómo explicarlo el pobre don Frutos -. «Ello venía a
 962     20|    inmortalidad era con la que abría don Pompeyo brecha en el alcázar
 963     20|                    Y en último caso, don Pompeyo ya les iba aburriendo
 964     20|           querían teología racional. Don Pompeyo, más abandonado
 965     20|            un taco con el abdomen de don Pompeyo.~ ~ -Usted dispense,
 966     20|      parecían nada filosóficos.~ ~ -¡Don Pompeyo, tiene usted razón! -
 967     20|           carne en Viernes Santo.~ ~ Don Pompeyo no creía en Dios,
 968     20|            actual obispo de Vetusta, don Fortunato Camoirán, era
 969     20|         digno. ¿Tenía un ideal? pues don Pompeyo le respetaba».~ ~
 970     20|            Pompeyo le respetaba».~ ~ Don Pompeyo no leía, meditaba.
 971     20|          ascos al abolengo animal... Don Pompeyo, aunque se sentía
 972     20|                   Frígilis, mientras don Pompeyo afirmaba estas cosas,
 973     20|             Ateo, decía:~ ~ -¿Quién, don Pompeyo? Es una buena persona.
 974     20|             grandes solemnidades.~ ~ Don Pompeyo se dirigió a la
 975     20|                    Oiga usted, señor don Pompeyo, que a mí las canas
 976     20|            de la infalibilidad, pero don Pompeyo se borró de la lista
 977     20|             algunos años tropezó con don Santos Barinaga en el Restaurant
 978     20|              que llegó a ser íntima. Don Santos había sido siempre
 979     20|       Guimarán hacer un prosélito de don Santos. De día en día y
 980     20|            disparate que había leído don Pompeyo en un libro viejo
 981     20|      rapavelas... ¡sobre ese maldito don Fermín...!~ ~ El café de
 982     20|           del mostrador a la mesa de don Santos, se le quedaba mirando
 983     20|             pasión; no había llegado don Santos al ateísmo, «pero
 984     20|   comerciante de cálices y patenas». Don Pompeyo se contentaba con
 985     20|        aguardiente y el cognac; pero don Santos si no bebía no daba
 986     20|              la noche salían juntos; don Pompeyo daba el brazo a
 987     20|              Pompeyo daba el brazo a don Santos y le acompañaba hasta
 988     20|            hijas que le adoraban.~ ~ Don Santos quedaba solo en batalla
 989     20|                  Si Barinaga tomó de don Pompeyo su apostasía, Guimarán
 990     20|              contagió con el odio de don Santos al Provisor y a doña
 991     20|        contra la honra del Provisor. Don Santos alborotó la vecindad
 992     20|          entiende?, ¿van a prender a don Santos después de haberle
 993     20|          Glocester)». El beneficiado don Custodio apoyaba al señor
 994     20|            maña se daban Glocester y don Custodio y otros señores
 995     20|              el elemento lego Foja y don Álvaro; éste por debajo
 996     20|        aseguraban haber encontrado a don Santos dando patadas a la
 997     20|          pagaba bien.~ ~ La madre de don Fermín vivía en perpetua
 998     20|            su madre.~ ~ Doña Paula y don Fermín hablaban poco; se
 999     20|   eclesiástica, de La Cruz Roja y de don Santos, era porque el otro
1000     20|            las noches el borracho de don Santos. No se volvió a pensar


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