Cap.

 1      1|       daba vigor de acero a las piernas y aliento de fragua a los
 2      1|      desperezarse y estirar las piernas en el recinto de Vetusta
 3      5|   porque un testigo cruzaba las piernas:~ ~ -¡Guarden ceremonia!~ ~
 4      7|        del sietemesino.~ ~ Para piernas, Ronzal. En efecto, las
 5      7|        aquí con la sotana entre piernas. He dicho.~ ~ El ex-alcalde
 6      7|        le temblaron un poco las piernas, muy contra su deseo.~ ~ -
 7     11|      Teresina, que apretaba las piernas contra la cama para hacer
 8     12|        relajar los verdugos las piernas del mártir, para que llegaran
 9     12|       académicos, y encogía las piernas, se bajaba como un cazador
10     13|       que se le enredaba en las piernas. El batín le venía ancho
11     13|      ceñidas con una cuerda las piernas, por encima del vestido -.
12     13|         ex-amante debajo de las piernas. Visita le dio un pellizco
13     13|       al columpio, pero con las piernas atadas: no quería que se
14     14|     Pero entonces se verían las piernas -¡qué horror! -, los pantalones
15     14|     dictador.~ ~ Y abriendo las piernas y agachándose, como dispuesto
16     14|         vencedor iba detrás con piernas vacilantes, sin gran deseo
17     15|        desairadas, por aquellas piernas largas, fuertes, que debían
18     16|        y gran meneo de brazos y piernas las sutiles razones que
19     20|     inesperada debilidad en las piernas y en el espíritu. «¡No que
20     20|         se colocaba, abierto de piernas, delante de la mesa pequeña,
21     20|            y más vacilantes las piernas. Empezaba, como otros muchos,
22     20|     sentía náuseas y temblor de piernas. En resumidas cuentas, estaba
23     20|       abajo y por debajo de tus piernas. Y aunque hay contradicción
24     26|     sintió que le temblaban las piernas; era el desfallecimiento
25     29| Justamente don Álvaro tenía las piernas muy largas. De esta manera
26     29|         y por el espinazo y las piernas sacudimientos y un temblor
27     29|     sobre sus brazos, sobre sus piernas, eran sus grilletes... Ana,
28     29|   piedra, llegó, gracias a unas piernas muy largas, a verse a caballo
29     30|        se le enredaba entre las piernas, que era un sarcasmo de
30     30|         sotana, azotada por las piernas vigorosas, decía: ras, ras,
31     30|     dejaría cojo. Tiraría a las piernas. El otro no era probable
32     30|      vestido más apretado a las piernas y sus faldas más crujientes,
33     30|        a caer desplomado, y con piernas débiles y temblonas salió
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