Cap.

 1      1|           ademanes a quien oían y veían, no en el Dios de que les
 2      1|    promesas de aquella España que veían en sueños al otro lado del
 3      1|        las damas, cada vez que le veían bailando un rigodón (no
 4      1|       Cenceño, sin duda porque se veían mejor. Pero su prudente
 5      3|     impedían ver la campiña; sólo veían allá arriba nubes que corrían
 6      4|      escribir; los ojos de Ana no veían las letras ni el papel,
 7      5|       conforme con todo. Las tías veían con impaciencia que se prolongaba
 8      5|   diminutivos. Era el indiano que veían en lontananza ella y las
 9      5|           de Vetusta y cuantos la veían; pero al despertar, como
10      8|          media escocesa. Ahora se veían dos. Obdulia suspiró. Se
11      8|           Obdulia. Pero cuando se veían a solas y alguno de ellos
12      8|        detrás, Obdulia y Paco, no veían; don Álvaro estaba seguro.
13     14|          y ¿qué se pensaría si le veían allí, espiando a los convidados
14     15|     pudieran pensar los que no la veían a ella explotar los brutales
15     16|           insulsa, y en cuanto se veían expuestas a la contemplación
16     18|       agradar al ama, porque allí veían una voluntad seria, y en
17     18|          día moribundo; apenas se veían Ana y De Pas. Del gabinete
18     21|          los hombros cuando no la veían ni la doncella, que iba
19     21|               Don Fermín y Ana se veían todos los días; en el caserón
20     23| distinguían las personas, sólo se veían bultos.~ ~ Cuando pasó la
21     25|         Ana, fijos en el espanto, veían sobre la alfombra una imagen
22     26|           hijo y la Regenta no se veían ya; habían reñido, por lo
23     26|       como un barniz. Sus ojos no veían. A cada paso creía caer
24     26|           morada; pero a veces se veían. Aquellos pies desnudos
25     28|    ennegrecían poco a poco. Ya se veían relámpagos extensos en el
26     29|          su amor. Casi siempre se veían en casa de Vegallana; allí
27     29|         ciegos, perezosos, que no veían el absurdo porque no les
28     30|       eran asombro del mundo y se veían cantados y alabados en poemas
29     30| documentos.~ ~ Benítez y Frígilis veían en esto síntomas tristes. «
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