Cap.

 1      1|            los trabajadores sucios, negros por el carbón y el hierro
 2      1|             negras de aquellos ojos negros, grandes y abrasadores eran
 3      2|         unos ojuelos inquietos, muy negros y muy redondos. Terciaba
 4      2|      Arcipreste clavaba los ojuelos negros y punzantes en el Magistral,
 5      4|        barba espesa y rizada y ojos negros.~ ~ La poesía épica predomina
 6      5|     siguiente, de levita y pantalón negros, visitó a las nobles damas.
 7      7|        graciosos y abundantes rizos negros, una boca fresca y alegre
 8      8|             los blancos que por los negros, don Álvaro cuidaba de los
 9      8| intervinieran en los asuntos de los negros pucheros de hierro. Él amaba
10      8|             aquellos cuadros rojos, negros y verdes, con listillas
11      9|           tornasoles azulados, casi negros, parecen de tupido terciopelo.
12      9|             Jesucristo. Muchos ojos negros almibarados y rosas en las
13     12|         multiplicadas por los paños negros que cubrían altares, columnas
14     12|             en el ídolo. La servían negros y negras y un blanco, su
15     13|         abismos de los grandes ojos negros. El Arcediano se quedó con
16     13|  movimientos. El tronco de caballos negros era digno del rey. Los demás
17     14|      reluciente; parecían diamantes negros, y sin que nadie tuviera
18     14|           horror! -, los pantalones negros, el varón vergonzante que
19     15|            que salían de las cuevas negros, sudando carbón y con los
20     15|       levita, y hasta usaba guantes negros en las procesiones. Tenía
21     20|          Venus o en Marte, a buscar negros al África y comprarlos y
22     25|           repente en aquellos pozos negros del delirio en que se sentía
23     26|           como un montón de gusanos negros. De aquel fermento humano
24     26|         asomar entre los balaustres negros del balcón una cruz dorada,
25     26|           ojos, otros morenos, casi negros, de pelo en matorral, casi
26     29|             volverían los fantasmas negros que ella a veces sentía
27     30|             los pedacitos blancos y negros, y el piso parecía nevado;
28     30|               Cuatro o cinco bultos negros llenaban la capilla. En
29     30|    despejada. Cuatro o cinco bultos negros, todos absueltos, fueron
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