Cap.

 1      3|       historia de ella. Vivía en Loreto, una aldea, algo lejos de
 2      3|       mucho. A ella la condujo a Loreto un hijo de aquel hombre;
 3      3|          él a Colondres y ella a Loreto. Pero el agua de la ría
 4      3|      pero Ana no sentía salir de Loreto, ir donde quiera.~ ~ Desde
 5      4|      criados y a los pastores de Loreto. Siempre que podía se escapaba
 6      4| ejércitos de bravos marineros de Loreto, de pierna desnuda, musculosa
 7      4|           pero cumplía su deber. Loreto era una aldea, y como doña
 8      4|       Germán, que no pareció por Loreto, se le atribuían quince
 9      4|          pasaban en la quinta de Loreto.~ ~ La calumnia con que
10      4|         retirarse a su quinta de Loreto, accediendo a las súplicas
11      4|          Carlos decidió vivir en Loreto todo el año, para hacer
12      4|        don Carlos, un clérigo de Loreto y varios aficionados a la
13      4|         que se hacían eternas en Loreto, aun en primavera.~ ~ Ana,
14      4|       solitarios por el monte de Loreto, que olía a tomillo y caía
15      4|          repente nuevo panorama; Loreto quedó invisible. Enfrente
16      4|          velas de las lanchas de Loreto, hundidas en la sombra del
17      5|          costa que llegaba hasta Loreto. La acompañaron en su viaje
18      5|       doña Anuncia se aburría en Loreto, donde no había sociedad;
19      5|   discutió, como en el casino de Loreto, la verosimilitud del delito
20      5|         Ana en el lecho, allá en Loreto, y acababa por llorar, por
21      8|       Ana, cuando chica, allá en Loreto, tuvo ya, según yo averigüé,
22      9|        sus visiones del monte de Loreto más que a la sosa y estúpida
23     11|       pseudo-místicas... allá en Loreto... al llegar la edad...
24     19|        glorieta de su huerto, en Loreto, cuando era niña, y creyó
25     25|        junto a una mesa, allá en Loreto, con un cura y varios amigotes
26     27|  ilustrada pedacitos de yerba de Loreto..., eran polvo; papeles
27     27|    libros que apenas entendía en Loreto! Los dioses, los héroes,