Cap.

 1      3|      La Regenta sentía rubor y cólera al recordar aquella calumnia.
 2      3|      la niñez huyeron, pero la cólera que despertaron, a pesar
 3      4|        el mar, que deshacía su cólera en espuma con bramidos que
 4     10| indignación tan grande como la cólera de Aquiles, el hijo de Peleo.~ ~
 5     10|     gozándose en la disimulada cólera de su ama.~ ~ -¿Quiere usted
 6     10|        de aquel sentimiento de cólera injustísima, pueril, la
 7     10|     sido él.~ ~ En medio de su cólera vio Quintanar en un rincón
 8     12|       complacía en adivinar la cólera del Provisor y le abrumaba
 9     12|      amansando el oleaje de su cólera; y, al fin, pálido, pero
10     15|     rey Lear, o que montase en cólera y le arrojase a la cabeza
11     18|      encendían las mejillas de cólera, de envidia, de pudor malo,
12     19| infaliblemente la parábola del cólera y la aprensión.~ ~ La idea
13     21|  estaban además el castigo, la cólera de Dios, el infierno. Todo
14     22|     risueñas. Se ponía loco de cólera, y más y más le irritaba
15     22|     miseria entre protestas de cólera mal comprimida. «Oh, el
16     23|    lecho; y más exaltada en su cólera por la frialdad voluptuosa
17     25|         La vergüenza y algo de cólera encendían el rostro de Ana. ¡
18     26|     cabo, después de pasear la cólera comprimida por toda Vetusta
19     27|       en sus tristezas y en su cólera. Miraba como tonto los accidentes
20     28|     que reventaba de celos, de cólera, que iba a sorprender a
21     28|  sirvió de acompañamiento a la cólera del canónigo.~ ~ -¡Eso!, ¡
22     29|        morir de vergüenza y de cólera contra los infames adúlteros
23     30|       la madre daba brincos de cólera dentro de doña Paula. «Su
24     30|      se explicaba la vehemente cólera que debía de dominar a don
25     30|       tranquila al contener su cólera delante de Ana, ahora se