Cap.

 1      1|       les daba miedo, a otros asco; pero cuando algún audaz
 2      4|     podía sufrirlas; le daban asco ellas, su tertulia y sus
 3      8|   economía, y porque le daban asco el pastelero y el confitero,
 4      8|     gestos mal disimulados de asco. Aseguraba que tenía un
 5      9|     impertinencia que le daba asco y un pavor tonto.~ ~ Llegó
 6     10|             Qué horror!» Tuvo asco de aquella imagen y de las
 7     10|    cruda, sanguinolenta, ¡qué asco! Aquel Herodes era el Pílades
 8     15|     Fermín, por respeto y por asco, obedecía, y cuando el estrépito
 9     15| despreciaba aquella baba. Más asco le daba barrer las inmundicias
10     15|      a la trastienda, le daba asco; imaginaba que abajo había
11     15|  confesarle los míos...! ¡Qué asco le darían!~ ~ Y dentro del
12     19|  anegada en sudor frío y tuvo asco de su propio cuerpo y aprensión
13     19|      ya de las sensaciones de asco y terror; aquellas culpas
14     21|     remordimiento mezclado de asco de sí mismo; verse despreciable,
15     22|        era el que traía aquel asco de sí misma, el tormento
16     23|     perfumería... ¡puf!, ¡qué asco!; después le habían hecho
17     25|       Petronila... Ana sintió asco, vergüenza y corrió a buscar
18     25|      absurdo repugnante. Daba asco. Bueno estaría empezar a
19     27|     demás interioridades, sin asco ni miedo. Hablo de mi temor
20     28|     las telas sutilísimas con asco y rabia.~ ~ -¡Esto es un
21     28|      más!, ¡qué horror!, ¡qué asco!, ¡amores con un clérigo!»~ ~
22     29|       veía las ligas...! ¡Qué asco! No eran celos, ¿cómo habían
23     29|      habían de ser celos? Era asco; y una especie de remordimiento
24     30|   tengo para tenerle el mismo asco que si fuera de hierro líquido...~ ~