Cap.

 1      2|      descanso para el Magistral. Aquél era uno y por eso la capilla
 2      3|        un nimbo de luz en torno. Aquél era el sujeto del sacrificio,
 3      5|  hermanas el palacio de Vetusta. Aquél era el último resto de su
 4      5| conciencia le gritaba que no era aquél el sacrificio que ella podía
 5      8|         con las cuerdas al aire. Aquél era el vestuario de los
 6      8|    hacían reír. Todos sabían que aquél era el vicio de doña Visita.~ ~
 7      9|         era la hora del correo y aquél el camino de la estación.~ ~
 8      9|        sabía a qué atenerse; era aquél. Por lo menos aquél era
 9      9|          era aquél. Por lo menos aquél era uno. El Marquesito la
10     12|         sin saber qué ganado era aquél, como no sabía otras muchas
11     12|      ambiente natural... que era aquél... El Magistral al entrar
12     14|          sol hasta la noche. Era aquél un lugar, a más de abrigado,
13     16|        por entonces no debía ser aquél el teatro de sus tentativas,
14     17|         ya no se acordaba de que aquél era hombre, y se hubiera
15     18|          Ana acababa por verle. «Aquél había sido su único amigo
16     18|         enemigo al campo? Porque aquél era el enemigo, sí, don
17     19|        la noche. «¡Su Quintanar! Aquél era el verdadero amigo,
18     23|            A qué había ido allí? Aquél no era camino de la catedral.
19     26|        lo enseñaba con el dedo: «Aquél es, aquél es», decía la
20     26|          con el dedo: «Aquél es, aquél es», decía la muchedumbre
21     28|         había de parecer, porque aquél es el camino más corto y
22     29|         luchar, para hacer daño? Aquél era el único que tenía».~ ~
23     29|      Pero había llegado la suya. Aquél era su drama de capa y espada.
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