Cap.

 1      3|        como si alguien pudiera verla desde el tocador. Dejó caer
 2      4|    curiosidad general. Querían verla, desmenuzar sus gestos,
 3      4|      jardín; por allí no podía verla nadie, y al monte no se
 4     11|        tiene más que hacer que verla a ella.~ ~ -Madre, es usted
 5     13|      menudo. De modo que, para verla, allí mucho mejor que en
 6     14|        junto a un farol podría verla sin ser visto o, por lo
 7     16|      había caído; por lo menos verla padecer con la tentación.
 8     16|        hermosa que gozaba y el verla en el teatro de tarde en
 9     19|       estar cerca de ella, con verla y hablarla a menudo y tenerla
10     20|       no recibe», y estuvo sin verla quince días. Se le permitía
11     20|      como si no, no le dejaban verla. Y, ¡oh rabia!, el Magistral,
12     20|    dado sangre de un brazo por verla correr por aquellas venas
13     21|   habían hecho jurar que hasta verla salva, sana, jamás se apartaría
14     21|     subía una vez cada tarde a verla; pero no se sentaba casi
15     21|     miraban desde abajo podían verla las pantorrillas, que tapaba
16     21|     gana de cerrar los ojos al verla acercarse. En la calle la
17     26|       lejos.~ ~ -No; no quiero verla otra vez. ¡Me hace daño!~ ~ -
18     26|       Antes que esto, prefiero verla en brazos de un amante!~ ~ -
19     26|   sedúzcanmela; todo antes que verla en brazos del fanatismo...!~ ~
20     29|   estaba la escala? Después de verla una vez no se veía otra
21     30|        de relaciones. No fue a verla nadie. Ni siquiera el Marquesito,
22     30| prometido, porque nadie vino a verla; se supo que estaba muy
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