Cap.

 1      5|   providencial de una vocación verdadera, habían desaparecido. Ellos
 2      5|  conventos, a Dios gracias. La verdadera piedad consistía en hacer
 3      8|  tampoco quería decir eso). La verdadera desigualdad está en la sangre,
 4      8|        con un poco de tristeza verdadera, que daba interés al ocaso
 5      8|  preferir que fuese una pasión verdadera; disimulaba el placer íntimo
 6      9|        rutina. Sí, la religión verdadera se parecía en definitiva
 7      9|   enseñado como piedad seria y verdadera. ¡Y cuántas más lecciones
 8     10|     creyó sentir la corazonada verdadera, la que él llamaba así,
 9     10|  venido así, con la corazonada verdadera, sintiendo él de repente,
10     10|      Atrévete, atrévete con la verdadera virtud; ahora o nunca...!» «-¡
11     12|      veces al entusiasmo de la verdadera fe. La experiencia de la
12     13|        cara a cara y decir con verdadera pena:~ ~ -Oh, por Dios,
13     13| maldito. El Magistral tuvo una verdadera ovación. Paco le admiró
14     15| vencido, bien o mal, una honra verdadera. Y volvió a su proyecto
15     17|   sabía ella que no era piedad verdadera, que con semejantes arrebatos
16     17|       aparatoso en la religión verdadera que en las frías confesiones
17     19|     por prometerse nueva vida, verdadera reforma, eficaz cambio de
18     20| satisfacción en esta frase que verdadera pena por la falta de propaganda.
19     21|        convertirle a la piedad verdadera. Al principio sólo notó
20     25|        allí la única compasión verdadera, allí el único contagio
21     29|  Benítez me tenía dicho que la verdadera curación de Ana vendría
22     29|      siesta, como la filosofía verdadera, la sabiduría única, eterna. «
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