Cap.

 1      1|       anchuras de los caserones tristes, pero espaciosos de la Encimada.
 2      1|     talla; los ojos de cristal, tristes, brillaban en la oscuridad;
 3      6|        que hacían palpables las tristes llamas de las bujías semejantes
 4      8|  gabinetes, demasiado grandes y tristes cuando estaban desiertos.
 5     10|     alejar de sí aquellas ideas tristes, desconsoladoras que se
 6     12|    muchas veces, en los tiempos tristes que alcanzamos, pero eso
 7     16|      los filósofos y los poetas tristes; pero lo que es de Vetusta,
 8     16|   callejas y postigos; aquellas tristes, sucias y estrechas plazas
 9     18|        procuro alejar las ideas tristes pensando en Dios, en su
10     19|         su esperanza. Las ideas tristes habían volado como pájaros
11     19|  siquiera, necedades monótonas, tristes; viendo ceremonias que nada
12     25|         tus pies; estar con los tristes, ésa es la religión eterna;
13     26|        ya asomaban los pendones tristes y desmayados, las cruces
14     26|     tambores vibraban fúnebres, tristes, empeñados en resucitar
15     27|         oirás las campanadas... tristes y apagadas por la distancia...~ ~ -
16     28|         un poco de bilis, ideas tristes, algo como un remordimiento,
17     29|   inagotable». Pero estas ideas tristes, aprensiones de la edad,
18     29|     trecho, las pomaradas ahora tristes con sus manzanos sin hojas,
19     29|        desnudos y las pomaradas tristes pasaban de cuando en cuando
20     29|      sin miedo al cazador, pero tristes, cansadas de la vida, suponía
21     30|        menos sola en sus noches tristes. Roto el secreto, Frígilis
22     30| Frígilis veían en esto síntomas tristes. «Aquella voluntad se moría -
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