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Pedro Antonio de Alarcón El sombrero de tres picos Concordancias (Hapax Legomena) |
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1 XXXVI| contertulios en los de 9, 10, 11 y 12, por no poder sufrir 2 XXXVI| contertulios en los de 9, 10, 11 y 12, por no poder sufrir 3 XXXVI| contertulios en los de 9, 10, 11 y 12, por no poder sufrir la 4 I| envejecida Parte del mundo desde 1789.~ ~ Ni paraba aquí la singularidad 5 IV| Misa o de moler trigo. -En 1793 hizo la campaña de los Pirineos 6 I| trata (supongamos que el de 1805) imperaba todavía en España 7 XXXVI| desaparecer el Absolutismo en 1812 y 1820, y reaparecer en 8 XXXVI| y 1820, y reaparecer en 1814 y 1823, hasta que, por último, 9 XXXVI| el Absolutismo en 1812 y 1820, y reaparecer en 1814 y 10 XXXVI| y reaparecer en 1814 y 1823, hasta que, por último, 11 VIII| constitucionales de la de 1837 que allí nos reuníamos; 12 I| consta que era después del de 4 y antes del de 8.~ ~ Reinaba, 13 XXXVI| demás contertulios en los de 9, 10, 11 y 12, por no poder 14 XXX| algo de reina y mucho de abadesa, e infundía por ende veneración 15 XI| al más lince), empezaba a abandonarse a toda su iracundia y a 16 XXI| En guardia, caballero!~ ~ Abandonemos por ahora al tío Lucas, 17 XXX| sus alabastrinos brazos. Abanicábase majestuosamente con un pericón 18 VI| de seda; colmenas, cuyas abejas libaban en los jazmines; 19 XXV| sosegado. Las puertas seguían abiertas como en medio del día, según 20 XXI| justificarme, cuando yo misma le he abierto la puerta? ¡Oh! no... Yo 21 XI| para hacerle caer en el abismo de un desengaño.~ ~ Limitose, 22 XXXII| Don Eugenio, sintiéndose ablandado por el contagioso lloro 23 XXIV| estoy aquí sin tener de qué abochornarme, y el señor Corregidor se 24 XIV| para recibir el trigo sin abonar creces ni recargo, sino 25 XXXII| rompió a berrear tristemente, abrazado a la barriga del Sr. Juan 26 XXXIV| Molinera cuchicheaban al oído, abrazándose y besándose a cada momento, 27 XXXIII| hurtando el cuerpo - . Antes de abrazarte, necesito oír tus explicaciones...~ ~ - 28 XXXIII| Si quieres saber por qué abrí la puerta..., fue porque 29 XXVIII| No respondía nadie! ¡No abrían! ¡No se movía una mosca!~ ~ 30 XXVIII| Eugenio de Zúñiga - . ¡Abrid!~ ~ Pasó un instante de 31 XXVIII| Pasó mucho tiempo, y ni abrieron ni contestaron.~ ~ La señá 32 XVI| Digo más: aunque la abriese; aunque el Corregidor lograse, 33 V| tenía a la sazón veinte abriles, y era el ojo derecho de 34 XXVIII| Al fin, cerca de la una, abriose un ventanillo del piso segundo, 35 XVI| Frasquita es Frasquita..., y no abrirá la puerta aunque le peguen 36 XX| propia mujer había podido abrirla.~ ~ Pero ¿cómo? ¿cuándo? ¿ 37 XXVIII| La ventana volvió a abrirse.~ ~ -Pero vamos a ver... - 38 XXXVI| Constitucional a la muerte del Rey Absoluto, y ellos pasaron a mejor 39 VIII| se puede describir con la absurda fórmula de que parecía cojo 40 XII| habrían envidiado los de sus abuelos); dio las cinco el loro..., 41 XXXI| reposo; que nadie pueda abusar de su casto sueño...~ ~ -¡ 42 II| los usos y de todos los abusos santificados por los siglos! ¡ 43 IV| chiquilla de cuatro años», acababan por decir todos, al regresar 44 XI| contestó la señá Frasquita, acabando de arrollar la manga de 45 XX| una región extraña a que acabara de llegar. La única diferencia 46 XV| comunicaron sus almas, que acabaron por encogerse de hombros 47 XIV| vamos a lo que importa. Acabas de decirme que el molino 48 Pre| que esta noche, así que se acabe el baile, Juanete y Manolilla 49 IV| permitía al sol y al aire acariciar sus arremangados brazos 50 XXX| a casarse con el viejo y acaudalado Corregidor, y ella, que 51 Pre| pero la forma, el mecanismo accidental, los procedimientos casuales, 52 XXIII| otros sembrados.~ ~ Sin más accidente, llegó a las puertas del 53 XII| El familiar repitió la acción del Obispo y el gesto del 54 XII| Excusatio non petita, accusatio manifesta. Qualis vir, talis 55 XXXII| ademán y tal tono de voz acentuaron aquella frase!~ ~ El rostro 56 VIII| juventud, muy agradable y acepto a las mujeres, no obstante 57 XXI| chorreando de la impetuosísima acequia...~ ~ -¡Dios me perdone! ¡ 58 XXXV| exclamó Doña Mercedes, acercándose a la señá Frasquita y sin 59 VIII| espadín con guarnición de acero; bastón con borlas, y un 60 XXXV| quedose hecho una pieza, sin acertar a explicarse una reconcillación 61 X| mono y una mona!...~ ~ -Y acertarían; porque tú eres muy mona 62 Pre| y que ningún marido le acomoda que otro hombre duerma con 63 XXXIV| de desvanecer cuando nos acomode!» Adoptada tan graciosa 64 XXXV| Garduña me buscará acomodo!~ ~ ~ ~ 65 III| muy buenas cuando se las acompaña de macarros de pan y aceite; 66 XXIX| paso, y el de Zúñiga y sus acompañantes penetraron en el portal 67 XIII| más grueso y respetable) acompañaron al Corregidor hasta la puerta 68 Pre| abuelo - . Pues en ella no se aconseja a nadie que sea malo; ni 69 XXXVI| alto el escote del jubón: aconsejó al tío Lucas más desinterés, 70 II| ejemplo (pues precisamente aconteció en una ciudad de Andalucía 71 XXXIII| lágrimas.~ ~ Era que empezaba a acordarse otra vez de lo que había 72 XXXIV| mi honra está en mi casa, acostado con mi mujer.»~ ~ -¡Pobre 73 II| entrado boquerones frescos, y acostándose incontinenti con su señora ( 74 XVII| sospechado nada. Nos podemos acostar descansadamente, y... ¡buena 75 XXI| mientras se seca la ropa, yo me acostaré en esta cama...~ ~ -¡Ah, 76 XXII| me trazaste, esperaba yo acostarme solo en esta cama, después 77 XV| Pues, señor, vamos a acostarnos, y mañana será otro día.~ ~ 78 XXII| dormitorio; púsolo en cueros; acostolo en la cama; corrió al jaraiz; 79 IX| solo! -añadían algunos, acostumbrados a verlo siempre dar aquel 80 VII| tan serena? ¿A qué estas actitudes melodramáticas en un cuadro 81 XI| labios, los cinco hoyos en actividad, y las serenas pupilas clavadas 82 XI| imposible. El Secretario actual...~ ~ -¡Es un ladrón, un 83 VI| una presa, un sifón y un acueducto que triplicaron el agua 84 XXVIII| y se acostó en seguida. ¡Acuéstense Vds. también, y duerman 85 XXXVI| toda de nuevo. ¡Yo no me acuesto donde ha sudado aquel bicho 86 XXXI| defenderse. Teníala, sí, de acusar; y mucha...; pero no ciertamente 87 XXXI| derecho a quejarse? ¿Podría V. acusarme como fiscal? ¿Podría V. 88 XII| frases fueron casualmente tan adecuadas a lo que acababa de suceder 89 XXXVI| tentadora en sus dichos y ademanes, y procurase llevar más 90 XV| cerrojo.~ ~ Y no hubo más adiós, ni más beso, ni más abrazo, 91 XXXI| que la Corregidora había adivinado también por instinto, al 92 XII| Corregidor, no se contenta con administrar el diezmo, sino que también 93 IV| con trastienda pecaminosa. Admirábanla, sí, y requebrábanla en 94 XXII| verle mejor el rostro.~ ~ -¡Admirablemente! ¡Conozco que voy a sudar! ¡ 95 XII| hizo un gesto de cortesana admiración, y la entregó a uno de los 96 Pre| nuestras hijas para que admiren los bordados de los almohadones...~ ~ -¡ 97 VII| que amaba o mataba; que no admitía gradación ni tránsito entre 98 XXI| Y V., alma mía? ¿Adónde va a estas horas?~ ~ -¿Yo?... ¡ 99 XXXIV| desvanecer cuando nos acomode!» Adoptada tan graciosa resolución, 100 VI| Por ejemplo: el tío Lucas adoraba las flores (lo mismo que 101 VII| fondo de la felicidad~ ~ Adorábanse, sí, locamente el Molinero 102 VI| feliz del mundo al verse adorada por él. No tenían hijos, 103 VIII| colgados de un clavo, único adorno de desmantelada pared, en 104 XXI| y quiéreme... como yo te adoro!~ ~ -Señor Corregidor; ¿ 105 IV| aquella soledad, no había adquirido ningún hábito andaluz, y 106 XVI| en el molino principió a adquirir cuerpo y consistencia en 107 XXI| como para lanzarse sobre su adversario.~ ~ -Si te empeñas, te lo 108 XI| de un rato.~ ~ (Debemos advertir aquí que el Corregidor, 109 XXX| aventura de su marido.~ ~ Advertiremos, finalmente, que aquella 110 XIV| que hacer es ir a casa y advertirle a la Señora que no me espere 111 XV| excusa ni pretexto alguno; advirtiéndole que, por ser asunto reservado, 112 XV| el pescuezo». Así me lo advirtió el señor Juan López. Conque... 113 XV| después de lo cual miráronse afablemente los dos esposos, como muy 114 XXXV| mejor iniciadas~ ~ ¡Inútil afán! ¡Nadie hacía caso de Su 115 XXXIII| sonrisa, propia de aquellos afanados ángeles cuyo ministerio 116 II| humana variedad de clases, de afectos y de costumbres! ¡Dichosísimo 117 XXXI| indicación fue hecha con voz más afectuosa y sentida que la primera... 118 IV| y muchas sortijas enlos afilados dedos de sus duras pero 119 XXIX| que había causado y que lo afligían y sobre las demás ridiculeces 120 XXI| marchó con Toñuelo, cuando la afligida navarra, que se había propuesto 121 IV| Jovellanos y toda la escuela afrancesada de nuestro país...~ ~ Esta 122 XXXVI| santa.~ ~ Garduña se hizo afrancesado.~ ~ El Sr. Juan López fue 123 XXXV| la punta de los dedos, y agachándose graciosamente, hasta completar 124 XX| credencial de su infamia...~ ~ Agachóse, pues, y miró por el ojo 125 X| Descuida: estoy bien agarrado... También le gustas mucho 126 XI| respondió la Molinera, agarrando una silla baja y plantándola 127 XXVII| saltó sobre Toñuelo, y, agarrándolo de la cintura, lo tiró sobre 128 XIV| por una ventana con tal de agarrar el nombramiento de su sobrino...~ ~ - 129 III| dineral al año a fuerza de agasajar a todo el mundo.~ ~ -«Vuestra 130 VI| tantas atenciones, de tantos agasajos, de tantas finezas como 131 VIII| estampa de su nombre. Flaco, agilísimo; mirando adelante y atrás 132 XXI| temblor como de terciana agitaba todo su cuerpo. Por último, 133 XV| que el más leve temblor agitase su pulso, y contestó secamente:~ ~ -¡ 134 XXI| apuntaba la navarra, habían agotado las fuerzas del enfermizo 135 VIII| su remota juventud, muy agradable y acepto a las mujeres, 136 VII| regocijaba de que a todos les agradase tanto como a él; y, aunque 137 XXXII| Eugenio sintió aquel nuevo agravio, y se lanzó sobre el tío 138 XXXI| ministriles; todos los cuales, agrupados a la puerta del salón, presenciaban 139 X| tenías razón!...~ ~ -Pues aguántate, y no le digas que estoy 140 XX| Qué iba a saber? ¿Qué le aguardaba dentro de su casa? ¿Se habría 141 XI| está fresquito. ¿Cómo no ha aguardado Su Señoría a los demás señores? 142 XI| clavadas en el Corregidor, aguardó la declaración de Su Señoría. 143 XVI| XVI -~ ~Un ave de mal agüero~ ~ Sigamos por nuestra parte 144 XXIV| así con ésta la figura de águila austriaca de dos cabezas 145 Pre| Romancero del inolvidable D. Agustín Durán.~ ~ El fondo del asunto 146 XXXIII| traje de Vuestra Señoría me ahoga! ¡He sido muy desgraciado 147 XXIV| en el caz, y casi se ha ahogado, o ha cogido una pulmonía, 148 XXI| todo... ¡He estado para ahogarme! ¡El agua me llevaba ya 149 XXXI| severidad y una energía que ahogaron la voz del fingido Molinero - , 150 XXI| caz.~ ~ -¡Socorro, que me ahogo! ¡Frasquita! ¡Frasquita!... - 151 XXI| me importa a mí que V. se ahogue? ¿Lo he llamado yo a V.? ¡ 152 XXVII| arregla esto, nos van a ahorcar a todos, empezando por el 153 XXII| en mi casa!~ ~ -¿Y no me ahorcará Usía si lo consigo? -preguntó 154 XXXIII| deseando ponérmelo, para ahorcarte a ti y a medio mundo, si 155 IV| ordenado más que de menores, ahorcó los hábitos en aquel punto 156 XXVIII| soy yo? ¿Quiere V. que la ahorque también?~ ~ La ventana volvió 157 III| nombre del Molinero) se ahorraba un dineral al año a fuerza 158 XI| hombre que aparecía en los aires boca abajo.~ ~ Hubiérase 159 | ajena 160 | ajeno 161 XXXI| Con quien ella deseaba ajustar cuentas era con el tío Lucas..., 162 XI| aquella formidable mujer, de alabastrino color, de lujosas carnes, 163 XXX| cubrían la mayor parte de sus alabastrinos brazos. Abanicábase majestuosamente 164 XVI| tres picos y sus patas de alambre!~ ~ Mas, antes de que contestara 165 Ded| dedicó esta obra~ ~P. A. DE ALARCÓN~ ~Julio de 1874~ ~ ~ ~ 166 XVII| tranquilo. Oye tú, Toñuelo... Alarga esa media-fanega, para que 167 XVII| ahí! -repuso, el Alcalde, alargándole el vaso lleno.~ ~ -Está 168 XII| aquella uva al trasluz y alargándosela en seguida a su Secretario - . ¡ 169 XIV| sin que lo vea nadie, me alargue de la taberna medio cuartillo 170 XXXIV| como la persona que más alas tenía en la casa, impuso 171 VI| carpintero, de herrero y de albañil, ayudar a su mujer en todos 172 XXVII| del Alcalde, calzada con albarca de piel de toro, lo reventaba 173 XXX| Doña Mercedes Carrillo de Albornoz y Espinosa de los Monteros, 174 III| rebajen el subsidio, o la alcabala, o la contribución de frutos-civiles.» « 175 I| pagando diezmos, primicias, alcabalas, subsidios, mandas y limosnas 176 XIX| hora! ¡Alguaciles metidos a alcahuetes; alcaldes que conspiran 177 XXIV| de lo que convenía a la Alcaldesa y a la moral), y, como la 178 XII| Licenciado; sino fuera del alcance de la zorra.~ ~ Ni el uno 179 XX| zozobra.~ ~ El rayo visual no alcanzaba a descubrir más que un pequeño 180 XXXVI| amándose del propio modo, y alcanzaron una edad muy avanzada, viendo 181 VIII| Coro, y los seglares a sus alcobas a dormir la siesta, sobre 182 XVIII| ocho caballerías de diversa alcurnia, bien que todas ellas del 183 XIII| Virgen.~ ~ Y llamó a la aldaba.~ ~ Una vez solo en la calle, 184 XI| sé!... Pero tiene buenas aldabas entre los Regidores Perpetuos, 185 XXVIII| Garduña.~ ~ Y llamó con el aldabón dos o tres veces.~ ~ Pasó 186 Pre| de labios de graciosos de aldea y de cortijo, por el orden 187 XXXIV| Señora y el tío Lucas nos aleccionaron a todos de lo que teníamos 188 IV| travesura y coquetería, que alegraba inocentemente los espíritus 189 XXXIII| el murciano a D. Eugenio, alegrándose mucho de no haberlo asesinado, 190 XVII| tambaleándose y cantando alegremente el De profundis.~ ~* ~ - 191 I| hecho en Francia, Italia, Alemania y otros países. Una vez 192 XXX| huecas y subidas, era de alepín negro: una pañoleta de blonda 193 XXIII| la navarra, clavándole un alfiler de a ochavo en mitad de 194 XXXVI| franceses, polacos y otras alimañas que invadieron aquella tierra ¡ 195 XX| sofocar sus gritos y dar alimento a su rabia - . ¡Siempre 196 I| existía un Estado más o menos allende el Pirineo, si se había 197 VIII| poder, pintada con carbón y almagre, como tantas otras, por 198 III| invierno, y castañas asadas, y almendras, y nueces, y de vez en cuando, 199 Pre| admiren los bordados de los almohadones...~ ~ -¡Hay más! -dijo el 200 II| no fuese día de precepto; almorzando, a las nueve, un huevo frito 201 XXI| lumbre, cuando le guise el almuerzo a mi marido. ¡De V. no quiero 202 VII| un Otelo de Murcia, con alpargatas y montera, en el primer 203 III| o alguna lonja de jamón alpujarreño.~ ~ -¿Tan rico era el Molinero, 204 XX| dos o tres sillas puestas alrededor de la chimenea...~ ~ Fijó 205 III| el invierno, merced a la alternada ida y venida de los pámpanos... 206 XXXVI| esperaban nuevas visitas de altos personajes después de un 207 XXXI| alzándose en el acto a igual altura, dominó sus naturales ímpetus, 208 XII| otro habían querido acaso aludir al Corregidor; pero ambas 209 XIII| que respetuoso servidor alumbraba a sus magníficos amos, quienes 210 XXX| continente y las muchas luces que alumbraban el salón, demostraban que 211 XIII| había salido la luna, y el alumbrado público (lo mimo que las 212 XVII| suya.~ ~ -Espere V. que le alumbren... ¡Toñuelo! Lleva al tío 213 XXXI| doblemente... A sí es que, alzándose en el acto a igual altura, 214 XV| supuesto que eres tan amable!~ ~ Toñuelo lo siguió, canturriando 215 VII| sabía hasta qué punto era amado y cuánto se respetaba su 216 XXXVI| rogativas) siguieron siempre amándose del propio modo, y alcanzaron 217 XIV| antes del amanecer. Ahora amanece a las seis...~ ~ -¡Mira 218 XIV| escurrir el bulto antes del amanecer. Ahora amanece a las seis...~ ~ -¡ 219 XXVI| salvado entonces! Antes de que amanezca estarán caminando para las 220 XIV| el de Zúñiga, volviendo a amansarse - que esta misma noche puede 221 XXVI| Tráemela, y vísteme! ¡El amante se va a convertir en Corregidor!...~ ~ 222 XXVIII| señá Frasquita estaba más amarilla que la cera.~ ~ El Corregidor 223 XXX| pañoleta de blonda blanca, algo amarillenta, velaba sus admirables hombros, 224 VI| la casa, fregar el cobre, amasar, tejer, hacer media, cantar, 225 XV| quedaron tan satisfechos ambos de la tranquilidad, la resolución 226 IV| variadas posturas de cabeza que amenazaban su conversación, y formaréis 227 XXI| así me veré libre de tus amenazas y de tu hermosura... -respondió 228 XXXIII| se saludaban como buenas amigas, mientras que nosotros dos 229 XIV| y un sin vergüenza, muy amigo de faldas, que trae escandalizado 230 XVII| cada vez mayores al ver el amistoso recibimiento que se le hacía, 231 XVI| interiormente - es una estratagema amorosa del Corregidor. La declaración 232 XXVII| Corregidor, que el tío Lucas, amparado por su vestimenta, se haya 233 XIII| noche, como unos bandoleros amparados de las tinieblas?~ ~ -Hay 234 XXXI| oficio, para seguir mañana amparando la honra y la vida de los 235 XXXII| como una niña que busca amparo en su madre:~ ~ -¡Señora, 236 Pre| de Nuestra Señora Santa Ana, de la virtud del casto 237 VIII| los dos pies. En cambio (añade la tradición), su rostro 238 IV| una sirena, ¡un demonio!», añadía el Corregidor. «Pero es 239 IX| Temprano... y solo! -añadían algunos, acostumbrados a 240 IV| medio de su redonda barba. Añadid a esto los picarescos mohines, 241 III| que por Pascuas se solía añadir algún pestiño, algún mantecado, 242 IV| podían contemplar allí a sus anchas una de las obras más bellas, 243 XIII| otro Canónigo (que era más ancho que alto, y que parecía 244 XXI| las fuerzas del enfermizo anciano.~ ~ -¡Me muero! -balbuceó - . ¡ 245 II| Pero esto es volver a las andadas. Basta ya de generalidades 246 XVI| tío Lucas.~ ~ Ya habían andado un cuarto de legua sin hablar 247 IV| Frasquita ni el tío Lucas eran andaluces: ella era navarra y él murciano. 248 IV| adquirido ningún hábito andaluz, y se diferenciaba mucho 249 XIX| imprudente soy! -dijo - . ¡Si me andará ya buscando la Justicia, 250 XXII| corre, corre..., tú que eres andarín, y evita mi perdición! ¡ 251 XXII| convertidos también nosotros en andarines, volemos con dirección al 252 XIII| contestaron los Capitulares.~ ~ Y anduvieron algunos pasos en silencio.~ ~ -¡ 253 XVII| caballeros! -exclamó el anfitrión, apurando su parte.~ ~ - 254 IV| es una buena mujer, es un ángel, es una criatura, es una 255 XXXIII| propia de aquellos afanados ángeles cuyo ministerio es guardar 256 XII| sus nobles formas, con su angosto vestido, con su elevada 257 XI| joroba, expresaba una inmensa angustia - . ¡Frasquita!...~ -¡Me 258 XXVI| señor -respondió Garduña con angustiado acento - , me engañó como 259 IV| movilidad, la ligereza, la animación, la gracia de su respetable 260 I| guerra como un terremoto animado, o como el «Antecristo», 261 IV| melancólicos. «Es un hermoso animal», solía decir el virtuosísimo 262 II| retirándose a casa a las Ánimas; cerrando el portón antes 263 XVII| que me acueste en seguida. Anoche he tenido mucha molienda, 264 XI| Corregidor se había turbado. La ansiada soledad en que encontraba 265 I| terremoto animado, o como el «Antecristo», que le llamaban las Potencias 266 XXXV| recobrar su energía (a guisa de Anteo oficial, que no se sentía 267 IV| medio criado del Obispo anterior al que entonces gobernaba 268 XIII| habían llegado con bastante anticipación, gracias al coche, y hallábanse 269 XXXI| Pero Doña Mercedes se anticipó, y dijo:~ ~ -Señora, no 270 VIII| sus nietos), aquellas dos anticuadas prendas, aquella capa y 271 I| mayores seguían viviendo a la antigua española, sumamente despacio, 272 IV| Prelado. «Es una estatua de la antigüedad helénica», observaba un 273 XI| Háblame de V. o como se te antoje... ¿Conque vas a quererme? 274 II| cenando ensalada y guisado por antopomasia, si no habían entrado boquerones 275 XX| daño que la duda. Según le anunció él mismo aquella tarde a 276 XX| chimenea que él dejó apagada, y que no se encendía nunca 277 XX| se compadecía semejante aparato de vigilia y de sociedad 278 XXXVI| delante de ellos caminaban apareadas las dos burras.~ ~ -El domingo 279 XI| decible a aquel hombre que aparecía en los aires boca abajo.~ ~ 280 V| penetrarse dentro de él aparecían sus perfecciones, y que 281 XXVII| otra persona, que había aparecido llevando del diestro una 282 XXIV| muchacha!... Anda y aparéjame la mulilla... Señá Frasquita, 283 XXI| burra que quedaba en él, la aparejó de cualquier modo, abrió 284 XXXI| de la señá Frasquita y su aparición en la escena no habían podido 285 XXVIII| molino.~ ~ La señá Frasquita, apartada de aquel laberinto, lloraba 286 XXXII| Frasquita metió el montante, apartando al Corregidor con el brazo 287 XIX| de ella. Lo digo, porque apartose también del camino, recelando 288 I| española, sumamente despacio, apegados a sus rancias costumbres, 289 IX| pasaban el personaje y su apéndice, los labradores dejaban 290 XIX| Escondió, pues, la lumbre, y se apeó, ocultándose detrás de la 291 XXXI| sorpresa que sus almas se aplacieron la una en la otra, como 292 XV| Alcalde!~ ~ El tío Lucas había aplicado entretanto un ojo a cierta 293 XXVII| cogiéndolo por el pesquezo, aplicándole una rodilla al espinazo 294 XXXI| representante de la Justicia, el apoderado del Rey -repuso la gran 295 XX| dio un salto de tigre y se apoderó de él. Sondeó el cañón con 296 XXV| Señora?~ ~ -Recogida en sus aposentos.~ ~ -¿No ha entrado una 297 XI| el cuerpo hacia adelante, apoyó un codo sobre la rodilla 298 V| le había sido captarse el aprecio del General y del Prelado. 299 XXXVI| En dos arrobas de uvas apreció el gasto el Molinero!~ ~* ~ 300 XVII| una orden tan terrible y apremiante.~ ~ -Pues entonces, tío 301 XI| Qué ha de pasar? -se apresuró a responder la señá Frasquita - . ¡ 302 XXI| miedo al trabuco con que le apuntaba la navarra, habían agotado 303 XXII| Pues bien: sácame de este apuro...~ ~ -Voy volando... ¡Verá 304 XI| donde está pasando muchos apuros...~ ~ -Te he dicho, Frasquita, 305 XIX| Alcaldes a mí, que soy de Archena! -iba diciéndose el murciano - . ¡ 306 XX| tormentas comparado con el que arde a veces en el corazón del 307 XX| embargo, una enorme fogata ardía en la chimenea...; ¡chimenea 308 XVI| por medio de cualquier ardid, sorprender a mi excelente 309 IV| carcajada era tan alegre y argentina, que parecía un repique 310 VIII| aire de satisfacción, medio aristocrático, medio libertino, que revelaba 311 XV| hablando así, descansó armas; con lo que dejó ver el 312 VIII| mala salud; con las piernas arqueadas y una manera de andar sui 313 IV| cabeza y de su cuello; sendas arracadas en las diminutas orejas, 314 IV| ver sus menudos pies y el arranque de su soberana pierna: llevaba 315 XXI| viejo insolente que así arrastra su autoridad por los suelos! 316 XXXIV| y los alguaciles sacaban arrastrando de su escondite al fingido 317 XXI| contestó la señá Frasquita, arreando la burra con un talonazo 318 XVI| la borrica, y el Alguacil arreándola con su bastón de autoridad, 319 XIV| la caja del Corregidor y arrebatándole un polvo - . ¡Eso! ¡eso! 320 XXVII| la compaña... ¡Si V. no arregla esto, nos van a ahorcar 321 XXXI| de importancia, se había arreglado un poco y puéstose una mantilla 322 X| cortando los mejores racimos y arreglándolos artísticamente en una cesta.~ ~ -¡ 323 XIV| que esta misma noche puede arreglarse todo eso? Pues ¡mira, hijo!, 324 XXII| Verá Usía qué pronto lo arreglo todo!~ ~ Así dijo el Alguacil, 325 IV| y al aire acariciar sus arremangados brazos y su descubierta 326 XIX| discurriendo, volvió a montar, arreó la bestia, y salió disparado 327 XXXV| marcha! ¡El tío Lucas queda arrestado hasta que sepa yo toda la 328 XXI| que para eso ha mandado arrestar a mi Lucas? ¿Conque traía 329 III| Iglesia y al Estado, poco arriesgaba un rústico de tan claras 330 XXXIV| estaba como un difunto, arrimado a la pared, sin decir esta 331 XXVII| figurado! -dijo el Corregidor, arrimándose a una de las burras - . 332 XXXIV| contener al oírlo, y le arrimó una bofetada en medio de 333 XXX| tenía ya dos vástagos del arriscado madrileño, y aún se susurraba 334 XXXVI| temblando aquella tarde. ¡En dos arrobas de uvas apreció el gasto 335 IV| lo correspondiente a su arrogante talla. Parecía una Niobe 336 XXXI| resorte, y atravesándose arrogantemente entre la Corregidora y su 337 XXXV| el padre de mis hijos, te arrojaría ahora mismo por ese balcón, 338 XXI| si no quiere que yo le arroje otra vez al agua con mis 339 XXXV| por ese balcón, como te arrojo para siempre de mi dormitorio. 340 XI| señá Frasquita, acabando de arrollar la manga de su jubón, y 341 VIII| regular, aunque ya bastante arrugado por la falta absoluta de 342 III| Lucas no estaba en camino de arruinarse.~ ~ ~ ~ 343 VIII| pero sí la de una malicia artera capaz de todo, y con cierto 344 X| racimos y arreglándolos artísticamente en una cesta.~ ~ -¡Pues 345 III| era invierno, y castañas asadas, y almendras, y nueces, 346 VIII| borlas, y una especie de asador por espada.~ ~ Aquel espantajo 347 IV| Ventura Caro; asistió al asalto de Castillo Piñón, y permaneció 348 XVIII| desechó el cerrojo que la aseguraban; abriola con mucho tiento, 349 XXXIII| alegrándose mucho de no haberlo asesinado, pero mirándolo todavía 350 XXII| señá Frasquita ha querido asesinarme. ¡Es todo lo que he logrado 351 XI| tienen ya preparados sus asientos... Esta tarde esperamos 352 II| Oración (éste con bizcochos); asistiendo los muy encopetados a la 353 IV| General Don Ventura Caro; asistió al asalto de Castillo Piñón, 354 XX| Era la tos medio asmática del Corregidor!~ ~ ¡No cabía 355 XXIX| mujer vestida de negro, asomada al balcón principal del 356 XI| exclamó en esto el tío Lucas, asomando su feo rostro entre los 357 XVII| nosotros - dijo el Sacristán, asomándose al cántaro de vino para 358 XXXI| bramó D. Eugenio.~ ~ -¿Se asombra V.? ¿Pues dónde quería V. 359 XXVII| Sr. Juan López, lleno de asombro...~ ~ -¡El Corregidor! - 360 XXV| ya el señor?~ ~ -¡Ni por asomo! Estaos quietos. Vengo a 361 I| planeta, sin que ni por asomos recelasen que pensara nunca 362 XXV| calles de la Ciudad.~ ~ El astuto Alguacil había tocado de 363 XVII| temprano despacharemos nuestro asuntillo...~ ~ -Me parece bien... - 364 XVII| después de despachar los asuntos oficiales y los de su labranza 365 XIX| como el tío Lucas se había asustado de ella. Lo digo, porque 366 XXXIII| Frasquita - , que los dos nos asustamos y salimos huyendo en direcciones 367 XXI| casa! ¿Cree V. que yo me asusto de los Corregidores? ¡Yo 368 XI| claramente que el Corregidor se asustó al principio, creyendo que 369 XVIII| pesebrera, a la cual hallábanse atadas seis u ocho caballerías 370 XXVI| cárceles de la Inquisición, atados codo con codo, el tío Lucas 371 VIII| la cuerda que había de atarlos, y el instrumento destinado 372 IV| al regresar del molino atiborrados de uvas o de nueces, en 373 XXX| miraban. Por lo demás, el atildamiento de su traje a semejante 374 VII| relámpagos fatídicos en una atmósfera tan serena? ¿A qué estas 375 V| voz, vibrante, elástica, atractiva; varonil y grave algunas 376 XIV| secreta contigo, a ver si atrapamos a ciertos malhechores... 377 XX| intenso, que se le quedó atravesado en la garganta, convertido 378 XXXI| empujada por un resorte, y atravesándose arrogantemente entre la 379 XX| reflexiones que el que tardó en atravesar la plazoletilla del emparrado.~ ~ 380 XXI| Qué significa? ¿Cómo se atreve? ¿A qué viene V. a estas 381 XXII| Por qué, señor?~ ~ -¿Y te atreves a preguntármelo?¿Crees tú 382 XXXV| lo que es a solas no se atrevía con su mujer), la Corregidora 383 XIV| traiga la cena... ¡Yo no me atrevo a parecer esta noche delante 384 X| empedrada que servía de atrio o compás al molino, y colocaba 385 I| venir por acá a intentar las atrocidades que había hecho en Francia, 386 XXXII| consiguiente ludibrio, se dejó atropellar sin decir oxte ni moxte. 387 XVII| Lucas, bostezando de un modo atroz - es que me acueste en seguida. 388 XIV| Comprendo, comprendo... ¡No me aturdas más los oídos!~ ~ -Por último: 389 XX| idiosincrasia menos trágico, menos austero y más egoísta que el insensato 390 XII| guerra entre Napoleón y el Austria; insistiose en la creencia 391 XXIV| ésta la figura de águila austriaca de dos cabezas que dice 392 II| una comedia, un drama, un auto sacramental o una epopeya 393 Pre| Prefacio del autor~ ~ Pocos españoles, aun 394 VIII| razón de oficio, v. gr., las Autoridades, habían pasado la mañana 395 XXXIV| propias redes, y que V., auxiliado por ese disfraz, les ha 396 XXI| reconocido la voz que pedía auxilio, y encontrose de manos a 397 XXVII| Sr. Juan López y Toñuelo avanzaban hacia el molino, al cual 398 XIII| rodaba al andar) siguió avanzando lentamente hacia su casa; 399 VII| consistía en que él la aventajaba en penetración, y sabía 400 XXXII| puñetazos con sus lágrimas, como avergonzado de verterlas.~ ~ -Pues ¿ 401 XV| Creo que se trata de averiguar algo de brujería, o de moneda 402 XIX| respuesta.~ ~ -¡Estamos aviados! -prosiguió pensando el 403 XV| cuyo rostro esquinado y avieso, propio de ladrón o de asesino, 404 XIX| suspiró hondamente; sacó los avíos de fumar; picó y lió un 405 V| atrevido, tan locuaz, tan avisado, tan dispuesto, tan valiente 406 XV| cuchicheó la navarra - , y le dé aviso al Corregidor de lo que 407 XXIV| de la cámara nupcial, y avisó al Sr. Juan López que la 408 IV| tanto, menos escultural. Avivábanlo donosamente hasta cinco 409 XIII| Penitenciario - . Yo he cumplido ayer los setenta y cinco.~ ~ -¡ 410 VI| de herrero y de albañil, ayudar a su mujer en todos los 411 XV| no perdamos tiempo. Yo le ayudaré a V. a aparejar la bestia.~ ~ -¡ 412 XII| concurrencia:~ ~ -Su Ilustrísima ayuna...~ ~ El tío Lucas, que 413 XXXVI| que, como aquel día no ayunaba, se comería con mucho gusto 414 XI| cariátide y más blanco que una azucena.~ ~ -¡Que si me gustas!... - 415 XI| acto, le dijo con un acento baboso y sibilante, en que se descubría 416 XXXIV| lavadas...~ ~ -¡Eres una bachillera! -gritó el portero, poniéndose 417 XIV| Cierta vez...~ ~ -¡Déjate de bachillerías! -repuso el Corregidor, 418 XIV| ha olvidado decirle a ese bachillero que me trajesen también 419 XXI| Yo?... ¡Quita allá, badulaque! Yo voy... a la Ciudad por 420 IV| giraba como una veleta, bailaba como una peonza. Su rostro 421 Pre| noche, así que se acabe el baile, Juanete y Manolilla estrenarán 422 XIII| de casi todas las rejas bajas se veía (o se olfateaba, 423 XI| de venganza.~ ~ -¡Vamos! ¡Bájate ya de ahí, y ayúdame a limpiar 424 X| es eso de querido, cuando bajes de la parra lo verás! ¡Prepárate 425 XV| enorme trabuco que calzaba balas de a media libra.~ ~ El 426 XXI| perdone! ¡Dios me perdone! -balbuceaba el infame viejo - . ¡Creí 427 VI| kiosco de jazmines, donde se bañaban en verano el tío Lucas y 428 XIX| los sembrados de la otra banda.~ ~ El murciano, entretanto, 429 XIII| había de ser objeto de un bando de policía, y dijo al mismo 430 XIII| pico de la noche, como unos bandoleros amparados de las tinieblas?~ ~ - 431 XXXVI| vas a llevarme a tomar los baños del Solán de Cabras.~ ~ -¿ 432 XX| Sondeó el cañón con la baqueta, y vio que estaba cargado. 433 XIV| me trajesen también una baraja! ¡Con ella me hubiera entretenido 434 XXIX| resonando encima de aquella baraúnda.~ ~ Todos levantaron la 435 IV| en medio de su redonda barba. Añadid a esto los picarescos 436 V| de espaldas, muy moreno, barbilampiño, narigón, orejudo y picado 437 XIV| no se paraba tampoco en barras. Cierta vez...~ ~ -¡Déjate 438 X| señá Frasquita regaba y barría cuidadosamente la plazoletilla 439 XXXII| tristemente, abrazado a la barriga del Sr. Juan López.~ ~ Y 440 XXXII| sobre el tío Lucas como un basilisco.~ ~ Pero la señá Frasquita 441 XI| conoce que me pasa algo... Bástete saber que hoy..., tomarle, 442 XXV| Vaya V. con Dios, señor Bastián -repusieron todos, saludando 443 XXI| está en casa; pero yo me basto para hacerla respetar. ¡ 444 XXXV| Corregidor!~ ~ Y dio otro bastonazo en el suelo.~ ~ -¿Conque 445 XXXV| dar en el suelo un par de bastonazos como para recobrar su energía ( 446 I| Marengo y en otras cien batallas, acababa de ceñirse la corona 447 XXV| Corregidor y yo hacemos la batida por nosotros mismos!... 448 VIII| llevaba gran corbata de batista; chupa de sarga de color 449 XXII| segunda vez el sacramento del bautismo? ¡Mañana mismo te ahorco!~ ~ - 450 Pre| fiesta, con motivo de boda o bautizo, o de solemne visita de 451 XXXVI| en la famosa batalla de Baza, después de haber matado 452 XVII| mujer la cotidiana paliza, beberse un cántaro de vino en compañía 453 V| no sólo a la codiciada beldad, sino también a su padre 454 XIV| lo que se llama una bella cara..., mientras que el 455 IV| golillas, como un prodigio de belleza que honraba a su Criador, 456 XII| cuadro tan cómico y tan bello, hasta que, por último, 457 XXXVI| superiores; y acabó dando la bendición a todos y diciendo: que, 458 XII| cuando tú me echas las bendiciones, en vez de pedírmelas! - 459 XII| besando después - . ¡Dios lo bendiga y me lo conserve más años 460 XII| extendiendo dos dedos, bendijo a la señá Frasquita y después 461 XXXII| merecido!~ ~ Y rompió a berrear tristemente, abrazado a 462 XXXIV| cuchicheaban al oído, abrazándose y besándose a cada momento, y no pudiendo 463 XXXII| Frasquita se puso entonces a besarla, sin saber tampoco lo que 464 XXXVI| acuesto donde ha sudado aquel bicho venenoso!~ ~ -¡No me lo 465 II| chocolate a la Oración (éste con bizcochos); asistiendo los muy encopetados 466 XXX| y que era hija, nieta, biznieta, tataranieta y hasta vigésima 467 VI| dulces, lavar, planchar, blanquear la casa, fregar el cobre, 468 XXX| alepín negro: una pañoleta de blonda blanca, algo amarillenta, 469 XV| su mujer, y reconoció su bocacha, o sea un enorme trabuco 470 Pre| había fiesta, con motivo de boda o bautizo, o de solemne 471 VI| jaraíz o lagar, con su bodega correspondiente, ambas cosas 472 XXXIV| al oírlo, y le arrimó una bofetada en medio de la boca, que 473 XXVII| empedrado y principió a darle de bofetones.~ ~ Era la señá Frasquita, 474 XXVIII| el Corregidor!~ ~ -¡Dale, bola! ¿No le digo a V. que el 475 I| de Bonaparte, según los boletines franceses. Los demás soberanos 476 I| olvido o gracia especial de Bonaparte, según los boletines franceses. 477 XII| pedírmelas! -contestó riéndose el bondadoso Pastor.~ ~ Y, extendiendo 478 IX| hombre de consentir... ¡Bonito genio tiene el tío Lucas 479 II| antopomasia, si no habían entrado boquerones frescos, y acostándose incontinenti 480 I| España Don Carlos IV de Borbón; por la gracia de Dios, 481 VI| quería y podía guisar, coser, bordar, barrer, hacer dulces, lavar, 482 XI| le coge, aunque sea en el borde de un precipicio...~ ~ - 483 XV| Dirás que le abra al borrachón del Alguacil! - repuso el 484 I| y suprimiendo naciones, borrando fronteras, inventando dinastías 485 I| la cabeza) en la deshecha borrasca que corría esta envejecida 486 XVII| continuó el tío Lucas, bostezando de un modo atroz - es que 487 XXIV| exclamando en medio de un bostezo interminable:~ ~ -¡Téngalas 488 XV| dijeron, entre un par de bostezos que revelaban toda la paz 489 XXII| corrió al jaraiz; reunió un brazado de leña; fue a la cocina; 490 XI| divinos ojos, en los cuales brillaba la caricia de una súplica, 491 XX| modo horroroso. ¿Cómo no brillan en la obscuridad semejantes 492 XXI| escalera, y la bajó en tres brincos.~ ~ El Corregidor cogió 493 XII| Parecía una gigantesca Pomona, brindando frutos a un dios campestre; 494 VI| los palillos, jugar a la brisca y al tute, y otras muchísimas 495 XIX| y de moneda falsa, y de brujas, y de duendes, para echarme 496 XV| trata de averiguar algo de brujería, o de moneda falsa... Pero 497 I| se hallaba en Milán, en Bruselas o en Varsovia... Por lo 498 X| mi alma, más feo que el bu, con más talento que todos 499 XI| que la severidad le daba buenos resultados, intentó mirar 500 XIV| Corregidor se dirigió al bufete y escribió algunas líneas 501 V| de enamorado mono y a la bufona y constante sonrisa, llena 502 XX| ruindades de la vida, en alguna bufonada ignominiosa y ridícula para 503 Pre| pero naturalmente ladinos y bufones, que tanto papel hacen en 504 V| cierto espíritu de ironía, de burla y de sarcasmo, que le hacían 505 XX| tal medio que nadie pueda burlarse nunca de esta jiba que yo 506 III| parece que envíe por el burro?...»~ ~ Y estas canciones 507 XXV| molino, después de haber buscado a la señá Frasquita por 508 XV| suyos del suelo, como si buscara alguna cosa.~ ~ -Me concederás 509 XXXV| tan bien!... ¡Garduña me buscará acomodo!~ ~ ~ ~ 510 XXII| cuando ha ido a la Ciudad a buscarle un médico...~ ~ -¡Dios santo! ¿ 511 XI| un codo sobre la rodilla cabalgadora, y la fresca y hermosa cara 512 XVIII| ellas del sexo débil. Los caballos, mulos y burros del sexo 513 XVII| dormir aquí. Que le ponga una cabecera en el granero...~ ~ -¡Ca! 514 XVII| Mire V. que tenemos cabeceras...~ ~ -¡Ya lo creo! Pero ¿ 515 XX| de cama, por la parte del cabecero... ¡Pero precisamente en 516 XXIV| águila austriaca de dos cabezas que dice nuestro inmortal 517 XX| asmática del Corregidor!~ ~ ¡No cabía duda! ¡No había tabla de 518 Pre| vamos a ver -preguntó el cabrero - : ¿qué se saca en claro 519 XXII| la escalera abajo.~ ~ Se cae de su peso que, durante 520 XI| Por consiguiente, si la caída de Su Señoría no me hubiese 521 XIV| metiendo la zarpa en la caja del Corregidor y arrebatándole 522 XXI| seques estas ropas... ¡Estoy calado hasta los huesos!~ ~ -¡Le 523 XII| Abogado de lo revuelto y calamitoso de aquella época, envidiando 524 XXXII| pícaro! ¡un monstruo! ¡un calavera deshecho, que ha llevado 525 XIII| pava...~ ~ -¡Somos unos calaveras! -iban diciéndose el Abogado 526 XXI| marido, y que estaba haciendo calceta en su dormitorio, situado 527 II| tenían), no sin hacerse calentar primero la cama durante 528 XIV| correspondiente a persona de su calidad y oficio.~ ~ -¡Crea Usía 529 XXXIV| verdaderamente mejor sería para callado: «Señora, yo no soy ladrón 530 XIV| de ti si me metes en un callejón sin salida!~ ~ -¡No hay 531 XI| hito al madrileño.~ ~ Éste calló, como reo convicto que renuncia 532 XI| había oído nada (pues la calma y el disimulo del tío Lucas 533 XXXIV| que debía...; pero luego, calmado ya su enojo, compadeciose 534 XV| sea un enorme trabuco que calzaba balas de a media libra.~ ~ 535 XXVII| que la pezuña del Alcalde, calzada con albarca de piel de toro, 536 VI| a las de aquellos niños, camaradas de juegos y de diversiones, 537 XXXI| continuó Doña Mercedes, cambiando de tono y dignándose ya 538 XII| resultas de aquella ocurrencia: cambió con él desde lejos un beso 539 XXXVI| pie, y delante de ellos caminaban apareadas las dos burras.~ ~ - 540 III| Escribanos y demás personas de campanillas. Así es que no faltaba quien 541 IV| coronilla, lo cual dejaba campear la gallardía de su cabeza 542 IV| diferenciaba mucho de las mujeres campesinas de los contornos. Vestía 543 XII| brindando frutos a un dios campestre; a un Sátiro, v. gr.~ ~ 544 XXXV| sentía fuerte hasta que su caña de Indias tocaba en la Tierra), 545 XVIII| sino atravesando siembras y cañadas, como quien se precave contra 546 XVII| centeno parece de trigo candeal! Conque..., vaya... Siéntese 547 XIX| golpes, consiguió encender candela.~ ~ En a quel mismo momento 548 XX| apoderó de él. Sondeó el cañón con la baqueta, y vio que 549 XIII| solo en la calle, el otro Canónigo (que era más ancho que alto, 550 XXVIII| oía el claro rumor de los caños de una fuente que había 551 XVII| marchó, tambaleándose y cantando alegremente el De profundis.~ ~* ~ - 552 VI| de tierra, y tasado en la cantidad de diez mil reales.~ ~ ~ ~ 553 XV| amable!~ ~ Toñuelo lo siguió, canturriando una copla entre dientes.~ ~ 554 XX| tanto horror como el reo en capilla a quien le presentan la 555 I| forzosas, rentas, rentillas, capitaciones, tercias reales, gabelas, 556 XIII| noches... -le contestaron los Capitulares.~ ~ Y anduvieron algunos 557 V| como fácil le había sido captarse el aprecio del General y 558 III| descanso de los paseantes más caracterizados de la mencionada Ciudad... 559 VIII| de su poder, pintada con carbón y almagre, como tantas otras, 560 XXVI| estarán caminando para las cárceles de la Inquisición, atados 561 IV| esta mira y para que no careciese de congrua, dejole en su 562 I| exenciones personales, con su carencia de toda libertad municipal 563 XI| de su brazo, digno de una cariátide y más blanco que una azucena.~ ~ -¡ 564 VIII| Corregidor, una especie de caricatura retrospectiva de su poder, 565 XI| en los cuales brillaba la caricia de una súplica, y, derritiéndosele 566 XXXII| sus brazos con el mayor cariño.~ ~ La señá Frasquita se 567 XI| buena y de un trato muy cariñoso.~ ~ -¡No tanto! ¡No tanto! - 568 I| de ceñirse la corona de Carlo-Magno y de transfigurar completamente 569 I| pues, todavía en España Don Carlos IV de Borbón; por la gracia 570 XV| escarola, una libreja de carne guisada con tomates, y algunas 571 VIII| histórica Ciudad, en días de Carnestolendas, en lo alto de un deshollinador, 572 VI| telar, fragua, taller de carpintería, etc., etc.; todo ello reducido 573 VI| cazar, pescar, trabajar de carpintero, de herrero y de albañil, 574 III| conducía a él un camino carretero, menos intransitable que 575 XVIII| la Ciudad; -mas no por el carril ordinario, sino atravesando 576 XXX| se llamaba Doña Mercedes Carrillo de Albornoz y Espinosa de 577 III| Tiene ocupado mañana el carro?» «¿Le parece que envíe 578 Pre| buen rato, las muchachas casaderas allí reunidas se pusieron 579 Pre| Y LA MOLINERA? ¡Que los casados duermen juntos, y que ningún 580 XXXVI| Merced es no se volvió a casar, y educó perfectamente a 581 XXX| mundana, la había inducido a casarse con el viejo y acaudalado 582 III| maíz, si era invierno, y castañas asadas, y almendras, y nueces, 583 XXI| Por último, principió a castañetear los dientes, y cayó al suelo, 584 XXXI| y saludan a lo lejos las castas nieves de las encumbradas 585 VIII| casi todos los hijos de las Castillas; con grandes ojos oscuros, 586 IV| Caro; asistió al asalto de Castillo Piñón, y permaneció luego 587 Pre| accidental, los procedimientos casuales, difieren mucho, muchísimo, 588 V| cualquiera que fuese su categoría social, y cierto espíritu 589 XXXI| sobresaltarlo. ¡Aquella mujer le causaba ya más terror que la suya 590 XXIX| los infortunios que había causado y que lo afligían y sobre 591 XIX| murciano, entretanto, continuó cavilando de este modo:~ ~ -¡Qué noche! ¡ 592 VI| molienda, cultivar el campo, cazar, pescar, trabajar de carpintero, 593 XXV| que esta noche se anda a cazo de pájaros de cuenta? -preguntó 594 XXIX| Corregidora.~ ~ Los criados cedieron el paso, y el de Zúñiga 595 XV| que la señá Frasquita le cedió el paso - . ¡Te he dicho 596 XX| principió a desnudarse con una celeridad febril; colocó toda su ropa 597 XI| muy mal genio, que es muy celosa, y que V. le tiembla más 598 XIV| alguacil que me traiga la cena... ¡Yo no me atrevo a parecer 599 II| antes del toque de la queda; cenando ensalada y guisado por antopomasia, 600 XIV| Señora que no me espere a cenar ni a dormir. Dile que esta 601 XV| molino y de la casa, se cenaron una fuente de ensalada de 602 I| cien batallas, acababa de ceñirse la corona de Carlo-Magno 603 III| Este año no puedo pagar el censo.» «Espero que el pleito 604 XXXVI| presentes participasen de la censura pública, sólo merecida por 605 XVII| la molienda! ¡El pan de centeno parece de trigo candeal! 606 XXVIII| estaba más amarilla que la cera.~ ~ El Corregidor se había 607 VI| Ciudad o a los pueblos de las cercanías; gallinero, palomar, pajarera, 608 XXX| solemnidad teatral y un tinte ceremonioso que contrastasen con el 609 III| tiempo, ora habas verdes, ora cerezas y guindas, ora lechugas 610 III| colina poblada de guindos y cerezos y una fertilísima huerta 611 XIII| los ciegos; pues ya había cerrado la noche; aún no había salido 612 XX| marcharse, había oído a su mujer cerrarla con llave, tranca y cerrojo!~ ~ 613 XIX| el tío Lucas, tratando de cerrarle la boca con las manos.~ ~ 614 XXXI| escalera y por el recibimiento. Cerráronse en seguida todas las puertas, 615 XIV| papel, escribió una esquela, cerrola, doblándole un pico, y se 616 VIII| que empuñaba a guisa de cetro.~ ~ El Alguacil, que seguía 617 Pre| contacto de la ordinariez y la chabacanería.~ ~ Tal es la historia del 618 IV| otro en otra; otro,muy chico, cerca de la comisura izquierda 619 Pre| novio - , es que todos los chicos y grandes aquí presentes 620 XI| dio en aquel momento un chillido.~ ~ -Son las dos y cuarto, - 621 I| convertido en otra Muralla de la China.~ ~ ~ ~ 622 XXVI| madrileño, con los ojos chispeantes de maldad - . ¡Todo se ha 623 V| continuos donaires, a las chistosas ocurrencias, a los ojillos 624 XXI| aquel momento salía todo chorreando de la impetuosísima acequia...~ ~ -¡ 625 XII| venir a honrar esta pobre choza! -dijo el tío Lucas, besando 626 XXVII| como solía el Molinero, con chupetín y calzón de paño pardo, 627 XXVIII| Corregidor? ¿Dónde está ese chusco? ¿Dónde está ese borracho?~ ~ 628 Pre| en diferentes Romances de ciego y hasta en el famoso Romancero 629 XIII| tientas las esquinas como los ciegos; pues ya había cerrado la 630 XV| reducido a lo siguiente:~ ~ -Cierra bien... -dijo el tío Lucas.~ ~ - 631 XXXI| acusar; y mucha...; pero no ciertamente a la Corregidora. ¡Con quien 632 | ciertos 633 XIX| de fumar; picó y lió un cigarro de tabaco negro; empuñó 634 IV| el reposo monumental. Se cimbraba como un junco, giraba como 635 XXX| pincel cristiano que del cincel gentílico, y estaba vestida 636 XII| dirigiendo de paso una rápida y cínica mirada a la espléndida hermosura 637 XXXV| entre dientes) y con un cinismo de que no habrá habido otro 638 XX| sombrero de tres picos; ciñose el espadín; embozose en 639 II| ya de generalidades y de circunloquios, y entremos resueltamente 640 XXXVI| Lucas más desinterés, mayor circunspección y menos inmodestia en su 641 XXXI| la honra y la vida de los ciudadanos, la santidad del hogar y 642 XXXVI| precisamente al estallar la Guerra Civil de los Siete años), sin 643 XIX| XIX -~ ~Voces clamantes in deserto~ ~ -¡Alcaldes 644 XIX| La cosa no puede ser más clara! Garduña trajo al Lugar 645 XI| se puso triste.~ ~ Veía claramente que el Corregidor se asustó 646 III| arriesgaba un rústico de tan claras luces como aquél en tenerse 647 XI| sarmientos y palos que dejaban claros suficientes para que pasase 648 II| sociedad humana variedad de clases, de afectos y de costumbres! ¡ 649 Pre| resultaba en la versión del clásico Repela!~ ~ Hace, pues, mucho 650 XXX| natural la iba llevando al claustro, consintió en aquel doloroso 651 XI| actividad, y las serenas pupilas clavadas en el Corregidor, aguardó 652 XXX| de pie, y con los ojos clavados en la puerta.~ ~ Érase una 653 XXXII| con soberanía de leona, y, clavando en el falso Corregidor dos 654 XXIII| demonio! -le dijo la navarra, clavándole un alfiler de a ochavo en 655 VIII| haber visto colgados de un clavo, único adorno de desmantelada 656 XXXI| honra!~ ~ -Mercedes ¡por los clavos de Cristo! -gritó el Corregidor - . ¡ 657 XII| que le hubiera envidiado Cleopatra:~ ~ -¡Ahora va Su Señoría 658 IV| Educábalo su protector para clérigo, y tal vez con esta mira 659 IV| Lucas, era... que, así los clérigos como los seglares, empezando 660 XVIII| En el corralón había un cobertizo sobre una gran pesebrera, 661 VI| blanquear la casa, fregar el cobre, amasar, tejer, hacer media, 662 VII| envidiaban algunos de ellos, la codiciaban como simples mortales y 663 V| el juicio, no sólo a la codiciada beldad, sino también a su 664 XIII| pensando sin duda en su cofrade de Coro:~ ~ -¡También te 665 XI| dormido donde primero le coge, aunque sea en el borde 666 XII| Son las primeras que se cogen este año...~ ~ Parecía una 667 XXXIV| algunas horas que han sido cogidos en sus propias redes, y 668 XIV| Eres un insolente!~ ~ Y, cogiendo media cuartilla de papel, 669 XXVII| Toñuelo, saltando sobre él, cogiéndolo por el pesquezo, aplicándole 670 XXXV| con la cabeza ladeada, cogiéndose la falda con la punta de 671 XXXIV| tienen su cama de matrimonio. Cogimos la luz, muertas de miedo, 672 VIII| absurda fórmula de que parecía cojo de los dos pies. En cambio ( 673 XXI| tartamudeó el Corregidor, colándose en el aposento detrás de 674 XXXVI| es dar a los pobres los colchones y ropa de nuestra cama, 675 XXX| encaje, cuyos cuatro picos colgaban simétricamente con una regularidad 676 XX| en unas ropas que había colgadas en los espaldares de dos 677 VIII| recordamos haber visto colgados de un clavo, único adorno 678 XXII| encendió un candil; lo colgó de la espetera, y tornó 679 III| población, entre el pie de suave colina poblada de guindos y cerezos 680 VI| criadero de guanos de seda; colmenas, cuyas abejas libaban en 681 X| atrio o compás al molino, y colocaba media docena de sillas debajo 682 XXII| todas las ropas de su amo; colocolas en los espaldares de dos 683 XII| había salido del horno: colocose una mesilla en medio del 684 Pre| reunidas se pusieron muy coloradas, de donde sus madres dedujeron 685 XI| Ponce de León, poniéndose colorado - . ¡Ni tanto ni tan poco! 686 IV| talla. Parecía una Niobe colosal, y eso que no había tenido 687 XIII| sacerdotes no deben visitar comadres...~ ~ -Y, sin embargo -interrumpió 688 VI| por medio de laboriosas combinaciones. Tenía algo de Ingeniero 689 II| entremés, un sainete, una comedia, un drama, un auto sacramental 690 I| cuándo sucedió la cosa~ ~ Comenzaba este largo Siglo, que ya 691 II| durmiendo la siesta después de comer; paseando luego por el campo; 692 XXXVI| aquel día no ayunaba, se comería con mucho gusto un par de 693 XII| sino que también trata de comerse las primicias.~ ~ -¡El señor 694 X| dejase bajar de la parra sin comerte viva...~ ~ -¡Eso es!... ¡ 695 XIII| antes de llegar a ella, cometió contra una pared cierta 696 XII| contemplar aquel cuadro tan cómico y tan bello, hasta que, 697 XVI| replicó el tío Lucas, comiéndose la partida.~ ~ Y la sospecha 698 Pre| harina; quiero decir, demos comienzo a la Relación de EL CORREGIDOR 699 XII| disimuladamente, y se la comió sin que nadie lo viera.~ ~ 700 IV| otro,muy chico, cerca de la comisura izquierda de sus rientes 701 XXX| su esposo y a la rústica comitiva en el salón principal del 702 VI| la mesa, rodeado de más comodidades en su casa, que el tío Lucas! ¡ 703 XX| todo aquello? ¿Y cómo se compadecía semejante aparato de vigilia 704 XXXIV| luego, calmado ya su enojo, compadeciose del tío Lucas y paró mientes 705 XXVII| del señor Corregidor y la compaña... ¡Si V. no arregla esto, 706 XIII| después todos los ilustres compañeros de merienda estaban de vuelta 707 XXX| con una regularidad sólo comparable a la de su actitud y menores 708 XIV| más! ¡muchísimo más! ¡sin comparación de ninguna especie! Pero 709 XX| el fuego de las tormentas comparado con el que arde a veces 710 XX| Venecia (con quien ya lo comparamos al describir su carácter), 711 XI| Señoría. Hubiera podido comparársela con Pamplona esperando un 712 XXXI| exclamó el Corregidor al comparecer delante de su esposa - . 713 XVII| noche, cuando el Molinero compareció en su presencia.~ ~ -¡Hola, 714 XV| reciba la presente orden, comparezca ante mi autoridad sin excusa 715 X| empedrada que servía de atrio o compás al molino, y colocaba media 716 XX| en cuando esta frase que compendiaba su pensamiento:~ ~ -¡También 717 I| de odiarlo o de temerle, complacíanse aún en ponderar sus descomunales 718 XXXIII| agregó el Corregidor, muy complacido de que las explicaciones 719 XXXV| agachándose graciosamente, hasta completar la reverencia que a la sazón 720 XI| dichas en voz baja, afectando complicidad y secreto, produjo un efecto 721 XX| Frasquita? ¿Estaba en el complot? ¿O ha sido víctima de un 722 XIV| rapé - . ¡Mañana me las compondré yo con los Regidores..., 723 XI| de hablarle cuando fue a componerle a V. el reloj de la alcoba, 724 XXXI| La generosa navarra supo comprender desde luego toda la grandeza 725 VII| tanto como a él; y, aunque comprendía que en el fondo del corazón 726 XXI| escandalizar el mundo antes de comprometer mi honra!~ ~ Tomada esta 727 V| lealtad, honradez, sentido común, deseo de saber y conocimientos 728 XV| resolución y la energía que se comunicaron sus almas, que acabaron 729 Pre| pues, mucho tiempo que concebimos el propósito de restablecer 730 XI| a toda su iracundia y a concebir planes de venganza.~ ~ -¡ 731 XV| buscara alguna cosa.~ ~ -Me concederás cuando menos -exclamó al 732 XVII| todavía los ojos...~ ~ -¡Concedido! -respondió majestuosamente 733 Pre| equivale a decir que le concedieron las licencias necesarias.~ ~* ~ 734 XX| epiléptico, y teniendo que concluir por dejarse caer en una 735 XXXVI| XXXVI -~ ~Conclusión, moraleja y epílogo~ ~ Piaban 736 XII| sin decir en voz baja a la concurrencia:~ ~ -Su Ilustrísima ayuna...~ ~ 737 XXXVI| de la precedente noche, concurrió al molino más señorío que 738 XII| una mesilla en medio del concurso; descuartizose la torta; 739 XIX| grande del molino...~ ~ ¡Condenación! ¡La puerta del molino estaba 740 XX| cualquier otro hombre de condición menos rebelde que la suya 741 XIII| Ya lo creo! -exclamó el Confesor de la Catedral.~ ~ -¡De 742 XX| Ese... ha querido esto!~ ~ Confirmada así la sentencia, fue a 743 XXI| ponerse malo!... ¡Dios le da confites a quien no puede roerlos!~ ~ ~ ~ 744 XXI| iba gritando la navarra, conforme se acercaba a aquel sitio.~ ~ -¡ 745 VIII| misma, -a quien no podía confundirse con ninguna otra persona 746 XXXIII| señor Juan López, deseando congraciarse con doña Mercedes, visto 747 IV| para que no careciese de congrua, dejole en su testamento 748 XXXI| soy capaz! ¡Nuevamente te conjuro a que dejes la broma y me 749 XXVII| maltratado! ¿Cómo había de conocer a Usía con esa ropa tan 750 XXIV| me he cruzado con él sin conocerlo. ¡Él era sin duda uno que 751 XI| decir, la quería antes de conocerte. Pero desde que te vi, no 752 XXXI| por el solo hecho de haber conocido al Corregidor!~ ~ Cruzaron, 753 X| Puede que ni siquiera te conociese... Puede que... Pero ¡vaya 754 V| común, deseo de saber y conocimientos instintivos o empíricos 755 IV| licencia absoluta. En Estella conoció a la señá Frasquita, que 756 XXII| rostro.~ ~ -¡Admirablemente! ¡Conozco que voy a sudar! ¡Mañana 757 XXX| descendiente de sus ilustres conquistadores. Su familia, por razones 758 XV| de las que quedaban en la consabida cesta; todo ello rociado 759 XXIII| Otra vez el desierto y las consabidas voces~ ~ La única aventura 760 VI| que ya sabemos, y habíase consagrado cada uno a cuidar y mimar 761 XX| resultas de un engaño? ¿A consecuencia de una orden? ¿O bien deliberada 762 XXXV| escándalo no tendrá ningunas consecuencias. ¡Rosa!: alumbra a estos 763 VI| tan consumado, que había conseguido producir ejemplares nuevos, 764 XIV| las seis...~ ~ -¡Mira otro consejo inútil! A las cinco estaré 765 XXX| la nobleza y seriedad que consentía el gusto de la época. Su 766 IX| creo al tío Lucas hombre de consentir... ¡Bonito genio tiene el 767 XVII| Y la señá Frasquita? ¿Se conserva tan guapa? ¡Ya hace mucho 768 XII| Dios lo bendiga y me lo conserve más años que le conservó 769 XII| conserve más años que le conservó el suyo a mi Lucas!~ ~ -¡ 770 XXXI| aquellas dos mujeres que se consideraban dos veces rivales, y notaron 771 VI| Frasquita al tío Lucas, y considerábase la mujer más feliz del mundo 772 Pre| a recitar el Romance; y, considerado ya su texto por todos a 773 IV| de éstos daba muestras de considerarla con ojos de varón ni con 774 | consigo 775 XIX| cabo de algunos golpes, consiguió encender candela.~ ~ En 776 XXX| iba llevando al claustro, consintió en aquel doloroso sacrificio.~ ~ 777 XVI| principió a adquirir cuerpo y consistencia en el espíritu receloso 778 Pre| repítala V.! -dijeron al fin consistorialmente las madres de familia.~ ~ 779 XXXI| durmiendo con su legítima consorte, como manda Dios?~ ~ -¡Merceditas! ¡ 780 XIX| alcahuetes; alcaldes que conspiran contra mi honra; burros 781 I| sabe fijamente el año: sólo consta que era después del de 4 782 V| enamorado mono y a la bufona y constante sonrisa, llena de malicia, 783 XXXVI| estableció de veras el sistema Constitucional a la muerte del Rey Absoluto, 784 VIII| otras, por los párvulos constitucionales de la de 1837 que allí nos 785 VI| natural, y lo había demostrado construyendo una presa, un sifón y un 786 VI| y era floricultor tan consumado, que había conseguido producir 787 XX| rival?~ ~ -El Corregidor contaba con que yo no podría venir 788 Pre| estropearse y percudirse al contacto de la ordinariez y la chabacanería.~ ~ 789 XXXIV| Vaya, muchachos!... Contad ahora vosotros a esta excelente 790 XXXIII| todo lo que V. me había contado...~ ~ -¡Bueno; que hable!..., - 791 XXXII| sintiéndose ablandado por el contagioso lloro de los demás, o esperando 792 Pre| Pocos españoles, aun contando a los menos sabios y leídos, 793 XXVI| pudrirán sin tener a quien contarle sus aventuras de esta noche. 794 XIV| todo lo que Usía acaba de contarme contribuye a hacérmelo ver 795 XXII| Frasquita a la Ciudad? ¡A contárselo todo a mi mujer!... ¡A decirle 796 XX| con los ojos desencajados, contemplaba aquella vestimenta, poseído 797 XI| que estaba yo aquí sentado contemplando las uvas, cuando me quedé 798 XII| sienten mal!~ ~ El Secretario contempló también la uva; hizo un 799 XXXII| adelantó hacia ella sin poder contenerse, y la estrechó en sus brazos 800 XII| señor Corregidor, no se contenta con administrar el diezmo, 801 XXVII| por su vestimenta, se haya contentado con hablarle a la Señora!~ ~ -¿ 802 XV| los dos esposos, como muy contentos de Dios y de sí mismos, 803 XXXVI| y el abogado y los demás contertulios en los de 9, 10, 11 y 12, 804 XXXII| tanto como V. se figura! -contestábale la Corregidora, llorando 805 III| obteniendo siempre por contestación un generoso y desinteresado... « 806 XI| desengaño.~ ~ Limitose, pues, a contestar:~ ~ -No es tan temprano 807 XVI| alambre!~ ~ Mas, antes de que contestara el interpelado, la sombra, 808 XVIII| rancho aparte en otro local contiguo.~ ~ El hombre desató una 809 XXXIII| verdad que me detuve!... Continúa.~ ~ -En esto rebuznó tu 810 II| las personas de suposición continuaban levantándose muy temprano; 811 XXI| esta casa!...~ ~ No pudo continuar. Cerró los ojos, y se quedó 812 XXXIV| por ese camino!...~ ~ -Continuaré yo por el otro... -dijo 813 XXXVI| Cerca de tres años continuaron estas sabrosas reuniones, 814 V| no pudo resistir a los continuos donaires, a las chistosas 815 XIV| exclamó Garduña.~ ~ -¡No me contradigas! -rugió el Corregidor, acordándose 816 XX| Otra risa diabólica contrajo el rostro del Molinero.~ ~ 817 XIX| salió disparado en dirección contraria al sitio en que había sonado 818 XXXIII| salimos huyendo en direcciones contrarias... ¡Conque ya ves que yo 819 XXX| un tinte ceremonioso que contrastasen con el carácter villano 820 III| subsidio, o la alcabala, o la contribución de frutos-civiles.» «Vuestra 821 III| pagaban cincuenta y tantas contribuciones diferentes a la Iglesia 822 VIII| hoy me da miedo de haber contribuido a escarnecer, paseándolo 823 XIV| que Usía acaba de contarme contribuye a hacérmelo ver más claro 824 XXIV| más buena moza de lo que convenía a la Alcaldesa y a la moral), 825 IX| hombre de bien nunca pueden convenirle ciertas cosas...~ ~ -Pues 826 XXII| picos y capa de grana), y, convertidos también nosotros en andarines, 827 XXVI| vísteme! ¡El amante se va a convertir en Corregidor!...~ ~ Garduña 828 X| creer en ti, me moriría o me convertiría en un nuevo hombre; viviría 829 XX| vida de su alma, empezaba a convertirse en un hombre nuevo.~ ~ Semejante 830 XI| Éste calló, como reo convicto que renuncia a la defensa.~ ~ -¿ 831 IX| Pero, en fin, ¡si ve que le conviene!... -añadió la tía Josefa, 832 XX| encarándose con el arma - . ¡No me convienes! Todo el mundo tendría lástima 833 XXIII| algún encuentro que no le conviniese, sacó también su bestia 834 XXXVI| luego se supo habían sido convocadas allí por Su Señoría Ilustrísima) 835 XX| cuello, mientras que, lívido, convulso, con los ojos desencajados, 836 XIII| miedo a próxima pelotera conyugal.~ ~ -Pues ¿y mi sobrina? - 837 XXXVI| sin que los sombreros de copa que ya usaba todo el mundo 838 XV| siguió, canturriando una copla entre dientes.~ ~ Pocos 839 IV| diablesa de travesura y coquetería, que alegraba inocentemente 840 XV| paz y tranquilidad de sus corazones:~ ~ -Pues, señor, vamos 841 VIII| vídose que llevaba gran corbata de batista; chupa de sarga 842 I| pueblos por donde pasaba en su corcel de guerra como un terremoto 843 XII| obstante haber pasado el cordonazo de San Francisco); discurriose 844 IV| real moza», exclamaba el Coronel de milicias. «Es una sierpe, 845 IV| recogido en lo alto de la coronilla, lo cual dejaba campear 846 XXIV| exclamó la señá Frasquita - . ¡Corramos, señor Alcalde; no perdamos 847 Pre| versiones, ni aun aquellas que corren impresas, sin que antes 848 I| dos a lo sumo) llegaba el correo de Madrid a la mayor parte 849 XV| todo ello bajo las penas correspondientes, caso de desobediencia. 850 XXII| cueros; acostolo en la cama; corrió al jaraiz; reunió un brazado 851 XX| entre los dientes.~ ~ En corroboración de sus lógicas sospechas, 852 I| hijo de un oscuro abogado corso, el vencedor en Rívoli, 853 X| estaba subido el tío Lucas, cortando los mejores racimos y arreglándolos 854 III| letras para que me permitan cortar una poca madera en el pinar 855 XXXVI| y murió en la Cárcel de Corte, por no haber querido ni 856 XII| la uva; hizo un gesto de cortesana admiración, y la entregó 857 XXXV| vestido y perturbando sus cortesías mejor iniciadas~ ~ ¡Inútil 858 XII| Molinera y presentándoselo cortésmente al Obispo - . Todavía no 859 V| inmejorable. Dijérase que sólo la corteza de aquel hombre era tosca 860 XI| delante del Corregidor, a cortísima distancia de la suya.~ ~ 861 VIII| bordados de realce; calzón corto, negro, de seda; una enorme 862 VI| quería y podía guisar, coser, bordar, barrer, hacer dulces, 863 IX| que la pregunta, le hizo cosquillas, por vía de retintín.~ ~ -¡ 864 XXVIII| la segunda paliza que le costaba a D. Eugenio su aventura 865 XXXIII| Esa es harina de otro costal... -contestó la Molinera, 866 XVII| de pegarle a su mujer la cotidiana paliza, beberse un cántaro 867 XXXIV| alguacil, aprovechando aquella coyuntura para apoderarse de la palabra - . 868 XIV| su calidad y oficio.~ ~ -¡Crea Usía a un perro perdiguero 869 XI| insondables ojos, que parecía creada por el pincel de Rubens.~ ~ -¡ 870 XXXI| villano! Sr. Juan López, créame V. -continuó, encarándose 871 XXXIV| mujer de V. y mi esposo crean durante algunas horas que 872 I| completamente la Europa, creando y suprimiendo naciones, 873 XIV| recibir el trigo sin abonar creces ni recargo, sino un jugador, 874 XX| molino; que había leído la credencial de su infamia...~ ~ Agachóse, 875 XXXIII| Tengo dos testigos de mayor crédito, a quienes no se dirá que 876 XII| Austria; insistiose en la creencia de que las tropas imperiales 877 II| los respetos, de todas las creencias, de todas las tradiciones, 878 XIV| tampoco esos consejos! ¿Si creerás tú que es la primera vez 879 XXXII| mitad de la cara.~ ~ Todos creyeron que le había escupido.~ ~ ¡ 880 IV| belleza que honraba a su Criador, y como una diablesa de 881 IV| mujer, es un ángel, es una criatura, es una chiquilla de cuatro 882 XII| nos enseña la doctrina cristiana; pero V., señor Corregidor, 883 XXX| hermosura, más propia del pincel cristiano que del cincel gentílico, 884 XXXI| Mercedes ¡por los clavos de Cristo! -gritó el Corregidor - . ¡ 885 Pre| todos a la luz de aquella crítica tan ingenua, hallaron que 886 Pre| haberla leído y héchote más cruces que si hubieras visto al 887 XX| ventura en hacer todas estas crueles reflexiones que el que tardó 888 XXIV| cuando yo venía me he cruzado con él sin conocerlo. ¡Él 889 XXXIII| y, por consiguiente, nos cruzamos en el camino. Pero te marchabas 890 XXXI| conocido al Corregidor!~ ~ Cruzaron, pues, sendas miradas de 891 | cuantas 892 | cuantos 893 XIV| insolente!~ ~ Y, cogiendo media cuartilla de papel, escribió una esquela, 894 III| plazoletilla empedrada, cubierta por un parral enorme, debajo 895 XI| que su marchito rostro, cubierto de sudor, destacándose sobre 896 XXXVI| y procurase llevar más cubiertos los brazos y más alto el 897 XXX| maniquetes o mitones de tul negro cubrían la mayor parte de sus alabastrinos 898 XXVIII| La señá Frasquita se cubrió el rostro con las manos.~ ~ -¡ 899 XXXIV| Corregidora y la Molinera cuchicheaban al oído, abrazándose y besándose 900 XV| que vaya yo a la Ciudad -cuchicheó la navarra - , y le dé aviso 901 XXVII| hable con mi mujer y le cuente todas las majaderías que 902 VIII| busca de criminales, la cuerda que había de atarlos, y 903 XXII| al dormitorio; púsolo en cueros; acostolo en la cama; corrió 904 XIII| Le dijo el grajo al cuervo~ ~ Hora y media después 905 III| una escriturilla que no me cueste nada.» «Este año no puedo 906 XXXIII| cállate tú ahora! Nuestra cuestión particular la ventilaremos 907 X| Frasquita regaba y barría cuidadosamente la plazoletilla empedrada 908 VI| habíase consagrado cada uno a cuidar y mimar al otro con esmero 909 VI| un perro, domesticado una culebra, y hecho que un loro diese 910 VI| podía dirigir la molienda, cultivar el campo, cazar, pescar, 911 XXXI| Supongamos, además, que me cupiese alguna culpa en haber tomado 912 XXXVI| salido todavía, doraba ya las cúspides de las montañas.~ ~* ~ A 913 XXX| mano un pañuelo de encaje, cuyos cuatro picos colgaban simétricamente 914 XXXV| que hubiera empleado una Czarina de todas las Rusias para 915 XXVIII| Soy el Corregidor!~ ~ -¡Dale, bola! ¿No le digo a V. 916 XXVII| empedrado y principió a darle de bofetones.~ ~ Era la 917 XXXI| Señora, no se fatigue V. en darme a mí explicaciones... ¡Yo 918 XXVII| meterse en el molino.~ ~ -¡Date! -gritó a su vez Toñuelo, 919 II| tertulia del Corregidor, del Deán, o del Título que residía 920 XI| al cabo de un rato.~ ~ (Debemos advertir aquí que el Corregidor, 921 XXXIV| Señora hizo y dijo lo que debía...; pero luego, calmado 922 XXXI| llegó a su casa a la hora debida, a descansar de las nobles 923 XXII| la señá Frasquita no ha debido de mostrarse tan inhumana 924 XVIII| que todas ellas del sexo débil. Los caballos, mulos y burros 925 XIX| el jumento interlocutor, debió de asustarse del tío Lucas 926 XXV| preguntaron al que era su decano y jefe inmediato:~ ~ -¿Viene 927 Pre| divertida!~ ~ -¡Y hasta muy decente! -continuó el abuelo - . 928 Pre| más bellas, delicadas y decentes, sino para estropearse y 929 XXXIV| cárcel! ¡A la cárcel!», decíamos entre tanto los demás. «¡ 930 IX| respeto; después de lo cual se decían en voz baja:~ ~ -¡Temprano 931 XIV| Garduña saludó.~ ~ -¿Conque decías -prosiguió el de Zúñiga, 932 XI| miraba con un terror in decible a aquel hombre que aparecía 933 VIII| Lucas..., casi jorobado, por decirlo de una vez; de estatura 934 VI| quieren con toda el alma sin decírselo jamás, ni darse a sí mismos 935 XI| Tengo muchas cosas que decirte...~ ~ -Ya estoy sentada, - 936 X| en la parra. ¡Ese viene a declararse a solas contigo, creyendo 937 Pre| que salía mejor librado el decoro. Ni ¿cómo dudarlo? Esta 938 XXXI| ímpetus, y guardó un silencio decoroso. Esto sin contar con que 939 XXXV| XXXV -~ ~Decreto imperial~ ~ Regresaron en 940 Ded| Dedicatoria~ ~Al señor~ ~D. JOSÉ SALVADOR 941 Ded| JOSÉ SALVADOR DE SALVADOR~ ~dedicó esta obra~ ~P. A. DE ALARCÓN~ ~ 942 Pre| coloradas, de donde sus madres dedujeron que la historia era algo 943 XXXI| fuerza, no tenía prisa de defenderse. Teníala, sí, de acusar; 944 XI| convicto que renuncia a la defensa.~ ~ -¿Y Lucas? ¿Duerme? - 945 XIII| ya en palacio, donde los dejaremos rezando sus devociones.~ ~ 946 XX| teniendo que concluir por dejarse caer en una silla hasta 947 X| fácil sería que yo no te dejase bajar de la parra sin comerte 948 XIV| barras. Cierta vez...~ ~ -¡Déjate de bachillerías! -repuso 949 XXV| la noche...~ ~ -Pues no dejéis entrar a persona alguna, 950 XXXIII| Nada de pero!... Déjela V. hablar, y verá cómo se 951 XXIV| hablando con el Rey!...~ -¡Déjeme V. a mí de reyes, Sr. Juan, 952 XII| O, lo que es lo mismo, dejémonos de latines, y veamos estas 953 XXII| por el ojo de la llave.~ ~ Dejemos, pues, al Corregidor sudando 954 XXXI| Nuevamente te conjuro a que dejes la broma y me digas todo 955 IV| no careciese de congrua, dejole en su testamento el molino; 956 XI| Corregidor, dándole golpes con el delantal en la chupa y alguno que 957 XI| Frasquita!... -murmuró al fin el delegado del Rey, con acento desfallecido, 958 XX| consecuencia de una orden? ¿O bien deliberada y voluntariamente, en virtud 959 XXV| Figuraos si la cosa será delicada, cuando el señor Corregidor 960 Pre| para hacerse más bellas, delicadas y decentes, sino para estropearse 961 III| aquellos caballeros eran la delicadeza y el orgullo personificados. 962 XX| subirla...~ ~ -El asunto es delicado... Necesito reflexionar. 963 XXXI| V. volver a formular su demanda! ¡Puede V. preguntarle aquello 964 XXVII| a una de las burras - . Deme V. un pie para montar, señor 965 XII| igualdad verdaderamente democrática reinó durante media hora 966 XV| Qué burra ni qué demontre! -replicó el Alguacil - . ¡ 967 Pre| en harina; quiero decir, demos comienzo a la Relación de 968 XXX| que alumbraban el salón, demostraban que la Corregidora se había 969 VI| Ingeniero natural, y lo había demostrado construyendo una presa, 970 XX| mismo...~ ~ Después fue demostrando poco a poco en su semblante 971 XXIX| inseguro y semblante tan demudado como el Corregidor subía 972 XVI| lo alto del emparrado me demuestra que el vejete madrileño 973 IV| país...~ ~ Esta obra... se denominaba «la señá Frasquita».~ ~ 974 V| su boca era regular y su dentadura inmejorable. Dijérase que 975 XXXIV| misma lo llené de insultos y denuestos, y quise sacarle los ojos... 976 XI| dientes y muelas:~ ~ -¡De ti depende, amor mío!~ ~ En aquel momento 977 XXXI| Eugenio - . ¡Las mujeres son depositarias del honor de sus maridos!~ ~ - 978 XXXI| lo ha dejado V. a mí en depósito?~ ~ -Sí, señora... ¡A V.! - 979 VIII| mirando adelante y atrás y a derecha e izquierda al propio tiempo 980 XXXII| que se hunde y principia a derretirse.~ ~ La Corregidora se adelantó 981 III| vieja de la casa que ha derribado», -decíale a uno.- «Vuestra 982 XXVII| estuvieron de pie los cuatro derribados.~ ~ -¡Todo el mundo a la 983 XXVII| respete V. a mi amos!~ ~ Y la derribó de espaldas sobre el lugareño.~ ~ 984 XI| caricia de una súplica, y, derritiéndosele la gacha en el acto, le 985 II| esta prosaica uniformidad y desabrido realismo que nos legó al 986 XX| venganza en la justicia, en el desafío, en el perdón, en el cielo..., 987 XXXIV| principiamos a gritar desaforadamente, y un momento después la 988 XV| Toñuelo con la frialdad de un desalmado - . Yo soy la Justicia.~ ~ 989 XXXVI| edad muy avanzada, viendo desaparecer el Absolutismo en 1812 y 990 XVIII| local contiguo.~ ~ El hombre desató una borrica, que por cierto 991 XXXV| solos ya en el salón los desavenidos cónyuges, la Corregidora 992 XXXIII| que estos señores hayan descambiado vestimentas...; y, aun entonces, 993 XXXIII| oírlas.~ ~ -Vamos... Vamos a descambiar... -díjole el murciano a 994 XXXI| casa a la hora debida, a descansar de las nobles tareas de 995 XVII| vaya... Siéntese V., y descanse; que, gracias a Dios, no 996 III| predilecto punto de llegaday descanso de los paseantes más caracterizados 997 XV| Justicia.~ ~ Y, hablando así, descansó armas; con lo que dejó ver 998 XXI| Los cachorrillos están descargados. En cambio, es verdad lo 999 XXVII| viéndose entre dos fuegos, descargó entonces a Garduña tal revés 1000 XXX| nieta de la Ciudad, como descendiente de sus ilustres conquistadores. 1001 I| demás soberanos europeos descendientes de Luis XIV habían perdido