Parte. Capítulo

 1      I.    28|         para que os pongáis en tan impertinente huida, porque ni vuestros
 2      I.    32|          decía: Novela del curioso impertinente. Leyó el cura para sí tres
 3      I.    33|       cuenta la novela del curioso impertinente~ ~ En Florencia, ciudad
 4      I.    33|           es tan buena como crees, impertinente cosa será hacer experiencia
 5      I.    33|         vive: mira por cuán vana e impertinente curiosidad quieres revolver
 6      I.    33|           para salir bien de aquel impertinente negocio; pero aquella noche
 7      I.    34|     prosigue la novela del Curioso impertinente~ ~ «Así como suele decirse
 8      I.    34|          Quedaron deste acuerdo el impertinente y el traidor amigo; y, vuelto
 9      I.    34|        Anselmo le costó la vida su impertinente curiosidad.~ ~ ~ ~
10      I.    35|            a la novela del curioso impertinente~ ~ Poco más quedaba por
11      I.    35|         que le causó su curiosidad impertinente. Viendo el señor de casa
12      I.    35|            razones:~ ~ «Un necio e impertinente deseo me quitó la vida.
13      I.    47|        halló la Novela del Curioso impertinente, y que pues su dueño no
14      I.    47|           que, pues la del Curioso impertinente había sido buena, que también
15     II.     1|            don Quijote - , no será impertinente, sino perteneciente.~ ~ -
16     II.     2| desgraciado»; otros, «Cortés, pero impertinente»; y por aquí van discurriendo
17     II.     3|       novela intitulada El Curioso impertinente; no por mala ni por mal
18     II.     6|          Teresa Cascajo pasaron la impertinente referida plática, no estaban
19     II.    32|         impedido de la risa que su impertinente cólera le había causado.
20     II.    44|         como fueron la del Curioso impertinente y la del Capitán cautivo,
21     II.    48|            el orbe que deje de ser impertinente, fruncida y melindrosa? ¡
22     II.    53|            la miseria de un médico impertinente que me mate de hambre; y
23     II.    62|        quemado y hecho polvos, por impertinente; pero su San Martín se le