Parte. Capítulo

  1      I.    33|             que llaman Toscana, vivían Anselmo y Lotario, dos caballeros
  2      I.    33| correspondiesen. Bien es verdad que el Anselmo era algo más inclinado a
  3      I.    33|              cuando se ofrecía, dejaba Anselmo de acudir a sus gustos por
  4      I.    33|             suyos, por acudir a los de Anselmo; y desta manera, andaban
  5      I.    33|                lo anduviese.~ ~ Andaba Anselmo perdido de amores de una
  6      I.    33|          contenta de haber alcanzado a Anselmo por esposo, que no cesaba
  7      I.    33|              solía la casa de su amigo Anselmo, procurando honralle, festejalle
  8      I.    33|         cuidado de las idas en casa de Anselmo, por parecerle a él (como
  9      I.    33|             más de los amigos.~ ~ Notó Anselmo la remisión de Lotario,
 10      I.    33|               otras muchas razones que Anselmo dijo a Lotario para persuadille
 11      I.    33|                discreción y aviso, que Anselmo quedó satisfecho de la buena
 12      I.    33|              prado fuera de la ciudad, Anselmo dijo a Lotario las semejantes
 13      I.    33|               a Lotario las razones de Anselmo, y no sabía en qué había
 14      I.    33|                es la verdad -respondió Anselmo - , y con esa confianza
 15      I.    33|           Éstas fueron las razones que Anselmo dijo a Lotario, a todas
 16      I.    33|             puedo persuadir, ¡oh amigo Anselmo! a que no sean burlas las
 17      I.    33|               no; que bien  que eres Anselmo, y tú sabes que yo soy Lotario:
 18      I.    33|               yo pienso que no eres el Anselmo que solías, y tú debes de
 19      I.    33|             has dicho, ni son de aquel Anselmo mi amigo, ni las que me
 20      I.    33|             amigo. Pues dimeahora, Anselmo: ¿cuál destas dos cosas
 21      I.    33|               sin vida? Escucha, amigo Anselmo, y ten paciencia de no responderme
 22      I.    33|                     Que me place -dijo Anselmo - : di lo que quisieres.~ ~
 23      I.    33|             diciendo:~ ~ -Paréceme ¡oh Anselmo! que tienesahora el
 24      I.    33|            porque claro lo veas, dime, Anselmo: ¿tú no me has dicho que
 25      I.    33|             que quieres cometer. Dime, Anselmo, si el cielo, o la suerte
 26      I.    33|               simple. Pues haz cuenta, Anselmo amigo, que Camila es finísimo
 27      I.    33|            hasta aquí te he dicho, ¡oh Anselmo! ha sido por lo que a ti
 28      I.    33|               lo sepa. Mira, pues, ¡oh Anselmo! al peligro que te pones
 29      I.    33|         virtuoso y prudente Lotario, y Anselmo quedó tan confuso y pensativo,
 30      I.    33|                la resoluta voluntad de Anselmo, y no sabiendo qué más ejemplos
 31      I.    33|        pensamientos de Camila, quedase Anselmo satisfecho; y así, le respondió
 32      I.    33|              diese más gusto. Abrazóle Anselmo tierna y amorosamente y
 33      I.    33|                diferente intención que Anselmo pensaba, y con este acuerdo
 34      I.    33|         acuerdo se volvieron a casa de Anselmo, donde hallaron a Camila,
 35      I.    33|             Fuese Lotario a su casa, y Anselmo quedó en la suya, tan contento
 36      I.    33|             que tendría para engañar a Anselmo sin ofender a Camila, y
 37      I.    33|              levantaron los manteles y Anselmo dijo a Lotario que se quedase
 38      I.    33|                 mas nada aprovechó con Anselmo: antes importunó a Lotario
 39      I.    33|        entender que era fingida. Fuese Anselmo, y quedaron solos a la mesa
 40      I.    33|           reposar un poco en tanto que Anselmo volvía. Camila le respondió
 41      I.    33|               dormido hasta que volvió Anselmo, el cual, como halló a Camila
 42      I.    33|               esto le contentó mucho a Anselmo, y dijo que cada día daría
 43      I.    33|          palabra a Camila, respondía a Anselmo que la hablaba y jamás podía
 44      I.    33|            esposo.~ ~ -Bien está -dijo Anselmo - . Hasta aquí ha resistido
 45      I.    33|            ordenó que, habiendo dejado Anselmo solos a Lotario y a Camila,
 46      I.    33|            cosa alguna.~ ~ -¡Ah! -dijo Anselmo - , Lotario, Lotario, y
 47      I.    33|               mi deseo?~ ~ No dijo más Anselmo, pero bastó lo que había
 48      I.    33|             hallado en mentira, juró a Anselmo que desde aquel momento
 49      I.    33|              de toda sospecha. Creyóle Anselmo, y para dalle comodidad
 50      I.    33|      Desdichado y mal advertido de ti, Anselmo! ¿Qué es lo que haces? ¿
 51      I.    33|             den.~ ~ ~ ~ Fuese otro día Anselmo a la aldea, dejando dicho
 52      I.    33|         mayores cuidados era bastante. Anselmo le replicó que aquél era
 53      I.    33|           contra su voluntad. Partióse Anselmo, y otro día vino a su casa
 54      I.    33|           Camila, y cuando se casó con Anselmo la trujo consigo. En los
 55      I.    33|           asaltos a los respetos que a Anselmo tenía, y mil veces quiso
 56      I.    33|             ciudad, y irse donde jamás Anselmo le viese a él, ni él viese
 57      I.    33|               comparaciones entre él y Anselmo, y todos paraban en decir
 58      I.    33|               la locura y confianza de Anselmo que su poca fidelidad, y
 59      I.    33|            tres días de la ausencia de Anselmo, en los cuales estuvo en
 60      I.    33|           criado suyo con un billete a Anselmo, donde le escribió estas
 61      I.    34|                     Esta carta recibió Anselmo, y entendió por ella que
 62      I.    34|              Camila de la respuesta de Anselmo, que la puso en más confusión
 63      I.    34|                disculpar a Lotario con Anselmo, cuando le preguntase la
 64      I.    34|                que daba la ausencia de Anselmo, apretar el cerco a aquella
 65      I.    34|                Camila la pretensión de Anselmo, ni que él le había dado
 66      I.    34|            Volvió de allí a pocos días Anselmo a su casa, y no echó de
 67      I.    34|             que te podré dar ¡oh amigo Anselmo! -dijo Lotario - son de
 68      I.    34|               ni promesas. Conténtate, Anselmo, y no quieras hacer más
 69      I.    34|          excuse.~ ~ Contentísimo quedó Anselmo de las razones de Lotario,
 70      I.    34|               traidor amigo; y, vuelto Anselmo a su casa, preguntó a Camila
 71      I.    34|               con ella a solas. Díjole Anselmo que bien podía estar segura
 72      I.    34|             que él se lo había dicho a Anselmo por poder ocuparse algunos
 73      I.    34|              los tres sobre mesa, rogó Anselmo a Lotario dijese alguna
 74      I.    34|          soneto a Camila; pero mejor a Anselmo, pues le alabó, y dijo que
 75      I.    34|              No hay duda deso -replicó Anselmo, todo por apoyar y acreditar
 76      I.    34|            descuidada del artificio de Anselmo como ya enamorada de Lotario.~ ~
 77      I.    34|              alabó este segundo soneto Anselmo como había hecho el primero,
 78      I.    34|              tiempo al tiempo para que Anselmo le tuviese de volver, y
 79      I.    34|               no viniesen a noticia de Anselmo ni de Lotario. Leonela respondió
 80      I.    34|               tan a deshora de casa de Anselmo no había entrado en ella
 81      I.    34|              sin más ni más, antes que Anselmo se levantase, impaciente
 82      I.    34|               había ofendido, se fue a Anselmo y le dijo:~ ~ -Sábete, Anselmo,
 83      I.    34|         Anselmo y le dijo:~ ~ -Sábete, Anselmo, que ha muchos días que
 84      I.    34|              suspenso y admirado quedó Anselmo con las razones de Lotario,
 85      I.    34|               los celos, había dicho a Anselmo, y cómo estaba concertado
 86      I.    34|             que otro día se escondiese Anselmo donde decía, porque ella
 87      I.    34|         tuviese cuidado que en estando Anselmo escondido, él viniese cuando
 88      I.    34|      respondiera aunque no supiera que Anselmo le escuchaba. Porfió Lotario
 89      I.    34|                esto, se fue Lotario; y Anselmo, otro día, con la excusa
 90      I.    34|           Leonela.~ ~ Escondido, pues, Anselmo, con aquel sobresalto que
 91      I.    34|           ciertas Camila y Leonela que Anselmo estaba escondido, entraron
 92      I.    34|                 que tomases la daga de Anselmo, que te he pedido, y pasases
 93      I.    34|               vida. ¡Mal haya mi señor Anselmo, que tanta mano ha querido
 94      I.    34|                   Dejarémosle para que Anselmo le entierre, pues será justo
 95      I.    34|                    Todo esto escuchaba Anselmo, y a cada palabra que Camila
 96      I.    34|               mejor dar cuenta desto a Anselmo; pero ya se la apunté a
 97      I.    34|         desesperado.~ ~ Todo lo miraba Anselmo, cubierto detrás de unos
 98      I.    34|              que me digas si conoces a Anselmo mi marido, y en qué opinión
 99      I.    34|            dijo que hiciese esconder a Anselmo, no hubiese dado en la cuenta
100      I.    34|                que conozco a tu esposo Anselmo, y nos conocemos los dos
101      I.    34|              que le escuchaba su amigo Anselmo, decía cosas que el que
102      I.    34|             parecer de lo que dirían a Anselmo de aquella herida de su
103      I.    34|               enterado había de quedar Anselmo de que tenía por mujer a
104      I.    34|               bastaran a hacer creer a Anselmo que tenía en Camila un simulacro
105      I.    34|            convenía buscar qué decir a Anselmo de la causa de aquella herida,
106      I.    34|                Atentísimo había estado Anselmo a escuchar y a ver representar
107      I.    34|              él le agraviaba; y aunque Anselmo veía que Lotario no se alegraba,
108      I.    34|            edificio.~ ~ Con esto quedó Anselmo el hombre más sabrosamente
109      I.    34|               hasta allí cubierta, y a Anselmo le costó la vida su impertinente
110      I.    35|                 por la satisfación que Anselmo tenía de la bondad de Camila,
111      I.    35|               rostro a Lotario, porque Anselmo entendiese al revés de la
112      I.    35|               recebía; mas el engañado Anselmo le dijo que en ninguna manera
113      I.    35|            manera, por mil maneras era Anselmo el fabricador de su deshonra,
114      I.    35|               En fin, una noche sintió Anselmo pasos en el aposento de
115      I.    35|           esposo.~ ~ No lo quiso creer Anselmo: antes, ciego de enojo,
116      I.    35|        imaginar.~ ~ -Dilas luego -dijo Anselmo - ; si no, muerta eres.~ ~ -
117      I.    35|           esposo.~ ~ Sosegóse con esto Anselmo y quiso aguardar el término
118      I.    35|               Leonela había de decir a Anselmo todo lo que sabía de su
119      I.    35|           noche, cuando le pareció que Anselmo dormía, juntó las mejores
120      I.    35|            ausentasen los dos donde de Anselmo pudiesen estar seguros.
121      I.    35|             amaneció, sin echar de ver Anselmo que Camila faltaba de su
122      I.    35|         Lotario, aquel grande amigo de Anselmo el rico, que vivía a San
123      I.    35|               noche a Camila, mujer de Anselmo, el cual tampoco parece.
124      I.    35|             las ventanas de la casa de Anselmo. En efeto, no  puntualmente
125      I.    35|              Sábese, por ventura -dijo Anselmo - , el camino que llevan
126      I.    35|               A Dios vais, señor -dijo Anselmo.~ ~ -Con él quedéis -respondió
127      I.    35|             casi casi llegó a términos Anselmo, no sólo de perder el juicio,
128      I.    35|            venía fatigado. Pidió luego Anselmo que le acostasen, y que
129      I.    35|            casa que era ya tarde y que Anselmo no llamaba, acordó de entrar
130      I.    35|              que viesen la desgracia a Anselmo sucedida; y finalmente,
131      I.    35|                    Hasta aquí escribió Anselmo, por donde se echó de ver
132      I.    35|               amigo a los parientes de Anselmo de su muerte, los cuales
133      I.    35|               costosa experiencia como Anselmo. Si este caso se pusiera
134      I.    51|         tampoco. Llámase mi competidor Anselmo, y yo Eugenio, porque vais
135      I.    51|           tuvieron; yo quedé suspenso, Anselmo, atónito, el padre triste,
136      I.    51|          Leandra, quedaron los ojos de Anselmo ciegos: lo menos, in tener
137      I.    51|                de Leandra. Finalmente, Anselmo y yo nos concertamos de
138      I.    51|          juicio tiene es mi competidor Anselmo, el cual, teniendo tantas
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