Parte. Capítulo

  1      I.     3|          que vio a su huésped a sus pies y oyó semejantes razones,
  2      I.     3|       ejercitado la ligereza de sus pies y sutileza de sus manos,
  3      I.     4|            parecía que no ponía los pies en el suelo.~ ~ No había
  4      I.     6|        juntos, se le cayó uno a los pies del Barbero, que le tomó
  5      I.     9|            de ballesta. Tenía a los pies escrito el vizcaíno un título
  6      I.     9|           de ser su nombre, y a los pies de Rocinante estaba otro
  7      I.     9|           cabestro a su asno, a los pies del cual estaba otro rétulo
  8      I.     9|              con todo eso, sacó los pies de los estribos, y luego
  9      I.    15|            que viniese a caer a los pies de Rocinante, que aún no
 10      I.    15|       merced que podremos mover los pies? -replicó Sancho Panza.~ ~ -
 11      I.    15|             le hundió debajo de los pies, en un cierto castillo,
 12      I.    15|          debajo de tierra, atado de pies y manos, y allí le echaron
 13      I.    15|             ojos y la fuerza de los pies, dando conmigo adonde ahora
 14      I.    16|           tenía siete palmos de los pies a la cabeza, y las espaldas,
 15      I.    16|            las costillas, y con los pies mas que de trote, se las
 16      I.    18|             coronado, rendido a los pies de una doncella, es el valeroso
 17      I.    19|        caballo, enlutados hasta los pies de las mulas; que bien vieron
 18      I.    19|        manera que, alzándose en los pies, dio con su dueño por las
 19      I.    19|     retirarnos con gentil compás de pies, y, como dicen, váyase el
 20      I.    20|           cabestro de su asno ambos pies a Rocinante, de manera,
 21      I.    21|      derribó; que según él puso los pies en polvorosa y cogió las
 22      I.    22|             y no ande buscando tres pies al gato.~ ~ -¡Vos sois el
 23      I.    23|        hemos menester ahora más los pies que las manos.~ ~ Subió
 24      I.    23|            muchos y rebultados, los pies descalzos y las piernas
 25      I.    23|       ningunas veces pisado sino de pies de cabras o de lobos y otras
 26      I.    23|       diablo sotil; y debajo de los pies se levanta allombre cosa
 27      I.    24|             puñada dio con él a sus pies, y luego se subió sobre
 28      I.    25|             a mí me andarán mal los pies, si es que llevo espuelas
 29      I.    25|        tumbas la cabeza abajo y los pies en alto, descubriendo cosas
 30      I.    28|          causa de que se lavaba los pies en el arroyo que por allí
 31      I.    28|            atento que a lavarse los pies, que eran tales, que no
 32      I.    28|           blancura y belleza de los pies, pareciéndoles que no estaban
 33      I.    28|       Acabóse de lavar los hermosos pies, y luego, con un paño de
 34      I.    28|           ellos, que si no eran los pies, ninguna otra cosa de su
 35      I.    28|        peine unas manos, que si los pies en el agua habían parecido
 36      I.    28|       pudiendo sufrir los delicados pies la aspereza de las piedras,
 37      I.    28|           huida, porque ni vuestros pies lo podrán sufrir ni nosotros
 38      I.    28|             aquella donde ponía los pies, y, con todo esto, los del
 39      I.    29|    ofrecimientos, quiso tomarle los pies para besárselos; mas no
 40      I.    29|             oídos así como puse los pies en España, y ellas me movieron
 41      I.    29|            quitar a las galeras sus pies, poner en alboroto a la
 42      I.    34|            cierto~ ~ ~ ~Verme a tus pies ¡oh bella ingrata! muerto,~ ~ ~ ~
 43      I.    34|            y apenas hubo puesto los pies en ella Camila, cuando,
 44      I.    36|            hincar de rodillas a sus pies; y derramando mucha cantidad
 45      I.    36|             de ver que la que a tus pies está arrodillada es la sin
 46      I.    36|             trance? Tú tienes a tus pies a tu esposa, y la que quieres
 47      I.    36|          que esté arrodillada a mis pies la que yo tengo en mi alma;
 48      I.    37|             desde los hombros a los pies la cubría. Era el hombre
 49      I.    38|        puede medir en la tierra los pies que quisiere, y revolverse
 50      I.    38|         espacio del que concede dos pies de tabla del espolón; y,
 51      I.    38|           al primer descuido de los pies iría a visitar los profundos
 52      I.    39|        famoso día con cadenas a los pies y esposas a las manos. Y
 53      I.    40|           dejaron caer, y dio a mis pies dentro del baño. Acudí luego
 54      I.    41|            las gargantas de los sus pies, que descubiertas, a su
 55      I.    41|           manillas o ajorcas de los pies en morisco) de purísimo
 56      I.    41|           siendo más necesarios los pies, con diligencia y presteza
 57      I.    41|   enterneció, que se levantó de mis pies y fue a abrazar a su padre
 58      I.    41|           carcajes que traía en los pies; pero no me daba a mí tanta
 59      I.    43|    pesadumbre, y adonde él pone los pies pongo yo los ojos. No 
 60      I.    43|          Quijote se había puesto de pies sobre la silla de Rocinante
 61      I.    43|          pues, como se ha dicho, de pies sobre Rocinante, metido
 62      I.    43|             se desviaron los juntos pies de don Quijote, y, resbalando
 63      I.    43|       extremos de las puntas de los pies besaba la tierra, que era
 64      I.    45|        Fernando tenía debajo de sus pies a un cuadrillero, midiéndole
 65      I.    46|            se abriera debajo de sus pies la tierra y le tragara,
 66      I.    46|            muy bien las manos y los pies, de modo, que cuando él
 67      I.    47|          manos atadas, tendidos los pies, y arrimado a las verjas,
 68      I.    48|    disparates y cosas que no llevan pies ni cabeza, y, con todo eso,
 69     II.    De|        besarle las manos, y yo, los pies, como criado que soy de
 70     II.     1|            de todas armas desde los pies a la cabeza; y ya no hay
 71     II.     1|            hay quien, sin sacar los pies de los estribos, arrimado
 72     II.     5|            unas en otras, sin tener pies ni cabeza! ¿Qué tiene que
 73     II.     6|          tierra con nuestros mismos pies, y no solamente conocemos
 74     II.     7|     viéndole, se dejó caer ante sus pies, trasudando y congojosa.
 75     II.    10|             ándeme yo buscando tres pies al gato por el gusto ajeno!
 76     II.    11|            oro, en la cabeza; a los pies de la Muerte estaba el dios
 77     II.    13|       retirarnos con buen compás de pies, y volvernos a nuestras
 78     II.    14|      bofetadas, que  con él a mis pies; con las cuales le haré
 79     II.    14|             que ese que tiene a los pies es el bachiller Sansón Carrasco
 80     II.    14|           de los Espejos, que a sus pies tiene, porque sin duda alguna
 81     II.    16|           casi lágrimas le besó los pies una y muchas veces. Visto
 82     II.    17|            sesos, o que sudo de los pies a la cabeza? Y si es que
 83     II.    18|               Fortuna, puesto a tus pies;~ ~ ~ ~Vuélveme a ser venturoso:~ ~ ~ ~
 84     II.    19|           usad de vuestro compás de pies, de vuestros círculos y
 85     II.    19|       donaire de cuerpo y compás de pies, se iba contra Corchuelo,
 86     II.    20|            a la honestidad y en los pies a la ligereza, se mostraban
 87     II.    25|           se había levantado de los pies de don Quijote:~ ~ -Ya he
 88     II.    28|           indignado escuadrón, puso pies en polvorosa, y sin acordarse
 89     II.    28|           dejó caer del rucio a los pies de Rocinante, todo ansioso,
 90     II.    28|         como le hallase sano de los pies a la cabeza, con asaz cólera
 91     II.    28|             hermano escudero, siete pies de tierra, y si quisiéredes
 92     II.    28|           semejantes siempre tienen pies, y no manos. Sancho pasó
 93     II.    31|      palafreneros vestidos hasta en pies de unas ropas que llaman
 94     II.    32|           Quijote, temblando de los pies a la cabeza como azogado,
 95     II.    32|          don Quijote - , y besa los pies a su excelencia por la merced
 96     II.    33|       hacerle creer lo que no lleva pies ni cabeza, como fue aquello
 97     II.    33|           jornalero, y no ocupa más pies de tierra el cuerpo del
 98     II.    34|            madruga, y tripas llevan pies, que no pies a tripas; quiero
 99     II.    34|          tripas llevan pies, que no pies a tripas; quiero decir que
100     II.    35|        llaman rozagantes, hasta los pies, cubierta la cabeza con
101     II.    38|           de querer arrojarse a los pies de don Quijote, y aun se
102     II.    38| abrazárselos, decía:~ ~ -Ante estos pies y piernas me arrojo ¡oh
103     II.    38|           andante caballería; estos pies quiero besar, de cuyos pasos
104     II.    41|            de madera. Pusiéronle de pies en el suelo, y uno de los
105     II.    42|            haces, vendrá a ser feos pies de la rueda de tu locura
106     II.    44|             tan señalada:~ ~ ~ ~Los pies quisiera traerte;~ ~ ~ ~
107     II.    47|            la habéis pintado de los pies a la cabeza. ¿Qué es lo
108     II.    48|      cubrían y enmantaban desde los pies a la cabeza. Entre los dedos
109     II.    48|        pisando quedito, y movía los pies blandamente.~ ~ Miróla don
110     II.    49|           ser la ronda: aligera los pies y pon alas en ellos, y vente
111     II.    50|            mi coche, levantados los pies del suelo. ¡Mal año y mal
112     II.    52|            cubiertas de luto de los pies a la cabeza, y la una dellas,
113     II.    52|           Quijote, se le echó a los pies tendida de largo a largo,
114     II.    52|              la boca cosida con los pies de don Quijote, y daba unos
115     II.    52|        porque me están bullendo los pies por ponerme en camino; que
116     II.    52|             dél; pero él lo niega a pies juntillas.~ ~ ~ «Hogaño
117     II.    55|            pienso que debajo de los pies de improviso se ha de abrir
118     II.    55|        Rocinante, llegó a poner los pies tan junto a una cueva, que
119     II.    55|             a vuestras mercedes los pies, imitando al juego de los
120     II.    56|              temblaba debajo de los pies la tierra; estaban suspensos
121     II.    58|           serpiente enroscada a los pies y la lanza atravesada por
122     II.    59|          acoceado, y molido, de los pies de animales inmundos y soeces.
123     II.    59|             Quijote - no pondré los pies en Zaragoza, y así sacaré
124     II.    60|             las manos, topó con dos pies de persona, con zapatos
125     II.    60|           árboles estaban llenos de pies y de piernas humanas. Tentólos
126     II.    60|           tener miedo, porque estos pies y piernas que tientas y
127     II.    60|            del coche para besar los pies y las manos del gran Roque;
128     II.    61|          cómo pudiesen tener tantos pies aquellos bultos que por
129     II.    63|            en poniendo que puso los pies en él don Quijote, disparó
130     II.    63|            vio a una moverse tantos pies colorados, que tales pensó
131     II.    63|           cuando él se arrojó a sus pies, y, abrazado dellos, con
132     II.    66|           del rucio, levantados los pies del suelo, haremos las jornadas
133     II.    66|           ni por la blandura de mis pies, queriendo que caminen más
134     II.    73|            a agazapar debajo de los pies del rucio. Cogióla Sancho
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