Parte. Capítulo

  1      I.    21|          viene, sobre un caballo rucio rodado, que trae puesto
  2      I.    21|       Quijote le pareció caballo rucio rodado, y caballero, y yelmo
  3      I.    21|        qué haremos deste caballo rucio rodado, que parece asno
  4      I.    21|        barbas, si no es bueno el rucio!~ ~ -Nunca yo acostumbro -
  5      I.    23|     Panza, porque halló menos su rucio; el cual, viéndose sin él,
  6      I.    23|   aquello que había de llevar el rucio, sacando de un costal y
  7      I.    25|      trabajo de desenalbardar al rucio; que a fe que no faltaran
  8      I.    25|      para que supla la falta del rucio, porque será ahorrar tiempo
  9      I.    25|    llanto que anoche hice por el rucio, que no estoy para meterme
 10      I.    26|         les contó la pérdida del rucio. Consolóle el Cura, y díjole
 11      I.    29|         le renovó la pérdida del rucio, con la falta que entonces
 12      I.    30|       era la verdad, pues era el rucio sobre que Pasamonte venía;
 13      I.    30|         todos. Sancho llegó a su rucio, y, abrazándole, le dijo:~ ~ -¿
 14      I.    30|       Cómo has estado, bien mío, rucio de mis ojos, compañero mío?~ ~
 15      I.    30|        parabién del hallazgo del rucio, especialmente don Quijote,
 16     II.     3|       fue el ladrón que hurtó el rucio a Sancho, que allí no se
 17     II.     4|          su lanza, y yo sobre mi rucio, molidos y cansados de las
 18     II.     4|          sacó de debajo de mí al rucio, sin que yo lo sintiese.~ ~ -
 19     II.     4|       caballo Sancho en el mesmo rucio.~ ~ -A eso -dijo Sancho -
 20     II.     5|    cuenta estos tres días con el rucio, de manera que esté para
 21     II.     7|          Sancho sobre su antiguo rucio, proveídas las alforjas
 22     II.     8|        Rocinante y a sospirar el rucio, que de entrambos, caballero
 23     II.     8|          sospiros y rebuznos del rucio que los relinchos del rocín,
 24     II.    10|          las espaldas y vareó su rucio, y don Quijote se quedó
 25     II.    10|         levantó para subir en el rucio vio que del Toboso hacia
 26     II.    10|        aldeanas; y apeándose del rucio, tuvo del cabestro al jumento
 27     II.    11|         ser derribado, saltó del rucio y a toda priesa fue a valerle;
 28     II.    11|       las vejigas saltó sobre el rucio, y sacudiéndole con ellas,
 29     II.    11|          Sancho la carrera de su rucio y la caída de su amo, y
 30     II.    11|       caer sobre las ancas de su rucio eran para él tártagos y
 31     II.    11|          Diablo se ha llevado al rucio.~ ~ -¿Qué diablo? -preguntó
 32     II.    11|         satisfaré la pérdida del rucio.~ ~ -No hay para qué hacer
 33     II.    11|        ya el Diablo ha dejado el rucio, y vuelve a la querencia.~ ~
 34     II.    11|  habiendo caído el Diablo con el rucio, por imitar a don Quijote
 35     II.    11|    venganza del agravio que a tu rucio se le ha hecho; que yo desde
 36     II.    11|     luego, Sancho fue a tomar su rucio, la Muerte con todo su escuadrón
 37     II.    12|         venía en el repuesto del rucio, y entre la cena dijo Sancho
 38     II.    12|         dormir, y desaliñando al rucio, le dio pasto abundoso y
 39     II.    12|         la misma libertad que al rucio, cuya amistad dél y de Rocinante
 40     II.    12|     pescuezo sobre el cuello del rucio (que le sobraba de la otra
 41     II.    13|      vuesa merced el valor de mi rucio; que rucio es el color de
 42     II.    13|        el valor de mi rucio; que rucio es el color de mi jumento.
 43     II.    14|         todos tres caballos y el rucio se habían olido y estaban
 44     II.    16|      delantero de la albarda del rucio; y si mucho miraba el de
 45     II.    16|          milagros, se arrojó del rucio, y con gran priesa le fue
 46     II.    16|          y a toda priesa picó al rucio, y llegó donde su amo estaba,
 47     II.    17|     picase la yegua, y Sancho al rucio, y el carretero a sus mulas,
 48     II.    17| lamentarse dejaba de aporrear al rucio para que se alejase del
 49     II.    18|     Sancho, sobre Rocinante y el rucio, se partieron.~ ~ ~ ~
 50     II.    20|        Rocinante y la albarda al rucio, subieron los dos, y paso
 51     II.    21|          hambre, sin apearse del rucio, siguió las huellas de Rocinante.~ ~ ~ ~
 52     II.    22|         a Rocinante y aderezó al rucio, proveyó sus alforjas, a
 53     II.    24|        Panza, cuando encaminó el rucio a ella, y lo mismo hicieron
 54     II.    27|          hurtó a Sancho Panza el rucio; que por no haberse puesto
 55     II.    27|    sentido para regirle; pero el rucio siguió las huellas de Rocinante,
 56     II.    28|         llegar, se dejó caer del rucio a los pies de Rocinante,
 57     II.    28|       riendas, o el cabestro, al rucio, y vuélvete a tu casa; porque
 58     II.    29|         que lo mesmo hiciese del rucio, y que a entrambas bestias
 59     II.    29|      éste se pase, ata juntos al rucio y a Rocinante, y a la mano
 60     II.    29|        pena que el oír roznar al rucio y el ver que Rocinante pugnaba
 61     II.    29|        díjole a su señor:~ ~ -El rucio rebuzna, condolido de nuestra
 62     II.    29|        allí están Rocinante y el rucio en el propio lugar do los
 63     II.    30|   carrera, sacando de su paso al rucio, y llegó donde la bella
 64     II.    30|  desgraciado, que al apearse del rucio se le asió un pie en una
 65     II.    31|          Sancho, desamparando al rucio, se cosió con la Duquesa
 66     II.    31|  castillo, donde hallará un asno rucio mío: vuesa merced sea servida
 67     II.    31| estuviere: aquí se me acordó del rucio, y aquí hablé dél; y si
 68     II.    31|         que culparle en nada; al rucio se le dará recado a pedir
 69     II.    31|      aquéllos para acordarte del rucio, o señores son éstos para
 70     II.    33|      tuviese buena cuenta con su rucio, porque era la lumbre de
 71     II.    33|     lumbre de sus ojos.~ ~ -¿Qué rucio es éste? -preguntó la Duquesa.~ ~ -
 72     II.    33|       nombre, le suelo llamar el rucio; y a esta señora dueña le
 73     II.    33|         a mi cargo el regalo del rucio; que por ser alhaja de Sancho,
 74     II.    34|          Sancho, y, encima de su rucio, que no le quiso dejar,
 75     II.    34|        de todos, sin apearse del rucio, a quien no osara desamparar,
 76     II.    34|    valiente animal, desamparó al rucio y dio a correr cuanto pudo,
 77     II.    34|          y la cabeza abajo, y al rucio junto a él, que no le desamparó
 78     II.    34|          Sancho Panza sin ver al rucio, ni al rucio sin ver a Sancho:
 79     II.    34|          sin ver al rucio, ni al rucio sin ver a Sancho: tal era
 80     II.    36|          estar conmigo, o no. El rucio está bueno, y se te encomienda
 81     II.    40|       andar reposado y llano, mi rucio, puesto que no anda por
 82     II.    40|       apenas puedo tenerme en mi rucio, y sobre un albarda más
 83     II.    43|         parezca que vas sobre el rucio; que el andar a caballo
 84     II.    44|          orden del Duque, iba el rucio, con jaeces y ornamentos
 85     II.    49|          sustento y con el de mi rucio, que es lo que en este negocio
 86     II.    53|       hallaban, y, llegándose al rucio, le abrazó y le dio un beso
 87     II.    53|    dijese. Enalbardado, pues, el rucio, con gran pena y pesar subió
 88     II.    53|        un poco de cebada para el rucio y medio queso y medio pan
 89     II.    54|         venía caminando sobre el rucio a buscar a su amo, cuya
 90     II.    54|          de moneda, y picando al rucio, rompió por ellos; y al
 91     II.    54|        dos, y Sancho subió en su rucio, y Ricote se arrimó a su
 92     II.    55|      acomodarse, cayeron él y el rucio en una honda y escurísima
 93     II.    55|        tres estados dio fondo el rucio, y él se halló encima dél,
 94     II.    55|  especialmente cuando oyó que el rucio se quejaba tierna y dolorosamente;
 95     II.    55|         raídos, y los de mi buen rucio con ellos, por donde quizá
 96     II.    55|        dar por muerto. Estaba el rucio boca arriba, y Sancho Panza
 97     II.    55|         esta sima donde yago, el rucio conmigo, que no me dejará
 98     II.    55|        mucho trabajo, sacaron al rucio y a Sancho Panza de aquellas
 99     II.    55|          no hubiese acomodado al rucio en la caballeriza, porque
100     II.    55|      acompañamiento que el de mi rucio; caí en una sima, víneme
101     II.    57|           Estaba Sancho sobre su rucio, con sus alforjas, maleta
102     II.    57|      siguiéndole Sancho sobre el rucio, se salió del castillo,
103     II.    58|         Siguióle Sancho sobre su rucio, con toda la gente del pastoral
104     II.    58|     sobre Sancho, Rocinante y el rucio, dando con todos ellos en
105     II.    58|        don Quijote, aporreado el rucio y no muy católico Rocinante;
106     II.    58|       que Sancho, Rocinante y el rucio llegasen. Llegaron, volvieron
107     II.    59|          sin jáquima y freno, al rucio y a Rocinante, los dos asendereados
108     II.    59|          y amigos Rocinante y el rucio. Despertaron algo tarde,
109     II.    60|         bandoleros a espulgar al rucio, y a no dejarle ninguna
110     II.    60|     cuanto le habían quitado del rucio, mandándoles asimesmo que
111     II.    60|        preseas que los suyos del rucio le habían quitado. Sancho
112     II.    61|    alzando el uno de la cola del rucio y el otro la de Rocinante,
113     II.    61|     matalote, y Sancho, el de su rucio. Quisieran los que guiaban
114     II.    65|         Sancho, a pie, por ir el rucio cargado con las armas.~ ~ ~ ~
115     II.    66|     ocupando yo las espaldas del rucio, levantados los pies del
116     II.    66|         las barbas, antecogió al rucio, y diciendo «a Dios», dejó
117     II.    68|     Sancho se agazapó debajo del rucio, poniéndose a los lados
118     II.    68|         albarda, a las armas, al rucio, a Rocinante, a Sancho y
119     II.    68|       antecogiendo a Sancho y al rucio, guardando todos maravilloso
120     II.    68|        aguijón, le punzaba, y al rucio ni más ni menos, como si
121     II.    71|        albarda de Rocinante y el rucio, se tendieron sobre la verde
122     II.    71|     cabestro y de la jáquima del rucio un poderoso y flexible azote,
123     II.    73|  agazapar debajo de los pies del rucio. Cogióla Sancho a mano salva,
124     II.    73|      Panza había echado sobre el rucio y sobre el lío de las armas,
125     II.    73|         mano, tirando su hija al rucio, se fueron a su casa, dejando
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