Parte. Capítulo

 1      I.     1|           de la Tierra, entre los brazos. Decía mucho bien del gigante
 2      I.     7|      fuerza de vuestros valerosos brazos; que los cortesanos llevan
 3      I.     8|         respondió su amo - de los brazos largos, que los suelen tener
 4      I.     8|           lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas
 5      I.     8|            Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo,
 6      I.     9|       estribos, y luego soltó los brazos, y la mula, espantada del
 7      I.    13|          con el valor de nuestros brazos y filos de nuestras espadas,
 8      I.    13|           de Dios en la tierra, y brazos por quien se ejecuta en
 9      I.    16|         sus costillas, tendió los brazos para recebir a su fermosa
10      I.    16|          su querido, topó con los brazos de don Quijote, el cual
11      I.    16|       parecía que tenía entre sus brazos a la Dios a de la hermosura.
12      I.    23|           estrechamente entre sus brazos, como si de luengos tiempos
13      I.    26|    entendió, y le ahogó entre los brazos en Roncesvalles. Pero dejando
14      I.    27|    corazón, cayó desmayada en los brazos de su madre. Resta ahora
15      I.    28|         mí, y tomándome entre sus brazos (porque yo, como digo, no
16      I.    28|         como estoy, señor, en tus brazos, estuviera entre los de
17      I.    28|          ceñido mi cuerpo con tus brazos, yo tengo atada mi alma
18      I.    28|            apretóme más entre sus brazos, de los cuales jamás me
19      I.    29|         mula y fue a tomar en los brazos a Dorotea, la cual, apeándose
20      I.    29|          se fue a él abiertos los brazos y diciendo a voces:~ ~ -
21      I.    33|           pura fuerza de golpes y brazos, probar si es tan duro y
22      I.    34|        que nadie se ha de poner a brazos con tan poderoso enemigo,
23      I.    34|         me muriese aquí entre mis brazos la flor de la honestidad
24      I.    34|       juzgara. Leonela la tomó en brazos y la puso en el lecho, suplicando
25      I.    36|       tomándola uno dellos en sus brazos, la sentó en una silla que
26      I.    36|          suspiro, y dejó caer los brazos, como persona enferma y
27      I.    36|          que llegó a tomar en sus brazos a aquella señora que habéis
28      I.    36|    Barbero, que la recogió en los brazos, ella diera consigo en el
29      I.    36|         procuraba soltarse de sus brazos; la cual había conocido
30      I.    36|           aún no la dejaba de los brazos, ni respondía a sus razones,
31      I.    36|        rayos deste sol que en tus brazos eclipsado tienes te quitan
32      I.    36|       consuelo, no la dejaban los brazos de don Fernando, que apretada
33      I.    36|      mirando a Dorotea, abrió los brazos y, dejando libre a Luscinda,
34      I.    36|           y, cogiéndola entre sus brazos, le dijo:~ ~ -Si el piadoso
35      I.    36|           más seguro que en estos brazos que ahora te reciben, y
36      I.    36|      honesto respeto, le echó los brazos al cuello y, juntando su
37      I.    36|    quieres que lo sea está en los brazos de su marido. Mira si te
38      I.    37|      parecía mora, la apeó en sus brazos. Luscinda, Dorotea, la ventera,
39      I.    40|        vida~ ~ ~ ~En los cansados brazos, que, muriendo,~ ~ ~ ~Con
40      I.    40| ejercitada~ ~ ~ ~La fuerza de sus brazos esforzados,~ ~ ~ ~Hasta
41      I.    40|          el cuerpo y poniendo los brazos sobre el pecho. De allí
42      I.    41|          pensaban que a fuerza de brazos habían de haber y ganar
43      I.    41|          había dejado caer en mis brazos. En resolución, los que
44      I.    41|            nos fuimos a fuerza de brazos entrando un poco en la mar,
45      I.    41|       otro cristiano de entrambos brazos asido, porque algún desatino
46      I.    47|        heredera se conduce en los brazos de un andante y no conocido
47      I.    48|     tormenta, y así se vea en los brazos de mi señora Dulcinea cuando
48     II.     6|     grandísimas torres, y que los brazos semejan árboles de gruesos
49     II.     6|         salió a recebirle con los brazos abiertos su señor don Quijote,
50     II.    10|           encantada señora en los brazos sobre la jumenta, la señora,
51     II.    11|           gallardo escuadrón, los brazos levantados con ademán de
52     II.    16|       regalo, y entreguéme en los brazos de la Fortuna, que me llevasen
53     II.    21|      favorecerle y le tomó en sus brazos, y halló que aún no había
54     II.    21|            ahora te lleven de mis brazos a la sepultura.~ ~ -Para
55     II.    22|    entrada, si no era a fuerza de brazos, o a cuchilladas, y así,
56     II.    22|          mundo, corazón de acero, brazos de bronce! ¡Dios te guíe,
57     II.    23|       acabó los de su vida en mis brazos, y que después de muerto
58     II.    26|         fuertemente y le eche los brazos por las espaldas, de modo
59     II.    31|         cogiendo a don Quijote en brazos, sin ser oído ni visto le
60     II.    31|          del palafrén sino en los brazos del Duque, diciendo que
61     II.    32|           cuarta descubiertos los brazos hasta la mitad, y en sus
62     II.    32|       levantó del suelo entre los brazos, y le ahogó, acordándose
63     II.    41|          amo y ciñiéndole con los brazos, le dijo:~ ~ -Señor, ¿cómo
64     II.    41| girifaltes que la persiguen, y en brazos de su querido arrullador;
65     II.    41|        cerrados, y luego, con los brazos abiertos, fue a abrazar
66     II.    44|         Oh, quién se viera en tus brazos,~ ~ ~ ~O si no, junto a
67     II.    51|          la llaga falsa andan los brazos ladrones y la salud borracha.
68     II.    53|      traían hechas le sacaron los brazos, y le liaron muy bien con
69     II.    53|           de hacer es llevarme en brazos y ponerme, atravesado o
70     II.    54|      arremetió a él echándole los brazos por la cintura, y en voz
71     II.    54|          posible que tengo en mis brazos al mi caro amigo, al mi
72     II.    54|          del jumento, le echó los brazos al cuello, y le dijo:~ ~ -¿
73     II.    54|       todos a una, levantaron los brazos y las botas en el aire;
74     II.    58| conquistaron el cielo a fuerza de brazos, porque el cielo padece
75     II.    58|           tengo asida y entre mis brazos.» Así que, Sancho, el haber
76     II.    59|          y uno dellos echando los brazos al cuello de don Quijote,
77     II.    60|     Hallaron a don Vicente en los brazos de sus criados, a quien
78     II.    60|        dejo en tus manos y en tus brazos, tengo mi suerte por venturosa.
79     II.    63|     Sancho, y levantándole en los brazos, toda la chusma puesta en
80     II.    63|       dando y volteando sobre los brazos de la chusma de banco en
81     II.    64|           probar la fuerza de tus brazos, en razón de hacerte conocer
82     II.    68|        quiero venir contigo a los brazos como la otra vez, porque
83     II.    68|           no me hubiera atado los brazos, esta máquina que sobre
84     II.    69|   pellizcos y seis alfilerazos en brazos y lomos; que en esta ceremonia
85     II.    69|  alfilerazos, y acardenalarme los brazos a pellizcos! ¡Esas burlas,
86     II.    69|      dagas buidas; atenácenme los brazos con tenazas de fuego; que
87     II.    71|           mí: «a dineros pagados, brazos quebrados». Apártese vuesa
88     II.    72|        muy bien azotado. Abre los brazos, y recibe también tu hijo
89     II.    72|           si viene vencido de los brazos ajenos, viene vencedor de
90     II.    73|       merced, que la tiene en sus brazos y la regala: ¿qué mala señal
91     II.    73|          vinieron a ellos con los brazos abiertos. Apeóse don Quijote,
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