Parte. Capítulo

 1      I.    11|        Acabado el servicio de carne, tendieron sobre las zaleas
 2      I.    18|  merced dice, sino hombres de carne y hueso, como nosotros;
 3      I.    25|       verdaderamente damas de carne y hueso, y de aquéllos que
 4      I.    29|   quitasen había de quedar la carne llagada y maltrecha, y que,
 5      I.    30|        pues todo es una mesma carne; y, sin duda, acertó mi
 6      I.    33|       la miró, dijo: «Ésta es carne de mi carne y hueso de mis
 7      I.    33|    dijo: «Ésta es carne de mi carne y hueso de mis huesos».
 8      I.    33|     madre, y serán dos en una carne misma». Y entonces fue instituido
 9      I.    33|       personas sean una mesma carne; y aún hace más en los buenos
10      I.    33|       aquí viene que, como la carne de la esposa sea una mesma
11      I.    33|       procura, redundan en la carne del marido, aunque él no
12      I.    33|   cuerpo, por ser todo de una carne mesma, y la cabeza siente
13      I.    33|  mundo sean todas y nazcan de carne y sangre, y las de la mujer
14      I.    33|  mármol, no que un corazón de carne. Mirábala Lotario en el
15      I.    34| señora; que yo también soy de carne y de sangre moza. Cuanto
16      I.    43|       y, como, en fin, era de carne, aunque parecía de leño,
17      I.    46|      manteado por personas de carne y hueso, y no por fantasmas
18      I.    47|    como si no fuera hombre de carne, sino estatua de piedra.
19      I.    50|  muchas veces se queda, hecho carne momia.~ ~ -Tú estás en lo
20     II.     1|      no parecía sino hecho de carne momia. Fueron dél muy bien
21     II.     1|    verdaderamente personas de carne y hueso en el mundo; antes
22     II.    20|   cada una cabía un rastro de carne: así embebían y encerraban
23     II.    21|       había pasado, no por la carne y costillas de Basilio,
24     II.    23|       sepulcros, sino de pura carne y de puros huesos. Tenía
25     II.    23|   pude divisar, un corazón de carne momia, según venía seco
26     II.    27|       que del mundo, y más de carne que de espíritu; porque
27     II.    47|    unas tajadicas subtiles de carne de membrillo, que le asienten
28     II.    47|   jueces, no somos hombres de carne y de hueso, y que es menester
29     II.    49| dormir; que los jueces son de carne y de hueso, y han de dar
30     II.    50|       fantástico, o hombre de carne y hueso.~ ~ -Señores, yo
31     II.    52|      el pan vale a real, y la carne, la libra, a treinta maravedís,
32     II.    60|       que entre el cuero y la carne tuviera escondido, si no
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