Cap.

  1      1|  cristianos, y había quien matando dos de aquéllos por cada uno
  2      1|           guerra existía entre las dos naciones, si no lo hubiesen
  3      2|            de mayo: como a cosa de dos leguas de Madrid, una compañía
  4      2|          vueltas a un largo asador dos hombres, que así revolvían
  5      2|        interesante operación otros dos personajes: el uno representaba
  6      2|           María de Albornoz no son dos amantes...~ ~ -¡Chitón!,
  7      2|      jauría de valientes canes; ya dos de éstos habían probado
  8      2|        cuando salieron de la selva dos jinetes galopando a más
  9      2|            no veis? Entre aquellos dos árboles, el uno más alto
 10      2|         ahí...~ ~ -Sí, allí vienen dos galopando...~ ~ -¿No reconocéis
 11      2|          la cruel sentencia, que a dos largas horas de hambre le
 12      2|  depositaba su confianza, redujo a dos el número de sus servidores
 13      2|           que la que exigieron las dos o tres libaciones que con
 14      2|        monótono compás de pies.~ ~ Dos horas habían transcurrido
 15      3|       conseguir cualquiera de esos dos fines, que tenían igualmente
 16      3|            cuánto valor tenían las dos filas de blancos y menudos
 17      3| entonaciones del diálogo entre las dos establecido.~ ~ -Elvira -
 18      3|         Pérez de Vadillo ha venido dos veces a ver a su mujer,
 19      3|           si se hicieran las cosas dos veces, doña María de Albornoz
 20      3|         mis dueñas.~ ~ Acercáronse dos dueñas de las que en la
 21      3|            infundadas.~ ~ Llegaron dos doncellas que en el menor
 22      3|           don Enrique de Villena a dos personas de tres que le
 23      4|        para varios tomos en folio; dos o tres lunas redondas, de
 24      4|        sentarse cómodamente más de dos personas, completaba el
 25      4|          un solo ente compuesto de dos personas: la una sublime
 26      4|         tener bajo su jurisdicción dos o tres de los mejores montes
 27      5|          hubieron desaparecido los dos inoportunos testigos, cuando
 28      5|     alzándola el paje, entrambos a dos quedaron inmóviles dudando
 29      6|         ella ardía en medio de los dos; y lo hizo con el aire de
 30      6|     fisonomías y exterior de estos dos principales personajes de
 31      6|        infausto acontecimiento; en dos días lo menos no se tendrá
 32      6|         nos separemos amigos, como dos caminantes que han pasado
 33      6|          Ferrus. Allí trataron los dos, no ya de llevar a cabo
 34      7|       amatista, a. Y luego... una, dos, tres, cuatro, cinco, seis.
 35      8|            que, desnudos, parecían dos carámbanos de apretada nieve;
 36      8|          voz, si bien varonil, las dos siguientes coplas, cuyos
 37      8|        espada.~ ~ Al repetir estos dos últimos versos del estribillo
 38      8|          instrumento, añadió a las dos ya cantadas la siguiente
 39      8|        dolorido a los oídos de los dos que hablaban, y era, efectivamente,
 40      9|          Notábase sólo la falta de dos personas, y no se oían más
 41     10|            preguntas que entre los dos pasaron acerca de aquella
 42     10|          le refirió, y entrambas a dos determinaron vivir con cautela,
 43     10|     socorro. No se lo consintieron dos de los fantasmas, que arrojándose
 44     10|             y solían parar a una o dos leguas, a veces, del alcázar
 45     11|        dijo con voz descomunal.~ ~ Dos farautes de don Enrique
 46     11|            al llegar a decir esto, dos escuderos, que tendieron
 47     12|        esté.~ ~ Inquietos iban los dos acerca de la entrevista
 48     12|          respondió Alvar -. Además dos monteros le guardan conmigo
 49     12|         prisión tu fiel Ferrus?~ ~ Dos estatuas de mármol parecieron
 50     13|          que le esperé inútilmente dos largas horas, más largas
 51     14|           caer Macías al oír estas dos palabras, pronunciadas con
 52     15|           sabe que ejerzo en estos dos reinos, me aseguran su provisión
 53     15|           su oscuro semblante como dos carbunclos en medio de las
 54     15|       pastoral, y una toquilla con dos plumas malamente colocadas
 55     15|          maestre, y no suele haber dos en ninguna orden...~ ~ -
 56     15|     ninguno.~ ~ -¡Dios de Abraham! Dos muertos en menos de...~ ~ -
 57     15|        señor?~ ~ -Ahora lo sabemos dos en Madrid. Vos y yo.~ ~ -¿
 58     15|            Perfectamente. Esperad. Dos personas más me estorban
 59     15|    observarlos, esta anécdota sonó dos días y se olvidó después.
 60     15|           en hombres como nuestros dos interlocutores eran aquellas
 61     17|                El Rey! -repitieron dos farautes que entraban ya,
 62     17|       bárbaro, y Sotomayor, que en dos años que su larga embajada
 63     17|            presente de joyas y las dos hermosas damas que te traje
 64     17|   embajadores trajeron en presente dos truenos grandes, como entonces
 65     17|            pantalón muy ajustado y dos mangas perdidas recortadas
 66     17|            del salón, precedida de dos dueñas vestidas de negro,
 67     17|           sentido en brazos de sus dos dueñas.~ ~ Volvieron los
 68     17|           señor, a la acusación de dos enmascarados.~ ~ -¿Y responderéis
 69     17|           que tenía por lema estas dos palabras bordadas imposible,
 70     17|         Bastamos cualquiera de los dos para castigar la insolencia
 71     18|                Nada; imposible; en dos palabras: ¿vos no habéis
 72     19|           en más de una ocasión en dos partes opuestas a un mismo
 73     19|        dudosas.~ ~ Resueltos estos dos puntos principales, era
 74     20| persecución; pero si alguno de los dos puede aborrecer al otro
 75     20|           indiscreción, y vuestras dos dueñas esperan vuestras
 76     21|    laboratorio reinaba.~ ~ Por fin dos hombres, vestido el uno
 77     21|    astrólogo arrojándose entre los dos -. Imprudentes, respetad
 78     22|    costándole la vida a uno de los dos combatientes, pues no era
 79     22|          por miedo de uno o de los dos adversarios, o por cualquiera
 80     22|         las tinieblas de la noche, dos locos, que...~ ~ -Locos,
 81     22|            no merecen que  nadie dos pasos para salvarles la
 82     22|         cuánto aprecias la vida de dos hombres?~ ~ -Si por eso
 83     22|     Remordimientos, remordimientos dos hombres! Sin embargo, si
 84     22|            mayor silencio nuestros dos competidores. El hidalgo,
 85     22|           en medio de la oscuridad dos troncos cortados a igual
 86     22|          que realmente entrambos a dos tiraban más bien a ofender
 87     22|         acero. Por otra parte, los dos manejaban las armas y las
 88     22|            defensa que si tuvieran dos vidas. Iban a acabarse muy
 89     22|              Llegándose en seguida dos de los jinetes, que para
 90     23|       Fernán, llevado en brazos de dos siervos del conde de Cangas
 91     23|         que hubiese sido entre los dos el ruidoso duelo. Ahora
 92     23|           la oscuridad cuál de los dos combatientes era su señor,
 93     24|         reservándose, sin embargo, dos cosas: primero, el propósito
 94     25|            pescozada o espaldarazo dos o tres veces en el hombro
 95     25|           este rasgo singular, dio dos saltos y envainó su espada.~ ~
 96     25|      Esperábale ya, custodiada por dos hombres de armas de Villena,
 97     25|      condestable, arrodillados los dos al lado de la epístola en
 98     25|           principales y seguido de dos de sus pajes, con su yelmo
 99     26|         que había pasado entre los dos en la capilla del alcázar
100     26|              Será mía alguna vez? -dos lágrimas, hijas de la terrible
101     27|            haber hecho de mis ojos dos fuentes de lágrimas inagotables, ¿
102     27|            habéis cavado entre los dos un abismo insondable...~ ~ -
103     27|           mí y un caballo para los dos. Basta.~ ~ -¿Qué escucho? ¿
104     28|           entrado era compuesta de dos altas hojas, construidas
105     28|      pasaba en la cámara donde los dos esposos estaban, no pudiendo
106     28|            de Villena, que ambos a dos le habían colmado de favores;
107     28|    entiendo. Las conversaciones de dos esposos que se aman no han
108     30|               que he suspendido en dos o tres casos decisiones
109     31|            sordamente, y resonaron dos o tres golpecitos dados
110     31|          somos ya más que uno. Los dos felices, o desgraciados
111     31|          huyamos. Pero huyamos los dos.~ ~ -No es tiempo ya, no
112     31|            su rodilla, partióla en dos desiguales trozos, que después
113     32|         andana el astuto moro, dio dos zapatetas en el aire, como
114     32|          mueblaje, si se exceptúan dos fementidas mesas, digámoslo
115     32|            cosas malas en el país. Dos bancos, remedos asaz perfectos
116     32|            hacía cada mesa con sus dos bancos la misma figura precisamente
117     32|        haría un galgo grande entre dos galgos chicos. La superficie
118     32|   discurrían.~ ~ Cenaban a un lado dos paisanos que parecían, si
119     32|         materias... bueno es mirar dos veces...~ ~ -Vaya, ya veo
120     33|            de la cámara de Elvira. Dos o tres piedras enormes,
121     33|        mano vi relucir en el suelo dos trozos de una espada rota. ¡
122     33|     olfatear la tierra, y antes de dos minutos ya se había decidido
123     33|             con toda confianza ya: dos leguas anduvimos. Allí encontramos
124     33|           después de mi ballesta y dos aguzados venablos, seguido
125     33|            palabras comenzaron los dos amigos su exploración, hecha
126     34|     narración, que necesitando los dos autores de esta intriga
127     34|            venía a caer, entre las dos murallas, la torre principal
128     34|        encuentra nuestra historia, dos hombres arrellanados en
129     34|            hombres arrellanados en dos grandes poltronas de baqueta
130     34|            de cuando en cuando, en dos anchas copas, cierto jugo
131     34|            que embaulaban nuestros dos interlocutores a tragos
132     34|     exteriores de la muralla y las dos de las torres y de la galería
133     34|            han llamado al castillo dos caminantes fatigados...~ ~ -
134     34|          ni hombres de guerra. Son dos reverendos padres que piden
135     34|            peligro hay en albergar dos frailes? Dios sabe de dónde
136     34|   consentir -añadió Ferrus - , que dos ministros del Altísimo queden
137     34|           añadió Ferrus - , éramos dos y seremos cuatro. Aún queda
138     34|         íbamos a entender nosotros dos, según la faena que damos
139     34|           humildemente en el salón dos reverendísimos padres, cuyos
140     34|  Saludáronles cortésmente nuestros dos amigos, y después de los
141     34|            otros largo espacio los dos opuestos alcaides y los
142     34|            opuestos alcaides y los dos bien avenidos frailes.~ ~ ~ ~
143     35|       Claros.~ ~ ~ ~ Al entrar los dos modestos frailes en la sala,
144     35|       saber sus reverencias que de dos dignos alcaides que tienen
145     35|          lengua que no entendía -. Dos cosas debemos suplicar a
146     35|            alcaide?~ ~ Miraban los dos frailes a Ferrus, como buscando
147     35|             Volvían en esto ya los dos alcaides. No tardó mucho
148     35|       Levantándose a un tiempo los dos, precipitóse cada uno sobre
149     35|            inesperada forma, a los dos reverendos, que no fue dueño
150     35|            niño. Pusieron nuestros dos amigos a cada uno de los
151     35|           habrían dado hospedaje a dos diablos del otro mundo que
152     35|            Hecho esto por nuestros dos reverendos, y apoderados
153     35|      hallar una subida, y si había dos, aquélla en que estuviesen
154     35|            espaldas a ella, cuando dos manos de hierro, apoderándose
155     35|      pintar el asombro de nuestros dos reverendos al ver venir
156     35|           distinta especie que los dos hombres que hasta entonces
157     35|      encantada mora, y estaba ya a dos líneas de maldecir en su
158     35|          el tiempo urgía; nuestros dos reverendos habían pasado
159     35|        habían estado a su entrada. Dos frailes habían entrado,
160     35|            frailes habían entrado, dos frailes salían; nada había
161     35|        obstáculo podrían encontrar dos frailes, pues durante la
162     36|          no encontraron ninguno en dos escaleras que bajaron. Al
163     36|            dijeron a un tiempo los dos, apoyándose con esperanza
164     37|          coplas redondillas.~ ~ ~ ~Dos mil vidas diera juntas~ ~ ~ ~
165     37|        tanto secretamente aquellos dos intrigantes del feliz éxito
166     37|      Cangas y Tineo, precediéndole dos farautes suyos y un escudero
167     37|            fueles preguntado a los dos si se hallaban prontos para
168     37|        bajó en seguida los ojos, y dos farautes, notando el pequeñísimo
169     38|            otro lado del palenque, dos garitas semejantes a las
170     38|            estaban destinadas para dos hombres, que debían dar
171     38|      efectivamente, en el palenque dos trompeteros anunciando con
172     38|        trompetas un rey de armas y dos farautes. Seguían ministriles
173     38|      ministros del justicia mayor; dos notarios para testimoniar
174     38|           de lo que acaeciese; los dos jueces del campo elegidos
175     38|         uno, y a ella se agregaron dos persevantes. Entró en seguida
176     38|       bastante apartados entre sí, dos pequeños cadalsos de tablazón
177     38|            ejecutar a aquél de los dos que quedase por el combate
178     38|        Pérez de Vadillo; seguíanle dos pajes con las libreas de
179     38|            su campeón no venía?~ ~ Dos largas horas pasaron en
180     38|     entonces el montero cómo tenía dos palabras que comunicar a
181     38|         tomó de mano de uno de sus dos pajes una poderosa lanza.~ ~
182     38|            de armas, acompañado de dos farautes, descendió entonces
183     39|            día, y fieles los otros dos, como siempre, a la generosa
184     39|          de Rui Pero, que buscaban dos frailes franciscanos y no
185     39|            alzóle del suelo, diole dos vueltas en el aire con la
186     39|          atravesó con el venablo a dos de los que más cerca tenía
187     40|         bandos y parcialidades.~ ~ Dos caballeros, ricamente ataviados
188     40|        barrancos. No habla más que dos palabras. No llora nunca; ¿
Best viewed with any browser at 800x600 or 768x1024 on Tablet PC
IntraText® (VA2) - Some rights reserved by EuloTech SRL - 1996-2010. Content in this page is licensed under a Creative Commons License