Cap.

  1      2|             doquiera que vuelve los ojos, sino miseria y esterilidad.~ ~
  2      2|           captarse la voluntad; sus ojos, entre pardos y verdes,
  3      2|          tardó en desaparecer a los ojos de nuestros pacíficos observadores
  4      2|            el cuello y abriendo los ojos para reconocer a los caballeros -
  5      2|             un suspiro clavando sus ojos en el asador, vuelto de
  6      2|            presentó ante los ávidos ojos de nuestros tres interlocutores.
  7      2|             parecer desprecio a los ojos de un observador imparcial
  8      3|         brillaba como el ébano; sus ojos, sin ser negros, tenían
  9      3|        engalanarme y aparecer a sus ojos armada de las únicas ventajas
 10      3|             quedaron dentro con los ojos clavados en la puerta que
 11      3|             desesperación y con los ojos clavados en el conde con
 12      3|   paseándose siempre sin volver los ojos una sola vez a mirar a su
 13      3|             yo he leído en vuestros ojos el pecado, no me lo ocultaréis...~ ~ -¡
 14      3|                   Silencio!~ ~ -Los ojos de una mujer que quiere
 15      4|         podido en mi vida pegar los ojos en esta maldita cámara.
 16      4|             hechizos que los de sus ojos.~ ~ -¡Tate! señor paje, ¿
 17      4|       descrita, y se presentó a los ojos del espantado confidente
 18      4|             fisonomista, al ver sus ojos inciertamente fijos en el
 19      4|          vivos muertos -y clavó sus ojos en los del conde para explorar
 20      4|       piedra, anda buscando con los ojos en el espacio el punto que
 21      5|            Toda el agua está en mis ojos,~ ~ ~ ~Autores de mi castigo.~ ~ ~ ~
 22      5|        quien no permitía cerrar los ojos al sueño un amargo pesar,
 23      5|     planetas, deslumbra mis débiles ojos... La afición que desgraciadamente
 24      5|              oh señora mía, que tus ojos le han prendido. ¿No había,
 25      6|         épocas conocido, de que los ojos son las ventanas del corazón
 26      6|          era de corta estatura; sus ojos, hundidos y pequeños, tenían
 27      6|        negros como el azabache; sus ojos del mismo color, pero grandes,
 28      6|             un corto instante a los ojos de su interlocutor:~ ~ -
 29      7|                 Llorando de los sus ojos~ ~ ~ ~Que quería reventar.~ ~ ~ ~
 30      7|         sensibilidad se asomó a los ojos de Elvira oyendo la ingenua
 31      7|     queriendo leer la verdad en los ojos del paje -. ¡Entonces no
 32      8|          todavía que os abra yo los ojos con el puño?~ ~ Abría el
 33      8|            Abría el ballestero unos ojos como tazas, y no acababa
 34      8|          habitaba Elvira, clavó los ojos en la ventana, abierta ya
 35     10|             atenta a la puerta, los ojos fijos en sus batientes hojas
 36     10|     virtudes me han hecho abrir los ojos; si sois la misma que habéis
 37     10|            para preguntarla con los ojos si podría creer en la sinceridad
 38     10|  inspiración habían hecho bajar los ojos al imperturbable don Enrique;
 39     11|            y lleno de majestad; sus ojos eran hermosos; mezclábase
 40     11|           verdadero hechicero a los ojos de los suspicaces cortesanos
 41     12|        caballero hubiese puesto los ojos en cosa suya y en tan alta
 42     12|             ver más; y cuando, todo ojos y orejas, me acercaba al
 43     13|              hasta que, fijando los ojos en la columna, ofrecióse
 44     13|     responderle Elvira sino con los ojos; pero cuando vio el pajecillo
 45     13|             cabello, espantados los ojos, entró en su cámara y no
 46     13|             en presentarse ante sus ojos, con una agitación tal,
 47     14|      envuelto en su gabán hasta los ojos y roto a sus pies el laúd,
 48     14|            que tenéis ante vuestros ojos, los respetos que atropella,
 49     14|            estío, desapareció a sus ojos la aérea visión. Macías
 50     14|           que al desaparecer de sus ojos en el confín del corredor,
 51     15|            macilenta; brillaban sus ojos en su oscuro semblante como
 52     15|           alargando al viejo, cuyos ojos brillaban ya de alegría,
 53     17|           de la dama, la miraba con ojos indagadores, y afectando
 54     17|         clavando en don Enrique los ojos, que aparecían en medio
 55     17|            dueñas.~ ~ Volvieron los ojos los cortesanos a mirar quién
 56     17|       palabra ni osaba levantar los ojos del suelo, al cual se los
 57     18|       hubiera puesto delante de sus ojos, le hubiera derribado por
 58     18|             cabellos erizados y los ojos casi fuera del cráneo.~ ~ -¿
 59     18|           me ha hecho parecer a tus ojos, señor...~ ~ -Vadillo, os
 60     19|       dudado primero de sus propios ojos que del delito de don Enrique.
 61     19|          redoma y desaparecer a los ojos de los circunstantes, y
 62     19|             parecía más grato a sus ojos, y se habían separado, después
 63     20|             que disimulaban mal sus ojos de fuego y de esperanza -.
 64     21|          ama?~ ~ -¿Yo?~ ~ -Vuestros ojos, vuestros ojos se clavaron
 65     21|             Vuestros ojos, vuestros ojos se clavaron cien veces en
 66     21|           hombre y elegirle con los ojos entre la multitud para abrasarle
 67     21|            en este momento ante mis ojos... Necio de mí, que consumí
 68     21|      penetrante, jurad que vuestros ojos no me abrasarán en lo sucesivo
 69     21|         interpuesta le defendía los ojos del resplandor. Sonaban
 70     22|           conquistas, y volverá los ojos a emponzoñar tranquilamente
 71     22|           en tanto, buscaba con los ojos, por todo lo que alcanzaba
 72     23|           veces le habían hecho sus ojos con elocuente silencio.
 73     23|           Tineo. Apenas creía a sus ojos; pero cuando no pudo rechazar
 74     23|            hizo abrir al herido los ojos lánguidamente, si bien volvieron
 75     23|             doncel había puesto los ojos en cierta dama, cosa que
 76     24|      continuamente a ella, como los ojos de su autor. Miraba a veces
 77     24|        doncel, solía asomarse a sus ojos. Vadillo, convaleciente
 78     24|             hubiera osado poner sus ojos en mi esposa, ¿viviría aún,
 79     25|            fuego extraordinario los ojos de Fernán Pérez. Leíase
 80     25|    inmovilidad y la fijación de sus ojos, era preciso creer que un
 81     25| desaparecido entre la multitud; los ojos, sin embargo, del caballero,
 82     25|            que haya desviado ya los ojos de su deslumbrante luz,
 83     25|             vertiendo fuego por los ojos y los poros de su encendido
 84     25|             interpelación, bajó los ojos y quiso enmendar su pasada
 85     26|            y de artificio? ¿Son sus ojos solos, o es su corazón también
 86     26|             he visto mil veces; sus ojos me miraban y se detenían
 87     26|       Cuando se encuentran nuestros ojos no hay fuerza que los desvíe.
 88     26|             pedís? Cuando huyen sus ojos de los vuestros, entonces
 89     26|       parecerlo hasta a sus propios ojos. ¿Qué sera, pues, las que
 90     27|          miraba de hito en hito con ojos ora tiernos, ora indagadores - ,
 91     27|           una manera... ¡Ay! Si sus ojos hubieran sido rayos, con
 92     27|  desesperada -. No he de volver los ojos donde no le vea. No he de
 93     27|       apartar su imaginación de mis ojos, su recuerdo de mis oídos.
 94     27|        entró mirando con espantados ojos a una y otra parte.~ ~ -
 95     27|            fondo de mi corazón. Mis ojos, sin embargo, os lo dijeron. ¿
 96     27|         manera? Me veis, y vuestros ojos, funestamente clavados en
 97     27|              con haber hecho de mis ojos dos fuentes de lágrimas
 98     27|         esos que no se asoman a los ojos, que no hablan de continuo
 99     27|        nuestros labios, si nuestros ojos se tutean?~ ~ -¡Ea! partid,
100     27|          rogaba con lágrimas en los ojos, que salvase su honor, ocultóse
101     27|            se habían agolpado a sus ojos, rogó al pajecillo, no menos
102     27|        revelar ante los perspicaces ojos de su marido la terrible
103     28|             deshecho de Elvira, sus ojos encendidos de llorar, una
104     28|             hecho interesante a los ojos de cualquiera por indiferente
105     28|            clavando tiernamente sus ojos en los de ella:~ ~ -Sí,
106     28|           ha osado poner en vos los ojos.~ ~ -¡Ah!, señor, acaso
107     28|           Presentóse entonces a sus ojos el amor, terrible presagio
108     28|       desgracia. Asustada cerró los ojos, y no pudiendo resistir
109     28|             consecuencias. Alzó los ojos al cielo Elvira y contentóse
110     28|            contacto fatal. Bajó los ojos avergonzada, y hubiera querido
111     28|            dentro de sus venas. Sus ojos, lanzados fuera de su órbita,
112     29|            frenético que veo en tus ojos con placer, por ese amor,
113     29|             Elvira, enjugándose los ojos rápidamente, y empujando
114     30|         cuerpo, deja de vivir a los ojos de los hombres. A los ojos
115     30|          ojos de los hombres. A los ojos de Dios vive, porque muere
116     30|            vive, porque muere a los ojos de Dios; Él ha derramado
117     30|             que no conocemos; a los ojos de Dios las acciones todas
118     31|           insistís en creer que mis ojos, mi lengua, mis acciones
119     31|            nos separará. Volved los ojos hacia mí, volvedlos; inútil
120     31|           Elvira, que, perdidos los ojos en el techo y pálido el
121     32|              y en vez de volver los ojos a otra Zelindaja mejor que
122     32|           él y con el desvío de sus ojos el antiguo sistema de su
123     32|         haber visto con sus propios ojos, que habían de comer la
124     32|           en las venas; levanté los ojos, y en una de las ventanas
125     33|      Bravonel, Bravonel, luz de mis ojos! -añadió el montero abarcando
126     35|        Ferrus, como buscando en sus ojos si encerraría alguna intención
127     35|             no se podía leer en los ojos de Ferrus sino la expresión
128     35|                Y un tanto tierno de ojos, que es la razón de verle
129     35|            abierta, y mirándose con ojos aún más abiertos, sin acabar
130     35|            su vida, sin apartar los ojos del punto de donde él se
131     35|           de lágrimas corrió de los ojos hundidos de la encarcelada,
132     35|             exclamó sin apartar los ojos de la figura negra -. Dejadme: ¿
133     35|               añadió levantando los ojos al cielo -. Por piedad -
134     36|                     Llorad, ay, mis ojos, llorad noche y día!~ ~ ~ ~
135     36|                     Llorad ,ay, mis ojos, llorad noche y día!~ ~
136     36|           arrancado lágrimas de los ojos de aquellos que silenciosamente
137     36|           apartando rápidamente los ojos del que acababa de caer.~ ~ -
138     37|        debieron acabar de abrir los ojos a Hernán Pérez acerca de
139     37|             silencio. Leíase en los ojos de Elvira la ansiedad con
140     37|            al cielo las manos y los ojos:~ ~ -Nadie -exclamó con
141     37|    desdichada -levantó entonces los ojos al cielo y añadió para sí
142     37|     desprecia! -bajó en seguida los ojos, y dos farautes, notando
143     38|          como sabéis la niña de mis ojos; no hay mula mejor en la
144     38|           para pasar, y mirando con ojos zainos a un mancebito que
145     38|             continua aflicción, sus ojos hundidos y rodeados de un
146     38|        lumbre, lanzaba rayos de sus ojos y parecía medir con la vista
147     38|             de cuando en cuando los ojos al cielo; no se podía distinguir
148     38|         grito de victoria, alzó los ojos, vio el éxito del combate,
149     38|           inmóvil, ora clavando los ojos con estúpido terror en el
150     38|           Elvira, devorando con sus ojos las facciones del caído -. ¡
151     39|            haber la paga.~ ~ ~ ~Mis ojos sean malditos~ ~ ~ ~Que
152     39|          primer asombro, volvió los ojos hada su señor, y viendo
153     39|           prisionero de creer a sus ojos.~ ~ -Ea, señor -dijo Hernando,
154     39|    espectáculo que se ofreció a sus ojos! Hernando, asomado a una
155     39|           entonces se ofreció a los ojos de doña María y de Elvira
156     39|           tanto, miraba la sima con ojos vidriados, en que se veía
157     40|             que se podía decir. Sus ojos, hundidos en el cráneo,
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