Cap.

 1      9|            hora he de quedar servido. Hernán Pérez, ¿tenéis valor y resolución?~ ~ -
 2     12|           juglar?~ ~ -¡Sí, la siento, Hernán! Aquél nunca desaprueba
 3     12|               se le pusiera por medio Hernán, que más sereno comenzaba
 4     12|           encargué.~ ~ -¿Qué es esto, Hernán? -dijo don Enrique soltando
 5     12|              Dios que nada comprendo, Hernán!~ ~ -Yo infiero, señor -
 6     12|               Yo infiero, señor -dijo Hernán - , que el músico debió
 7     12|             mejor.~ ~ -Vamos de aquí, Hernán. Juro no abrir libro ni
 8     12|           noche anterior; disimulando Hernán la risa que en el cuerpo
 9     15|              temer. Despidió, pues, a Hernán, cuya probidad le incomodaba
10     15|                Una ocasión.~ ~ -Y que Hernán Pérez...~ ~ -Sí; una vez
11     15|                  Sí; una vez impuesto Hernán Pérez su ruina es cierta;
12     17|             Payo Gómez de Sotomayor y Hernán Sánchez de Pazuelos, embajadores
13     17|              le nombraré sucesor.~ ~ -Hernán Pérez -dijo el de Villena
14     17|           asesinato de su esposa.~ ~ -Hernán -dijo en voz baja a su escudero
15     17|             palabras de la tapada - , Hernán Pérez, ¿qué quiere decir
16     17|             qué quiere decir esto?~ ~ Hernán Pérez estaba tan inquieto
17     17|             necesario, señor -replicó Hernán Pérez, adelantándose a recoger
18     17|            vuestro igual; y en tanto, Hernán, alzad el guante por mí.
19     17|              por dirigir a la noche a Hernán Pérez a mi cámara.~ ~ -¿
20     18|               días -le dijo - , señor Hernán Pérez; bien hacéis en venir,
21     18|            mismo y lo veréis.~ ~Abrió Hernán Pérez la mampara inmediata
22     18|           Mira, Jaime, si va lejos ya Hernán Pérez.~ ~ -Tan lejos que
23     18|              oscura. En aquel momento Hernán Pérez era de éstos; el menor
24     18|          maestre, desde que iba a ser Hernán Pérez caballero, y desde
25     21|             momento en que forcejeaba Hernán Pérez con el doncel, sacóla
26     22|         casualidad, empero, quiso que Hernán Pérez, al arrojarse sobre
27     24|            propósitos, no bien estuvo Hernán Pérez restablecido, dirigióse
28     24|          huella de la enfermedad.~ ~ -Hernán Pérez -le dijo don Enrique
29     26|          menos de hacerla temblar.~ ~ Hernán, por su parte, a quien saben
30     26|               perfecto y cumplido que Hernán Pérez. Éste debía ser víctima
31     27|              Jaime! ¿Será posible que Hernán Pérez abrigase la menor
32     27|             está?~ ~ -¡Desdichado! ¿Y Hernán Pérez, señor?~ ~ -¡Ah! Hernán
33     27|         Hernán Pérez, señor?~ ~ -¡Ah! Hernán Pérez no vendrá. Ahora halconeaba
34     27|                No hay quien me mate? ¡Hernán Pérez!~ ~ -¿Qué hacéis?~ ~ -
35     27|             quien se llevó mi dicha. ¡Hernán Pérez!~ ~ -¡Teneos! Macías.
36     27|             pecho. Poco después entró Hernán Pérez. El lector nos perdonará
37     28|        contrario, que no había tenido Hernán Pérez un día que tanto hubiese
38     28|                   He tardado?~ ~ -No, Hernán; antes paréceme que habéis
39     28|             triste, Elvira? -continuó Hernán acariciando al pájaro distraídamente -
40     28|            cabeza y terribles -añadió Hernán -. También está triste este
41     28|                   Sí; Jaime -continuó Hernán Pérez - , yo te llamaré.~ ~ -
42     28|          conseguido apartar de aquí a Hernán Pérez, facilita la salida
43     28|             alocada edad.~ ~ -Pienso, Hernán Pérez -dijo Elvira acercándose
44     28|                    Esposa mía -repuso Hernán Pérez, cuyos deseos de conversar
45     28|          trémula y agitada al lado de Hernán, que cogiéndole una mano
46     28|               vuestro corazón...~ ~ -¡Hernán Pérez! -exclamó asustada
47     28|          precipitándose a los pies de Hernán Pérez.~ ~ -¿Cómo pudiera
48     28|          desmayada sobre el hombro de Hernán Pérez. Un torrente de sus
49     28|               el primer día! -exclamó Hernán Pérez con loco frenesí;
50     29|              de nuevo aquí? -preguntó Hernán Pérez con todo el mal humor
51     29|       sabandija, mal criado -contestó Hernán Pérez -. ¡Ea!, salid.~ ~ -
52     29|             ahoga!~ ~ -Hermosa prima, Hernán Pérez vuelve. Serenaos.~ ~ -¡
53     29|                     Dónde está -gritó Hernán Pérez - , dónde el insolente
54     29|            Elvira -; corre... Teneos, Hernán Pérez... -añadió arrojándose
55     30|               que mi antiguo escudero Hernán Pérez carezca de valor de
56     30|           Elvira es, además, mujer de Hernán Pérez.~ ~ -Cierto; pero
57     30|             ciertamente quien venza a Hernán Pérez.~ ~ -Abenzarsal, ¡
58     31|             su vida peligra; que está Hernán conmigo... Lo que quieras.
59     31|          importa. ¿Que sería de mí si Hernán...? ¿Será él por ventura,
60     31|             exclamó Elvira -. ¡Ah! si Hernán... ¡Oíd..., doncel...! Nadie
61     31|            trepaban por la reja.~ ~ -¡Hernán Pérez! -gritó -. ¡Hernán
62     31|              Hernán Pérez! -gritó -. ¡Hernán Pérez! Heme aquí sin defensa.
63     37|        tenemos para sospechar que fue Hernán Pérez, a quien no le podía
64     37|              repetir que debió de ser Hernán Pérez. Hubo quien aseguró
65     37|            acabar de abrir los ojos a Hernán Pérez acerca de lo que allí
66     37|               podremos afirmar es que Hernán Pérez de Vadillo, de resultas
67     37|            justa demanda del ofendido Hernán, y en consecuencia encargó
68     37| representantes, adelantóse el hidalgo Hernán Pérez de Vadillo, que se
69     37|               dibujaba en sus labios. Hernán Pérez de Vadillo parecía
70     38|           reconocieron ser el hidalgo Hernán Pérez de Vadillo; seguíanle
71     38|             Enrique de Villena. Traía Hernán Pérez vestido sobre su arnés
72     38|            acusadora.~ ~ El rostro de Hernán Pérez, por el contrario,
73     38|               Dirigiéndose en seguida Hernán Pérez de Vadillo, conducido
74     38|            derecho, y éste encontró a Hernán en la babera del almete.
75     38|            fin de la tercera, furioso Hernán Pérez del poco efecto de
76     38|             de incierta lucha, rompió Hernán Pérez su espada en el almete
77     39|               Villena! ¡Ah, fementido Hernán Pérez! ¡De esta suerte me
78     39|             doncel me pertenece.~ ~ -¡Hernán Pérez! -gritó fuera de sí
79     39|         entrambos los combatientes, y Hernán Pérez solo se precipitó
80     39|           esto Hernando, ni menos que Hernán Pérez, dentro ya con su
81     39|               animados de igual furor Hernán Pérez y Macías, cerrados
82     39|           podérselo nadie impedir -. ¡Hernán Pérez! ¡Cesad, bárbaros,
83     39|          tumba!~ ~ No volvió siquiera Hernán Pérez la cabeza; antes más
84     39|               Pieza! ¡pieza!~ ~ Quedó Hernán Pérez mirando cruzado de
85     39|                   Hele ahí! -le gritó Hernán Pérez señalando la zanja - ¡
86     39|        pajecillo echándose al paso de Hernán Pérez -; ¡bárbaro! -y se
87     39|             días, porque el rencoroso Hernán había jurado no volver a
88     40|               no queréis verla, señor Hernán Pérez?~ ~ -No; esos espectáculos
89     40|              amante desdichada, señor Hernán Pérez -dijo riéndose con
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