Cap.

 1      2|             tres interlocutores. El hidalgo hizo plato a su señor, que
 2      2|             situación. Luego que el hidalgo le hubo hecho plato y Ferrus
 3      3|            envidia a la mujer de un hidalgo particular?...~ -¿De qué
 4      7|           ciegamente apasionada del hidalgo; pero desde su boda hasta
 5     13|            pero era en sus acciones hidalgo, y esto es por lo menos
 6     21|      Añadidme ahora que amáis a ese hidalgo...~ ~ -¿Y si os lo dijera
 7     21|             produjo en el pecho del hidalgo la voz acongojada que en
 8     21|       descubrirla.~ ~ -¿Qué hacéis, hidalgo?... -preguntó una voz de
 9     21|            he de seguir -exclamó el hidalgo.~ ~ -No mientras esté yo
10     21|             envainar vuestro acero. Hidalgo, os deslumbra tal vez...~ ~ -¡
11     21|             fuera de sí el irritado hidalgo -; ¡basta! Doncel, respetemos
12     22|             del alcázar el amoscado hidalgo y el impetuoso caballero.
13     22|            pundonoroso espíritu del hidalgo, y haber ignorado completamente
14     22|           la importuna honradez del hidalgo, hubiérase alegrado tal
15     22|       nuestros dos competidores. El hidalgo, al salir por la puerta
16     22|         Paróse al entrar en ella el hidalgo, miró en derredor, y dando
17     22|           pruebas?~ ~ -Para hablar, hidalgo, no necesitábamos habernos
18     22|               Decís bien -repuso el hidalgo, en quien la ira crecía
19     22|       imponerle...~ ~ -Os prevengo, hidalgo, que no me venceréis sino
20     22|           No estoy armado, pero soy hidalgo. Por no haberla recibido
21     22|      Probadlo, pues.~ ~ Bien vio el hidalgo que en balde intentaría
22     22|             punta de su espada:~ ~ -Hidalgo -dijo en voz baja - , teneos; ¿
23     22|                  Nada -respondió el hidalgo, cesando de pronto en el
24     22|   interrumpiesen.~ ~ -¿Interrumpir, hidalgo? ¡Ea!, acabemos de una vez.
25     22|        permitían usar de ella, y el hidalgo reñía con celos. La casualidad,
26     22|        acababa de entender el caído hidalgo cómo le duraba la vida todavía.~ ~
27     22|         teas hubieron reconocido al hidalgo y -a su contrario, matando
28     22|   Pusiéronse a buscar en seguida al hidalgo, pero inútilmente.~ ~ -¡
29     22|           otro lugar; puesto que el hidalgo no parece y que nosotros
30     23|         tierno cuidado del doliente hidalgo; otros personajes de nuestra
31     23|      parecido bien, según ellos, al hidalgo, que aunque no era caballero,
32     23|          tinta, que ni Macías ni el hidalgo pudieron dar lugar a ellas.
33     23|           otro tanto sucedió con el hidalgo, a quien quiso arrancar
34     24|          restablecía diariamente el hidalgo de sus heridos; el cuidado
35     24|            temor, pero en balde. El hidalgo, fuese por amor propio,
36     24|             curiosidad. Creyendo el hidalgo, también, que su esposa
37     24|        podrá decir impunemente a un hidalgo: «No ha lugar a pacto entre
38     24|          aún, viviría? -contestó el hidalgo pudiendo disimular apenas
39     25|           cofradía. Era preciso ser hidalgo por parte de padre y madre,
40     25|           don Enrique de Villena el hidalgo Fernán Pérez; habíale entrado
41     25|      verdadera contrición del noble hidalgo. Hecha, su confesión, y
42     25|           veía a Elvira, esposa del hidalgo, cubierta con un velo, al
43     25|            silencio, arrodillóse el hidalgo ante la reverenda persona
44     25|          prometía ser como el noble hidalgo.~ ~ Alzóse entonces alegre
45     25|       levantarse la dama. Tendió el hidalgo los brazos naturalmente
46     25|    tendiendo entonces los brazos al hidalgo. Éste, empero, poniendo
47     25|            largo.~ ~ -Como gustéis, hidalgo -repuso el caballero con
48     25|           la vida de nuestro celoso hidalgo.~ ~ ~ ~
49     26|             ciego los celos como al hidalgo. Entretanto trataba con
50     26|            desde el punto en que el hidalgo había llegado a concebir
51     26|    sinsabores. El mísero no veía al hidalgo, no veía el mundo que le
52     27|        tardar muy poco en entrar el hidalgo; impelido, sin embargo,
53     28|          situación y el diálogo del hidalgo reinaba.~ ~ Comenzó éste
54     28|        lágrimas inundó el pecho del hidalgo; de esas lágrimas de hiel
55     28|          Elvira -dijo arrebatado el hidalgo de ternura y de entusiasmo - ,
56     29|           prima de sacar de allí al hidalgo.~ ~ -Sería el paje, señor,
57     29|     sabandijas en ese cuarto, señor hidalgo -repuso el pajecillo prontamente -;
58     29|           salió precipitadamente el hidalgo, y el paje, vuelto hacia
59     29|             saldráse con la suya el hidalgo, y el pájaro no se escapará.~ ~ -¡
60     29|             acababa de separarse el hidalgo, y dirigiéndose en seguida
61     29|    facilidad hemos engañado al buen hidalgo? ¡Ah! Yo necesitaba tener
62     29|         Decidme vos si no -gritó el hidalgo - , ¿hay en esto, señora,
63     29|             con voz descompuesta el hidalgo, que comenzaba a sospechar
64     29|              abrazando los pies del hidalgo, y dando su frente pura
65     31|        viesen juntos. Sabéis que el hidalgo está con Su Alteza. Adiós.~ ~ -
66     37|       representantes, adelantóse el hidalgo Hernán Pérez de Vadillo,
67     38|           todos reconocieron ser el hidalgo Hernán Pérez de Vadillo;
68     39| precipitarse en ella, desasióse del hidalgo, a tiempo que caía hecha
69     39|          los circunstantes sobre el hidalgo, no pudiendo éste llegar
70     39|        Villena, acaudilladas por el hidalgo, que había peleado con desesperación,
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