Cap.

 1      1|      Navarra; y sólo con el rey moro de Granada sostenía una
 2      2|     Madrid, el antiguo castillo moro, la pobre y despreciada
 3      3|         puede inspirarnos ni el moro granadino ni el portugués,
 4      4|    tranquilidad con que deja un moro sus pecados en el agujero
 5      9|        Dios me perdone! Como un moro.~ ~ -¡Oh! entonces -decía
 6     10|    campo -gritaba, al campo del moro, al Manzanares; allí los
 7     10|     casa corriendo el Campo del Moro en busca de su robada Elena
 8     16|               Viendo aquesto un moro viejo~ ~ ~ ~Que solía adivinar...~ ~ ~
 9     16|    derribada, el rayo contra el moro de Granada se extinguió.
10     32|       en tiempos anteriores, un moro, mago si jamás los hubo,
11     32|         había sido el flaco del moro encantador y descomunal.
12     32|       la siguiente historia. El moro había amado en sus lucidos
13     32|      sexo leal y encantador. El moro, que debía de haber sido
14     32|        pócima, así quedaban del moro enamoradas como si en el
15     32|  hubiera habido otro hombre, ni moro ni cristiano. Entonces entraba
16     32|    venganza; entonces el pícaro moro hacíase de pencas y dejábalas
17     32|    injurias y ternezas; pero el moro había aprendido tan bien
18     32|       mora más bien que varón y moro. Todo lo más que solía decirlas
19     32|    prometí yo acaso? -añadía el moro haciendo el olvidadizo.~ ~ -¿
20     32|              Ved que mi muerte, moro mío, será obra de tu rigor -
21     32|   concluía entonces el redomado moro cogiendo un abanico e imitando
22     32|         que había ardido por el moro; desde entonces no perdonó
23     32|     llamándose andana el astuto moro, dio dos zapatetas en el
24     32|      gemía, y volvía siempre al moro, pero decía él:~ ~ -¡Ay,
25     32|         mía, es tarde!~ ~ -¡Ay, moro! -le decía Zelindaja.~ ~ -
26     32|         es tarde -contestaba el moro, afectando dolor y sentimiento.~ ~
27     32|             No había querido el moro que Zelindaja muriese como
28     32|         su delirio al rencoroso moro.~ ~ De aquí la tradición
29     32|        igualmente aborrecido el moro y maldecidos su nombre y
30     32|       habremos de abogar por el moro, en primer lugar porque
31     32|    efectivamente otro delito el moro que engañar a sus amantes,
32     32|  inculpación alguna al inocente moro.~ ~ Enfrente del castillo,
33     32|       nigromántico que el mismo moro del castillo. ¿Y qué se
34     32|    muchas veces la historia del moro mago y de la mora Zelindaja
35     32|       de hacer una visita a ese moro y a esa señora Zelindaja?...~ -¿
36     34|  alcaide nuevo del castillo del moro, por su arrogancia y su
37     35|       estaban encantados por el moro del castillo o si habrían
38     35|   ligero rasguño en la mano del moro que fundó este maldito castillo.
39     37| trigesimoséptimo~ ~ ~ ~ ~El rey moro de Granada~ ~ ~ ~Más quisiera
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