Cap.

 1      5|        propio de un inferior, y a la luz de una mortecina lámpara
 2      6|              de esta manera, daba la luz de lleno en el rostro de
 3      6|               de vuestro deber dar a luz pública nuestro diálogo,
 4      8|            ver, volveos; poneos a la luz de la luna. Por el alma
 5     13|             entendimiento un rayo de luz.~ ~ -No hay más recurso -
 6     13|              noticia que pudiese dar luz sobre lo ocurrido a la desconsolada
 7     15|        Israel! Comprendo; un rayo de luz acaba de iluminarme, y la
 8     15|     circunstancias que derraman gran luz sobre mis ideas. Mañana
 9     17|             en cuanto Su Alteza  a luz un príncipe. De esa suerte
10     21|          supersticiosa visita.~ ~ La luz que alumbraba la habitación
11     21|          escalera retorcida. Daba la luz en parte sólo de su rostro,
12     22|             que alcanzaba a ver a la luz de las teas, al atrevido
13     24|         esposa doña Catalina diese a luz un príncipe digno de suceder
14     25|              crepúsculo o a la opaca luz de la luna. Apenas quedaba
15     25|              ojos de su deslumbrante luz, por más que los cierre,
16     28|              armas, que no tenía más luz que la que del salón inmediato
17     29|              mí? ¿Sacáisme aquí a la luz por si no veo bien allí
18     31|              ropa una linterna, cuya luz proyectó sobre un pergamino
19     32|            daba de sí más aceite que luz. Pendíase unas veces de
20     32|          Peransúrez - , llevarnos la luz, que supongo no nos pondréis
21     32|              la conversación como la luz. A oscuras vemos aquí más
22     32|            otro trago, que aún queda luz en nuestros bolsillos para
23     32|         salir las voces, se veía una luz, pero una luz pálida y blanquecina
24     32|            se veía una luz, pero una luz pálida y blanquecina que
25     33|             en la habitación con una luz en la mano; ocultéme debajo
26     33| efectivamente, y al resplandor de la luz que llevaba en la mano vi
27     33|            se hubo apartado el de la luz, que no pude ver quién fuese,
28     33|             Ah! ¡Bravonel, Bravonel, luz de mis ojos! -añadió el
29     34|       tristísimo son. No recibía más luz aquel cavernoso nicho que
30     34|              agujero conductor de la luz, que dejamos descrito, divisábanse
31     34|        oscuridad, veía el doncel una luz arder en lo interior de
32     35|            se divisaba la misteriosa luz desde los alrededores de
33     35|               prosiguió acercando la luz a su semblante.~ ~ -¡Ella,
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