Cap.

 1      2|        III en esta humilde villa, llegó el principal de los viajeros
 2      3|       estando~ ~ ~ ~Su marido que llegó:~ ~ ~-¿Qué hacéis la blanca
 3      3|  caballero del negro penacho, que llegó esta mañana al alcázar.~ ~ -
 4      6|         murmullo que confusamente llegó a sus oídos dio indicios
 5      8|        estancia y sin ser sentido llegó hasta la puerta exterior
 6      8|           y nada volvió a oír.~ ~ Llegó el ay dolorido a los oídos
 7     11|        que del trono le separaba, llegó con rostro apenado, y doblando
 8     13|      situación la sacase. Por fin llegó el momento deseado, y el
 9     13| Inútilmente?~ ~ -Sí, pero por fin llegó.~ ~ -¿Llegó? ¿Con que no
10     13|          pero por fin llegó.~ ~ -¿Llegó? ¿Con que no era él el?... ¡
11     13|  Inexplicable fue su dolor cuando llegó a sus oídos la funesta nueva,
12     16|       Abenzarsal contó, en cuanto llegó a su aposento, las relucientes
13     18|         sombras y emplazamientos. Llegó, por fin, a la cámara de
14     22|        feroz expresión de alegría llegó Abenzarsal a noticiar al
15     23|     Quitáronla el manto en cuanto llegó y el antifaz, y pudo entregarse
16     23|        brazo de su tosco montero, llegó a las puertas de Madrid
17     25|     colgada del cuello la espada, llegó, seguido de los padrinos,
18     27|              el paso que di... si llegó a cerciorarse de que era
19     30|                   Estando en esto llegó~ ~ ~ ~Uno que nuevas traía.~ ~ ~ ~-
20     31|        constancia y fidelidad.~ ~ Llegó el paje entretanto a Elvira
21     32|           Será de la pandilla que llegó ayer y que esperó fuera
22     33|          el doncel Macías. Cuando llegó, sin embargo, la nueva del
23     35|          vuestra salida de Madrid llegó a la Corte la nueva de los
24     37|       existencia.~ ~ La nueva que llegó a la Corte el día mismo
25     38|         caballero y del mariscal; llegó éste al tablado de los jueces,
26     39|          él. Casi al mismo tiempo llegó doña María de Albornoz y
27     39|            y su cuerpo destrozado llegó a lo profundo de la sima,