Cap.

 1      2|        precipitarse sobre él con el venablo aguzado y rendirle en tierra
 2      5|   descansadamente, y la punta de mí venablo, le enseñarían la salida
 3      5|             agudo acero de su mismo venablo.~ ~ -Callaré; pero antes
 4      9|            trató de hablar; pero mi venablo no le dio todo el espacio
 5      9|             él cayó en el fango; mi venablo le había pasado por la frente,
 6     12|        hacerle el miedo que vuestro venablo, señor escudero. Tiene algo
 7     14|            por sí sola a tiro de tu venablo.~ ~ Alzó la frente el consternado
 8     21|            su diestra mano un agudo venablo, entraron en la pieza inmediata
 9     21|           contra el cual disparo mi venablo.~ ~ -¿Niegas tú, pues, la
10     22|             En su vida ha cogido un venablo.~ ~ -¡Ea! Hernando, esas
11     32| desencantaríamos con la punta de un venablo al mago y a cuantos magos
12     33|            fiar de mi brazo y de mi venablo el logro de mi intento.
13     33|           clavarle en tierra con un venablo, como quien bohorda, más
14     33|             quién he de disparar el venablo, que se me escapa él solo
15     35|            con tal primor.~ ~Por mi venablo que se os entiende de cazar
16     35|                  Dios proveerá y mi venablo -repuso Hernando, componiéndose
17     35|         Armado cada uno de un agudo venablo, y llevando en la mano izquierda
18     35|          cuando tenía en la mano su venablo y al lado su fiel Bravonel,
19     36|      respondió Hernando lanzando su venablo, el cual fue recto a clavarse,
20     36|            el pecho y sacó de él su venablo ensangrentado con la diestra
21     36|             con la diestra mano. El venablo, al salir del cuerpo, dejó
22     39|           del Cid. A mí me basta un venablo. Salgamos.~ ~ -¿Adónde,
23     39|          señor. Llega y probarás mi venablo.~ ~ -¡A él, amigos a él! -
24     39|           esfuerzo, atravesó con el venablo a dos de los que más cerca
25     39|         temerosos de que clavase el venablo en su alcaide a la menor