Cap.

 1      5|  Hernando la puerta, y Jaime el pajecillo, a quien enviaba el conde
 2      7|       manifestación del medroso pajecillo.~ ~ -¿Y don Enrique te lo
 3      7| posesión no creía natural en el pajecillo, había fijado notablemente
 4      7|        procedencia; dejósele el pajecillo y se acabó la contienda
 5     10|  terribles dudas.~ ~ El taimado pajecillo, entretanto, al oír saltar
 6     13|        ojos; pero cuando vio el pajecillo que no parecía nadie, ni
 7     13|         la mano del inteligente pajecillo con expresión de gratitud,
 8     18|     reprimenda no osó hablar el pajecillo.~ ~ -Mira, Jaime, si va
 9     23|       interrupciones con que el pajecillo cortaba de cuando en cuando
10     27|   involuntariamente la mano del pajecillo, que continuó:~ ~ -Yo os
11     27|      reflexivo y meditabundo al pajecillo, que no veía muy claro qué
12     27|      esto, salió el inteligente pajecillo, bien resuelto a ejercer
13     27|        es tiempo ya -repitió el pajecillo, mirando por entre los coloreados
14     27|    agolpado a sus ojos, rogó al pajecillo, no menos asustado que ella,
15     28|       una deshecha borrasca. Al pajecillo íbasele un color y veníasele
16     29|       descomunal el atolondrado pajecillo, según las palabras de aquel
17     29|        señor hidalgo -repuso el pajecillo prontamente -; nadie entra
18     31|      que el mismo, el mismísimo pajecillo Jaime, a quien tan apurado
19     31|      que yo...~ ~ -¿Qué hablas, pajecillo? Acaba.~ ~ -¡Ah! no, si
20     37|      puerta para dar entrada al pajecillo, o a su mismo esposo, únicos
21     37|        éste, con su inseparable pajecillo, aquella misma noche. Decidióse,
22     38|       lado, vestido de gala, el pajecillo Jaime, que de ver llorar
23     39|              Bárbaro! -gritó el pajecillo echándose al paso de Hernán
24     39|        ella; tanto, que el fiel pajecillo, desesperado de la pérdida