Cap.

 1      1|        a gala tenía; a la menor sombra de pretendida ofensa corría
 2     14|         un ser sobrenatural, la sombra acaso de la misma condesa;
 3     15|      esfera terrestre, haciendo sombra a mis vastos planes, son
 4     18|   enlutada no podía ser sino la sombra misma de la condesa. ¡Jesús! ¡
 5     18|        oído realmente, la menor sombra que se hubiera puesto delante
 6     18|       de su escudero.~ ~ -Es su sombra, señor, es su sombra -repuso
 7     18|         su sombra, señor, es su sombra -repuso Vadillo, mirando
 8     18| componer su semblante.~ ~ -¿Qué sombra? -replicó don Enrique -.
 9     18|               Vuestra esposa es sombra? ¿Qué decís?~ ~ Temblaba
10     18|       Ferrus - , sino...~ ~ -La sombra de la condesa -concluyó
11     18|       concluyó Vadillo.~ ~ -¿La sombra de la condesa? ¡Ésa es buena! -
12     18|       ved de tocar siquiera esa sombra, que como la toquéis, y
13     28|         con placer a la pérfida sombra del nogal.~ ~ También el
14     32|      día, quedase a lo menos su sombra recorriendo perpetuamente
15     32|       tierra por más señas, una sombra blanca, recorriendo, toda
16     32|       ponérsele por delante una sombra, más larga que una esperanza
17     35|     sobre ellos aquella extraña sombra, que no era otra cosa lo
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