Cap.

1      3|       suficiente para acallar el hambre; y lo poco que comía, malo,
2      3|     sardinas, Silda consolaba el hambre con un par de ellas, asadas,
3      4|      desnuda, puerca y muerta de hambre, amén de echar pestes contra
4      8|       literatos! ¡Pu! Bambolla y hambre... A cosa más sólida debe
5     10|         no es cosa de morirse de hambre llevando la casa llena de
6     15|       que meterse en la cama con hambre. Pues lo que toca a la mía
7     28| Felizmente, no le atormentaba el hambre; y con algo de lo que le
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