Cap.

1     12|         del impulso de sus propios corazones. Pero había otros miramientos
2     14| inteligencias más sutiles y en los corazones mas aguerridos, ¿cómo habían
3     25|       tanto, aquí no tenía más que corazones que se gozaban en verle
4     28|            con la serenidad de los corazones impávidos, desalojaban,
5     29|           alegría y los latidos de corazones sin tortura; que las piadosas
6     29|            ley de Dios, que quiere corazones agradecidos y lenguas sin
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