Cap.

1      3|      la esperanza de que aquel grito áspero y penetrante tuviera
2      4| enfermo, al oír en la calle el grito de ¡arriba! del deputao,
3     11| reñules!...~ ~ Silda no dio un grito ni lanzó un solo quejido,
4     24|     mano, no, aunque pongas el grito en el cielo; porque mucho
5     27|        te saco al carrejo... y grito para que nos oigan!...~ ~ -
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