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Alfabética [« »] luego 46 lugar 17 lugares 5 luisa 60 luisilla 7 lujo 6 lumbre 6 | Frecuencia [« »] 61 son 61 tarde 60 alta 60 luisa 60 podía 59 eran 59 les | José María de Pereda Sotileza Concordancias luisa |
Cap.
1 11| La niña, que se llamaba Luisa, era un endeble barrunto 2 11| uno con higos pasos para Luisa y los otros dos con aceitunas, 3 13| sesiones de arte casero asistía Luisa cuando no estaba en el colegio, 4 13| Ahora el piloto -añadía Luisa.~ ~ Y el piloto se pintaba 5 13| con marinerazas -replicó Luisa con mucho retintín.~ ~ Andrés 6 13| su tertulia le componían Luisa y Andrés. Algunas veces 7 13| sus aventuras marítimas, y Luisa atendía a la pintura y a 8 13| Bitadura por la razón de ser Luisa hija de su madre, tan celosa 9 14| Tolín. Para entonces era Luisa lo que prometió ser de pequeña: 10 14| tarde con estas libertades; Luisa se ponía nerviosa de ira 11 14| deshacerse la tertulia, Luisa se encerraba en su cuarto 12 17| hallóse tope a tope con Luisa, emperejilada ya con todos 13 17| qué te importa? -respondió Luisa, pasando de largo.~ ~ Andrés 14 17| desconcertado la sequedad de Luisa.~ ~ Tanto, y tan sentido, 15 17| habitación, y la voz de Luisa que decía:~ ~ -¡Que nos 16 17| Andrés ofreció el suyo a Luisa con grandes recelos de recibir 17 17| Andrés, muy cerquita de Luisa, para dejar mayor espacio 18 17| Vuelta a ofrecer el brazo a Luisa, porque don Venancio había 19 17| se atrevió a aconsejar a Luisa que continuara apoyada en 20 17| sus amorosos pensamientos. Luisa y Andrés iban delante de 21 17| crujir la seda del vestido de Luisa, zarandeando los pliegues 22 17| pliegues de su falda, y Luisa entonces, muerta de miedo, 23 17| por mucho que sople.~ ~ Y Luisa se agarraba a dos manos; 24 17| la calle trasera, dijo a Luisa, como para tranquilizarla, 25 17| tarde.~ ~ A lo que respondió Luisa inmediatamente y sin el 26 17| mismo capote. No temió que Luisa le hubiera oído..., pero 27 17| porque le iba llevando Luisa al terreno de las impertinencias 28 17| tarde?~ ~ -Hombre -respondió Luisa muy resuelta - , a punto 29 17| daban asco», siempre que Luisa se convenciera de que él 30 17| no me importa! -exclamó Luisa, con un sacudimiento que 31 17| Pues me importa -remachó Luisa con voz algo alterada y 32 21| vigilaba...; las amenazas de Luisa, que podían cumplirse a 33 27| Alta en los momentos en que Luisa, dejando caer el tenedor 34 27| aspavientos de Tolín...; y Luisa, cuya inapetencia continuaba 35 27| Apresuróse Tolín a abrir, y entró Luisa de puntillas, con la palmatoria 36 27| visita.~ ~ Tolín se sentó, y Luisa se quedó de pie delante 37 27| No quiero sentarme -dijo Luisa - ; hablo mejor así, de 38 27| explicarse.~ ~ -A eso voy -dijo Luisa, con más deseos que valor 39 27| parte.~ ~ -Como siempre, Luisa, como siempre -añadió un 40 27| veremos lo que sale.~ ~ Luisa miró a su hermano con un 41 27| Pues me parece muy mal, Luisa, ¡muy mal!... Tan indecente 42 27| con franqueza...~ ~ -No, Luisa, no... No he visto nada 43 27| temblaban los labios, pálidos, a Luisa, y Tolín se la quedó mirando, 44 27| en su cara.~ ~ -¿Sabes, Luisa -la dijo, sin dejar de mirarla 45 27| Aprensiones de qué, Tolín? -repuso Luisa, dispuesta, no solamente 46 27| inocente de Dios! -exclamó Luisa, lanzando las palabras de 47 27| confiesas con esa frescura, Luisa! -dijo el otro haciéndose 48 27| Pero es posible, Luisa, que tú, tan fría con todos 49 27| Bien a la vista lo tienes, Luisa. ¡Te quemas por quien ni 50 27| ha sido necesario.~ ~ -¡Luisa! ¡Tú no estás en tus cabales! ¡ 51 27| Serías capaz de intentar eso, Luisa..., de perder la cabeza 52 27| te vaya ocurriendo...~ ~ -Luisa, ¡Luisilla de los demonios! 53 27| noches en un suspiro...»~ -¡Luisa, canario! -dijo entonces 54 27| par de banderillas. Pero Luisa, sin hacer caso maldito 55 27| por ahí te pudras.»~ ~ -¡Luisa!~ ~ -Y por cierto, grandísimo 56 27| vida del ocho de bastos, Luisa!... ¡Déjame hablar, o te 57 27| Liencres. De pronto dejó Luisa de llorar, y dijo resueltamente 58 27| irresolución le encogía. Habló a Luisa nuevamente en este sentido, 59 27| hay que hacer -insistió Luisa sin cejar un punto - no 60 29| intimidad con que departían Luisa y Andrés en uno de los balcones