Cap.

 1     11|            La niña, que se llamaba Luisa, era un endeble barrunto
 2     11|           uno con higos pasos para Luisa y los otros dos con aceitunas,
 3     13|    sesiones de arte casero asistía Luisa cuando no estaba en el colegio,
 4     13|            Ahora el piloto -añadía Luisa.~ ~ Y el piloto se pintaba
 5     13|           con marinerazas -replicó Luisa con mucho retintín.~ ~ Andrés
 6     13|           su tertulia le componían Luisa y Andrés. Algunas veces
 7     13|         sus aventuras marítimas, y Luisa atendía a la pintura y a
 8     13|       Bitadura por la razón de ser Luisa hija de su madre, tan celosa
 9     14|           Tolín. Para entonces era Luisa lo que prometió ser de pequeña:
10     14|        tarde con estas libertades; Luisa se ponía nerviosa de ira
11     14|            deshacerse la tertulia, Luisa se encerraba en su cuarto
12     17|            hallóse tope a tope con Luisa, emperejilada ya con todos
13     17|         qué te importa? -respondió Luisa, pasando de largo.~ ~ Andrés
14     17|       desconcertado la sequedad de Luisa.~ ~ Tanto, y tan sentido,
15     17|            habitación, y la voz de Luisa que decía:~ ~ -¡Que nos
16     17|           Andrés ofreció el suyo a Luisa con grandes recelos de recibir
17     17|            Andrés, muy cerquita de Luisa, para dejar mayor espacio
18     17|        Vuelta a ofrecer el brazo a Luisa, porque don Venancio había
19     17|           se atrevió a aconsejar a Luisa que continuara apoyada en
20     17|         sus amorosos pensamientos. Luisa y Andrés iban delante de
21     17|      crujir la seda del vestido de Luisa, zarandeando los pliegues
22     17|            pliegues de su falda, y Luisa entonces, muerta de miedo,
23     17|          por mucho que sople.~ ~ Y Luisa se agarraba a dos manos;
24     17|           la calle trasera, dijo a Luisa, como para tranquilizarla,
25     17|       tarde.~ ~ A lo que respondió Luisa inmediatamente y sin el
26     17|         mismo capote. No temió que Luisa le hubiera oído..., pero
27     17|             porque le iba llevando Luisa al terreno de las impertinencias
28     17|       tarde?~ ~ -Hombre -respondió Luisa muy resuelta - , a punto
29     17|           daban asco», siempre que Luisa se convenciera de que él
30     17|            no me importa! -exclamó Luisa, con un sacudimiento que
31     17|           Pues me importa -remachó Luisa con voz algo alterada y
32     21|       vigilaba...; las amenazas de Luisa, que podían cumplirse a
33     27|        Alta en los momentos en que Luisa, dejando caer el tenedor
34     27|         aspavientos de Tolín...; y Luisa, cuya inapetencia continuaba
35     27|  Apresuróse Tolín a abrir, y entró Luisa de puntillas, con la palmatoria
36     27|       visita.~ ~ Tolín se sentó, y Luisa se quedó de pie delante
37     27|           No quiero sentarme -dijo Luisa - ; hablo mejor así, de
38     27|    explicarse.~ ~ -A eso voy -dijo Luisa, con más deseos que valor
39     27|           parte.~ ~ -Como siempre, Luisa, como siempre -añadió un
40     27|            veremos lo que sale.~ ~ Luisa miró a su hermano con un
41     27|            Pues me parece muy mal, Luisa, ¡muy mal!... Tan indecente
42     27|           con franqueza...~ ~ -No, Luisa, no... No he visto nada
43     27|   temblaban los labios, pálidos, a Luisa, y Tolín se la quedó mirando,
44     27|            en su cara.~ ~ -¿Sabes, Luisa -la dijo, sin dejar de mirarla
45     27| Aprensiones de qué, Tolín? -repuso Luisa, dispuesta, no solamente
46     27|         inocente de Dios! -exclamó Luisa, lanzando las palabras de
47     27|        confiesas con esa frescura, Luisa! -dijo el otro haciéndose
48     27|                   Pero es posible, Luisa, que tú, tan fría con todos
49     27|         Bien a la vista lo tienes, Luisa. ¡Te quemas por quien ni
50     27|            ha sido necesario.~ ~ -¡Luisa! ¡Tú no estás en tus cabales! ¡
51     27|      Serías capaz de intentar eso, Luisa..., de perder la cabeza
52     27|          te vaya ocurriendo...~ ~ -Luisa, ¡Luisilla de los demonios!
53     27|        noches en un suspiro...»~ -¡Luisa, canario! -dijo entonces
54     27|           par de banderillas. Pero Luisa, sin hacer caso maldito
55     27|           por ahí te pudras.»~ ~ -¡Luisa!~ ~ -Y por cierto, grandísimo
56     27|           vida del ocho de bastos, Luisa!... ¡Déjame hablar, o te
57     27|           Liencres. De pronto dejó Luisa de llorar, y dijo resueltamente
58     27|   irresolución le encogía. Habló a Luisa nuevamente en este sentido,
59     27|            hay que hacer -insistió Luisa sin cejar un punto - no
60     29|        intimidad con que departían Luisa y Andrés en uno de los balcones
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