Cap.

 1      2|        Se lo dio a mi madre una señora del muelle... Yo creo que
 2      7|      instante de llegar, con su señora y su hijo, de la misa de
 3      7|       de África; mucho menos la señora y las hijas de un comandante
 4      7|       oído que, en una casa, la señora debe ser siempre la persona
 5      7|       no quedaba en la sala una señora, y salía detrás de la última
 6      8|         donde quieras.~ ~ -¡Sí, señora! -respondió Bitadura volviéndose
 7     11|  capitán, y hasta la encopetada señora del comerciante había dado
 8     11| imponían y amedrentaban más una señora y una casa como las de don
 9     11|       al portal de Tolín.~ ~ La señora de don Venancio Liencres
10     11| insípida, pero no tanto como la señora de Liencres; al cabo, era
11     11|        miradilla que le echó la señora al hablar a su hijo. El
12     11|         esos de a cuarto.~ ~ La señora le puso higos en lugar de
13     11| Inglaterra..., cuando no de una señora de comerciante del Muelle...
14     13|       la obra, don Venancio, su señora, su hija, la doncella...,
15     13|    tropezarse a lo mejor con la señora de don Venancio, tan seria
16     17|        a casa. Da el brazo a la señora o a su hija, cuando salgáis
17     17|         Andrés que saludar a la señora de don Venancio, que, aunque
18     17|      don Venancio no soltó a su señora, ni Tolín a la señorita
19     17|       su trato; los humos de su señora bien a la vista estaban,
20     18|       fría e impasible, dueña y señora de sus impenetrables sentimientos,
21     24|        y que no pierda sueño la señora marquesa del pingajo... ¡
22     25|       me diera llevándome a ser señora a su lado, con la honra
23     27|    rodeado de su familia, ni su señora pudo resistir un solo momento
24     27|       monosílabos de asco de su señora y aspavientos de Tolín...;
25     27|        don Venancio; recogió su señora y guardó en el aparador
26     29|       chocolate, de parte de la señora!... Vamos, que no se cansan...
27     29|     mala idea, pregúntale a esa Señora si yo soy mujer de faltar