Cap.

 1    Ded|          me ha desanimado de tal suerte, que he estado a punto de
 2      2|        medias de seda blanca, de suerte que parecía un sol.~ ~ La
 3      2| descifraba el cadete.~ ~ De esta suerte, entre temporadas de pelar
 4      2|          a sus soldados. De esta suerte logró D. Fadrique tener
 5      6|         por la punta.~ ~ De esta suerte pudo muy bien nuestro D.
 6      7|     curiosidad de verla. De esta suerte, de improviso, vino D. Fadrique
 7      8|     disgusto y prosiguió de esta suerte:~ ~ -No te ofendas Clarita.
 8      8|          como un azogado.~ ~ -De suerte que Doña Blanca es quien
 9     10|          D. Casimiro.~ ~ De esta suerte se pasaron diez días, que
10     11|         terror sobrecogió de tal suerte el ánimo de D. Valentín,
11     11|      Blanca:~ ~ -¡Maldita sea mi suerte!~ ~ Y no bien lanzada la
12     12|      naturalmente lo que de otra suerte se malogrará acaso, con
13     13| remediará el mal causado.~ ~ ¿De suerte que no hay más que cruzarse
14     16|          se había anulado de tal suerte, que nadie en el lugar llamaba
15     16|         la autoridad que de otra suerte hubiera tenido. Consejo
16     18|  disfrutar de la hacienda que la suerte y la ley les otorgaban,
17     19|       con sus padres.~ ~ De esta suerte, Clarita hubo de tranquilizarse
18     19|          Cómo comprender de otra suerte que yo, educada con tanto
19     20|        que profesaría. Y esto de suerte que la promesa no pareció
20     21|        de no ser querido de otra suerte, todos en el lugar, lejos
21     24|          estaba condenada por la suerte o a sacrificarse o a ser
22     24|         que donde V. dice por la suerte, digo yo por el pecado,
23     25|   religión verdadera?~ ~ De esta suerte se atormentaba D. Fadrique
24     27|       cariño. Hallándome de esta suerte, nuevos y extraños sentimientos
25     28|     preocupación incesante de la suerte de Clara, a quien amaba
26     30|        de los cuidados en que la suerte de su amiga la había tenido,
27     30|  Comendador se acostumbró de tal suerte a aquel dulce magisterio,
28     30|        allí fulguraban, sobre la suerte de los recién casados y
29     30|          y quizá sobre la propia suerte.~ ~ Lucía, dando un suspiro
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