Cap.

 1    Ded|        siguió en libertad y mi seco espíritu se atuvo a la razón severa.~ ~
 2      2|          sino de tener un hombre el espíritu tan serio, que apenas halla
 3      3|                 Cada siglo tiene su espíritu, que se esparce y como que
 4      4|          había en todo.~ ~ Sobre el espíritu y la materia, sobre la vida
 5      4|           la serenidad y viveza del espíritu mucho más joven, le entró
 6      8|          exterior que distraigan su espíritu de la contemplación íntima
 7     16|            hasta ese punto sobre un espíritu estéril e ingrato; y lo
 8     17|        advertirlo ahora a mi propio espíritu, o bien al de otra persona
 9     18|    apasionadas sus meditaciones. Su espíritu analítico le presentaba,
10     18|            Para un hombre lleno del espíritu del siglo XVIII, alimentado
11     20|            que el perpetuo roce del espíritu de Doña Blanca con el de
12     22|            el vuelo remontado de su espíritu y le hiciesen caer de pronto
13     22|             aún el Comendador en el espíritu de aquel ser querido y comunicaba
14     23|         tranquilidad y serenidad de espíritu, sanos su cuerpo y su alma,
15     24|      funesto, ha infundido V. en su espíritu que está predestinada a
16     24|              como atormentada de un espíritu maligno. Yo me lo sabía.
17     25|         fugitivo deleite dejé en su espíritu un torcedor, una horrible
18     25|         sangriento azote con que el espíritu la castiga, rompe todo freno
19     26| misantrópica exaltación del ser del espíritu por cima de todo deleite,
20     27|           obscuro y tenebroso de su espíritu estaba suavemente iluminado
21     27|            Lucía; el desorden de mi espíritu, los extraños impulsos de
22     27|             alma y han hecho que mi espíritu dude más de sí. Me he llenado
23     27|   perversidad, tan pecaminoso es mi espíritu de contradicción, que han
24     28|              El reposo relativo del espíritu de Doña Blanca cuando pensó
25     28|            firmes que ella; pero su espíritu vacilaba y no se aquietaba
26     30|          que ocultaban el fervoroso espíritu de verdadero amor.~ ~ Don
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