Cap.

 1      2|   maravillada y santiguándose: -¡Ay, hijo de mi alma, para muy
 2      7|       cumbre del Parnaso.~ ~ ~ ~¡Ay Clori! ¿Qué demencia te
 3      8|    poesía y Clara en prosa?~ ~ -¡Ay, es verdad! ¡Qué distraída
 4      8|        cuando yo la conocí.~ ~ -¡Ay, tío! ¿Y la veía V. con
 5     10|     ahora en tan amargo trance. ¡Ay, mi querida Lucía! El corazón
 6     19|     Mirtilo; inmenso por Clori. ¡Ay, tío, tío! ¿Si querrá V.
 7     27|         los demás no tenga?~ ~ -¡Ay, querida Lucía; el desorden
 8     27|          me dejas penetrar.~ ~ -¡Ay! -exclamó Clara - , apenas
 9     28|       infeliz has sido! Y él... ¡ay! él... no puede ser impío
10     30| alambicadas discreciones.~ ~ ~ ~¡Ay, candorosa Filis! ¿No comprendes~ ~ ~ ~
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