Cap.

1     12|     médico de almas, aunque duro y feroz a veces en los remedios.
2     12| clase de hombres había sido duro de veras el P. Jacinto.
3     13|   chancees conmigo. Ya está duro el alcacer para zampoñas.~ ~ -¿
4     17|     hubiera perdonado, y mi duro pecho y mi diabólico orgullo,
5     18|  que el mal? El remedio era duro; pero D. Fadrique comprendía
6     20|     de pecadora, y de aquel duro yugo que desde la infancia
7     28|     El pulso era vibrante y duro. El lado izquierdo del pecho
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